VI
Chapter 6:-
Días después ...
Rosé entró a esa cafetería haciendo que la mayoría de las miradas se las ganara por su presencia. Avergonzada, bajo la cabeza y se acercó a la mesa donde cada sábado se juntaba con cierta persona, quien para su mala suerte, siempre llegaba tarde y ese día, no había sido la excepción.
Pasaron alrededor de diez o quince minutos y no se veía nadie por la calle, pues era otoño y él frío era insoportable.
Ya había perdido la cuenta de cuantas tazas de té había pedido anteriormente. Bufando, se incorporó dejando dinero sobre la mesa y salió del local chocando de frente con el hombre que debía estar con ella hace un rato.
La chica solo pasó por su lado ignorándolo, escuchando como él la seguía mientras le daba excusas y suplicaba que lo escuchara. Ella paró en seco sus pies solo para encararlo y decirle que se fuera, no quería seguir escuchándolo.
-Siempre es lo mismo contigo Jimin.-soltó agriamente.-tú me invitas y eres quien llega tarde. Llevamos saliendo a escondidas hace tres semanas, todos los fin de semana que podría estar haciendo cualquier otra cosa la paso contigo, pero tú, ... No veo que hagas un esfuerzo por esta relación.
-Quería llegar a tiempo pero, ... .-trato de decir, mas ella, lo detuvo negando.
-Guárdatelo, quizás otro día quiera discutirlo pero ahora, no quiero verte la cara.-ajustó la correa de su bolso y nuevamente le dio la espalda.-nos vemos en clases. Adiós.
La rubia se marchó sin decir más y él se quedó ahí, sin pan ni pedazo.
Vio la hora en su celular, dándose cuenta que lo más seguro, ésta no se la perdonaría tan fácil.
Una vez llegó a casa, se dispuso a barrer el camino de pétalos de rosas desde la entrada hasta su habitación y apagó las velas sobre la mesa junto a una cena especial para ambos.
Esa noche era su noche, y él como idiota y no saber organizarse bien con los tiempos, lo había echado todo a perder.
-Soy un imbécil.-murmuró dejándose caer como un saco de papas sobre el sofá.-tal vez, no era para hoy.
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Lunes, durante el medio día ...
Las chicas se encontraban almorzando después de haber terminado con la clase de matemáticas, donde tres de ellas se sentían inquietas ante la actitud distante y fría de Rosé.
-Rosie, linda, ¿qué sucede? ¿por qué tienes esa cara? .-preguntó Jennie frente a la joven rubia.
-No, nada de que preocuparse unnie. Estoy bien.-afirmó sonriente.-me voy primero, debo ir a la biblioteca a buscar un libro que necesito urgente, permiso.
A medida que avanzaba y se perdía entre los demás estudiantes, las chicas no le quitaron la mirada de encima mirándole curiosas.
-Desde hace días que está así, ¿qué crees que tenga Lisa? .-volvió a decir la segunda Kim, a lo que la Tailandesa se encogió de hombros no sabiendo nada.
-Eres su mejor amiga, deberías hablar con ella.-dijo la mayor del grupo apoyando sus palabras.
-Bien, lo intentaré.-acepto ya que veían muy mal a Park.
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Rosé ingreso al silencioso lugar encontrándose con algunos de sus compañeros y uno que otro alumno de otro curso estudiando concentrada mente en silencio.
Ella para no ser menos, se perdió entre los estantes con diversos libros buscando uno en especial. Al no encontrarlo, fue hasta la bibliotecaria quien le indicó que el que necesitaba estaba en la última sección provocando que hiciera una mueca de disgusto, pues a nadie le gustaba ir a ese lugar ya que estaban todos los tipos de literatura revueltos y tardaría demasiado en encontrarlo.
-Ay no, no voy a alcanzar si voy ahora.-mascullo viendo la hora en el reloj digital arriba del estante.-¿podría dejar la biblioteca abierta en la tarde?, por favor.-suplico sonriente.-prometo cerrarla como se debe y darle las llaves al guardia.
-Solo porque te miras desesperada, entendido.
La estudiante asintió moviendo su cabeza rápidamente y sin decir más, la misma mujer le hizo entrega de las llaves que le servirían para más tarde.
Ya al termino de sus clases, ella fue la primera en separarse, ya que no quería llegar por la noche a casa y ser regañada por sus padres.
Al llegar a la biblioteca, esta se encontraba totalmente en silencio y sin ningún alma rondando, por lo que aprovechó a sus anchas en buscar el dichoso libro de cálculo entre los variados estantes del lugar.
Supuso que ya había pasado un largo rato, pero nunca pensó que serían las seis de la tarde y no lo encontrara.
Resignada, se apoyó con fuerza en sobre uno de los tantos estantes provocando que algunos del otro corredor se cayeran, llamando su atención ante una palabrota masculina.
Queriendo saber de quién se trataba, caminó hasta el pasillo anterior, sorprendiéndose al ver a su profesor de deportes quejándose ante el golpe en la cabeza.
-¿Tú me golpeaste? .-cuestionó al sentirse observado pestañeado a dolorido.
-Técnicamente, fue aquella enciclopedia, no yo.-señalo el gordo libro en su mano derecha.
-¿Cómo un cuerpo tan pequeño puede tener tanta fuerza? .-soltó sin medir sus palabras haciendo que desviara la mirada avergonzada.-perdón, no pensé antes de abrir la boca. En todo caso, ¿qué estás haciendo aquí tan tarde?
-Eso mismo te iba a preguntar. Lo siento, estamos en la escuela y debo hablarle con respeto.-se retractó golpeándose levemente los labios.-no sabía que estaba usted aquí, creí estar sola.
-Aun no respondes a mí pregunta.
Ella río por lo bajo.
-Qué no es obvio, estoy buscando un libro de cálculo. He bajado un poco mis calificaciones, por eso ... .-mascullo lo último con una mueca disgustada.-pero como nunca lo encontré, ahora me voy.-se acercó a él ágilmente e hizo entrega de las llaves del lugar.-antes de irse, cierre bien las puertas y deje las llaves en dirección. Nos vemos mañana profesor Park.
-Espera Chaeyoung.-la detuvo antes de que pudiera dar el tercer paso.-¿por qué me estás evitando? .-preguntó dejando un silencio entre ambos.-Ro, no respondes a mis mensajes ni llamadas, ni siquiera quisiste participar en clases. ¿Qué sucede? .-quiso saber, a lo que la menor negó moviendo su cabeza lentamente.
-Me tengo que ir, es muy tarde.-dijo para después soltarse y correr hasta la salida.
Jimin la siguió, o esto intentó, pero al tener que ser responsable y dejar con seguro la biblioteca, perdió por completo el rastro de la estudiante.
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Mientras iba de camino a la parada de autobús, una fuerte lluvia abrazadora la cubrió de pies a cabeza obligándola a correr desesperada hasta algún lugar para cubrirse.
-¿Por qué tengo tan mala suerte? .-dijo haciendo una mueca disgustada.
Sintió su bolsillo vibrar y sin siquiera mirar la pantalla acepto, ya sabía quién era.
-Estoy esperando el autobús, mamá.-respondió rodando los ojos.-si, pronto llegara, no te preocupes. Bien, nos vemos en casa, adiós.-rápidamente corto y bufo mientras negaba.
Aun no lograba comprender el por qué sus padres trataban de controlar tanto su vida. Desde que era una estudiante de primaria siempre estaba estudiando, hasta en las fechas especiales solo recibía libros de estudio avanzado, clases extras y correcciones de profesores particulares, muy al contrario de sus amiguitos o vecinos que podían salir libremente para jugar, mientras ella estaba encerrada en aquellas cuatro paredes totalmente aislada del mundo.
Cuando al fin logro tener un poco de libertad, fue cuando conoció a sus mejores amigas en segundo de secundaria. Ellas la ayudaron a salir poco a poco de ese caparazón que se interponía entre ella y la vida social, y como olvidar al culpable de sus noches en vela y sueños subidos de tono, Park Jimin, quien no solo se había adueñado de sus besos sino también, de su cálido corazón.
-Me gustas mucho, profesor Park.-musito totalmente avergonzada.-ay, pero qué estoy murmurando, que vergüenza.-escondió sus mejillas sintiéndolas calientes de tan solo pensar en él.
-¿Todavía por aquí? .-escucho claramente desde la acera, era Jimin conduciendo su llamativo auto negro.-¿quieres que te lleve?
-No, no gracias, estoy bien así.-negó junto a una sonrisa radiante.-puede seguir su camino, nos veremos mañana en clases.
El mayor sonrío levemente y quitándose el cinturón de seguridad fue hasta ella, y sin siquiera decir mucho o más bien pronunciar palabra alguna, la ingresó al auto como su acompañante de copiloto.
-No debió haberlo hecho, ¿y si alguien nos viera juntos? .-comento alterada mirando hacia todas direcciones.-Jimin-ssi, ¿me escuchó o se está haciendo el loco?
-Mi audición es correcta, pero si me distraigo por solo un segundo, podría provocar un accidente, ¿no lo crees?
-¿Eh?, no entiendo, ¿con qué se distraería? .-cuestiono frunciendo el entrecejo un tanto confundida.
-Con tu belleza innata, Roseanne.
Una vez más, la fémina volvió a bajar la mirada mientras jugaba nerviosamente sus dedos, Jimin sonrío sutil colocando su diestra sobre el muslo acariciándolo bajo la falda escolar.
-¿Estaría bien si llegas un poco tarde a casa? .-pronuncio casi en suplica, ella abrió la boca, pero no pudo decir nada, él se había adueñado de sus labios callándola con un casto beso.-realmente, estoy tratando de no perder la cordura y tomarte aquí mismo, Rosie.
-Jimin ... .-musito sintiendo como poco a poco sus mejillas iban tomando un color carmesí.-y-yo ...
-¿Estás segura de que no quieres escaparte conmigo? .-propuso mientras le daba cortos besos en distintos puntos del rostro como del cuello, alarmándola.
En cuando sintió como mordisqueaba su cuello, soltó un dulce gemido y tan solo basto una mirada llena de lujuria para saltar a sus brazos y comenzar a desnudarse ahí mismo sin vergüenza alguna.
Al cabo de unos minutos, ambos estaban en la parte trasera del auto besándose fogosamente siendo omisos al exterior, olvidándose por completo del mundo como de sus preocupaciones del qué dirían o pensaran los demás de ellos.
-Eres tan hermosa.-pronunció acariciándole la menuda cintura haciéndola sonreír coqueta.-realmente me vuelves loco, princesa.
Rosé deslizó su diestra hasta los cabellos del hombre peinándolos hacia atrás, dándole una apariencia más sensual y atractiva para ella. Entreabrió sus rosados labios tratando de regular su respiración, pero lo único que recibió fue un profundo y apasionado beso por parte del deportista quien ya había perdido la cabeza y poca cordura que tenía en ese minuto.
El tiempo pasó lento para ellos, pero para los demás, concurría a la normalidad. Desde el exterior, se veía como un auto común y corriente que estaba estacionado a la espera de alguien, muy a lo contrario que verdaderamente sucedía, pues la pareja se hallaba haciendo de las suyas sin miedo a ser descubiertos.
-¿Quieres que me detenga? .-dijo al momento de acomodarse entre las piernas de la menor.
-Ni de puta coña.-mascullo aferrándose al cuerpo contrario con deseo carnal.-hazme tuya como la primera vez.
-Entonces no digas más.
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Minyoung se paseaba inquieta por la sala pensando, en el por qué Rosé aun no llegaba. Su mirada fue hasta el reloj de pared, solo para darse cuenta que eran cerca de las nueve de la noche, preocupada, tomo su cartera y se dispuso a salir de casa. Al llegar al recibidor y tratar de colocarse sus zapatos, se dio con la sorpresa de que la pequeña rubia ingresaba chocando con ella.
-M-mamá ... .-musitó entre nerviosismo y sorpresa.
-¡Por dios, niña! ¡¿me tenías en ascuas!? ¡¿acaso no viste la hora qué es?! ¡¿es muy peligrosa la ciudad de noche?! .-la regaño casi quedándose sin aliento.
-Perdóname, me quede haciendo... un trabajo en la biblioteca pública.-dijo mordiéndose el labio al pensar en lo sucedido con Jimin hace solo una hora atrás.-estoy cansada. Iré a ducharme y dormir, descansa.
-Tú también.-comento sin quitarle la mirada de encima.
Frunció el ceño al pensar en muchas posibilidades de la tardanza de su hija, y del por qué ha estado actuando tan distante cuando ella no era así.
-¿Habrá pasado algo malo con sus amigas?
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Después de ese día, los encuentros entre ambos se habían vuelto más seguidos y pasionales. Se veían a escondidas sin importarle mucho de las consecuencias ni del qué dirían los demás, para Rosé, estar entre los brazos de su ser querido era lo que más le importaba en esos momentos olvidándose por completo de sus responsabilidades.
Rosé
Rosé
¡Roseanne Park!
Ante el grito, despertó asustada dándose cuenta que se había quedado dormida en plena clase de historia. Su profesor la miraba molesto mientras sus compañeros se burlaban de ella y sus amigas la observaban preocupadas.
-Perdón señor Kim.-susurro bajando la cabeza avergonzada, pues se había quedado dormida pensando en su último encuentro pasional que había tenido con el profesor de deportes en el escritorio de su despacho.
-¿Perdón? ¿eso es lo único que tienes para decir? .-gruño haciéndola sentir mal.-mira este examen, fuiste la peor calificación del aula, dime, ¿para qué asistes a clases si vives en las nubes?
-Lo siento ... .-murmuro apretando con fuerza su falda escolar.-pondre más atención en su clase.
-Eso espero.-aclaro, para luego dejarle sobre su pupitre el tan asqueroso examen ante sus ojos.-tienes cero puntos, debería darte vergüenza ante tal resultado.
La fémina solo pudo bajar la cabeza ante la mirada preocupante de sus amistades, sobre todo la de Jisoo, quien hace un tiempo atrás se había percatado de la distracción de la rubia y aún más, con la cercanía de cierto hombre que siempre la rondaba y observaba sin que Rosé se percatara.
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A la salida, Chaeyoung se quedó en el salón repasando una y otra vez los ejercicios que su profesor le había dejado como tarea. Estaba tan concentrada en ello, que nunca se percató que Jimin estaba apoyado sobre el umbral mirándola con una sonrisa al verla fruncir el ceño ante un pequeño error y pucherear tras ello.
En un tonto descuido, su bolígrafo cayó al suelo llamándole la atención y con ello se dio cuenta de la presencia masculina mirándole con sorpresa.
-J-jimin-ssi.-musito anonadada.-crei que ya ... se había ido a casa.
El castaño sonrío acercándose lentamente a ella con paso seguro, y en tan solo un pestañeo ya estaba a solo centímetros del rostro femenino.
-¿Podria irme tan tranquilo sin mi beso de despedida? .-ante sus palabras la rubia se sonrojo con fuerza sintiendo como sus mejillas se iban calentando poco a poco.-Rosie, te quiero.-musito acariciándole los mofletes con suma dulzura, ganándose una mirada tierna por parte de la menor.
-... Yo también te quiero.-confeso dejando salir aquella presión que hace unos días la estaba atormentando, pues no se atrevía a declararse ante un rechazo.
Jimin sonrío ampliamente y solo basto un intercambio de miradas para que ambos acortaran la distancia tomando los labios uno del otro, demostrando que sus sentimientos eran más que sinceros y se correspondían de la misma manera.
Quiero estar contigo siempre
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Al salir del edificio tomados de las manos y exclusivamente sus dedos entrelazados, se percataron que no hubiese nadie cerca ni que los viesen juntos para irse tranquilos. Aunque para su mala suerte, en ese mismo instante desde el nublado cielo comenzaron a caer finas pero molestas gotas, obligándolos a correr hasta el conocido auto del profesor.
-¿Te llevo a casa? .-cuestiono mientras encendía el motor y ella se colocaba el cinturón de seguridad.
-... Hoy no hay nadie en mi casa.-musito con vergüenza al mismo tiempo que desviaba la mirada.-papá salió de viaje por su trabajo y mi madre, visito a mis tíos que viven en Ilsan.-tras terminar de hablar, un relámpago ilumino el cielo y el estruendo asusto a la rubia obligándola a bajar la cabeza y cubrirse los oídos, comenzando a temblar por el terror que la había inundado.
-Ro, ¿estás bien? .-pregunto nuevamente solo ganando silencio por parte de la menor.-princesa ...
-No me dejes sola, por favor, quédate conmigo.-suplico tomando con fuerzas las manos del hombre, quien solo asintió besándole los dorados cabellos con cariño.
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Para cuando llegaron al apartamento de Park, lo primero que hizo Rosé fue inspeccionar cada rincón de la casa con curiosidad, pues era la primera vez que entraba en ella.
Habían decidido ir hasta el complejo del deportista, para evitar malos comentarios por parte de sus vecinas o que pensaran que estaba aprovechando la ausencia de sus padres para llevar gente a casa.
Jimin llegó a su lado, encontrándola observando unas de las tantas fotografías familiares en la pared.
-Mis padres viven en Busan.-comento haciéndola brincar del susto.
-Creí que tardarías un poco más.-dijo, tratando de controlar los latidos de su corazón.
-Te traje esto.-le extendió una sudadera y unos vaqueros cómodos para que se cambiara.-quizás te queden un poco holgados.
-No, está bien.-acepto las ropas provocando que sus manos se rozaran sutilmente.-el baño ... .-musitó con las mejillas levemente sonrojadas.
-Puedes usar el de mi habitación.-señalo sonriente.-vamos.
Sin pensarlo dos veces la tomó de la mano y guio hasta el cuarto nombrado. Una vez allí, le permitió entrar mientras le decía que cocinaría algo para ambos entre tanto, ella acepto sin pronunciar palabra alguna encerrándose en la fría habitación.
Al cabo de unos minutos volvió a reunirse con el dueño de casa, el cual ya estaba por terminar la cena, a lo que Rosé sonrío imaginándose por un segundo una vida junto al mismo hombre.
-¿Rosé, estás bien? .-la llamo estando cerca de ella, casi invadiendo su espacio personal.
La menor se alejó asustada y sumamente avergonzada por su cercanía, todavía le costaba asimilar que sus sentimientos eran correspondidos y ella seguía siendo tímida ante él.
-Te estaba llamando, pero creo que estabas en otro mundo.-se burló acariciándole la mejilla tiernamente.-te miras preciosa.-musito contra la boca de ella, provocando que su respiración se acortara por su actuar.
-J-jimin, la comida ...
-Eso puede esperar.
Dicho lo último, ataco a Rosé como si fuese un animal salvaje tomándola entre sus brazos llevándola con prisa hasta su propio cuarto. Una vez allí, la lanzo a la cama escuchando claramente un jadeo por parte de la menor, y él sin pensarlo demasiado se aventuró a deshacerse de sus propias ropas como las de ella, dejándola solo en bragas ganándose la mirada placentera de la rubia como la imagen sexi de sus cabellos sueltos y desordenados en las almohadas.
Rosé rodeo el cuello acercándolo hasta su rostro tomando los labios del mayor desenfrenadamente, demostrándole que iba enserio con él y pelearía contra viento y marea para salir adelante.
Entre caricias, besos fugases y hambrientos, Jimin alargo su mano mostrándole la cantidad de condones que mantenía en aquel cajón del buró, sorprendiéndola por los diversos colores y hasta sabores de estos.
-¿Cuántos tienes pensado usar? .-dejo caer con cierta timidez.
-Los necesarios para que me supliques por más y utilices en silla de ruedas.-confesó, para luego lanzarse como una bestia sobre ella tomándola sin pensar en las consecuencias de aquella oculta relación.
Este hombre me vuelve loca
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Momo
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