───── ❝ CHAPTER TWO ❞ ─────

—Kisileva, ¿podrías dar señales de vida?

El hombre tocaba insistentemente la puerta de la habitación comenzando a preocuparse. Hace casi tres horas que los dos se habían encontrado cenando, hasta que la rubia se levantó abruptamente y corrió hacia el baño para vomitar. Desde entonces no había salido del cuarto.

—Chert! Day mne umeret' s mirom! [¡Maldita sea! ¡Déjame morir en paz!] — se escuchó desde el otro lado, logrando calmar la mayor parte de los nervios del hombre. Sin embargo, eso no logró que el pelinegro se fuera, por el contrario, abrió la puerta y entró sin ser invitado.

Encogida en la cama estaba ella, el maquillaje corrido, su cabello desordenado y una mirada perdida en el espacio.

—Llevas días así... — Caín habló dudando si decir su teoría o quedarse callado.

La mirada verdosa se fijó en él, pero ella seguía sin hablar.

—Recuerdo que una vez me contaste sobre un proceso de esterilidad... — divulgó a la vez que se sentaba en la esquina de la cama.

—Dije que mi equipo fue sometido, nunca que yo lo estuviera — si no fuera por el silencio absoluto que había, el hombre estaba seguro de que no hubiera escuchado la confesión —. Estoy en problemas.

—Ty oblazhalsya, detka [Estás jodida, cariño] — concordó antes de envolverse nuevamente en un silencio absoluto.

— ¿Sabes quién es el padre?

Agatha lo miró con una ceja alzada ante la repentina pregunta, luego regresó su mirada al helado de vainilla.

—Si, pero ese es el menor de mis problemas en estos momentos — Caín asintió —. Él no necesita ni tiene por qué saberlo.

— ¿Y qué va a suceder ahora?

—No sé qué hacer, ¿de acuerdo? — la rubia pasó sus manos por su cabello, con desespero —. ¿Sabes cuántos enemigos me he ganado en todos mis años?

El mercenario puso una mano en la rodilla de la mujer, en un intento de consolación o de calmarla.

—Tienes mi apoyo, uvazhayemyye [querida].

— ¿Por qué me ayudas? Ni siquiera sabemos el nombre del otro.

Caín sólo se encogió de hombros mostrando poca importancia ante el asunto.

—Puede que no, pero no tengo nada interesante que hacer estos días.

Agatha se perdió en su mente durante un rato, y una sonrisa nostálgica comenzó a formarse en sus labios, Caín la envolvió con sus brazos.

—Voy a ser madre.

Las semanas pasaron y el pequeño bulto ya era visible. A veces se quedaba por horas frente al espejo, viendo como su vientre crecía. Las ganas de tener a su bebé entre sus brazos aumentaban con cada día... al igual que los atentados en su contra. Desde que se difundió el rumor de que ya no se encontraba trabajando, la mayoría de sus clientes habían comenzando a pensar que los había traicionado y escapado. 

Eso había traído como consecuencia que, en aquel momento, se encontraba curando una de las heridas de bala en el hombro de Caín.

La rubia estaba tan absorta en sus pensamientos que dejó de limpiar la herida y se quedó mirando a la nada. Fue solo cuando el hombre le habló que ella reaccionó, y rápidamente volvió a su trabajo nuevamente.

—Si es mi nombre — ella frunció el ceño sin comprender —. En realidad mi nombre si es Caín.

Ella sonríe con diversión, para luego terminar de cubrir su hombro con la gasa.

—Kisileva es mi segundo nombre — ella comentó haciendo una mueca de disgusto por el nombre.

Él se removió en la cama y se inclinó un poco hacia adelante. Él la miró tentativamente y con confianza.

— ¿Sucede algo malo?

Agatha suspiró. Siempre se le dio bien guardar sus sentimientos y ocultar sus emociones con un silencio cortante y una mirada gélida, pero esta vez no pudo hacerlo. Tenía que ser honesta con Caín. No se merecía nada menos que eso.

—Mi vida es un desastre. Yo misma soy un desastre — ella ladeó la cabeza hacia un lado y sacudió la cabeza.

—Me gustan los desastres — él sonrió.

Natasha lo miró y dejó escapar una pequeña risa de sorpresa. El hombre era un buen oyente. No solo eso. Le salvó la vida más veces de las que quería admitir. No había muchas personas que pudieran decir que salvaron a una Viuda Negra, pero estaba contenta de poder contar a Caín como uno de ellos.

Él puso suavemente una mano en su mejilla y la acarició mientras se inclinaba. Presionó sus labios sobre los de ella suave y suavemente, con los ojos cerrados. Su otra mano se arrastró hasta su cabello mientras la besaba. Deslizó sus dedos por su cabello sosteniendo su cabeza cerca de la suya y tiró ligeramente. El beso fue lento y casto, y ninguno estaba dispuesto a profundizarlo.

Agatha se estremeció ante la sensación y se encontró devolviéndole el beso mientras cerraba los ojos. Ella suspiró felizmente en el beso, sus pensamientos se desvanecieron en el momento en que sintió su boca sobre la de ella. Cain retrocedió lentamente, cuando la falta de aire los obliga a separarse, la rubia siente como su corazón parecía querer salirse del pecho.

—Voy a buscar comida — fue lo único que pudo decir antes de dejar el pote vacío de helado en la mesita de noche y levantarse de la cama —. Tú debes descansar.

Cuando estaba a punto de salir de la habitación del hotel, miró al hombre.

—Por cierto, mi nombre es Agatha.

La nieve caía cada vez más espesa y las ventiscas frías pegaban en su rostro, provocando que los escalofríos recorrieran su cuerpo.

— ¿Estás segura de esto? — él la mira, pero ella no despega sus ojos del edificio.

—No, y tampoco estoy feliz de estar aquí — ella respondió sin emoción, lo voltea ver y se arriesga a abrazarlo sin avergonzarse —. Te veo en unos meses.

Tomó el bolso de negro y se lo guindó en el hombro, se adentró al ascensor y al llegar al piso, comenzó a caminar por los despejados pasillos hasta llegar a la puerta buscada.

Un suspiro salió de sus labios, tratando de alejar los repentinos nervios que la invadieron, pero aún así golpeó la puerta.

Tragó saliva con dificultad al escuchar los pasos acercándose, y la puerta se abrió dejando ver a una mujer de cabello oscuro y de ojos verdes, iguales a los suyos.

El rostro de la mayor mostró sorpresa durante unos segundos y luego una sonrisa cínica en su rostro, a la vez que se recargaba del marco.

—Eto syurpriz. [Esto si es una sorpresa].

—Privet mama. [Hola, madre].