【Ⅳ】

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❝𝐓𝐫𝐚𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫𝐚𝐬❞
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La musica se detuvo, la gente estaba entrando en panico y los asistentes de Darkwood intentaban contener a la bestia suelta en el escenario.

Sabia que esto traería consecuencias para todos, empezando por mi.

—Ray...

Quise ir para ayudarlo, no queria que esto fuera un desastre como el que mató a Hikaru y los demás.

—¡¿Que haces?!—preguntó Emma, tomando de mi mano.

—____, esta podria ser nuestra oportunidad de escapar.—dijo Susan, tomando de mi otra mano.

—¿Q-que? ¡No voy a escapar!—me zafé de sus agarres con un movimiento brusco.

Todos mis amigos me miraron como si hubiera perdido la cabeza. Pero ellos no lo entendían, aún no conocían a Ray.

Ellos deseaban escapar, yo tambien.

Pero Ray tambien. No era justo dejarlo ahí, no seria justo abandonarlo mientras él está en problemas.

—¡¿Enloqueciste?! —me cuestionó Susan, frunciendo el ceño de lo que reconocí como frustración—¡Podriamos escapar ahora y Darkwood no tendria tiempo de perseguirnos con ese licántropo suelto!

—¡Si lo hacemos Ray pagará las consecuencias!

—¡¿Hablas en serio?! ¡No tendremos otra oportunidad como esta!—Susan intentó tomar mi mano, pero me negué de inmediato.

—Señorita ____, ¡Sea racional!—exclamó Hyun como si fuera una suplica, mientras la cabeza de su gemelo fruncía el ceño.

—Hyun tiene razón, debemos huir ahora que tenemos la oportunidad.—dijo Anna.

Ellos parecían decididos a escapar, pero tambien a dejar a un miembro del circo atrás a cambio de su libertad.

Comencé a preguntarme si esto pasó antes, si ellos dudaron en dejarme aqui cuando el plan de Hikaru habia funcionado.

—¡¿Acaso pensaron lo mismo sobre mi ese dia?!—pregunté, algo más alterada de lo que deberia—¿Acaso ustedes querían irse y Hikaru los convenció de ir a buscarme?

—_____...eso era diferente.—Susan intentó tomar de nuevo mi mano.

—¿En que sentido?—quité mi mano y comencé a caminar hacia el escenario—Huyan si quieren, yo me quedaré por Ray.

—Bien...hazlo ¡Quédate si quieres!—exclamó Susan, mientras yo le daba la espalda—Creo que Darkwood te lavó el cerebro, quédate con él y su circo si eso quieres.

Ignoré sus palabras, tambien el dolor que me habian causado.

No seria capaz de dejar en este lugar a alguien, nadie merecía ser abandonado aqui. Tal vez por eso me habia detenido a liberar los sacrificios aquel dia en vez de buscar a Hikaru y escapar a tiempo como era planeado.

En el fondo, mi corazón seguía dominando mis acciones.

—¿Ray?—busqué con la mirada, encontrando a mi amigo en medio del escenario mientras destripaba a uno de los asistentes de Darkwood.

Comencé a pensar de que en el fondo reconocía a los asistentes, quienes lo trajeron a este infierno. Con ese pensamiento y mi suerte, corrí y tomé el altavoz que Darkwood habia dejado caer en el suelo.

Podía ver al maestro de ceremonias en lo alto de las gradas, junto al publico. Darkwood estaba asustado, supongo que por primera vez en su vida temía ser una presa.

—Probando...uno, do-...agh, que tonta.—me di cuenta de que el altavoz estaba apagado y lo prendí para luego dirigirme hacia Ray—¡Oye, tú! ¡Ray, por aqui!

El grito funcionó, Ray comenzó a dirigirse hacia mi.

Corrió tan rapido que apenas pude tener tiempo de responder. Me dirigí hacia su jaula y me quedé en una esquina, viendo como la bestia se acercaba a mi con el hocico lleno de sangre y los ojos violeta brillando.

Retrocedí, mis piernas temblaban. Pero claro, si esto salía mal...estaba por morir despedazada por uno de mis amigos ¿A quien no le asustaría?

Ray se lanzó hacia mi, estampando mi cuerpo contra el suelo.

Atrapó mis hombros entre sus patas y sus garras comenzaron a perforar mi piel.

Era extraño, no sentia dolor pero si sentia miedo, demasiado miedo.

—R-ray...soy yo.—le dije, intentando que me reconozca. Sabia que él no tenia control de su transformación, pero tambien sabia que él estaba por ahí en el fondo.—¡Soy yo, _____!

—¡¡Cierren la maldita puerta!!—gritó Darkwood.

Uno de sus asistentes tomó la suficiente valentía de acercarse y cerrar la jaula, conmigo dentro todavia.

Genial, Darkwood estaba sacrificándome. Le importaba un carajo su favorita.

Ray acercó su cabeza e intentó morderme, pero interpuse mis manos justo en su hocico abierto. Pude ver sus dientes afilados tan cerca de mi y su aliento con el olor fresco de la sangre erizándome la piel.

—Escúchame bien, Ray.—empujé su cara, pero mis brazos temblaban—Si voy a morir en este lugar, no quiero que sea por ti...¡Asi que reacciona de una vez!

Mi vista se nubló por las lagrimas amontonadas que empezaban a derramarse, sabia que esto ya no tenia sentido y aún así seguía luchando.

Cerré los ojos y dejé caer mis brazos, mientras una sola pregunta aparecía en mi mente.

¿Por que seguía luchando?

De pronto sentí un peso encima, un cuerpo cayendo sobre mi. Abrí los ojos de golpe, era Ray en su forma humana.

—¿E-eh? ¿Ray?

Escuché un "Lo siento" escapando de sus labios antes de que caiga inconsciente.

Lo siguiente que escuché, y que me aturdió, fueron los gritos de la gente junto a sus aplausos.

Todos gritaron mi nombre, creían que habia sido todo parte del show.

—¡Y luego los socios dijeron que invertirían el doble en este circo!—Darkwood me revolvió el cabello, mientras revisaba unos papeles que seguramente eran contratos—Lo admito, pensé que ibas a morir.

No respondí, solo observaba a Ray en la camilla del laboratorio. Estaba descansando y tenia heridas por todos lados, desinfecté sus heridas mientras Darkwood seguía parloteando.

—Todos hablaban de ti, ____.—comentó, aparentemente feliz—Dijeron que eras una especie de Hada o Ángel inmortal porque tu vida corrió peligro cada vez que apareciste en el show ¿No crees que es una buena imagen para vender?

—¿"El hada inmortal del circo"?—alcé una ceja—Solo hada bastará, suena menos exagerado.

—El hada del circo...—Darkwood se recostó en su asiento, mirando a la nada o simplemente armando alguna especie de escena mental en su cabeza—Suena bien.

—Creo que seria una buena idea ponerles apodos a todos, ya sabe, para que el publico pueda familiarizarse con ellos.—me levanté solo para buscar algunas vendas en alguno de los cajones donde Darkwood guardaba las cosas de primeros auxilios.

—¿Apodos?

—Si. Apodos.—reafirmé, mientras sentia como Darkwood me seguía con la mirada—¿Tienes vendas? No las encuentro por ningún lado.

Darkwood apuntó en silencio al ultimo cajón, donde encontré las vendas y regresé a mi asiento al lado de la camilla de Ray.

—Te preocupas mucho por él ¿No?—preguntó, llevándose una mano al mentón—Incluso arriesgaste tu vida para contenerlo.

—Si él causaba problemas, ibas a matarme de todas formas.

—Eres lo suficientemente lista para saber que no puedo matarte.—respondió de inmediato.—Y aún así regresaste por él, aunque arriesgaste tu vida.

—¿El objetivo de tu experimento no es hacerme inmortal?

—¿Y si él te contagiaba?

—Okay, admito que no pensé mucho en ese momento.—suspiré—Fui muy...impulsiva.

—De todas formas, este desastre causó una gran impresión y solo por eso no mataré a tu perro.—sonrió de una forma muy amable y forzada.

—¿"Mi perro"?—formé una mueca pero Darkwood se rio de mi expresión.

—Ya que la única que puede controlarlo eres tú, entonces te harás cargo de él.—explicó, dejando los papeles encima de una mesa junto a algunas cosas que utilizaba en los experimentos.—Y hablando de roma...

—¿Eh?

Darkwood sonrió de lado, levantándose de su silla.

—Los dejaré a solas.—se marchó despues de aquellas palabras.

—Uhg...

Escuché a Ray quejarse y volteé rápidamente hacia él. Trataba de sentarse, parecia mareado.

—¿Te sientes mejor?—acomodé la camilla, para que pudiera estar sentado y apoyar su espalda tranquilamente.

Él no respondió, solo miró alrededor como si tratara de averiguar donde estaba.

—Estamos en el laboratorio de Darkwood.—dije, volviendo a mi asiento.

Ray miró sus manos, aún tenían sangre seca que no era de él. Tocó su rostro y miró su ropa, donde viera siempre habia sangre.

—Mierda...—masculló, flexionando sus rodillas solo para apoyar sus brazos y esconder su rostro entre estos.—Soy un monstruo.

—Ray...

—¿A cuantos maté esta vez?

—Eso no importa ahor-

—¡Claro que importa!—interrumpió, alzando la cabeza—No recuerdo nada de lo que hice y cada vez que recupero la consciencia siempre hay sangre en mis manos ¿Quieres restarle importancia al asunto? ¡No sabes lo que se siente!

—¿Qué no lo se? Yo tambien maté una persona hoy.

—¡Al menos lo hiciste estando consciente!

—¡Y eso es lo peor!—exclamé, levantándome de la silla por una especie de impulso.—¡Tenía la capacidad de hacer algo para salvarlos y no lo hice! ¿Sabes por qué? ¿Lo sabes?

Ray se quedó en silencio, observando como un par de lagrimas volvían a caer involuntariamente por mi rostro.

—Yo no...yo no puedo hacer nada. Tengo que seguir ordenes, tengo que actuar dia y noche...pero comienzo a pensar que esto es inútil.

Me dejé caer en la silla, mientras tapaba mi rostro. No quería que Ray me viera llorar, no de nuevo.

Mi garganta formaba lentamente un nudo, mi voz empezaba a quebrarse. No habia llegado a tal punto desde que Hikaru habia muerto, no me sentia así desde que lo vi morir frente a mi.

—¡Tuve la oportunidad de largarme de este infierno, pero no lo hice!...no queria dejarte atrás.—dije en voz baja—Estoy cansada de esto, de que mis propios amigos duden de mi...y de que en el fondo yo tambien.

Tal vez habia dejado que mis sentimiento se acumulen y estaban desbordándose en el peor momento.

—¿Y si en el fondo estoy convirtiéndome en lo que Darkwood quiere?

Ray no habia dicho nada en todo este tiempo, pero sentí su mano acariciar mi cabello lentamente y alcé la cabeza como reflejo.

—Ambos somos unos monstruos, ¿Eh?—sonrió de lado, no como si intentara reconfortarme, más bien parecia resignado y dolido.

—Lo somos...supongo.—limpié mis lagrimas con mis manos, mientras Ray volvía a recostarse en la camilla.

—No eres como ese imbécil, no debes preocuparte.—dijo él, pareciendo mucho más tranquilo a este punto—Si lo fueras, no hubieras regresado a ayudarme. Arriesgaste tu vida por mi, eso es algo que solo tú harias.

Esta vez, fui yo la que se quedó en silencio.

—Yo...lo siento, no debí haberte gritado.—dije, en voz baja.

—Descuida, yo grité primero.—se encogió de hombros.

—Ambos tuvimos una noche dificil, tal vez solo debemos descansar.—suspiré, un poco resignada.—Y...eh...¿Ray?

—¿Mmh?

—No eres un monstruo, se que debe ser dificil para ti...pero en serio, no es tu culpa no controlar tu transformación.

Ray me observó unos segundos, lo que causó un pequeño silencio incomodo.

¿Ya conté que Ray suele tener una expresión fría todo el tiempo? Parecia que su rostro estaba hecho de hielo, desde que lo conocí siempre miraba a todos de mala manera.

Pero durante esos segundos en los que me observaba, su expresión cambió y sus ojos se suavizaron un instante.

—Eres de las pocas personas que me lo dijo.—bajó un poco la mirada.

Tomé las vendas de hace rato y me acerqué a él para comenzar a envolver sus brazos en las zonas con heridas.

—Adivino, ¿Tus padres tambien te lo dijeron?

Me congelé en ese momento, no se suponía que debiera decir eso con tan poco tacto.

—...Si, ellos me lo dijeron.—respondió—Pero en ocasiones pensaba que era porque se sentían culpables.

—¿Ellos tuvieron la culpa de tu contagio?—pregunté rápidamente.

Despues de unos segundos y el rostro de Ray volteando hacia mi, tapé mi boca.

—L-lo siento, estoy acostumbrada a ser directa con Darkwood...no es mi intención sacarte información, no eres él.—solté un suspiro y regresaba a envolver el resto de sus heridas—No tienes que contarme nada si no quieres.

Ray negó con la cabeza suavemente.

—No, esta bien.—dijo él—Creo que no tengo problema si se trata de ti.

Creo que fue la primera vez que me acercaba tanto a alguien en este lugar. Desde la muerte de Hikaru, habia tomado distancia de mis amigos por el plan y por la culpa que sentía.

Pero Ray era diferente, siempre lo fue de alguna manera. Él no dudaba de mi como los demás, tal vez dejó de dudar despues de saber que renuncié a mi oportunidad de huir solo por él.

Y tal vez por eso me encariñé tanto con él en el tiempo que estuve en ese circo.

—Entonces...déjame entender ¿Tus padres investigaban sobre licantropía y uno de los sujetos te atacó?

—¿Es dificil de creer?

—N-no...pero...¿Qué pasó despues?

—Cerraron la investigación y abrieron otra, una para encontrar la cura a la licantropía.—se encogió de hombros.—Luego de un tiempo, ocurrió un extraño incendio y me secuestraron.

—¿Darkwood?

—No exactamente. Despues del secuestro, me vendieron en una subasta y Darkwood me compró.—aclaró él.—El resto de la historia ya lo sabes.

—Entiendo...—comencé a ponerme algo incomoda, no sabia que decir. Al menos mi vida antes del circo fue buena, en cambio, Ray sufrió incluso antes de llegar.

Antes de que pensara en como romper el silencio que se habia formado, Ray se levantó rápidamente como si fuera un reflejo en él.

—¿Escuchaste esto?

—Ray...tus orejas...—por alguna razón, tenia el impulso de querer tocar sus orejas como si de verdad fuera un perrito. Creo que cualquiera tendria ese impulso.

—Si, lo sé, deja eso y ven.—saltó de la camilla y tomó mi mano con apuro antes de salir del laboratorio.—Creo que son tus amigos.

En cuanto salimos, nos encontramos con Darkwood.

—Sabes que él no puede ver la luna.

Ray retrocedió, pero yo me quedé a observar las manos ensangrentadas de Darkwood.

—¿Dónde estuvo?—pregunté, alzando la vista.

—Te haré una pregunta, ____.—ingresó al laboratorio y buscó algo entre los cajones donde guardaba sus herramientas—¿Tú...quieres vivir?

—¿Qué tipo de pregunta es esa?—fruncí el ceño, fijándome que Darkwood tomaba entre sus manos un cuchillo.

—Tu no huiste a pesar de que tenias una oportunidad, a diferencia de los demás que no dudaron en intentar escapar.

Por un momento lo habia olvidado, tuve una pequeña discusión con mis amigos por eso, ¿Significa que los habian atrapado?

—¿Que...les hizo?

—¿Olvidas que es lo que le hago a los niños desobedientes?—se acercó a mi, con una pequeña sonrisa espeluznante y el cuchillo que aún seguía en su mano—Vamos, tengo algo que mostrarte.

Tomó mi mano, pero antes de que pudiera avanzar tuvo que voltear para mirar a Ray.

—Dejaremos a tu perro en el camino.

—Pedazo de...—antes de que Ray termine su frase, tomé su mano y negué con la cabeza.

Entendió bien el mensaje, porque me siguió en silencio hasta que lo dejamos en su jaula. Estuvo todo el camino mirando hacia el suelo, pues él sabia que la luna llena aún estaba presente y parecia que no deseaba transformarse de nuevo.

Una vez que dejamos a Ray, Darkwood me llevó hasta otro lugar.

Reconocí la carpa de inmediato. No por la apariencia, porque no tenia nada de peculiar en su aspecto, sino por la sensación que me producía. Era el lugar donde Darkwood descargaba su ira.

—_____, debo decir que eres especial. No causas problemas, no te resistes en los experimentos y incluso me ayudas a mejorar el circo.

—Vaya al grano, señor Darkwood.

Él soltó una pequeña, y casi insonora, risa desde sus labios.

—Quiero que seas algo más que un simple miembro del circo, quiero que un dia te hagas cargo de este lugar si yo no estoy.—me entregó el arma, dejando restos de sus manos con sangre en el mango del cuchillo.

—¿Está diciendo que...?—bajé mis ojos hacia el cuchillo, esto rápidamente me estaba dando nauseas.

—Yo heredé este lugar de mi padre y él lo heredó de su padre. Este lugar tiene generaciones de historia.—posó una mano en mi espalda y ambos avanzamos hacia la carpa.—Pero hay una tradición a seguir.

Verifiqué la expresión de Darkwood, parecia emocionado por lo que pasaría y eso hacia que sus palabras sean genuinas.

Ese tipo de verdad me iba a heredar el maldito circo.

Si lo pensaba bien, eso era mejor que mi objetivo. Yo queria ganar su confianza ¿Pero heredar este lugar?

Yo podria ponerle fin a todo esto, literalmente a todo este sistema. Desde el circo, el laboratorio hasta liberar los sacrificios y a mis amigos.

—¿Qué es lo que tengo que hacer?—miré mi reflejo en la hoja del cuchillo.

Darkwood acercó su mano a mi mentón y me obligó a alzar la mirada.

Delante de mi estaban mis amigos, sentados de nuevo en esa asquerosa ruleta rusa.

Todos estaban atados nuevamente, con cintas en sus bocas y los ojos vendados.

En el suelo habia sangre fresca, así que fue facil deducir que Darkwood ya los habia castigado de alguna otra manera.

—La tradición es matar a alguien nosotros mismos, alguien a quien le tengamos cariño.—se inclinó hacia mi desde atrás, susurrándome al oído—Se que en el fondo los quieres, asi que...gira la ruleta.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo ¿En que pensaba cuando acepté ese cuchillo?

—N-no puedo hacer eso-

—Puedes matar solo a uno de ellos o rechazar mi oferta...y yo giraré la ruleta más de una vez.—dijo Darkwood, de nuevo en mi oído.—Asi que tu decides, preciosa.

Mis manos temblaron, Darkwood sonrió y me dio un empujón.

Avancé, con las manos temblorosas, con los labios tensos y la mirada pasando por cada uno de mis amigos.

No queria matar a ninguno, ya tenia suficiente con los sacrificios. Nadie merecía morir, pero Darkwood jugaba con la muerte a su antojo.

Y aunque ser la heredera de este maldito lugar hubiera sido perfecto para algún dia ponerle fin, no era capaz de matar a alguno de mis amigos. Eso era cruzar la linea delgada entre matar por sobrevivir y por conveniencia.

Bajé ambas manos, no podía hacer esto.

Pero si me negaba, él mataría a más que solo uno.

—Parece que estas dudando...—Darkwood se acercó, dejando que cada sonido de sus pasos pudiera causar un escalofrío en mi.—Gira la maldita ruleta.

Él misma hizo girar la ruleta, luego tomó mi rostro con una de sus manos y me obligó a mirar como pasaba frente a mi cada uno de mis amigos una y otra vez.

Una y otra vez.

Cada vez más lento.

Y luego se detuvo en Susan.

Sus asistentes la desamarraron, ella luchó con todas sus fuerzas y aún así no bastó. Mis ojos se llenaban de lagrimas, no queria llorar de nuevo.

No sabia que hacer, no podía matarla, no importa si habíamos peleado o si ella me odiaba, para mi...ella seguía siendo mi amiga.

—Las dejaré a solas un momento.—Darkwood miró el reloj de su mano—Mátala en diez minutos o yo mismo lo haré.

Sabia que, a diferencia de mi, él no tendria piedad. Sabia que la haria sufrir....entonces ¿De verdad esta era la mejor opción?

Darkwood se fue sin decir nada más, solo dejándome con el cuchillo en mano, Susan frente a mi...y el resto de mis amigos sentados en esa ruleta, lo que significaría que me escucharían matar a Susan.

—Susan...

—_____, solo hazlo. Tenias razón cuando te quedaste aqui y no trataste de huir con nosotros. —interrumpió ella—¿Estas feliz? ahora tienes la oportunidad perfecta en tus manos para ganarte toda la confianza de ese demonio.

—Susan, no quiero pelear...no ahora.—negué con la cabeza, desamarrando la venda de sus ojos.—No quiero hacerte daño...

Ella me miró con el rostro empapado y brillante por las lagrimas, sabia que en el fondo estaba más aterrada que yo. Sus ojos aún brillaban, pero era un brillo muy pequeño que luchaba por seguir ahí. Ojos heridos, a punto de apagarse.

—Estas acorralada, matarme es la mejor opción.

—N-no, puedo encontrar otra alternativa...yo...

—¡Míranos, _____! ¿Acaso no te das cuenta?—exclamó Susan—No somos tan inteligentes como tú, tampoco tan fuertes, ni siquiera resistimos los experimentos como quería Darkwood al principio. Somos desechables para él....en cambio, tu eres especial.

—Yo...¡Y-yo solo intento sobrevivir!

—¡Nosotros tambien! ¿Tienes idea de lo que tuve que pasar en este infierno?—su voz comenzó a quebrarse y sentí un nudo en la garganta, no soportaba verla así.—Tenia siete años cuando llegué...y lo único que hice fue salir a comprar dulces cuando ese bastardo me secuestró, ¿Cuál fue mi pecado? ¿Qué es lo que hice para terminar aqui?

Bajó la mirada hacia el cuchillo, viendo por unos segundos su propio reflejo en la hoja de metal.

—Ni siquiera nací así, Darkwood me deformó la cara hasta convertirme en un fenómeno de circo. Nos hizo lo mismo a todos.—alzó la mirada hacia mi, con las lagrimas desbordando en sus ojos. —Mírate, tú...tú sigues siendo tú.

No podía hacerlo. No cuando ella estaba así de destrozada, no tenia las agallas para matarla.

Darkwood jugaba con la vida y la muerte a su antojo, yo jamás podria ser así. No deseaba ser así. Mi mente estaba bloqueada por el panico, pero intenté buscar una forma de no tener que matarla.

—Susan...

—_____...tienes que matarme. Tienes que hacerlo, pero prométeme que seguirás tu plan de venganza, no dejes que él te ponga de su lado.—tomó mis manos con el cuchillo.—Si no me matas ahora, él regresará y matará a más de nosotros.

—N-no, no puedo hacer eso...no puedo matarlos a ustedes.

El estomago estaba revolviéndose en mi interior, mi corazón golpeaba con fuerza mi pecho. Mis lagrimas se convirtieron en un llanto y me entrecortaron la respiración, pero aún así no solté el cuchillo.

Porque sabia en el fondo que matar a Susan era la mejor opción, ella lo sabia igual.

Y sabia que ella tenia miedo de morir, que estaba aterrada como cualquiera, pero se negó a soltar mis manos con el cuchillo entre ellos.

—L-lo siento...perdóname.

—_____, creo que yo soy la que tiene que pedir perdón.—respondió, dirigiendo mis manos con el cuchillo hacia su pecho—Prometí cuidarte y entrenarte, pero sentía envidia de ti.

—¿Q-que?

Aprovechó el momento de mi confusión, apretó el agarre sobre mis manos y clavó el cuchillo en su propio pecho.

—¡¡Susan!!...S-Susan, no...—desenterré el cuchillo rápidamente, pero ella me abrazó.—E-estas loca, ¡Pude encontrar otra manera!

—No lo ibas a hacer, s-sabias que...esto era lo mejor.—respondió ella, sobre mi oído— ¿Sabes? Sentía que Hikaru se habia sacrificado por ti y tú solo te ibas con el tipo que lo asesinó.

—Susan...yo no...

—Lo sé, pero...e-estaba enojada, confundida. Vi a tantos de mis amigos morir...pero Hikaru...él era especial para mi.

La sangre comenzó a derramarse rápidamente, el liquido nos envolvió a ambas hasta llegar al suelo. Me sentía inútil, impotente.

Teniendo tanta fuerza, no fui capaz de cambiar las cosas. Al final del dia era una cobarde, alguien que no se atrevió a hacer algo.

Esto me hacia peor que un monstruo.

—Solo queria...escapar con todos y vivir una vida con él, fui una tonta. Me enojé contigo y...te dije cosas...de las que me a-arrepiento.—comenzó a toser su propia sangre, manchándome a mi en el proceso—_____...quiero que Darkwood se queme en el infierno. Hazlo por mi.

Susan murió en mis brazos, justo como Hikaru. Sentí su ultimo aliento chocar contra mi piel, sentí su cuerpo pesar más y la sangre derramándose alrededor nuestro.

Supongo que eso fue lo ultimo que bastó para que pudiera terminar de romperme, no solo una parte, por completo. Rompí en llanto, grité con todas mis fuerzas sin importar que Darkwood pudiera escucharme.

Que me escuche él o todo el maldito circo, ya no importaba nada.

—Hiciste bien, claro que si.—Darkwood acarició mi cabeza, pero aparté su mano—Supongo que estas enojada.

Darkwood nos llevó a todos a nuestras jaulas, cumplió su palabra y no mató a nadie más despues de ver a Susan muerta.

—Ahora eres alguien importante.—dijo, sonriendo.

Volvió a tener esa misma expresión que cuando veía que los experimentos resultaban, esa chispa de orgullo enfermizo que me daba nauseas.

—¿A quien mató usted cuando heredó este lugar?

Darkwood se detuvo un momento, parecia que mis palabras habian desbloqueado un mal recuerdo sin querer.

—A mis hijos.

Despues de eso, siguió caminando con la mirada perdida al frente.

—¿Tenias hijos?

—¿Te sorprende eso?

—Me sorprende que me lo dijeras.

Él soltó un suspiro y simultáneamente una risa suave que sonó cansada.

—En realidad no teníamos que matar a alguien que queramos, bastaba con matar algún desconocido.

—¿Que?—esta vez, fui yo la que detuvo sus pasos.

—Tuve tu misma reacción cuando me lo dijeron.—se encogió de hombros—Pero ya era tarde, mis hijos no volverían...y Susan tampoco volverá.

—¿Es...una broma?

—...¿Crees que estoy bromeando?

—Lo hiciste a proposito....¡No era necesario matar a Susan!—me acerqué y por un impulso de ira lo empujé hasta ver que caía al suelo.—¡Me mentiste!

Darkwood se rio de mi, con esa expresión cínica de siempre y ese brillo repulsivo en sus ojos.

—Eres inteligente, pero sigues siendo una niña...y los niños son ingenuos.

Se levantó por si solo, sacudiendo su ropa antes de reanudar su caminata.

—Será mejor que no te quedes atrás, camina rapido.

Me sentí utilizada, manipulada. Debí haberlo calculado antes, seguro él lo habia planeado.

Tuve tanta rabia que, por un instante, pensé en matarlo en ese momento.

Darkwood no tenia idea de los limites de mi fuerza, un solo golpe bastaría para dejarlo inconsciente...o matarlo. Sus asistentes no podrían hacer nada...y todo terminaría.

—Dije que camines.—la voz de Darkwood sonaba un poco más enojada.—Camina.

Pero no lo hice. No lo maté en ese momento porque recordé las palabras de Susan antes de morir.

"—_____...quiero que Darkwood se queme en el infierno. Hazlo por mi."

Una muerte rápida seria demasiado piadoso para un tipo como él, Susan lo sabia. 

—Llegamos.

—¿Que...?—me detuve, confundida—¿Por que la jaula de Ray está aqui y...al lado de la mía?

—Desde ahora, él es tu responsabilidad.—dijo Darkwood, abriendo mi jaula.—Todos prepárense para mañana, tendremos dos funciones en la noche.

Nadie respondió, asi que el tipo solo se marchó y nos dejó ahí.

Yo sabia que no podria dormir, no despues de todo lo que pasó, asi que solo me senté y apoyé la espalda en los barrotes de mi jaula.

—____...

—No estoy de humor, Ray.—suspiré.

—Si, lo sé, tus gritos se escucharon hasta mi jaula.—respondió, mientras yo escuchaba como su voz se acercaba.—Solo queria preguntarte...si tu plan sigue en pie.

Hubo un gran silencio en lo que reflexionaba aquello. Si, mi plan seguía de pie...pero era porque no habia opción.

Estaba cansada de todo, pero renunciar no era una opción. Fue la primera vez que enfrentaba un sentimiento así.

La vida facil y comoda siendo la hija de un multimillonario me acostumbró a tener lo que deseaba y abandonar lo que ya no queria.

Pero este era Neverland circus, las cosas aqui siempre tienen un gran precio.

—Susan ya esta muerta, Darkwood ya obtuvo lo que queria y se burló de mi.—alcé mis manos para observarlas mejor, la sangre aún se sentia demasiado fresca—Te diria que deseo abandonar todo y morir...pero ahora más que nunca deseo escapar del circo. Deseo vivir.

Ray de sentó del lado de su jaula más cercano a donde yo estaba, de forma que se podria decir que estábamos sentados uno al lado del otro de no ser porque nuestras jaulas nos separaban.

—¿Entonces todo sigue de pie?

—Si, Darkwood...debe pagar por cada muerte.

—______.—llamó Anna—¿En serio seguirás con tu plan?

—Llevas meses con el mismo plan...—dijo Emma—Se que querías ganas la confianza de Darkwood...pero...

—S-se que hasta ahora no hice las cosas de la mejor manera...pero el plan sigue de pie. Por Susan y por los demás.—respondí, tratando de convencer a los demás y tal vez a mi.

—Incluso si escapamos...seguiríamos siendo fenómenos del circo.—respondió Hyun—Nuestra apariencia jamás será aceptada, ¿Nuestras familias nos aceptaran de vuelta?

—Es cierto...es facil para ____, porque aún se ve normal, pero nosotros...—Anna miró sus propios implantes—Pasaron tantos años que...seguro nos olvidaron-

—Anna Valley.

—¿Eh?—por la voz sorprendida de Anna, seguro volteó hacia mi.

—Susan Collins, Hikaru Haywood, Barbara Rutherford, Emma Goldypond, Hayato Evans, Nat Halley, Cislo Haven...se el nombre y apellidos de todos los que conocí aqui.

Sentí la mirada de todos mientras un silencio de extendía.

—Cada uno de ustedes tiene un cartel colgando en alguna rama del sauce de ese pueblo, cada uno tiene a alguien esperándolos ahí afuera.

En el fondo tambien lo dudaba, sabía lo que seguro estaban pensando.

¿Quién aceptaría a estos fenómenos deformes e inhumanos de vuelta?

Mi familia espera a la ____ que perdieron, pero no creo que ella pueda volver. No era deforme ni tenia implantes, pero Darkwood me habia quitado parte de mi humanidad ¿Y eso es algo que realmente se pueda recuperar?

Mi corazón dolia, mis ojos estaban hinchados...pero sonreí a pesar de que no podían verme por la oscuridad del lugar. No se porque lo hice, pero sonreí.

Tal vez me forzaba a mi misma a tener un poco de esperanza.

—Estoy segura de que sus familias no los olvidaron. Se que aún los esperan, se que los recibirán con alegría cuando regresen...asi que tengan eso en mente.

—¿Qué hay de los sacrificios?—preguntó Emma.

—¿Los...sacrificios?

—Ellos tampoco llegaron al circo porque querían, fueron traídos por Darkwood...y son obligados a morir para nuestras funciones, —explicó Emma—La verdad es que...quiero escapar con ellos tambien.

Lo habia olvidado, los sacrificios.

—Todas las veces que estuve por escapar de aqui...me pregunté si era lo correcto dejarlos. —añadió la pelinaranja—Ellos tampoco deberían sufrir aqui, nadie deberia.

—Supongo que...tienes un buen punto.

Una vez intenté salvar a las personas de este circo que eran usadas de sacrificios. Lo logré, pero eso me costó la vida de mis amigos y ese recuerdo aún me atormentaba.

¿Si dejaba morir a esas personas...hubiera podido escapar con Hikaru y los demás en ese entonces?

—Escaparemos todos, lo prometo.

—¿Y que pasa...si no tenemos familia esperándonos ahí afuera?—cuestionó Hyuk—¿Y si no hay nada afuera que valga la pena?

Se formó un nuevo silencio. Hyuk tenia un buen punto.

Y habia algo que mi mente no dejaba de pensar cada vez que recordaba el sauce del pueblo, ¿Por que podía recordar los nombres reales de todos menos los de Hyun y Hyuk?

¿Sus familias no los buscaban? ¿Eran huérfanos?

Habia algo que me inquietaba sobre el hecho de que son los más antiguos de este lugar y jamás hablaban de su vida antes del circo.

—Entonces yo los cuidaré cuando escapemos.

—Pff...—Ray pareció aguantar una pequeña risa.

—Hey, estoy hablando en serio.—respondí, en un tono un poco más serio a pesar de mi sonrisa—Provengo de una familia adinerada, los llevaré conmigo si no tienen un lugar a donde ir.

—No, mejor me das un empleo ahí.—dijo Ray, a mi lado—Necesitaré uno cuando salgamos de aqui.

—Bueno, si eso quieres.—me encogí de hombros, con una pequeña sonrisa que salió involuntariamente.

Ray se quedó observándome, lo sabia porque sus ojos brillaban un poco en medio de la oscuridad. Tal vez él si podía ver en la oscuridad, porque tenia la mirada fija en mi...y yo apenas veía las siluetas de todos.

—Para lograr salir de aqui...deben escucharme primero.

En realidad el plan no habia cambiado, solo habíamos avanzado a la fase dos.

—Tenemos que levantar Neverland Circus hasta la cima.

Para vengarnos de Darkwood habia que llevarlo lo más alto posible antes de tirarlo nosotros mismos. Mientras más alto el vuelo, más dolorosa la caída.

Esta vez, la venganza sería de todos nosotros.

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