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Katsuki Bakugo es el tipo de novio que... 

Intentaría contener un poco su carácter al conocer a sus suegros, sin embargo...

—Katsuki, antes de entrar, quiero pedirte algo —dijo ______ deteniéndose justo en frente a la puerta de su hogar.

La fémina lo miró a los ojos un poco nerviosa por lo que le iba a pedir a continuación, sin embargo, era algo sumamente necesario si quería que sus padres aceptaran a su novio.

—Punto número uno, no insultes a mis padres ni les digas viejos —comenzó, recordando con una leve sonrisa cual era su trato hacia sus progenitores—. Dos, no me llames ni fea, tonta, bastarda ni esos apodos que tenemos entre nosotros, ¿vale?

Bakugo puso los ojos en blanco pero solo asintió a lo que le pidió.

—Como quieras, mi amor —dijo eso último con sarcasmo, por lo que ella se sonrojó y le dio un pequeño golpe.

—Y tercero, no le hagas caso a mi hermano —pidió a ruegos, sabiendo que estos se llevaban muy mal—. Por favor, intenta no comenzar una pelea con Neito.

—¿¡Yo!? ¡¡Yo no empiezo a molestar, es ese bastardo el que viene!! —frunció el ceño al ser atacado de esa manera.

—Lo sé, pero solo intenta no seguirle el juego —suplicó dándole una última mirada, sacando las llaves de su chaqueta para poder entrar.

La azabache entró con sumo nerviosismo a su propia casa y revisó hacia ambos lados por si alguien estaba cerca, pero nadie parecía estar presente.

—Mamá, papá, ya llegué. Y traigo visitas... —avisó entrando junto a Bakugo, dirigiéndose hacia la sala de estar— Puedes dejar tus cosas ahí —señaló el sofá dejando su propia mochila.

El rubio ceniza dejó las cosas en ese lugar y empezó a sacar sus cuadernos para comenzar a estudiar matemática junto a ______, mirando sin disimulo alguno la decoración del lugar.

Algunas fotografías estaban colgadas en diferentes tipos de cuadros, en los cuales solían aparecer tanto Neito como ______. A pesar de que ambos eran muy diferentes tanto en personalidad como en aspecto, se notaba que ambos se llevaban bien desde pequeños.

—No mires eso —se sonrojó la chica ocultando una de sus fotografías, en la cual tenía catorce años y estaba peinada con dos colitas y traía un vestido de color celeste con un listón en la cintura y en la cabeza—. Les dije que sacaran estas fotos... Pero venga, vayamos a estudiar.

—¿Dónde mierda están tus viejos? —preguntó mirando todo con extrañeza.

—No están, probablemente fueron a retirar a mi hermano de su clase de piano —comentó sin darle mucha importancia, por lo que ambos se dispusieron a leer sus apuntes.

La joven pareja estaba intentando resolver los ejercicios de matemáticas que les habían dejado de tarea, sin embargo, debían admitir que no podían concentrarse del todo, sobre todo ______, puesto que era consciente que sus padres podrían llegar en cualquier momento.

Y eso pasó al cabo de unos cuantos minutos, pero no de la forma que esperaba.

—¿Hija...? —El llamado de su padre la hizo congelarse del miedo junto a su pareja, por lo que se levantó avergonzada de las piernas del chico.

—P-papá... —dijo con la respiración agitada y las mejillas totalmente coloradas.

Sus padres y su hermano mayor habían llegado precisamente en el momento en el que Bakugo y ella habían decidido tener un pequeño descanso de sus apuntes, en el cual comenzaron a darse unos pequeños besos que se fueron transformando en algo más pasional en el sofá de la casa.

—E-estábamos estudiando —titubeó señalando sus apuntes, los cuales estaban desparramados por el piso.

—Sí, se nota —ironizó su padre mirando al chico con sutileza, mientras que su esposa estaba extrañada por toda la situación.

Y ni qué hablar de Neito, puesto que el rubio estaba partiéndose de la risa al ver sus caras de desconcierto.

Vale, que no le gustaba que su hermana saliese con alguien tan molesto y problemático como el chico explosivo, pero debía admitir que esta escena sí era para reír.

—Él es mi novio, Katsuki Bakugo —comenzó a explicar la más joven haciéndole señas al nombrado, quien se levantó de su lugar limpiándose el lápiz labial que había quedado en su rostro.

—Katsuki Bakugo, el futuro héroe número uno y novio de esta pe... de ______ —se presentó haciendo una mueca, corrigiendo sus propias palabras para no meter la pata.

Los padres de la chica se sorprendieron un poco por el tono de voz del novio de su hija, pues este no dudó ni un segundo en lo que decía y afirmaba ser en el futuro.

—El perro explosivo de la clase A —añadió Neito en voz baja para picarlo, siendo escuchado por su cuñado.

—¿¡Qué mierda has dicho, bastardo!? —Bakugo no pudo evitar sacar a relucir su fuerte personalidad, lo que causó que sus suegros fruncieran el ceño por cómo había tratado a su hijo, el cual era un angelito ante sus ojos.

—¿Yo? Yo no he dicho nada —le sonrió con burla en la mirada, para luego mirar a su hermana— Educa a tu novio, hermanita.

—Tú no te metas —atacó ______, tomando de la mano a su novio para poder calmarlo.

—No trates así a tu hermano, ______ —reprochó su madre esta vez, por lo que ella rodó los ojos.

Un ambiente un poco incómodo se instaló en ese lugar, en el cual todos se miraban entre sí, o mejor dicho, donde los padres de la fémina analizaban al novio de su hija.

Su aspecto de malhumorado dejaba mucho que decir sobre sí mismo, y ni qué hablar de la personalidad que habían presenciado, se notaba que era alguien bastante diferente a lo que esperaban para su pequeña.

—Así que... ¿Él es tu novio? —indagó el señor Monoma analizándolo con la mirada e intentando retomar la conversación.

—Así es, ¿acaso tengo algo en la puta cara? —preguntó desafiante al ver que lo miraba sin pestañear.

La joven se mordió el labio inferior al ver que Katsuki no estaba cumpliendo con lo que le había pedido hace unos momentos, por lo que luego sonrió como disculpa.

—¿P-pasamos por algo de comer? —ofreció la chica, intentando calmar el ambiente.

—Pero si el perro ya te comió a ti... —murmuró Neito pasando por su lado para ir al comedor, pero antes de eso fue detenido por Bakugo quien lo tomó de la camisa de su cuello.

—¡TÚ TE CALLAS, INFELIZ! —amenazó bastante enojado, echando a perder toda buena impresión hacia sus suegros.

La de ojos oscuros soltó un suspiro de resignación ante la nueva disputa que había surgido entre su novio y su hermano, en la cual ambos comenzaron a gritar y a forcejear entre sí.

—Hablaremos después de esto —la cortó su padre mandándole una mirada de advertencia, para luego separar a aquel par—. Y lo del sofá también —aclaró en voz baja, negando con la cabeza.

Oh, que bonita impresión.

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