[05]

"Dios mío, te puse nervioso."

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Elle y los chicos caminaban por la selva, intentando volver al parque. La joven había sido la que les indicó la dirección correcta.

—¿Así que llevas aquí desde los catorce años?—preguntó Gray.

—Sí—.

—¿No se siente solo?—Zach se adelantó.

—A veces, pero tengo un amigo que me llama mucho—,respondió encogiéndose de hombros.—Además, tengo a los dinosaurios—.

—¿Cómo era el sistema de adopción?—soltó Gray.

—Gray no puedes-—

—Está bien—,descartó Elle.—Estaba repleto y era ruidoso y caótico—,contó.

La conversación se interrumpió cuando Gray se apresuró a recoger un sombrero de obrero roto. Había sangre seca en él. Miraron a su alrededor y sus ojos se posaron en un vehículo roto. Estaba echando chispas.

—Quédate aquí—,ordenó Zach.

—No va a pasar—,respondió Elle, marchando tras él, con su mano agarrando la de Gray.

Había sangre en los asientos. Elle miró hacia adelante, notando la puerta.

—Vamos—,murmuró, guiándolos hacia el interior.

Estaba oscuro, la única luz provenía del sol poniente en el exterior, que se filtraba a través de la pequeña ventana que quedaba al descubierto por las plantas crecidas.

Zach cogió un hueso, notando la pancarta que había debajo. Lo recogió, sacudiéndolo.

—¿Aún tienes los fósforos?—Preguntó Zach.

—Toma.—Gray le pasó la pequeña caja.

Zach encendió la pancarta.

—Te das cuenta de que tengo linternas en mi bolsa, ¿verdad?—recordó Elle, que acababa de acordarse.

—Elle—,exclamó Zach, enviándole una mirada.

—Se me olvidó—,explicó ella, encogiéndose de hombros.

Entraron en lo que Elle supuso que era un garaje.

—Jeep Wrangler Sahara Del 92, Color Arena—,informó Gray.

—Recuerdas cuando reparamos el Malibú del abuelo, ¿verdad?—.preguntó Zach.

—Sí—,dijo Gray.

—Muy bien—,habló Elle, dando una palmada.—Vamos.—

Elle había dejado de trabajar a los dos chicos cuando notó que el sol se había ocultado. Era tarde y no serían muy útiles si estaban agotados. Había encontrado una pequeña habitación en la que podían dormir, una que tenía suficientes salidas para escapar rápidamente si lo necesitaban. Le pasó a Gray la manta antiincendios de emergencia que había encontrado. Se durmió en veinte minutos, sorprendiendo a la joven. Sonrió al niño dormido antes de volverse hacia Zach.

—Puedes ir a dormir, yo puedo vigilar o lo que sea—,susurró Elle, con cuidado de no molestar al niño dormido. Parecía tranquilo por primera vez desde que el dinosaurio se escapó.

—Está bien, no estoy cansado—,mintió. Elle podía ver el cansancio en su postura y la forma en que sus palabras habían comenzado a arrastrarse ligeramente.

—No mientas, Zach, puedo ver que estás agotado—,murmuró ella.

—No lo estoy...—

—Cállate—,suspiró ella.—Estás más encorvado que de costumbre y tus ojos—, le dijo.

—¿Qué pasa con mis ojos?—Preguntó él.

—Están cansados—,informó ella.

—Pero tú también necesitas descansar—,recordó él.

—Estoy acostumbrada a dormir poco, idiota—,habló ella, poniendo los ojos en blanco.

—No... no me llames idiota—,murmuró él.

—Lo que sea, vete a dormir, idiota—,respondió ella.

Fue el turno de Zach de poner los ojos en blanco mientras se acostaba junto a Elle.

Al cabo de un rato, Elle oyó sus ronquidos. Consultó su reloj, que apenas funcionaba, y vio que sólo eran las once. Suspirando, se levantó y tomó la linterna de su mochila, encendiéndola para mirar alrededor del lugar.

Llevaba media hora mirando cuando encontró la vieja cocina. Recordó la historia de los niños que se escondieron en la cocina, intentando salvarse de los velociraptores que se habían vuelto locos. Trató de mantenerse lo más silenciosa posible mientras miraba a su alrededor.

Mientras echaba un vistazo al lugar, oyó que la llamaban por su nombre en un susurro. Frunció el ceño y volvió al pasillo. Alumbrando con su linterna, encontró a Zach de pie, con una preocupación evidente en su rostro.

—¿Qué?—Preguntó, caminando hacia él.

—Me desperté y no estabas y... y estaba preocupado—,explicó.—No puedo perderte—, susurró la última parte, abrazándola.

—Apenas me conoces—,respondió ella.

—Eso no significa que no me importes—,le dijo él.

Elle se separó del abrazo.

—¿Acaba de admitir Zach Mitchell que le importa algo más que su teléfono y coquetear con cada chica de la isla?—.Elle sonrió.

—Cállate, lo arruinaste—,habló, poniendo los ojos en blanco.—Y no he estado coqueteando con todas las chicas de la isla—,negó.

—No, porque empezamos a huir de un dinosaurio antes de que tú pudieras hacerlo. Luego pasaste a intentar ligar conmigo—,respondió ella.

—Cállate—,repitió él, mirándola fijamente.—No he...—,se cortó, al ver la mirada que le dirigió Elle.—¿Es tan obvio?—

—La sutileza no es tu fuerte, sobre todo lo delataste fue que insistieras en controlar la girosfera—,admitió.—Fue molesto—.Ella le envió una sonrisa.

—¿Tú crees?—Cuestionó él, cayendo su sonrisa.

—Sí, tienes novia y yo no soy ese tipo de persona y espero que tú tampoco lo seas—,le dijo Elle, con la sonrisa desvanecida.

—No lo soy, hemos roto. Bueno, ella rompió conmigo—,reveló.

—Lo siento mucho—,se compadeció Elle.

—No importa, en realidad no me gustaba tanto—.Se encogió de hombros.—Creo que sólo quería una relación, pero no con ella—.

—Bueno, no importa, las rupturas siguen sin ser buenas—.Hubo una pausa.—No es que sepa cómo se sienten, me estoy basando en películas—.

—¿Espera? ¿Tú? ¿Nunca? ¿Cómo?—

—Me mudé aquí a los catorce años y la gente de mi edad apenas existe—,explicó, encogiéndose de hombros.

—Entonces, ¿nunca has tenido novio?—.

—Ni novia—,respondió Elle.

—Pero tú eres como absolutamente...—,se interrumpió.

—¿Soy absolutamente qué?—preguntó Elle, acercándose al chico. Zach empezó a tartamudear como respuesta.—Dios mío, te puse nervioso—,se rió ella.—Vamos, sólo dime—. Le empujó el hombro.

—Iba a decir preciosa—,murmuró él, frotándose la nuca.

Elle se rió, echando la cabeza hacia atrás antes de continuar.

—Eso es muy dulce, pero realmente no tienes que mentir para hacerme sentir mejor, realmente no me importa tanto—,mintió. Sí le importaba, pero no era el colmo de los problemas, no al menos en ese momento.

—No estaba mintiendo—,respondió él, acercándose a ella. Ella pudo sentir su aliento en ella mientras susurraba las palabras.

—En ese caso, gracias—,murmuró ella, alejándose de él.

—Deberías ir a dormir—,sugirió Zach.

—Sí, de acuerdo, despiértame en una o dos horas para hacer la guardia—,susurró ella.

Se dirigieron a la pequeña habitación que albergaba a Gray, que estaba durmiendo. Elle se acostó, con la cabeza apoyada en la pierna de Zach, ya que su mochila estaba siendo utilizada como almohada por Gray.

Pronto se quedó dormida.

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