: : :*ೃ࿔୭ 𝐓𝐲𝐩𝐞 𝐎𝟑𝟐 ミ
Katsuki Bakugo es el tipo de novio que...
Siente celos de su mejor amigo.
El invierno había llegado a la ciudad y una gran oleada de frío se hizo presente en el ambiente. Las personas comenzaron a usar sus grandes abrigos junto a ropas acogedoras, y esa no era la excepción de esta joven pareja.
—Hola, cariño —saludó la fémina con una sonrisa en su rostro, dándole un beso en la fría mejilla de su pareja.
El contrario hizo una mueca ante aquel contacto por el leve rubor naciente en sus pómulos pero de todas maneras asintió en forma de saludo, tomando a su chica de la mano para caminar juntos hacia la academia.
Ambos estaban bastante abrigados y el cielo no era el mejor de todos ya que anunciaba una futura lluvia, por lo que decidieron apurar el paso.
Y fue ahí cuando el chico decidió decir aquello que estaba en su garganta desde hace unos minutos, incapaz de contener sus pensamientos.
—Oe, fea. Te ves... —Bakugo miró de arriba hacia abajo a su novia, analizándola con la mirada y viendo las miles de prendas que llevaba puesta— Te ves muy gorda, pareces un globo a punto de explotar —se rió con maldad en su cara, sin poder evitar aquello.
—¡Ya no te rías, tonto! —lo regañó con el rostro colorado— Yo no tengo la culpa que mi madre me ponga tres suéters debajo... —miró hacia el costado y justo pasó delante de una vidriera, verificando que aquella campera le quedaba bastante apretada al cuerpo por sus inmensas ropas abrigadas.
Y por sus grandes pechos, los cuales dificultaban todo.
—Un poco más y ya vas a rodar —se siguió burlando su pareja con el puro afán de molestarla, siendo golpeado por su novia con una bola de nieve en su cabeza—. ¡Oe, ya basta, tonta!
—¡Tú empezaste! —exclamó golpeando su brazo y haciendo un mohín, avergonzada porque apenas y podía moverse al estar apretada— Tú da gracias a dios que al menos no tienes tetas. Aunque... —la fémina lo vio de reojo y tocó el pecho de su novio, quien la miró sin entender— Tus músculos lo parecen, ¡los bakupechos! —ahora fue su turno de reírse de él, quien se enojó ante ese apodo tan ridículo.
—¿¡CÓMO ME LLAMASTE, MALDITA!? —gritó Katsuki con un tic en su ojo derecho, apretando los dientes al ver que ______ le seguía tocando el cuerpo— ¡OE, VEN AQUÍ SI SABES LO QUE TE CONVIENE! —exclamó corriendo detrás de la de ojos marrones al ver que se le había adelantado.
Ambos jóvenes de diecisiete años llegaron un poco agitados a la academia y sus ropas estaban hechas un verdadero desastre. Y todo porque en varias ocasiones se habían tropezado en la nieve y habían comenzado a revolcarse, siendo que una quería escapar de los brazos del otro entre gritos y risas.
—¡Buenos días, Eijiro-kun! —saludó la azabache hacia el mejor amigo de Bakugo, el cual le había caído muy bien.
La joven dejó a su novio un poco más atrás y corrió a los brazos del pelirrojo, abrazándolo fuertemente por el aprecio que le tenía.
—¡Muy buenos para ti también, ______! Veo que hoy estás muy animada —comentó Kirishima dándole una linda sonrisa, mirándola también con cariño.
Ella era como aquella hermana menor que nunca tuvo.
Lástima que Bakugo no lo viese así.
—¡Oe, tú! ¡Deja de andar de resbalosa! —le exigió a su novia, tirándole del brazo para que soltase a su amigo.
¿Que amigo? Traidor.
—Pero si no he hecho nada malo —sonrió inocente, siendo testigo de cómo el rubio fruncía el ceño cada vez más por sus celos.
Por muy amigo suyo que fuese Eijiro, solo a él podía abrazarlo.
Pero claro, ella lo hacía con el objetivo de hacerlo enojar y que admitiera sus celos de una buena vez por todas.
Y Kirishima pues... Él la quería mucho y le dejaba una sensación cálida en el pecho cada vez que hablaba con ella, por lo que no la apartaba de su lado.
—¡Por cierto, me olvidaba! —dijo ______ abriendo su mochila y sacando algo de allí, para tendérselo al pelirrojo— ¡Te hice esta bufanda, Eiji-kun! ¡Espero que te guste! —sonrió amablemente.
—¿Para mí? —abrió sus ojos un poco más ante la sorpresa y tomó aquella bufanda rojiza entre sus manos.
Un leve rubor se instaló en sus mejillas y su sonrisa se agrandó al recibir tal presente, poniéndoselo en su cuello y degustando el aroma peculiar de la fémina.
Frutos del bosque.
—Está muy bonito, ¡muchas gracias, _______! —agradeció sinceramente, sin darse cuenta de la mirada amenazante de Katsuki.
El rubio ceniza puso mala cara cuando esos dos comenzaron a interactuar y se sintió extraño cuando su novia comenzó a ignorarlo para pasar tiempo con su amigo.
Los dos empezaron a caminar hacia el tercer piso en la academia y él no tuvo de otra que seguirlos por detrás, escuchando la maldita plática sobre unos animes que estaban teniendo.
Si hay algo que a él no le iban, eran esos animes que a su novia le fascinaban. Él era una persona dedicada a su entrenamiento y a ser el mejor héroe de todos en un futuro no muy lejano, no tenía tiempo para perder en estupideces.
—Vi el anime que me recomendaste el otro día, ¡es genial! ¡Amé a Dazai, quiero que me pegue un hijo! —los ojos de su novia brillaron y una gran sonrisa de boba enamorada salieron a la luz, fastidiándole a Bakugo— Y Chuuya no está nada mal, y ni qué hablar de Ranpo, ¡son adorables! —empezó a fantasear.
Siempre tenía que lidiar con aquellos personajes 2D que llamaban la atención de ______ y era absurdo que sintiese celos de ellos.
Las manos de Bakugo estaban apretadas en puños y no pudo evitar enfadarse ante toda esa situación, siendo consciente de que su propia novia había entablado una mejor relación con Kirishima que con él mismo.
Se los veía muy unidos y tenían muchas cosas en común, dándoles plática para todo el maldito rato. Se reían y compartían cosas de las que ni él sabía que existían al no tener los mismos gustos que ella.
Y eso a Katsuki le molestaba.
—Ni que ese anime fuese tan bueno —comentó el novio de mala gana, chasqueando la lengua para hacerse notar.
Pero ellos no lo escucharon y siguieron hablando.
Su corazón se apretujó y la rabia volvió a llenar su orgulloso corazón, viendo a ese par en su propio mundo sin hacerle caso. Hizo una mueca de disgusto y su agarre en la correa de su mochila se hizo más fuerte, al ver que la fémina se reía por algo que el pelirrojo había dicho.
¿Acaso estaba celoso del bastardo ese? ¡Ja! Ni muerto.
Entonces, ¿qué era ese extraño sentimiento amargo que se albergaba en su interior?
Bakugo era demasiado orgulloso como para reclamarle atención a su novia, si bien una parte suya aceptaba que prefería que ______ esté con él antes que cualquier otro, expresarlo era algo totalmente distinto para alguien como él, ya que no estaba acostumbrado a hacerlo.
La quería mucho y ya para cuando quiso detener ese sentimiento de amor ya había sido tarde, por lo que con el pasar de los años terminó siendo su novia.
La quería por soportarlo y estar siempre para él, porque su actitud nunca cambió con el pasar del tiempo y era bastante determinada con lo que hacía. A pesar de que ella no estaba aspirando a ser una heroína había logrado entrar a la U.A., no bajando los brazos con respecto a sus propios sueños.
La admiraba, la quería, la amaba... Y no quería compartirla con ningún otro chico más, ni con su mejor amigo.
Pero tampoco quería admitir que estaba celoso de la relación de amistad que ellos llevaban, claro que no.
Pero lo sentía, sentía un poco de envidia por Kirishima.
—Ya vengo, iré al baño —avisó Eijiro quien había sido llamado por Kaminari desde un poco más atrás—. Nos veremos a la hora del almuerzo —se despidió de la fémina alzando un pulgar y con una amplia sonrisa, comenzando a apurar su paso— ¡Y gracias por el regalo!
El joven Red Riot se fue dejando solos a aquella pareja en el pasillo del tercer piso y Bakugo tomó de la mano a su novia, jalándola para ir al salón de la clase 3-C.
La chica aprovechó aquel contacto y abrazó su brazo con cariño, refregándose y aspirando su aroma varonil.
—¿Sabes? Hay veces en las que no entiendo algunos ejercicios de matemáticas —comenzó a hablar la chica hacia su pareja, pero este no la escuchaba en lo más mínimo—. Las integrales y derivadas me están costando más de lo normal... Nunca creí que fuera tan difícil —se lamentó haciendo un puchero— Y programación también se me hace difícil, quizás suspenda este examen y... ¿Me estás escuchando? —preguntó notando que Katsuki no le hacía caso alguno.
Parecía pensar en otra cosa.
—¿Katsu...?
—¿Oe, por qué le regalaste eso al pelo pincho? —la interrumpió con una mirada seria.
—¿Uh...? Es porque lo quiero mucho —respondió con normalidad, sin entender a qué se refería.
—¿Lo... quieres? ¿A ese bastardo? —Volvió a insistir sintiendo un nudo en su pecho, una sensación desagradable para él.
—Por supuesto, con él puedo hablar de muchas cosas, es agradable y...
—¿Entonces porqué mierda no te vas con él? —protestó el rubio cortándole el rollo por cómo lo alababa— ¡A mí déjame en paz!
Se soltó de su agarre y con manos en los bolsillos se dispuso a irse a su salón, enojado con todo el mundo.
Con Kirishima por ser tan perfecto.
Con ______ por preferirlo a él para hablar y compartir secretos.
Pero sobre todo estaba enojado consigo mismo por... ¡Ni siquiera sabía porqué!
—Oye, oye, oye, alto ahí —le recriminó ______ caminando detrás suyo, interponiéndose en su camino— ¿Qué tratas de decir?
—Tsk, ¡no me molestes! —apartó la mirada.
—Katsuki, ¿estás celoso...? —preguntó con una pequeña sonrisa, adivinando por dónde venía la cosa— ¿Es porque le tejí la bufanda a Kirishima-kun?
—¡Por supuesto que no, tonta! —chistó apretando los dientes.
—Es eso, estás celoso —se rió apretándole las mejillas y estirándolas, ganándose un manotazo y un pequeño empujón—. Ya, ya, no tienes porqué enojarte —rodó los ojos— Además, no sé porqué te quejas, el invierno pasado te hice unos guantes y estos aparecieron con agujeros en las palmas de las manos —acusó su novia frunciendo la nariz— ¡Los explotaste, Katsuki!
—¡Yo no fui, fue el imbécil de Deku! —contradijo, pues el de cabellos verdosos lo había hecho enojar.
—Fii il imbicil di diki —repitió con burla, volviendo a tomar su mochila para sacar algo de ahí—. Ten, para que no te pase frío —le dio una bufanda de color verde y se la puso al más alto, acomodándola para que no le estorbara.
______ sonrió y le dio un rápido beso en los labios, poniéndose de puntitas porque no alcanzaba.
—Te la iba a dar después, y espero que esta vez no la explotes —le advirtió divertida pero con cariño al mismo tiempo—. Y no tienes porqué estar celoso, Kirishima-kun es solo mi amigo. Yo te amo a ti, Katsuki.
La fémina lo abrazó por la cintura como pudo y el timbre de inicio de clases sonó entre los pasillos, pero ella ni se inmutó de eso. Sus labios y nariz se dirigieron hacia el cuello del de ojos rojizos e hizo que le diera un leve respingo por lo frías que estaban, pero de todas maneras le permitió acercarse.
Sus cabellos le picaban y sus brazos se enredaron en su torso con firmeza, siendo correspondida levemente por los suyos, demostrándole cariño y apoyando su cabeza encima de la de ella.
—Como sea —dijo Bakugo en voz baja, sintiendo su corazón más calmado y con una expresión más tranquila en el rostro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top