IX

Chapter 9:-

El sonido del avión abarrotaba los oídos de Rosé, mientras la presión la hacía sentir desvalida en mitad de la nada. Aterrada apretó la mano de Jimin, el cual la miró divertido y le beso la mejilla.

-Cobarde.-le dijo mientras apretaba su mano. La chica le sacó la lengua.

Una vez el avión se estabilizó la muchacha se sintió más tranquila. Odiaba el despegue.

Mientras el Jet se perdía en el cielo azul, Jungkook y Lisa volvían a la galería conversando amenamente con Jisoo. 

-De verdad me gustaría un cuadro de Woo Han.-le comentaba Kim a la pelinegra. Jungkook arqueó las cejas.

-¿Tú gato? .-preguntó el Park con candidez. Lisa contuvo la risa y Jisoo lo fulminó con la mirada.

-Mi hijo.-corrigió la madre primeriza y el menor se ruborizó.

-Lo siento, es que parece nombre para un gato.-señaló aquel hombre con sinceridad, no logrando más que empeorar todo. La Tailandesa no pudo contenerse más y soltó una carcajada.

-¡Lalisa! .-se quejó Kim arrebolada.

-Lo siento unnie, pero es que... ¡Tiene razón! ¿por qué tenías que elegir tremendo nombre tan raro? .-exclamó la muchacha entre carcajadas.

-Porque era el nombre del padre de Jin.-refunfuñó la madre del bebé.

-¿Y el niño qué culpa tiene de eso?.-exclamó su amiga sin poder parar de reírse. Jungkook le puso la mano sobre los labios para callarla y la chica siguió riéndose silenciosamente contra sus dedos.

-En verdad lamento mucho haberlo dicho.-se disculpó sin soltar a su querida amiga pelinegra. Jisoo suspiró.

-No fue con mala intención.-exclamó la aludida aceptando las disculpas.-igual ella siempre ha sido así, es una chiquilla sínica y maleducada... se supone que por eso me cae bien.

Al escuchar eso Jungkook fue el que soltó la carcajada, si bien era cierto, jamás había pensado en tan perfectas palabras para describir el aspecto burlón de la artista. Lisa quien bien se conocía dejó de reír para abrazar a Jisoo y luego le dio un puñetazo a aquel hombre.

-¿Y eso por qué? .-cuestionó Park adolorido.

-Por que sí.-exclamó Manoban con una sonrisa traviesa. Jisoo los miró y movió negativamente la cabeza.

-¡Estoy ante un par de niños! .-se burló, y siguieron hablando sobre los distintos nombres que aún podía elegir.

🌹

Cuando el avión iba sobre el océano atlántico Rosé se quedó dormida. Estaba tan apacible y relajada que Jimin tuvo la sensación de estar frente a un ángel. Demasiado hermosa, demasiado pura. Un gran número de sensaciones nuevas se atropello en su garganta.

Abatido por el sentimiento el Park se levantó y fue a lavarse la cara.

Cuando llegaron a Los Ángeles eran las seis de la mañana, en domingo. El aeropuerto estaba lleno de turistas, así que Jimin  agradeció haber ido en el jet de la compañía.

-Hubiera sido un horror buscar las maletas ahora.-le comentó a Chaeyoung, la cual dirigió una mirada a la casi interminable fila y asintió con la cabeza con un gesto de espanto.

Caminaron a la salida en donde pidieron un taxi, el cual los llevaría hasta el hogar de la familia Park. 

Pasaron las playas públicas, y llegaron a la zona de casas junto a un viejo puente y a la lejanía se podía apreciar un gran muelle. 

Como de ensueño, las olas del mar eran cremosas rosando con la arena blanca de la playa. Un cielo azul que los bañaba con tibios rayos de sol y una arquitectura moderna. Sólo había una palabra para definir ese lugar: Precioso.

Rosé se sintió feliz de que Jimin la hubiera invitado. Distraída, no se dio cuenta cuando el auto se detuvo enfrente de una gran casa de dos pisos, paredes blancas y arquitectura minimalista playera. 

-¿Podrías volver un minuto a la realidad, cariño? Debemos bajar del taxi .-le dijo su novio sacándola del ensueño.

-Lo siento, es que es un lugar muy bonito.-comentó la chica sintiendo que se sonrojaba.

Una vez tuvieron sus maletas y el taxi se marchó, se dirigieron hacia la puerta de la casa. El camino estaba empedrado y rodeado de palmeras y lirios californianos; que daban junto a la brisa del mar una combinación de olores deliciosos.

La chica cerró los ojos y respiró profundamente, cuando volvió a abrirlos se resbaló con una piedra llena de roció matutino, pero antes de que callera Jimin trató de atraparla; terminando así ambos en el suelo.

-Ouch,me dolió.-se quejó la muchacha levantándose.

-A mi también.-comento el mayor riéndose.

-¿Y te ríes? .-cuestiono con tono preocupado. 

-Sí, me río porque no pensé las cosas, la próxima no tratare de atraparte.-dijo y la beso en los labios.

Llegaron a la puerta y les abrió una mujer algo baja de estatura de cabellos castaños, ya un poco encanecidos.

-¡Buenos días, mamá! .-exclamó animadamente el muchacho mientras dejaba las maletas en el suelo y abrazaba a su madre. La señora apenas y tuvo tiempo de reconocer a su hijo, antes de sentir como la levantaban en el aire.

-Bájame, muchachito descarriado.-exclamó con cariño la señora.

-Te extrañé mucho, mamá.-dijo el chico colocándola nuevamente en el suelo. La mujer le regaló un beso y una sonrisa, mientras lanzaba una mirada a las maletas, encontrando junto a ellas a una linda muchacha mirando al suelo tímidamente.

Sorprendida, la mujer miró a su hijo con la boca abierta y nuevamente a la muchacha. No podía hablar.

-Mamá, ella es mi novia, Roseanne Park.-le señalo al ver que ninguna de las dos mujeres pronunciaba palabra.

-Mucho gusto, señora.-saludó la chica sonrojada. La mujer la miró fijamente, estaba extrañada.

-Vaya, vaya, vaya, pero sí que es una sorpresa tenerte aquí, me llamo Sora. Park Sora.-habló por fin aquella dama, dejando ver una tierna sonrisa. La castaña también le sonrió.

-Te dije que traía una sorpresa, ¿qué mejor que ella? .-pregunto el único hombre entre ambas. 

-No soy una cosa.-se quejó la chica en broma.

-Tú discúlpalo, a veces se parece a su padre.-dijo la mujer en un susurro y le despeino a su niño grande. La de cabellos dorados se rió y Jimin hizo un puchero.

La señora los animó a pasar y su hijo tomó las maletas para entrar. La casa era muy linda y Rosé adoró la decoración tan nórdica. 

-Jeongyeon decoró, ¿no es así? .-comento el pelinegro de manera casual.

-Sí.-contestó su madre.-ha estado muy entretenida en eso, tú sabes que es su vocación.

-¿Quién es Jeongyeon? .- preguntó la rubia ansiosa por saber de la diseñadora que había creado la estancia de ensueño en la que se encontraba.

-Mi sobrina, Jimin y ella se conocen desde bebes.-explicó Sora sonriente.

-Alguien muy especial.-señaló el chico y el comentario tocó un pequeño nervio en la rubia. Sin embargo, no fue más que una leve incomodidad que ella dejó pasar por alto.

-Sí, es cierto.-concordó la madre de Jimin, y continuó mostrándole la casa a los recién llegados. El lugar tenía una piscina de forma estética y realmente profunda junto a la cual había un pequeño prado que terminaba en el inicio de una cancha de básquetbol. 

-¿Quién juega Baloncesto? .-cuestionó emocionada la muchacha al ver lo amplio del lugar.

-Yo.-contestó pagado de sí mismo Park.

-Pero no es tan bueno.-se burló su madre guiñándole el ojo a su "nuera", quien río con malicia. El de cabellos negros frunció el ceño.

-Mamá sabes que soy un excelente jugador, desde los diecisiete años que participaba en torneos.-se quejó Jimin. 

-Sí, yo sé, hijo, pero de todos modos no me parece que presumas.-dijo su madre besándole la mejilla.

Después de entretenerse hablando de baloncesto y de la infancia de Jimin, en la que primaban historias vergonzosas y fotos de él desnudo a los tres y seis años. La chica se sentía morir de la risa al escuchar tales anécdotas que hacían sonrojar y refunfuñar al de ojos avellanas. 

🌹

Al medio día ya habían desempacado, y esperaban a que Sora cocinara el almuerzo, que según ella era el favorito de todos los Park.

Entretenida como estaba Rosé se quedó absorta mirando el paisaje de California desde el balcón de su cuarto. Tan ensimismada se encontraba que no se dio cuenta cuando su novio la atrapó por atrás reprimiendo su grito de espanto con un beso.

La chica golpeó el pecho del muchacho, y este rompió en carcajadas.

-Tenía que vengarme.-señaló él y la chica desvió la mirada furtiva al mar.

-Es precioso.-comentó después de un rato de silencio.

-Sí, ya lo has dicho suficientes veces ¿no conoces otros adjetivos?

-Tal vez, pero es que no hay nada más que decir, es simplemente bello y esta tan alejado de todo.

-No está tan alejado.-corrigió Jimin.-cerca viven muchos famosos, creo que hasta esta nueva escritora... ¿Cómo es que se llama? La que escribió esos libros de vampiros que todo el mundo lee ... 

-No sé ... .-murmuro encogiéndose de hombros. 

-Bueno el punto es que no estamos en la mitad de la nada, California es un lugar que desde su construcción ha sido usado como refugio de artistas y escritores de todo tipo.

-¡Eso es aun más fabuloso! ¿Por qué no me lo dijiste antes? .-le reclamo golpeándole el brazo. 

-No quería arruinarte la sorpresa.-le contestó y la abrazo de la cintura. Besó su cuello y la apretó a su pecho tiernamente.

-Eres muy dulce, Jim.-comentó la muchacha, y él tubo deseos de decirle lo que no le dijo por teléfono aquella vez que hablaron sobre la cita en el médico, sin embargo no fue capaz, y decidió callarlo. 

Había momentos en los que el simple hecho de estar juntos era más que suficiente... cuando las palabras sobraban; pero ese no era uno de esos momentos, él necesitaba decirle algo, y no podía.

-Rosé ... .-susurró a su oído mientras la volteaba para que lo mirase a los ojos, la muchacha se quedó petrificada ante su semblante serio y la mirada de avellana estaba clavada en sus mares de chocolate.

-¿Qué sucede?

-Rosé, yo... .- intentó decir, pero las palabras se quedaron clavadas en su garganta.

En ese momento el nombre de Jimin resonó en toda la casa y ambos dieron un respingo. La voz que le llamaba era dulce y alegre. Rosé se dirigió a la puerta y la abrió encontrándose con una mujer descalza y de cabello castaño, la cual vestía con un short y un polo de color blanco. Chaeyoung notó en el rostro de aquella mujer algo de dolor cuando ésta posó su mirar marron en ella.

-¿Jeongyeon? .-cuestionó Jimin y le sonrió a su menor.

-Hola, primo.-saludó la muchacha dándole una sonrisa forzada.-no sabía que estaba interrumpiendo.

-No interrumpes.-contestó Rosé de forma amable y la invitó a pasar.

-No, no te preocupes.-fue la respuesta de la de cabellos castaños, y giró en sus talones para irse. Su comportamiento era poco usual para Rosé. Jimin frunció el ceño al ver a su prima marcharse de esa manera, pero sabía que no debía detenerla.

-¿Qué le sucedio? .-preguntó inquieta la rubia, pero Park no le dio respuesta alguna.

Entre el nudo de sensaciones que tenía Jimin en su garganta y el extraño comportamiento de Jeongyeon, la joven de dorados cabellos empezaba a sentir un tenso ambiente en su paraíso.

🌹

Y mientras en California iba siendo hora del almuerzo, del otro lado del mundo el sol se habia escondido hace pocas horas atrás, y los platillos que compartían Lisa y Jungkook no se trataba más allá que Tkeokbokki Odeng en un pequeño local de comida rápida en el centro de Seúl. 

-No sabía que terminaríamos llegando mucho antes de la cena.-comentaba la de cabellos negros con referencia al vuelo que estaban tomado. 

-No tiene mucha importancia.-le contestaba su acompañante.-la exhibición será pasado mañana a las once de la mañana, así que podemos relajarnos un poco y dormir todo lo que queramos.

-Sí, en eso tienes razón.-concordó Lisa escuchando como caían las gotas de lluvia sobre el techo del restaurante; el sonido hizo que ella hiciera un puchero. Jungkook la miró y sonrió.

-Sé que no te gusta mucho el clima de Seúl, pero sabes perfectamente que es conocida como la capital del las industrias del arte y entretenimiento.-dijo el menor de los hermanos Park con una sonrisa consoladora.

-No he dicho nada.-se defendió la Tailandesa.

-¿Ah no? .-preguntó él fingiendo su usual dramatismo.-Pues entonces lo leí en tu carita. 

La muchacha al escuchar eso, sintió que estaba siendo cursi, pero ese despectivo criterio no le impidió a su corazón acelerarse y se odió por eso. No es que no creyese que ella fuese hermosa, es simplemente que la sensación de amistad que él le transmitía era más grande y constante que cualquier idea romántica que pasase por su cabeza.

Para Jungkook era distinto, llevaba conociéndola muy poco tiempo, pero era clara su inexperiencia, por eso no quería asustarla gritando a todo pulmón que la deseaba con locura. Deseaba su cuerpo, su cariño, su ternura, su pasión, sus risas y su dolor. Deseaba que ella fuera suya en todos los sentidos, pero no podía decírselo, incluso una persona con experiencia en el amor hubiera salido corriendo; así que lo menos que podía hacer era ir a paso lento. Anhelando que ella notara con que cariño la miraba y la caricia que colocaba en sus palabras cuando le hablaba.

Se sentía como un niño de escuela enamorado, aunque bien estaba lejos de serlo.

Sus miradas se intercambiaron y las gotas de lluvia golpearon aún más el techo del local. Era tarde y hacia frio, pero ninguno de los dos se percataba de eso. Estaban idiotizados, dejando que la comida frita en sus platos se enfriara.

🌹

Entre tanto, el tiempo no era tan malo en Seúl, simplemente era  gris para un chico de Daegu viviendo en la capital que se dejaba caer solitaria en su cama. Sus cabellos negros estaban mojados por el agua de la ducha y sus pensamientos se nublaban por el recuerdo de su mejor amiga.

-¿Por qué le dije eso en este momento? .-se preguntaba de nuevo con la cabeza recostada a la almohada. Las luces estaban apagadas y los grandes ventanales polarizados dejaban entrar las luces de los rascacielos. Parecía que la ciudad estaba más viva de noche mientras que él se sentía más muerto que nunca.

Siempre fue obvio que él jamás sería su príncipe de cuento de hadas, pero igualmente no pudo aguantar que su declaración saliera de su boca.

Ese día estaba decidido a invitarla a salir, aun cuando estuviese empezando a conocer a aquel otro chico. Para su concepto los amores de barras no eran duraderos, y antes de que su pequeña rosa volviese a sufrir, se lanzaría a lo desconocido. Le enseñaría que un hombre podía amarla sin lastimarla, pero su paciencia se vino al piso al verla expresarse tan dulcemente de ese tal Park.

Sus heridas habían sanado rápido, y no había sido él quien las había curado. Ese choque con la realidad era algo para lo que no estaba preparado y por eso había explotado como lo hizo.

Quizás lo que más le dolió no había sido el hecho del rechazo, sino como ella pareció no darle importancia.

-Bueno..., aunque ni siquiera parpadeo .-se dijo así mismo mientras quitaba la muñeca de su frente.

Se sentía abatido. Tomó el mando del equipo de sonido y colocó al azar la ultima lista de reproducción que habia estado escuchando horas atrás. Ni si quiera recordaba que cantante tenía, sin embargo anhelaba que la música lo animara un poco más de su grado de menos mil.

La música empezó a sonar y el lugar se llenó de las melancólicas notas. Estupefacto por la ironía, Yoongi comenzó a reír sin parar.

🌹

De nuevo del otro lado del mundo, Jeongyeon se movía impacientemente por el cuarto. Sentía como las lágrimas rodaban por sus mejillas e inútilmente trataba de quitarlas.

Escuchó a su tía avisar que era hora de almorzar, pero no quería comer.

Se quedó en su cuarto mientras sus ojos dejaban de verse hinchados y su respiración volvía a la normalidad.

Entre tanto en la parte de abajo la madre de Jimin se desvivía por atender correctamente a sus invitados. Había preparado tanta comida que Rosé no creía que fuese para ellos solos. Carne asada, Kimchi,BibimbapJajangmyeon, Gomguk, Manduguk y Jjim, todo en grandes plantos; claro, ella amaba la comida, pero para su primera impresión no quería verse grosera. 

-¿Todo esto? .-la menor preguntó en un susurro al pelinegro cuando la señora Park habia ido a la cocina por hielo para la limonada.

-Sí.-contestó con una sonrisa gigantesca. 

-Pero, no podría comer todo esto, quiero decir ... no me gustaría que tu madre pensara mal de mí.-chillo por lo bajo la chica.

-Ni yo, pero mi mamá tiende a emocionarse cuando la visitamos, así que ni modo.-sentenció Park encogiéndose de hombros.

Entonces llegó la señora de la casa con una gran jarra llena de limonada.

-Bueno.-exclamó con un suspiro la dama mientras se sentaba a la mesa junto a los menores.-espero que tengan mucha hambre, lamento que haya sido únicamente eso, pero me han cogido de sorpresa.

Los ojos achocolatados de Rosé se abrieron totalmente al escuchar eso, y la carcajada de Jimin llegó a todos los rincones de la casa, incluso donde no deseaban ser escuchadas.

Afortunadamente la comida era un manjar y si bien no terminaron, comieron bastante. A la media hora Jimin quedó de ir a la piscina con Rosé. La chica se fue a cambiar y él, quien ya lo había hecho, fue directo al agua.

Después de darse un chapuzón se percató de que no era el único en la alberca y se acercó nadando hasta donde estaba la muchacha de cabellos castaños.

-Hola.-saludó el chico con tono serio. La muchacha dio un respingo al escuchar aquella voz y lo volteó a ver patidifusa. No pudo pronunciar palabra.

-La casa esta bien arreglada y decorada, todo gracias a ti.-le dijo Jimin mientras nadaba lejos de ella, manteniendo una actitud diplomática, aunque distante.

-¿Cuándo se va? .-preguntó Jeongyeon de forma tajante. Jimin frunció el ceño.

-¿Quién? .-cuestionó su primo, aun cuando ya conocía la respuesta.

-Tu novia. ¿Cuánto vas a durar con ella? .-volvió a preguntar la chica. A Jimin no le sorprendió esa actitud, su prima siempre había sido un poco tajante cuando estaba nerviosa; era su manera de ahorrar tiempo para no llorar.

-No sé, pero espero que mucho.-contestó el mayor con sinceridad y pudo ver en los ojos marrones de su prima que esa no era la respuesta que ella quería escuchar.

-Ya veo... .-dijo ella con las lágrimas nuevamente en los ojos. Jimin se sintió como un maldito bastardo en ese momento.

-Vamos a hablar.-le dijo, y está asintió con la cabeza.

Justo en ese momento Rosé llegó y se quedó mirando la escena sin comprender. Ese nervio que se había activado antes volvía a replicar, estaba celosa. No comprendía lo que estaba sucediendo entre su novio y Jeongyeon, pero tenía un mal presentimiento de todo ello.

Antes de que la Park hablara, la de cabellos castaños se salió de la piscina lentamente sin dejar que ninguno de los dos dijera nada.

Sus pisadas eran lentas y no parecía querer levantar la mirada del suelo, en cierto modo Rosé sentía que ella la odiaba. Pero era una sensación que su sentido común decía que no podía ser verdad, dado que, a su parecer, aun no le había hecho nada para que la odiase.

Miró aun perpleja a Jimin quien tenía las facciones ensombrecido por la culpa.

-Rosie, te queda precioso el bañador.-dijo él después de un incomodo silencio, con una sonrisa forzada.

La muchacha le respondió con el mismo gesto y se tiró en bala de cañón al fondo de la piscina. En un ovillo llegó a la parte más profunda de la pileta y sintió que el agua la relajaba. Aun cuando no quería pensar en nada, la duda siempre prevalecía. Serían conclusiones muy apresuradas dado que sólo llevaba allí un día, pero de todos modos nadie podría negarle que el ambiente entre esos dos fuera extraño.

Todo iba normal, sus pensamientos, la resistencia de sus pulmones, su pulso, estaba por moverse cuando sintió que todo se oscurecía, y luego nada tubo sentido. Lo siguiente que vio fue a Jimin respirando cerca de su rostro. Lucia agitado y desesperado, pero aun no entendía el por qué. De su boca salió agua en abundancia y la tos hizo que su pecho saltara. Su cabeza daba muchas vueltas, hizo un esfuerzo para levantarse y al hacerlo, Jimin la abrazó fuertemente contra su cuerpo. Había perdido la conciencia mientras estaba en el agua y él la había rescatado unos momentos antes de que se ahogase.

-¿Qué pasó? .-preguntó con la garganta increíblemente seca. Su novio no le respondió enseguida. Su respiración se estaba regulando y sus brazos perdían tensión, lentamente la dejó libre y la miró a los ojos como si mirase a un fantasma.

-No tengo idea.-contestó al fin.-pero no quiero que vuelva a suceder otra vez.

Aun mareada por todo, Chaeyoung hizo su mayor esfuerzo para levantarse e ir a su cuarto, pero en vista que le era imposible hacerlo sola le pidió a Jimin ayuda, quien no esperaba sino acomodarse para cargarla. La muchacha avergonzada le aseguró que sólo era necesario que la dejase apoyarse para poder llegar al cuarto.

-¡Dios Santo! ¿Qué le pasó? .-preguntó Sora cuando la chica entró totalmente pálida a la residencia.

-Creo que se desmayó cuando entró a la piscina, pero aun no estoy seguro.-le contestó su hijo mientras dejaba a la muchacha en una silla.

-No, no, llévame a mi cuarto por favor.-le pidió Rosé, y el pelinegro la tomó en sus brazos sin siquiera dudarlo.

-Voy a llamar al doctor.-aviso la señora Park y luego se perdió en el pasillo. El chico solo pensaba en dejar a su novia en la cama.

Cuando la dejó caer suavemente en las sabanas la muchacha le solicitó el computador portátil y el joven la miró desconcertado.

-¿Para qué? .-le preguntó él sin moverse.

-Para hacer una videollamada con Seokjin.-explicó, y Jimin aceptando se lo concedió entregándole el aparato. 

Tras encenderlo la chica verificó su saldo y llamó al doctor Kim al otro lado del mundo. Tras escuchar a la muchacha, Jin se sobresaltó, si bien era normal que tuviese desmayos jamás pensó que la chica tuviera tan mala suerte de tenerlos estando en el fondo de una piscina. Le aconsejó no hacer deportes en los que su vida dependiera de mantenerse consiente y le programó una cita para los tratamientos inmediatamente después de su regreso a Corea.

Los demás días después de eso Jimin y Sora se la pasaron llenándola de mimos, a tal grado que la rubia comenzaba a desesperarse.

Al tercer día desde su accidente Rosé se levantó de la cama, se duchó y colocó un vaporoso vestido blanco justo antes de que  Jimin entrara con su desayuno como había estado haciendo los últimos días.

-¿Qué haces levantada? .-le preguntó Park con una bandeja del desayuno en la que traía jugo, tostadas y huevos revueltos.

-Pues decidí sentirme viva hoy.-contestó beligerante.

-El doctor dijo que reposaras.-replicó el de cabellos negros, mientras dejaba la bandeja en la mesa de noche.

-No, el doctor dijo que no hiciera deportes en los que mi vida dependiera de estar consciente y que yo recuerde caminar no es un deporte de alto riesgo.

-Conociéndote podría serlo.-exclamó de brazos cruzados. 

-El único peligro que me acecha es el de perder la movilidad en las piernas.-chilló la menor haciendo que Jimin negara con una mueca de disgusto.-no seas así.-continuó acariciándole los brazos con otras intenciones.-vamos a caminar por la playa, ¿sí?

Park miró el deseo en los ojos de la muchacha y perdió toda batalla sin haber levantado armas. Ese día iban seguramente a caminar por la playa.

🌹

Mientras tanto en las frescas calles de Seúl, Jungkook y Lisa se dirigían a una reunión de sociedad a la que habían invitado de último momento al menor de los Park.

-No me gustan estas cosas.-se quejaba abiertamente la pelinegra. 

-A mi tampoco, pero tiene sus beneficios.-dijo el chico y lanzó una mirada al hermoso vestido negro que se ceñía al fino cuerpo de la muchacha. Manoban notó su persistente mirada y desvió la vista queriendo creer que era sólo su imaginación engañándola nuevamente.

-¿Cómo cuáles? .-dejó salir en un hilo de voz la chica para fingir inocencia. Jungkook río y aparcó el carro en el parqueadero privado del edificio.

-Como no pagar parqueo.-mintió el aludido y salió del carro actuando con normalidad. La Tailandesa hizo un gesto de escepticismo, pero no dijo nada. Salió del auto igualmente y entraron juntos a la reunión.

En dicho evento de bohemios la joven artista fue el centro de atención de todos los presentes, incluso los que no conocían su trabajo se acercaban curiosos a la preciosa chica de cabellos azabaches. 

Agobiada por la multitud, Lisa se sintió ruborizar ante tantos halagos de excelentes conocedores de arte; según ellos sus pinturas serían el inicio del nuevo siglo artístico. Ella solamente asentía con dulzura y se excusaba por su falta de comentarios, debido a su poco dominio del coreano al hablar.

Jungkook se entretenía con la imagen de su diosa rodeada del honor y los halagos que sabía que degustaba sinceramente, cuando una mujer medianamente mayor que él se le acercó por detrás y le saludo efusivamente.

-¿Eh? .-exclamó Park  al sentir el beso en su mejilla, al voltear se dio cuenta de que se trataba de una vieja conocida suya o mejor dicho su amor imposible de juventud, Lee Ji Eun, más conocida por todos como IU. 

Sus cabellos castaños y sus ojos marrones, sus labios rojos cual cerezas y su piel increíblemente blanca, tenía una talla de senos bastante pronunciada para su delgada figura y se enorgullecía de que fuesen naturales. Llevaba un vestido negro de escote en V bastante provocador, mientras que su delicado acento era un ronroneo cuando se le escuchaba.

-Park Jungkook, tanto tiempo sin verte.-saludó sonriendo la elegante y hermosa mujer. Jugkook le devolvió la sonrisa y le besó la mejilla para contestar a su saludo con cortesía.

-Noona, puedo decir lo mismo.

-¿Cómo va el maravilloso mundo de los negocios? .-le preguntó Lee con una gracia arrebatadora.

-Bastante bien, gracias.-respondió manteniendo una actitud cortes. Desvió un momento la mirada hacia donde se encontraba Manoban y al verla tranquila decidió conversar un rato con la mayor frente a él.

Entre tanto Lisa se aburría de la conversación y los halagos, y empezaba a extrañar la compañía del menor de los Park. Se disculpó con sus interlocutores y buscó con la mirada a su acompañante. Cuando lo encontró se dio cuenta de que hablaba con alguien y al dirigir la vista a la persona con la que conversaba sintió una ráfaga de ira que le hizo hervir la sangre y oprimir su corazón.

La pelinegra apretó los dedos y mordió sus labios, luego suspiró para contar hasta diez tratando de convencerse de que su ira carecía de fundamentos. Caminó despacio hacía donde estaban la desconocida para ella y su amigo.

Al verla acercarse Jungkook rodó un pie para abrirle espacio en el círculo de conversación y IU volteó a ver quien se acercaba. Vio a la jovencita de pies a cabeza y supo exactamente de quien se trataba.

-Ji Eun noona, permíteme presentarte al centro de la reunión, la gran artista... .-comenzó a decir el menor con su usual discurso que Lisa ya conocía de memoria.

-No necesita presentación.-le interrumpió la castaña.-yo sé perfectamente quien es ella, es la famosa Lalisa Manoban, la prodigio del arte, la diosa de la pintura ¿no?

-Bueno, ese es mi nombre, señorita Lee.-concedió la aludida.-pero creo que todo lo demás es una exageración.

-No finjas modestia querida, es de mal gusto.-le dijo IU y el hombre río. Lisa sonrió forzadamente.

-He escuchado mucho de ti.-continuó la mayor del grupo.- Kookie acaba de decirme que están en una gira promocionando tus nuevas pinturas.

¿Kookie?

-Sí, así es.-dijo secamente la Tailandesa. Park arqueó una ceja ante su actitud.

-Debe ser muy agradable estar en compañía de Park Jungkook todo el tiempo, a juzgar por cómo habla de ti, deben ser muy buenos amigos, hasta parecen hermanitos.-trató de proseguir Lee con sincera dulzura.

-¿Hermanitos? .-cuestionó aquel hombre en un respingo.-si no nos parecemos en nada.

-Bueno, lo digo por cómo se la deben de llevar.-enfatizó Ji Eun con inocencia.

-Por supuesto, es un gran amigo.-confirmó la pelinegra dejando que las palabras apuñalaran su corazón. Suspiró con tristeza al darse cuenta de lo ridícula que se sentía al estar celosa de aquella mujer cuando no tenía nada con Jungkook, y aun más triste ante la siempre presente, posibilidad de que él sólo la viera como una hermanita.

-Por favor discúlpenme.-volvió a hablar Lisa y caminó con firmeza a la salida.

-¿Dije algo malo? .-cuestionó la castaña con expresión de desasosiego.

-No, no hiciste nada, cariño, por favor discúlpame iré a ver qué le pasa.-dijo Park con el ceño fruncido y se dirigió igualmente a la salida.

Alcanzó a Lisa en el estacionamiento, estaba sentada sobre el capo del auto y parecía sollozar.

-¿Qué clase de educación te he enseñado? .-dijo él suavemente mientras se colocaba a su lado, la muchacha giró en sus talones para darle la espalda.

-Lo siento.-contestó la Tailandesa en un hilo de voz y Jungkook respiró profundo.

-¿Qué pasa? .-preguntó él gentilmente.

-Nada... ¿podemos irnos? .-evadió la primera con otra sintiendo que las lagrimas rodaban por sus mejillas.

Park accedió sin decir nada, y simplemente le abrió la puerta del auto.

De caminó al hotel en donde se hospedaban Jungkook intentó comprender el comportamiento de la pelinegra, pero no tenía sentido alguno, lo único que logró al intentarlo fue frustrarse.

Al llegar al edificio y estacionar el automóvil se dio cuenta que fuese lo que fuese él simplemente deseaba dejar una cosa en claro, y lo iba a hacer.

-Lisa.-le llamó y ella lo ignoró. Bajó del auto y a paso veloz entró al hotel. Jungkook molesto también bajo del carro, estrelló la puerta y la siguió.

-Lalisa, espera.-le pidió mientras corría para alcanzarla, la artista tomó el ascensor y cerró la puerta antes de que Park le diera alcance. Jungkook tomó el otro elevador y llegó al piso en el que se encontraban sus habitaciones justo cuando ella iba a abrir la puerta de su cuarto. La tomó de la mano fuertemente y le hizo mirarlo.

-Lalisa Manoban, ¡escúchame joder! .-exclamó el azabache irritado. La fémina lo miró sin poder pronunciar palabra, estaba estática.

-¿Qué? .-dejó salir al fin.

-Sólo quiero decirte algo y dejarlo en claro ... .- dijo y suspiró.-yo no te miro como a una hermana, ¿está bien?

Ella no sabía que responder, eso la dejó fuera de lugar, y tuvo que esperar unos segundos para poder recobrarse de la impresión.

-¿Por qué me dices eso? .-fue la pregunta que salió de los labios de la joven. Él la soltó sin aliento.

-Tenía que decírtelo.-dio como respuesta. 

-No creo que importe.-dijo Lisa de forma tajante. 

-A mí sí me importa... yo jamás podría verte como a mi hermana, y nunca aceptaría que creyeras semejante idea.-replicó el menor de los Park. 

-¿Por qué? .-cuestionó ella.

-Porque... te deseo como mujer.-respondió él clavando su mirada fija en los ojos marrones de la pelinegra, y sin darle tiempo de contestar se acercó y la besó en los labios.

🍃🌺🍃

Momo 🍑💕

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