☆ Estrellas durante el tormento ☆
<ATENCIÓN: LA HISTORIA CONTIENE LEMON, SI GUSTAN LEERLA ES BAJO SUS CONDICIONES>
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Sus pies seguían avanzando, cansados de tanto correr.
¿A dónde iría, ahora?
Si llegaba a casa de sus padres tendría que dar una explicación y se ganaría un merecido <<Te lo dije>> por parte de su padre, y por el momento no quería hablar de nada.
Su hermano se encontraba fuera y no tenía llave alguna de su departamento, además de que aquella mujerzuela también lo engañara.
Y si su hermano se encontrara, ¿qué se supone que le diría? ¿Que encontró a su novio haciendo el amor con su prometida y mejor amiga?. No sabría como decirle tal cosa.
Seguía corriendo por aquella desolada calle.
Al llegar a su supuesto departamento compartido con su novio Inojin después de una semana de estar fuera por trabajo, planeaba darle una sorpresa este, pues había dicho que llegaría por la mañana del día siguiente.
Pero la sorpresa fue para ella.
Un silencio extraño inundó el lugar. Poco a poco, adentrándose, comenzó a oír respiraciones aceleradas y ¿gemidos? Si su mente no le fallaba eso era lo que se oía desde su recámara.
Se quitó los zapatos y no hizo ningún ruido al entrar. Tal vez estaba malinterpretando las cosas.
Pero no.
Al llegar a su habitación, la puerta de esta yacía abierta, los sonidos aumentaban de volumen y ropa en el suelo hacia un camino hasta la cama. Reconoció una playera de su novio y una blusa de ¿Sumire?.
Al estar frente de la puerta pudo ver a aquellos dos teniendo sexo sin pudor alguno. Quedo paralizada y la bolsa con comida que llevaba en su mano cayó, provocando ruido y llamando la atención de los otros dos, quienes se asustaron y dirigieron su mirada hacia la puerta, quedando sorprendidos ante la presencia de la azabache.
- ¿Himawari? Puedo explicarlo... - se atrevió a hablar Inojin.
- ¿Explicar, que? ¿Que me estas engañando con mi mejor amiga y prometida de Boruto? - contesta, obviamente exaltada - Debí haberle echo caso a papá sobre lo que pensaba de ustedes dos.
Sin que nadie pudiera decir nada más, Himawari salió del apartamento y comenzó a correr sin rumbo.
Sus emociones estaban a flor de piel, no sabía cómo sentirse, ¿enojo?, ¿tristeza?, ¿frustración?, o simplemente aliviada, pues sabia que desde algún tiempo ya no había tanta conexión como antes entre ellos dos.
Tal pareciese que el tiempo no cooperaba demasiado, pues entre las espesas nubes que nublaban alrededor comenzaron a iluminar los relámpagos y truenos resonaron en la ciudad, dando como desenlace una lluvia abundante, mojandola por completo en un pequeño lapso de tiempo.
Sus piernas comenzaron a disminuir la velocidad y se detuvo en uno de los faroles de la calle. Frustrada, no le tomo importancia a nada, hasta que la lluvia dejó de caerle encima.
Volteo hacia su derecha para ver a aque hombre fornido y con apariencia de matón, y más por aquel cigarro. Cubriéndola con su paraguas.
- Es peligroso andar por la calle sola - dijo en tono neutro - Te resfriaras.
- Estaré bien. Nunca me enfermó de gravedad y lo sabes, Kawaki - contesto sin ánimos.
- ¿Y donde esta Inojin? Es raro verte sola a estas horas de la noche - artículo el de cabellos negros.
Himawari, quien comenzó a alejarse de aquel chico se detuvo en seco al momento de que su contrario pronunciara aquel nombre.
De inmediato, Kawaki supo que algo no estaba bien entre aquella chica y su novio, así que sin decir nada más, volvió a colocarse a la altura de la chica para que evitara mojarse más de lo que ya estaba.
- Kawaki, ¿Puedo... yo... - comenzó, avergonzada y con leve sonrojo - No es nada, olvídalo.
Si bien, la pregunta que trato de hacerle dejo al hombre con duda. Dejo que la hermosura de la chica lo deslumbrara como la primera vez que la vio; aunque ahora no emitía su típica escencia alegre y su sonrisa había desaparecido en su rostro, el cual lucía decaído y algo cansado
Se quedaron quietos a media calle, en total silencio.
El de mechones negros tomó la mano de la chica y la jalo hasta su departamento.
Al entrar a aquel lugar no tan espacioso, dejó que el paraguas se escurriera y buscó una toalla para dársela.
Ella no sabía cómo es que había cedido y llegado hasta ahí, se quedó en la entrada, esperando, por alguna razón no quería irse.
Kawaki fue acogido por su padre después de que lo descubriera durmiendo en un parque, su familia le había dado el apoyo necesario y se encargaron de su vida, algo a lo que el esta profundamente agradecido.
Después de que el terminara la universidad se fue a trabajar a otro estado y solo su padre sabía donde vivía exactamente.
Ella juraba que los sentimientos que emergieron hace mucho tiempo se habían desvanecido por completo y trato de olvidarlo con Inojin, pues creía que sus sentimientos no eran correspondidos.
Pero al estar en su departamento, después de haber sido llevada ahí por el mismo, aquellos sentimientos que creía inexistentes volvieron a surgir en su corazón.
Él, se había enamorado de ella desde que la conoció, con aquella sonrisa hermosa y ojos azules inigualables, las marcas peculiares en sus mejillas que la hacían tierna y esa aura de confianza y calidez que hacían que su vida diera un vuelco.
Tardo algunos años en aceptar que eso que sentía era amor y no simple admiración.
Si bien, trato de decírselo varias veces, pero no encontraba manera alguna. Incluso se abrió con ella más que con nadie y muchas veces las acciones que hacia con ella dejaban más que claros sus sentimientos, pero ella, igual de distraída que su padre y hermano, nunca se daba cuenta.
Y se fue con Inojin.
Después de eso decidió enterrar sus emociones para el y dejar que ella fuera feliz, se conformaba con verla sonreír.
Pero ese día, mientras regresaba a casa, la vio ahí sola. Su corazón se hizo añicos al ver que de sus hermosos ojos, ahora sin brillo, salían lágrimas y su sonrisa no era presente en su rostro.
Aunque dentro de el creció de nuevo la esperanza.
Después de que le diera una toalla, le ofreció darse un baño caliente, para que no pescara un resfriado. Ella aceptó, aún con el ánimo por los suelos. Por fortuna no había dejado la mochila con ropa limpia en su antigua apartamento, así que tenía ropa de repuesto.
Al salir de la ducha, ya limpia. En uno de los estantes una botella de sake llamó la atención de la chica, quien sin permiso la tomó y se sirvió para ella y su acompañante.
Ambos se sentaron en el sofá y encendieron el televisor, un rato en silencio y después ella le contó todo lo sucedido.
Si antes odiaba a ese rubio, ahora lo detestaba mucho más.
Su frustración duró poco, pues se tranquilizó al sentir que su acompañante se había recargado sobre su hombro, quedando profundamente dormida.
La llevo a su habitación, alzandola como si no pesara nada y la recostó sobre su cama y le puso las sábanas encima.
El se sentó en un sofá que estaba a un lado de esta y la contemplo dormir, con su semblante que pareciera de porcelana y aquellos cabellos tan finos como la seda que yacían sobre la almohada aparentando que también durmieran, simplemente, para el, ella era un Ángel mandado del cielo para calmar sus tormentos.
Y esque tus ojos tienes la destreza de leer mi mente, de leer mi mente.
No suelo hablar delante de la gente, no se si fue la última cerveza o si contigo todo es diferente y perdí la cabeza.
La mañana llegó y con los rayos del sol, el despertó. Dándose cuenta de que se quedó dormido en el sofá de su cuarto.
Se restrego los ojos y divisó a la peliazul que seguía dormida, acarició su cabellera y salió del departamento, dejando una nota.
Como puedo hablarte sin hablarte y decir todo.
Debí ensayarlo pero ya nimodo.
Ella despertó al medio día, se sentía cansada y sin ánimos.
Observo el lugar y se percató de que anoche ni había sido un sueño, suspiro para si y se dirigió a la sala, donde encontró una nota donde Kawaki le mencionaba que debía trabajar y que regresaría a la cena.
Suspiró nuevamente y recorrió con la mirada el lugar algo desordenado y con polvo. Talvez debía agradecerle limpiando el lugar, si, eso haría; pero antes de eso, comería, pues moría de hambre.
Hizo un pequeño almuerzo con la comida que encontró en la nevera y después, como lo había prometido, limpio y organizo aquel lugar, dejándolo impecable.
Durante la limpieza, encontró la llave de repuesto del apartamento. Tomándolo casi como una bendición, salió del lugar a comprar varios ingredientes para hacer una cena Rica para ambos, no sin antes dejar una nota por si Kawaki llegaba antes que ella.
El antes mencionado, si llego antes de que ella regresara y leyó detenidamente la nota. Entro al lugar previamente organizado y se llevó esa sorpresa, pues hacia tiempo que el lugar no olía tan bien, además de que una ligera fragancia que ella emanaba rondaba a los alrededores.
Con esa sonrisa tonta en cara, se dirigió a darse una ducha, su trabajo era agotador.
Ello regresó minutos después, con los ingredientes necesarios y se adentró a la cocina, dispuesta a hacer una cena especial y sin percatarse de que Kawaki había regresado.
El olor a comida casera jugo con su olfato al momento de salir del baño, siguió la proveniencia y llegó a la cocina, donde pudo contemplarla tan dedicada a lo que hacía.
- Eso huele delicioso. No he comido nada casero desde que ingresé a la universidad - dijo él mientras se sentaba en una de las sillas del comedor, llamando la atención de ella.
- L-la cena y-ya está l-lista - tartamudeo nerviosa.
Su sonrojo y nerviosismo lo dejo confundido, hasta que se dio cuenta de que solo llevaba el pantalón puesto y su torso totalmente descubierto. Sin mencionarlo, se puso nuevamente de pie y se fue a colocar una camisa, mientras ella colocaba la comida en la mesa.
Al verlo vestido por completo, su nerviosismo bajo, aunque aún no estaba tan acostumbrada a la compañía del chico cuando sus sentimientos hacia el son totalmente certeros.
La cena transcurrió en silencio. Cuando ambos terminaron sus alimentos, ella recogió la mesa y se dirigió al fregadero para lavar aquello sucio.
- Yo nunca te haría algo así, nunca. - hablo firmemente desde el comedor.
- ¿A que te refieres? - Pregunto sorprendida la peliazul.
Había terminado de lavar los trastes sucios y ahora estaba en el Marco de la puerta, entablando una conversación que el comenzó.
Poniéndose de pie, se dirigió a la mujer de 24 años que lo miraba con ansias.
- No te hagas la inocente, Hima. Prácticamente toda mi vida me he dedicado a llamar tu atención y me eh conformado con verte feliz junto a otro, pero ya no aguanto más.
- ¿Kawaki?
El chico se acercó a ella, acorralandola a la pared. Y ella no rechisto.
- Te amo Himawari Uzumaki, siempre lo he hecho.
Esas palabras la dejaron sin aliento. Él se fue acercando poco a poco a su rostro, haciendo sentir sus respiraciones y después, uniendo sus labios en un dulce beso, tierno y cargado de amor.
Ella no se retiró ni lo evitó, simplemente siguió aquella unión, rodeando el cuello de su contrario con los brazos y profundizando el beso, dejando que sus lenguas bailarán dentro de sus bocas, hasta que sus pulmones pidieron aire.
Sonrojados, se miraron a los ojos y volvieron a unir sus labios, ahora con lujuria y deseo además de amor.
Yo sé que tú, tú sientes algo por mi. Porque negar este amor si lo confirman tus besos.
Yo sé que tú, no estás aquí por error, si estoy muriendo por ti que me revivan tu besos.
Poco a poco, aquel beso fue subiendo de intensidad, llevando las manos debajo de la playera de la chica, desprendiendola de tal prenda. Si mano paso por su delicada espalda y le desabrocho el sostén, dejando sus enormes senos al descubierto.
Comenzó a besarle el cuello, mientras ella suspiraba de gusto. La mano del el comenzó a presionar un pecho mientras besaba el otro, provocando oleadas de placer en la chica.
Ella tampoco se quedó atrás y le quitó la playera, aferrándose por completo a su ancha espalda.
Mientras el seguía besandola, la despojó del short que llevaba puesto, dejándola solamente el bragas.
Poso sus labios con los de ella y adentro su mano a la intimidad de la chica, donde sus dedos jugueteaban con el clítoris de esta, haciéndola gemir.
Con un movimiento ágil, el tomo su trasero y la atrajo hacia su cuerpo dando paso a que ella rodeará con sus piernas su cintura y se dirigieran a la recámara mientras seguían con besos.
El quedo sentado en la cama, con ella encima. Lo despojó rápidamente de su pantalón y bóxer dejando a la vista la erección de este.
Los besos siguieron y ahora era ella quien bajo por su cuello mientras el acariciaba y jugaba con sus pezones, después ambos quedaron completamente desnudos y nada podía detener el deseo que ambos sentían.
Rápidamente coloco un condón en su miembro y siguió con aquel acto. Los dedos jugaban en la intimidad de ella, haciéndola gemir y sentir placer mientras que ella presionaba con una mano la virilidad de este, subiendo y bajando, dándole oleadas de placer.
- Quiero ser totalmente tuya, Kawaki - suplicó entre susurros a su oreja.
Eso derramó el vaso, el orgasmo estaba presente en ambos para después penetrarla, haciendo que ella diera un grito de placer.
Siguió besando sus labios mientras ella subía y bajaba, teniendo el control con las embestidas y el presionaba cada seno con sus manos.
Ambos llegaron al clímax casi al mismo tiempo, dejando aquel inmenso pudor que había entre ellos de lado y se acurrucaron en la cama, sus cuerpos desnudos encajaban perfectamente el uno con el otro.
Se miraron entre sí y se sonrieron con la mayor ternura que nadie haya visto, se besaron nuevamente, con ternura y se quedaron dormidos.
Esa intensa noche, solo la luna y las estrellas fueron almirantes de aquel amor profundo que ambos se tenían y que perdurará por siempre.
Porque de algo estaban seguros.
Querían ser siempre el complemento del otro.
~the end~
Nota: Espero que les haya gustado. Es mi primera historia con lemon así que no se muy bien como haya quedado, según yo, bien xd. Pero no se ustedes, así que si les gusto dejen su me gusta y su comentario, ¡gracias por su apoyo!
Chyio67 🌻
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