06. Drinking again?
Capítulo seis:
" ¿Bebiendo de nuevo? "
[🕯🕸]
Luego de que Kyle se fue, aguarde a que mi padre y Jason entraran a la casa para después hacerlo yo. Así fue, camine tranquilamente hasta la puerta de casa y entre.
Deje la mochila junto a la puerta y seguí mi camino hacia la sala de estar. No me sorprendí al ver a mi hermano recostado sobre el sofá más grande, dormido, sin rastros de que mi padre estuviera cerca. Suspire con cansancio al pasar por alto su embriaguez.
Me puse de rodillas al lado del sofá y quite algunos mechones de cabello de su frente sudada, sintiendo una gran mezcla de enojo y pena. Quería gritarle, tal como había hecho el día anterior, pero a la vez deseaba abrazarlo, porque sabía que Jason hacia tiempo que había caído en un pozo del que le era muy complicado salir.
— June — la voz de mi padre resonó saliendo de la cocina.
Gire el cuello para verlo.
— Papá... ¿donde lo encontraste? — pregunté específicamente por mi hermano.
— Me llamó, estaba en un bar cualquiera. Me dijo que quería hablar conmigo, que estaba arrepentido, que se sentía mal, y por primera vez sentí que lo decía enserio — tomó asiento en un sofá individual y se pasó una mano por el rostro, frustrado —. Pero en este estado no puede hablar con nadie.
Un pinchazo en el pecho me ataco y me sentí sumamente culpable.
— Es mi culpa, todo esto. Ayer vino aquí y discutimos, nunca peleamos de esa forma, no se que me sucedió...
— No digas tonterías. Jason está mal hace mucho tiempo, y para nada eres la causante. Cuando tu madre... — no pudo decirlo, y lo oculto aclarándose la garganta —, tu hermano se hundió en la tristeza, dejó que lo dominara. Y solo puede salir de ahí el solo, porque nosotros no podemos hacer nada si el no lo quiere así. Yo se que él mejorará, volverá a sentirse feliz. Hoy fue diferente — susurro lo último, más para sí mismo que para mi.
No pude responder a eso. No quería darnos falsas esperanzas, porque ya perdí la cuenta de la cantidad de veces que creímos que Jason estaba mejorando y al final solo nos engañaba.
Me levante sin decir mas y subí a mi habitación.
A eso de las ocho de la noche, Kyle me envió un mensaje, preguntando cómo estaba todo en mi casa. Eso dio paso a una larga conversación, donde ambos nos contamos cosas insignificantes que nos era necesario saber del otro.
Así nos mantuvimos unas horas, hasta percatarnos que se nos hacía demasiado tarde, resaltando que mañana debíamos asistir a clases.
[Kyle, bueno en física]
Buenas noches, Junie.
Mañana te daré un nuevo
informe sobre mi lectura.
El rubio continuaba empeñado con el libro del chico zombie. Me contó sobre la trama, aunque yo ya la supiera, y agregó que las veinte páginas que leyó hasta el momento le resultaron interesantes. Le dejé en claro que si sólo leía diez páginas por día acabaría el libro cuando fuera anciano.
[Junie]
Lo esperare con ansias.
Que descanses.
Un ruido estruendoso proveniente de la cocina me sobresalto, despertándome. Mire la hora en el reloj que colgaba en una pared de mi dormitorio y fruncí el ceño al descubrir que eran casi las tres de la madrugada.
Me levante y avance guiándome por los sonidos.
— ¿Jason? — cuestione al verlo de pie en la sala, sosteniendo algo detrás de su espalda —. ¿Sabes qué hora es? — se encogió de hombros y retrocedió dos pasos, me acerqué nuevamente —. ¿Que sucede?
— Nada. Puedes volver a dormir — titubeo al hablar, y cuando lo hizo fue en un susurro tembloroso.
Estaba bebiendo de nuevo.
— No te creo — alce una mano —, entrégame lo que estás escondiendo.
Negó con la cabeza y volvió a retroceder. La poca paciencia que me quedaba desapareció, me acerqué a paso firme y le arrebaté la botella que sostenía detrás de su espalda. Automáticamente divisé sangre en el vidrio, asustándome.
Entre en la cocina y me encontré con el suelo siendo un campo minado de fragmentos de vidrio.
— Rompí otra botella, no es nada — explicó. Me acerqué y tomé sus manos. Sangre —. No es nada.
No podía decir palabra alguna. Tenía las palmas completamente heridas, incluso mantenía algunos pedazos de vidrio incrustados. Pero el estar tan ebrio le funcionaba como sedante para el dolor.
— Te llevaré al hospital.
— ¡No puedes! — alejó sus manos de mí bruscamente.
— Papá está dormido, no se enterará lo juro.
— Si se entera, lo habré arruinado todo completamente.
Quise decirle que ya lo estaba haciendo, que papá no era el único que sufría al verlo así, pero no pude. Así que hice lo que mejor me salía, quedarme callada.
Tome mi teléfono y sin dudar llame a la única persona que nos podría ayudar. Atendió después de unos segundos, avisándome que estaría aquí como en cinco minutos.
Yo no sabía conducir, y Jason en este estado no podía hacerlo. Mi única opción además de Kyle era Cora, pero si llegaba a despertarla a esta hora por una estupidez de Jason, me asesinaría. Así que, ¿que mejor que llamar al mejor amigo de mi hermano?
Kyle no estaba tan lejos, vendría caminando hasta aquí, eso es lo que me dijo. Y seguidamente tomaríamos el auto de Jason.
Todo esto sin que mi padre se enterara.
Envolví descuidadamente las manos de Jason con una toalla y lo incité a caminar hasta la entrada, esperando al rubio en la acera.
— ¿Lo llamaste? — me preguntó al ver a Kyle avanzar hacia nosotros. Asentí —. ¿Hablas con el?
— No, claro que no. Saqué su numero de tu celular — mentí, y me creyó sin problemas. ¿Porque como iba a ser posible que su mejor amigo hablara con su hermana en secreto?
— Hola — saludó el rubio, pasando un brazo por los hombros de mi hermano —. Entrégame tu auto, amigo — se burlo tendiéndole una mano, el contrario le dio las llaves con una mueca de molestia. Si no hubiera alcohol en su sistema y no tuviera las manos en tal estado, nunca le cedería el coche a nadie.
Jason se recostó en los asientos traseros, dormitando a los segundos sin problema alguno. Por lo que no tuve más remedio que sentarme de acompañante.
— Gracias por venir — murmure viendo por la ventana.
Estaba claro que mientras el castaño estuviera cerca, no podríamos tener una conversación amena de ninguna forma. Para no levantar sospechas.
— No me agradezcas. ¿Bebió demasiado?
— ¿No que una de las reglas de la fraternidad era "beber hasta desmayarse"? Bueno, Jason la cumple al pie de la letra — gire a ver a mi hermano y coloque el brazo que colgaba de los asientos junto a su cuerpo, con una mueca adornando mi rostro.
— ¿Debemos preocuparnos o crees que...?
— Mi padre dice que le tiene confianza, que cree que esta vez es distinta a las demás. Pero la verdad es que ya paso límites, y deberíamos estar muy preocupados.
— Debemos darle la oportunidad de mejorar.
— Se la estoy dando, créeme — suspire pesadamente, mirando su perfil mientras conducía con su vista al frente.
— ¿Y tu?
— ¿Que? — musité.
— ¿Como te sientes? — me miro por un segundo, volviendo la vista a la carretera después.
— Bien — fruncí el ceño, no lo sabía.
Su pregunta me desconcertó.
De un momento a otro un cosquilleo invadió todo mi cuerpo cuando su mano libre llegó a mi muslo, dejando una leve caricia para luego tomar la palanca de cambios.
Ahí fue cuando me percaté de mi vestimenta, un pijama corto con estampado floreado. Mis mejillas enrojecieron y me lamenté no haberme cambiado para salir.
Kyle se dio cuenta de eso ya que cuando nos detuvimos en un semáforo estiró su brazo a los asientos traseros y tomó su chaqueta de fraternidad, la misma que llevaba en la cafetería y que me había vuelto loca todo el camino de regreso. Me la entrego y sin dudar la acepté, colocándomela y subiendo el cierre hasta arriba, al ser tan grande me cubría hasta los shorts.
Volví a concentrarme en lo que se veía a través de la ventana, y no pude evitar pensar que podría ser que el chico me gustara, pero no estaba bien, no era algo que pudiera pasar a la ligera, así que mi mente reprimía ese sentimiento lo mejor posible.
Sin darme cuenta, llegamos al hospital. Nos estacionamos en la calle del frente y Kyle bajo del auto para despertar a Jason y ayudarlo a llegar a la entrada. Dando un suspiro intente liberar mi mente y concentrarme únicamente en mi hermano.
Los seguí hasta la recepción, donde nos indicaron dónde ir para esperar que nos atendieran. Era algo urgente, ya que las manos no le dejaban de sangrar, por lo que apenas llegar lo llamaron de un consultorio.
Dejamos que pasara el solo. Mientras tanto ambos caminamos hasta una máquina de café para comprar tres, uno para cada uno, y el de Jason siendo solo café negro para que le sirva de algo en su estado.
— ¿Tu padre sabe que están aquí? — habló el rubio luego de un largo silencio.
Sostuve el último café que la máquina había preparado y retome la vuelta a la sala de espera del consultorio, me siguió automáticamente.
— No, Jason no quería que lo supiera porque cree que por esto lo arruinará todo. Las esperanzas de papá en el, o lo que sea — me restregué los ojos a causa del sueño —. Mierda, mañana tengo clases.
Tome asiento y el chico lo hizo a mi lado.
— ¿Porque mejor no tomas un taxi y vuelves a casa? Yo puedo quedarme aquí hasta que Jason salga y compremos las cosas que necesite, calmantes y eso... — dio un sorbió a su café distraídamente, como si lo que dijera no tuviera importancia.
— ¿Porque haces esto?
— ¿Hacer que, exactamente?
— Acompañarnos hasta aquí, más bien traernos, a las tres de la madrugada. Incitarme a irme y tú quedarte cuando no tienes obligación de quedarte a cuidar a mi estupido hermano — aguarde un segundo para analizar su expresión y se encontraba confundido —. Quiero decir, eres su amigo, pero no eres el mío — me señale a mi misma, resaltando lo que traía puesto —, y pareces tener muchos ánimos en tratarme bien, preocuparte por mi de alguna manera, y es tan extraño.
— Somos amigos, decidimos serlo — alzó ambas cejas apartando la mirada por un segundo, sin comprender la situación. Cerró los ojos un momento, sopesando lo que estaba por decir —. No se que siento, pero me importas, ¿bien?
Me congele, como solía pasar cuando algo me sorprendía de sobremanera. No era la segunda parte de la frase la que me preocupa, sino la primera, ¿no sabía que sentía? Si, yo tampoco. Y ese era el problema, ahora estaba claro que ambos no podríamos ser amigos, al menos no de forma sincera.
— ¿Te gusto? — la pregunta se me escapo de entre los labios sin que pudiera detenerla. Mis mejillas obtuvieron un color rojo muy fuerte, mientras la vergüenza y el arrepentimiento me invadían. A la vez se me hacía necesario saber la respuesta.
— Me gustas — asintio sin verme, estaba claro que tenía miedo a mi reacción cuando dijo lo siguiente —, Junie te prometo que no fue intencional, si lo pudiera evitar lo haría porque sé que te pongo en una mala situación con tu hermano, lo lamento.
Alcance su hombro y dejé mi mano en ese lugar para que volteara a mirarme, cuando lo hizo, nuestras miradas se encontraron con la del otro y se me revolvió el estómago de los nervios.
No estaba pensando, quizás fue por la falta de sueño, pero antes de que cualquier cosa pudiera evitarlo, lo bese. Fue un beso corto, un roce de labios, pero sólo esto bastó para entender que también me gustaba.
Kyle se quedó quieto, y temí que se estuviera arrepintiendo de lo que dijo. Pero cuando llevo sus labios a los míos nuevamente, con su mano rodeando mi cuello delicadamente, supe que nos sentíamos igual. Y que estábamos en problemas.
Nos separamos de golpe cuando la puerta del consultorio se abrió. Saliendo primero el médico y luego Jason. Me levante con la respiración irregular, y tuve miedo de a donde me llevaría esto con Kyle.
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