◇Capítulo 1◇

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Los siglos habrían pasado, y aquella ciudad conocida como Atlantis, ahora era solo considerada una leyenda para muchos, y para pocos una oportunidad de descubrimiento.

Entre las pocas personas que querían probar que la ciudad perdida existió, había un par que vivía en Washington D.C, estando ambos en el año 1914.

Eran dos hermanos mellizos que estaban en una sala de un museo.
Uno de ellos siendo un chico de contextura delgada, cabello castaño claro y lentes, estaba dando una exposición sobre lo que estábamos hablando antes.

-Buenas tardes caballeros. Primero, quiero agradecerles al consejo que escuchen mi propuesta. Todos han escuchado la leyenda de Atlantis. Un continente a la mitad del atlántico, habitado por una avanzada civilización, cuya tecnología supera todo lo conocido-Explicaba el joven mientras señalaba algo detrás suyo
-Y según el señor Platón, un día sufrió una tragedia catastrófica que lo hundió en el fondo del mar-

El joven señalaba a la pecera donde un pequeño pez habitaba, escuchando la risa de parte de su hermana. Una joven del mismo color de cabello aunque largo, un poco más baja que el chico y de pecas en sus mejillas y nariz.

-Tal vez pregunten, ¿por qué Atlantis? Solo es un mito ¿no es así? Pura fantasía. Bueno, en eso están equivocados-Mencionaba el joven mientras tomaba unas fotografías y dibujos para mostrarlos
-Miles de años, antes de que los egipcios hicieran las pirámides, Atlantis tenía electricidad, medicina, incluso la capacidad de volar-

Al pasar las imágenes, de repente algunos eran bocetos a lápiz, algunos más detallados que otros que mostraban la ciudad perdida.

-Oye, no habías dicho que tomaste mis dibujos Milo-Diría la chica interrumpiendo a su hermano, alzando una ceja divertida al verlo reír nervioso, debido a que los dibujos de los ejemplos de cómo era la antigua civilización antes de hundirse pertenecían a la joven

-Como decía.. Imposible dirán, pero no, no lo es. Muchas culturas antiguas afirmaban que Atlantis tenía una fuente de energía de algún tipo. Más poderosa que el vapor, que el carbón, incluso que los motores de combustión interna-Mencionaba antes de terminar de mostrar las imágenes para continuar
-Caballeros, les propongo encontrar Atlantis. Buscar la fuente de energía y devolverla a la superficie-

-Continua-Diría la chica dando una sonrisa viendo a su hermano emocionado como siempre que hablaban del tema

-Ahora, esta es la página de un texto que describe un libro llamado "El diario del pastor"-Mostraba una fotografía de dicha página
-Un testimonio real de la existencia de atlantis y de su ubicación exacta-

Explicaba antes de ir a un pizarrón que la joven terminaba de escribir algunos garabatos y su supuesta traducción.

-Basados en la traducción ancestral del texto noruego. Los historiadores piensan que el diario está en Irlanda-Diría luego de que su hermana escriba la traducción, mientras este intentaba tomar una roca circular con un texto
-Pero, después de comparar el texto con las runas de este escudo vikingo, descubrimos que una de las letras estaba equivocada, ¿no es así TN?-

-Así es. Ahora, si quitamos esta letra y escribimos la correcta...-Diría la mencionada intentando no reír al tratar de tomarlo en serio como su hermano, mientras borraba una letra de la palabra Irlanda para escribir otra
-Veremos que "El diario del pastor", la llave de Atlantis no está en Irlanda. Sino, en Islandia-

-Pausa dramática-Diría Mailo mientras veía a su hermana cubrir su boca al casi soltar una risa, mientras este bajaba la roca
-Caballeros. Ahora aclararemos sus dudas-

De repente, ambos escuchaban un tono de llamada al teléfono, siendo seguramente su jefe, lo cual causaba que TN suspirara.

-Se acabó la diversión-Diría yendo a sentarse nuevamente

-¿Podrían darme un momento?-Diría Milo antes de ir a atender la llamada

Al pasar sobre el pizarrón, quedaba encima de este acostado, mientras tomaba el teléfono para atender.

-Cartografía y Lingüística, Milo Thatch al habla-Al oír las quejas de su jefe, la sonrisa de este se borraba lentamente
-Si, si, un segundo...-

Dejaba el teléfono antes de ir a prender la luz, para dejarse ver que las supuestas personas sentadas eran en realidad simples objetos.

-Disculpe, señor mala cara-Diría Mailo de manera burlona, oyendo a su hermana reír
-Oye, no es correcto para una dama reírse de un señor-

-Tampoco lo es trabajar de esto según el jefe y aun así, estoy aquí-Diría la chica alzando sus hombros mientras veía a su hermano reparar la maquina que calentaba el museo con sólo mover dos piezas y darle un golpe para ver que funcionaba
-Nunca falla-

-¿Qué tal? ¿Está mejor?-Preguntaba Milo una vez que volvía al teléfono, oyendo a su jefe que más bien se escuchaban sus gritos y amenazas
-Es un placer-

Una vez colgaba, bajaba de la pizarra antes de fingir seguir con la charla que estaba planeando para decirle a los directivos del museo, con el objetivo de tener fondos para la expedición.

-Ahora. Como verán en...-Cuando veía la pizarra del dibujo del mapa, parte de este había quedado en su ropa por apoyarse
-En este um... M-mapa que TN trazó.. lo siento TN-

-Ya me sé el mapa de memoria-Diría la mencionada sin darle importancia, mientras movía a su hermano para que quede en el lugar que debía quedar el dibujo de su ropa

-En fin. TN dibujó la ruta que deberíamos seguir en el sur de Islandia para encontrar el diario-Justo cuando terminaba, ambos oían al reloj cucu como saldría el pájaro al marcar la hora
-A escena. Llegó la hora-

Mencionaba el joven mientras tomaba varios pergaminos y documentos, mientras su hermana lo veía con duda.

-¿Seguro que van a aceptar Milo? Digo, ya sabes como es el señor...-Murmuraba la chica ya que habían pasado ya años que trabajaban ahí, y se había dado cuenta que poco le importaba los descubrimientos, sino el valor de estos

-Créeme TN, al fin vamos a salir del calabozo-Mencionaba confiado su hermano, antes de caminar a una mesa y tomar una fotografía enmarcada

En la foto, se podía ver a un hombre de avanzada edad, sentado mientras dos niños estaban en el suelo, siendo los mellizos y el hombre era su difunto abuelo.
TN igualmente se acercaba a apreciar la foto, dando ambos una sonrisa de melancolía al recordar como ese día, su abuelo cargaba a ambos en sus piernas, y le dejaba su casco de explorador a Milo, aunque este al ser más pequeño, su cabeza quedaba dentro de esta, y TN reía por ello junto al anciano.

Milo sacaba de un pequeño lugar aquel casco de su abuelo, tomando este para colocarlo en su cabeza con una sonrisa. Sin embargo, parecía aún quedarle grande, ya que terminaba quedando toda su cabeza dentro, mientras oía la risa de su hermana.

-Parece que tu cabeza nunca creció-Se burlaba la chica mientras su hermano se acomodaba el casco y le daba un leve empujón en su hombro

-Graciosa-

De repente, ambos escuchaban que llegaba un pequeño correo a la sala, por lo que Milo se apresuraba para leerla con una sonrisa.

-"Estimados Tatchs, se les informa que su ponencia se cambió de las 4:30 pm a las 3:30 pm"...-Leía la carta para ver la hora, siendo que ya había pasado la hora indicada
-¿Qué?-

Justo cuando ambos quedaban en dudas, llegaba otro mensaje, siendo ahora tomado por TN para leerlo en voz alta.

-"Estimados Tatchs, al no presentarse ninguno, el consejo rechazó su propuesta. Que tengan buen día, la oficina del señor Hardcot"-Terminaba de leer para arrugar la hoja con algo de molestia

-¡Esto es intolerable!-Gritaba Milo al saber que fue hecho a propósito, pero no se daría por vencido

(...)

-De verdad, esos muchachos cada vez están más locos-Opinaba uno de los hombres del consejo

-Si vuelvo a oír algo relacionado con Atlantis, me pondré frente a un autobús-Se burlaba otro de ellos mientras reían

-Yo te empujaré-Diría de igual manera bromista otro de ellos, riendo al unisio

-¡Señor Hardcot!-Los hombres escuchaban la voz de Milo, para verlo llegar corriendo con varios papeles

-¡Oh, no. Ahí está!-

-¡Miembros del consejo! ¡Aguarden!-

Todos los hombres comenzaban a correr, intentando esconderse y escaparse del joven al entrar a diferentes puertas.
Mientras Milo corría apresurado, algunos papeles caían, por lo que TN quien lo seguía detrás pero con tranquilidad, recogía estos.

El hombre dueño del museo, al no encontrar escondite, se quedaba detrás de una planta, pero claramente no lo cubría en nada al ser la planta pequeña y el obeso.

-Ah, señor..-Se acercaba el joven para correr las hojas de las plantas

El hombre le daba una sonrisa, para abrir su paraguas y empujarlo, tirando algunos pergaminos en manos mientras aprovechaba para escapar a la salida.

-¡Espere!-Milo recogía todo para correr a la salida y verlo ir a un auto que lo esperaba
-¡Señor Hardcot! Aquí tengo pruebas de.. ¡Señor Hardcot, espere!-

Al lograr alcanzarlo justo cuando subía al vehículo, este quedaba frente a la puerta mientras le daba algunos papeles.

-Gracias, que amable. Aquí tengo-Mostraba uno de los pergaminos a punto de hablar de las pruebas, pero el hombre le interrumpía molesto

-Este museo financia expediciones basadas en hechos. No en leyendas ni Folklore-Diría para darle todos sus papeles y sonreír
-Además, los necesitamos aquí. Contamos contigo y TN-

-¿En serio?-Diría el joven sorprendido, dando una sonrisa

-Si. Ahora que llega el invierno, no podemos descuidar la caldera-

-¡¿Caldera?!-

-Adelante Hines-Hablaba el hombre a su chófer, para que empezara a avanzar

Al ver esto, Milo aún no se rendiría, por lo que empezaba a correr quedando frente a la ventana del hombre que lo ignoraba.

-Pero, hay un diario-Diría mostrando el mapa
-¡Está en Islandia. Estoy seguro esta vez!-

El hombre solo cerraba la cortina de la mentana, cuando se sorprendía al ver al chico sobre el auto frente al conductor.

-¡Señor, de verdad no quería llegar a esto! Pero esta es..-Milo buscaba en sus bolsillos, para mostrar un documento que indicaba que renunciaría
-¡Una carta de renuncia! ¡Sí no accede a financiar la propuesta--

Antes de poder terminar, el conductor haría un movimiento que terminaba por realizar un movimiento brusco que lo lanzaba a un lado.

-¿Estás bien?-Llegaba TN corriendo al verlo caer, mientras el joven sólo se levantaba para alzar el papel de renuncia

-¡Renunciaré!-Al decir esto, el vehículo retrocedía hasta donde ellos, mientras Milo alzaba el papel una vez que el hombre los veía
-Hablo en serio. Si no accede a financiar nuestra propuesta..-

-¿Qué harán? ¿Hecharán su carrera al drenaje igual que su abuelo?-Se burlaba el hombre haciendo una seña de que estaba loco
-Tienen potencial chicos, no lo desperdicien en fantasías-

-Señor, podemos probar que Atlantis existe-Intentaba convencer su hermana aunque sin mucho éxito

-¿Quieren hacer una expedición? Tengan-Lanzaba una moneda frente a ambos
-Tomen un tren al río y salten en él. Tal vez el agua les quite lo loco-

Cuando indicaba a su chófer que avance, la joven abría el paraguas para evitar mojarse al pasar frente al charco aquellas ruedas. Pero para mala suerte de Milo, el paraguas no llegó a cubrirlo, terminando por mojarse junto a la carta de renuncia.
Este suspiraba, cuando veía a su hermana verlo en silencio, estando por hablar pero Milo alzaba su mano para que no lo hiciera.

-No lo digas, ya sé. "Te lo dije"-Diría haciendo una voz más aguda mientras su hermana asentía en silencio

-Mejor vamos a casa...-Diría la joven antes de ayudarlo a levantarse y poder irse ambos al pequeño departamento que tenían

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