20 - Wonnie

+3 mil palabras.

Ésta es la historia del niño que dejó de reflejar las estrellas.

El cuento del chico que abandonaron.

Y el relato del infante que no logró tocar la luz.

Chung Jungwon tenía cinco años cuando conoció a Park Jongseong, comenzaron juntos su etapa del jardín de niños, el primer acercamiento que tienes a lo largo de tu vida con el mundo real.

Jungwon siempre fue tímido, pero alguien tan amable y divertido como lo era Jongseong hace imposible el no ser su amigo.

"Soy Jongseong, ¿Quieres jugar conmigo?"

Preguntó un pequeño pelinegro mientras pasaba su masa moldeable de una mano a otra.

Jungwon temió, ¿y si quería golpearlo?

Levantó la mirada de la hoja en la cual dibujaba un resplandeciente sol y la conectó con la del -por milímetros- más alto.

Fue entonces cuando Park observó los ojos de Chung por primera vez, eran oscuros y brillantes, una combinación que nunca antes había visto y que podría atesorar como lo más precioso que había apreciado en sus cortos cinco años.

"¡Tus ojos son muy lindos! No sé muy bien como describirlos... ¡pero son wow!"

Expresó con tanto asombro el menor, que Jungwon aceptó jugar con él, por la singular razón de ser él, Park Jongseong, el primero en decirle un alago.

A partir de esa mañana, aquellos infantes se hicieron inseparables, no había un recreo que no jugaran, una clase que no hicieran equipo, ni mucho menos una tarde que Jongseong no invitara a Jungwon a su casa.

"¿Por qué siempre dibujas un sol? ¿Te gustan mucho?"

Cuestionó con curiosidad, como ya era costumbre, aprovecharon el buen clima y dibujaron sentados en el césped del jardín de la casa de los Park.

Jungwon observó su dibujo y después a Jongseong, sonrió como pocas veces lo hacía y respondió.

"Se llama Jay, una vez lo vi en la televisión y me gustó mucho... Tú podrías llamarte Jay también"

Jongseong arrugó sus cejitas sin comprender.

"¿Por qué? Mis papás ya me dieron un nombre."

Jungwon observó de nuevo el sol y abrazó la hoja contra su pecho.

"Porque eres como un sol, iluminas todo lo que esté a tu alcance."

Jay no sabía qué significaba "alcance" pero no preguntó, años después entendió completamente a lo que se refería y adoptó tal apodo como si fuese su nombre real.

"Es injusto. Yo te digo Wonnie porque así te llama la profesora, ¡no es tan cool como Jay!"

"Entonces busca el más cool para mí."

Semanas después, Park comenzó a preguntarse el por qué Chung nunca lo invitaba a su casa, ni mucho menos hablaba sobre sus padres, fue hasta el día de la familia, cuando en el jardín de niños organizaron un evento recreativo, que Jungwon le confesó la verdad.

"¡Mamá!, los papás de Wonnie no vinieron, ¿puedes jugar tú también con él? Está solo..."

La Sra. Park aceptó sin dudar, participó en la carrera en sacos por su hijo y por el amigo de su hijo, ese chiquito de profundos hoyuelos que pasaba casi todas las tardes en su casa.

"¡Muchas gracias! Jungwon dijo que sus padres estaban ocupados con trabajo pero que te agradecía muchísimo lo que hiciste por él."

La mujer le restó importancia he impulsó a su hijo a que se acercase a jugar con el resto de sus compañeros, sin embargo, el pequeño pelinegro buscaba dentro de cada salón al niño lindo que tanto quería.

Lo encontró en el aula de música, hecho un ovillo bajo la mesa del fondo y sollozando bajito.

Jay se preocupó y sentó a su lado, Jungwon trató de borrar las lágrimas en sus mejillas pero ya nada había por hacer.

Esa fue la primer vez en que se negó a contarle algo a Jay, le pidió jurar que no le diría a nadie que había estado llorando y prometió ir a su casa en la tarde, hacer pijamada incluso.

Cuando la noche cayó, los niños estaban sentados frente a la ventana, observado el cielo nocturno en un cómodo silencio, pero cuando Jungwon sintió cómo nuevamente se formaba un nudo en su garganta, decidió que era hora de hablar.

"Mi papá... Él nunca está en casa, no sé cómo se llama, solo viene a veces durante las noches para dejar dinero.
Mamá me da miedo, ella a veces toma, de esas botellas de vidrio que no nos permiten tocar porque somos pequeños, toma muchas de esas y después me dice cosas feas... A veces siento que ella no quiere que viva ahí, pero no tengo a dónde irme y, además, es mi mamá; yo la quiero mucho, sé que hace eso por las botellas raras, ella no es así, yo sé que no."

Jay sabía lo que esas botellas contenían, su padre le había explicado con mucha paciencia las razones por las que no debía tocarlas hasta que fuera grande, pero lo que no sabía era cómo reaccionar ante la confesión de Wonnie, se dedicó a apreciar a detalle sus ojos y entonces respondió.

"No hables así, tan bajito y triste, así ya no puedes ser mi niño de las estrellas".

"¿Tu niño de las estrellas?"

"Cuando sonríes o estás muy feliz, tus ojos brillan mucho, aunque sea de día parece que reflejan toditas las estrellas que hay en el cielo. Y ahora, aunque es de noche, se ven negros, y me das un poco de miedo... ¡Pero prometo que encontraré la solución para que tu mamá deje de borrar las estrellas!"

Jungwon sonrió con pena, él no creía que tuviera solución, ni siquiera estaba seguro de cuál se suponía que era su lugar en el mundo, pero Jay se veía tan seguro de sí, que en el fondo de su corazón, muy adentro, confió en Park.

"Seguro que sí."

Algunos días más tarde, Jongseong jugaba con la comida en el plato puesto en la barra de la cocina, no tenía apetito, había algo que no dejaba de rondar por su joven cabecita.

"¿En qué piensas, mi amor? Se te va a enfriar."

El menor la observó, Chung le había hecho prometer que no diría nada a nadie, pero sin la ayuda de un adulto... ¿Cómo podría solucionarlo?

"Te tengo que contar algo, pero es mega importante y ultra secreto, ¿entendido?"

La mujer sonrió creyendo que se trataba de otro juego más y accedió, el pelinegro comenzó a contar a detalle lo que sabía, en espera del plan maestro que solo una adulta tan inteligente como lo era su madre le podía dar.

Pero ese plan nunca llegó.

En su lugar, recibió una sonora bofetada en su mejilla acompañada del mirar con total desprecio de Gyeonghui.

"¡Jamás te volverás a acercar a ese niñato! Él está sucio, no te quiero ver cerca de él Jongseong, él te dañará, te ensuciará. ¡¿Entendiste?! ¡JAMÁS!"

El pequeño tuvo tanto miedo, su madre jamás lo había golpeado y pocas eran las veces en que la había escuchado gritar. Pero su Wonnie no estaba sucio, ¿por qué lo estaría? Él huele rico y es bonito, tal vez su madre se había confundido, no había forma en que hablaran del mismo Jungwon.

Con esa creencia en mente, siguió pasando las jornadas escolares al lado del castañito, lo único que cambió fueron las tardes de juegos en su casa, dejaron de existir.

Chung le creyó cuando dijo que estaban remodelando y que por eso no podía ir, pero esa mentira no duró mucho.

Gyeonghui los descubrió, pasó a recoger a su hijo justo en el momento que Jungwon, con movimientos lentos y escondidos detrás de un árbol, le mostró su abdomen, uno lleno de hematomas.

"Prométeme que si vuelve a hacerte eso, me dirás para ayudarte."

"No puedo hacer eso, Jay, podría venir gente mala por mi mamá y llevársela."

"Sabes bien que hay una forma en que solo tú y yo podemos entendernos."

La madre ideó rápidamente la solución definitiva para que Jongseong no lo viera por mucho tiempo, al menos el suficiente para que esas marcas aumenten de tamaño hasta que algún interesado en su caso lo note y se compadezca de él.

Se permitió darle una hora más a Jay, corrió de vuelta a su casa y olvidó el plan de recoger temprano a su hijo para irse de compras, tomó papeles importantes, realizó unas cuentas llamadas al extranjero y escuelas prestigiosas, convenció a su esposo en pocos minutos de mandar al menor a Estados Unidos, Gyeonghui afirmó que eran los últimos días para poder inscribirlo y que no podían perder una oportunidad así.

Cuando el menor llegó a casa, había ya un par de maletas armadas.

"¿Nos iremos de viaje?"

Preguntó con inocencia, su madre negó con la cabeza y sonrió, sonrió sólo porque el Sr. Park se encontraba a metros de distancia y podría sospechar algo.

"No, hijo, vamos a tu recámara para explicarte."

Tomó al niño de la mano y subieron las escaleras, el pequeño se sentó en la cama meneando sus piernas de un lado a otro.

"Te irás a Estados Unidos, allá tomarás tus estudios. Decidiste desobedecerme, hablarle a ese maltratado y sucio niño, eso no tiene perdón, Jongseong.
Toma rápido los juguetes que quieras llevarte, máximo tres y no tan grandes, te espero abajo."

Salió de la habitación sin decir una palabra más, el menor tenía tantas ganas de llorar, de gritar y hacer un berrinche hasta lograr quedarse. Quería hablar con su padre, él seguro entendería, sin embargo, justo cuando abrió la puerta para hacerlo, escuchó una voz conocida proveniente del primer piso.

"Sr. Kim, que honor tenerlo aquí, gracias por venir a despedirse de nuestro hijo, él lo admira mucho."

¡Pero claro, el Sr. Kim! Ese hombre es policía, seguro sabría que hacer para ayudar a Jungwon. Pero... Su madre seguro lo convencería del tonto invento de lo sucio que estaba.

Sin pensarlo demasiado, arrancó una hoja del cuaderno más cercano, tomó una pluma y comenzó a escribir.

"Hola Sr. Kim.
Por favor, ayude a Wonnie.
No recuerdo su apellido, pero se llama Jungwon, va en el 2-B conmigo y es un niño bajito, con pelo castaño, labios delgados y ojos negros, cuando se emociona brillan mucho.
Creo que usted sabrá reconocerlo porque es policía y eso hacen los policías, ayudan a los demás.
Él me dijo que su mamá tomaba botellas de alcohol y le decía cosas muy feas, incluso me enseñó moretones en su pancita.
Su papá casi no está en casa, así que no me dijo nada de él.
No sé dónde vive, pero una vez me contó que se cayó del árbol frente a la casa, así que hay un árbol.
A lo mejor eso no sirve de mucho, pero usted es un hombre muy inteligente y bueno, así que es probable que reconozca la casa.
No le pedí ayuda a mis papás porque Wonnie me hizo prometer que no diría nada a nadie, creo que le da pena o algo así.
Pero como mi mamá me acaba de decir que me voy a ir de aquí, no puedo hacerlo sin ayudarlo antes.
Una cosa más, por favor no le vaya a decir a nadie que fui yo quien escribió esto, mi mamá diría que son cosas de adultos y Wonnie dijo que las cosas se deben de decir de frente, seguro se enoja si se entera que fue en papel.
Confío mucho en usted Sr. Kim, ayude a Wonnie para que logre ser feliz.
Creo que este tipo de cartas se terminan con una firma porque son importantes, pero yo aún no tengo una firma, voy a dibujar un sol en su lugar.

☀️
Park Jongseong (Jay)"

Dobló la hoja una vez consideró que tenía todo lo necesario y la guardó en el bolsillo de su suéter, tomó lo que quería y bajó corriendo las escaleras.

Su madre agarró rápidamente los juguetes y los guardó en la única maleta que aún no subían la coche.

"El Sr. Kim vino a despedirse de ti, salúdalo"

Le dijo con una falsa sonrisa, Jay observó el hombre y se dirigió a él, habló con cortesía y cuando su madre le apuró, dio un abrazo al hombre y salió de casa.

Al salir, Hyunmin se despidió rápidamente, subió a su auto y se fue.

El Sr. Park ya tenía la puerta abierta para que su esposa e hijo subieran, camino al aeropuerto.

Sin embargo, se vieron interrumpidos por un precioso castañito.

Jungwon se notaba agitado por todo lo que había corrido, respiraba con dificultad, se detuvo y apoyó en sus propias rodillas para tratar de tomar aire, Jay trató de acercarse al otro lado de la calle, donde él se encontraba, pero Gyeonghui lo tomó por los hombros, negándole rotundamente tal atrevimiento.

"M-Mamá, ella... Ella quiere borrar mis estrellas, ayúdame, Jay, por favor."

Habló, se expresó de forma que sólo Jongseong entendería a lo que realmente se refería.

El hombre frunció el ceño, Gyeonghui lo notó y rió con falsa dulzura.

"¡Ay! ¡Estos juegos de niños!, Jongseong no va a poder jugar contigo, mi niño, él se va a ir a vivir a otro lado, muy lejos."

Jay miró a su mejor amigo, tratando de parecer indiferente, repetía en su mente que ya había cumplido con su promesa, el Sr. Kim no debía tardar en ayudarlo.

Se dejó arrastrar al interior del auto, el padre preguntó si todo estaba bien, a lo que su madre respondió que sí, que era un juego que habían inventado y que la madre de Jungwon venía detrás de él.

No le creyó mucho, pero Jay afirmó que era así y decidió arrancar, dejando atrás a un solitario Jungwon.

Él no me ayudó, Jay se fue...

Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, Hyunmin se estacionó frente a su trabajo, preparado para continuar con la jornada laboral.

Pero antes, recordó el delicado pero no imperceptible moviendo que el menor de los Park realizó al despedirse de él.

Ese abrazo que al separarse tenía un peso extra en sus bolsillos.

Supuso que si se lo había entregado de tal forma, debía ser por una razón válida, por lo que no comentó nada al respecto.

Lo sacó y desdobló, comenzando a leer su contenido.

Con cada renglón, cada palabra, cada sílaba y cada letra, sentía como algo se estrujaba en su pecho, algo se rompía por la magnitud de confesión que era.

Por el gran cambio que un pequeño niño podía hacer.

Salió entre tropiezos del auto y entró a la estación de policía, pidiendo a toda velocidad actuar lo más rápido posible para acudir al rescate de Jungwon.

Inició en el jardín de niños, donde le dieron acceso a la papelería del menor en cuanto les mostró su placa de policía.

Mientras sus colegas golpeaban la puerta de la residencia Chung, exigiendo entrar, Hyunmin llamó a su esposa, le explicó lo que había sucedido esperando su opinión por el lado de la ley, puesto que era abogada.

No había problema en moverse en silencio, hacer todo lo más discreto posible para no empeorar la forma en que esto marcaría al joven Jungwon.

Al momento en que una supuestamente tranquila Hana les abrió la puerta, entraron sin preguntar.

El aliento a alcohol mal cubierto con menta delataba su estado de ebriedad, Hana fue esposada en la puerta de su casa, entre gritos y amenazas por parte de la mujer, el oficial Hyunmin encontró a Jungwon, escondido en el armario de un viejo pero pulcro cuarto, donde por las pocas cosas que había, podía descifrar que era del menor.

El matrimonio Chung fue arrestado y Jungwon enviado a un orfanato.

Por desgracia, él no tenía familia con la cual alojarse.

Sin embargo, el Sr. Kim nunca lo abandonó.

Vivía en un orfanato, sí, pero Hyunmin estaba al pendiente de cualquier movimiento en su caso.

Jungwon, después de años en los que sintió tanta tristeza al ser maltratado, después felicidad cuando conoció a Jay, y una combinación de enojo y frustración cuando el mismo se fue, dejó de sentir.

Dejó de sentirse a sí mismo.

Era empático, demasiado.

Todos los sentimientos eran válidos, menos los suyos.

En el orfanato no se acercaba a nadie, esto Hyunmin lo notó e hizo algo al respecto.

"Él es Sunwoo, mi hijo, pensé en que podrían ser grandes amigos."

Jungwon lo observó sin expresión alguna, era de su misma estatura, tenía ojos similares a los de un zorro, mejillas abultadas y radiante sonrisa.

"Hola, Jungwon, mi papá me habló mucho de ti, estábamos en el mismo grupo aunque no hablamos antes, pareces ser muy interesante y lindo. Puedes decirme Sunoo, ¿va?"

Aunque las primeras visitas fueron las más difíciles, después una fuerte conexión se creó entre ambos.

Meses más tarde, incluso años, que Jungwon pasó en el orfanato, un día, recibió una importante noticia.

"Quieren adoptarte, ella es Yang Mi-suk"

Yang Mi-suk fue la mujer que, aún conociendo el pasado de Jungwon, lo aceptó y amó, prometiendo mejorar cada aspecto en su vida.

Comenzando por enviarlo a terapia, o mejor dicho, continuar llevándolo, ya que el niño de ahora ocho años, como el resto de niños que pertenecen a orfanatos, recibía terapia.

Le dio un hogar, el cual por suerte, no estaba tan lejos de su anterior casa, por lo que pudo asistir al mismo colegio que Kim Sunwoo, y años después, también a la misma preparatoria.

Al ser adoptado, Jungwon recibió el apellido Yang, no sería Chung nunca más.

Nadie supo nunca nada de Park Jongseong, Kim Hyunmin no le dijo a Sunoo quién había sido la persona involucrada con el rescate de Jungwon, solo el matrimonio Kim lo sabía.

Soomin conoció a Jungwon hasta el día en que entró al colegio, a diferencia de su hermano, ella no iba a visitar a Won al orfanato, era un secreto de padre e hijo.

Kim Sunoo era quien, pese a no saber que fue Jay el responsable de que Jungwon haya estado en un orfanato, si sabía por el mismo Yang la historia completa de cómo se conocieron y su última interacción.

Sunwoo fue la única persona que sabía cuál era la verdad detrás de la mentira que en la actualidad, lo atormentaba.

No era como tal el hecho de ser adoptado, pese a ser el nulo parecido con su madre la razón por la que no invitaba a nadie a casa.

La verdad que lo atormentaba, era lo que estaba en su sangre, una mujer alcohólica y un padre ausente, lo que estaba en sus papeles como un trastorno de ansiedad generalizada, lo que estaba en su cuerpo en forma de cicatrices por las agresiones de cuando era menor; el nulo amor propio que lo acompaña en su día a día

No quería ser juzgado por el resto, ser apuntado.

Mucho menos, causar lástima.
¿De qué servía que alguien sintiera lástima por él?
Si de todas formas lo terminaban abandonando.

Porque aunque lo escondía bien frente al resto, Jungwon estaba herido.

Herido por al chico que tanto adoraba de pequeño.

Ese amigo que iluminaba tanto como el mismo sol.

Por quien dijo que era su niño de las estrellas.

HOLAAAAAA
Por fin pude subir el capítulo donde se releva todito el pasadooo 😭😭
Voten y comenten mucho en cada actualización, aunque casi no responda, leo todos sus comentariosss, ya vi por ahí que debo terapia a varias personas aksjka
Como notaron, en este capitulo los dialogos estaban entre comillas en lugar de un guión, eso es para evitar que si alguien lee toda la historia de corrido, crea que está ubicado en el mismo año que el resto de capítulos, cosa que no es así.
Continúen leyendo el resto de caps, se viene el desarrollo y confesiones entre ambos ships :p
¡Nos leemos pronto!

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