17 - Huir
-¿Con azúcar?
-No, gracias.
Heeseung estaba sentado en el banquito alto que daba frente a la encimera de la cocina, Jake terminaba de preparar el té para poder tomarlo mientras Lee le contaba lo que había sucedido esos días.
Minutos atrás, ya le había gritado toda clase de groserías y golpeado en los brazos sin gran fuerza por entrar a su casa, pero entonces Heeseung respondió:
-Tú me diste una copia de la llave.
Era verdad, a veces lo invitaba a pasar la tarde jugando videojuegos y no quería perder el tiempo parándose de su cómoda cama para abrirle, por lo que optó por entregársela.
Después, el mayor le explicó que estaba ahí porque necesitaba hablar con alguien y cuando salió corriendo, saltando la barda del instituto, se olvidó completamente de cargar con su mochila, por lo que no tenía forma de entrar a su propia casa, pero como esa tarde tenían programado pasarla juntos, dentro del saco de su uniforme, estaba la copia.
Era claro que en medio de todo el caos, Jake había olvidado ese pequeño detalle.
Y para colmo, su mascota amaba tanto a Heeseung que no se tomó la decencia de avisarle a su propio dueño sobre el intruso que había en el baño de la planta baja en el momento que llegó.
Y Shim notó tan desesperado por desahogarse a Heeseung, que no podía negarle nada.
Terminó de servir el té y tomó asiento a su lado, sonriendo chiquito, con toda la paciencia del mundo.
Rato después, Lee pasó las manos por su cabello tratando de acomodarlo y observó su té, evitando el contacto visual con el menor, tenía tanto miedo de que lo juzgara.
Suspiró y comenzó a relatar.
Fue a finales del ciclo escolar pasado, cuando escuchó el nombre de Yang Jungwon por primera vez, solía verlo en los recesos y siempre le pareció un chico precioso, la profesora de matemáticas lo presentó ante él y sus compañeros como "a quien podían acercarse si tenían alguna duda" aún cuando esa no era su responsabilidad, y Won pertenecía a otro grupo.
Antes de eso, ya lo había notado en las instalaciones de la preparatoria, sonriendo, carcajeando, halagando, ayudando.
Y en cada uno de esos momentos, se veía hermoso.
Sintió que tocó el cielo cuando se enteró que estarían en el mismo grupo, decidió que sería su amigo, y tal vez, algo más.
Pero grande fue su sorpresa al enterarse, que ese chico tan hermoso desde sus ojos y los de muchos más, jamás decía que no.
Y eso le dolió, le dolía porque a veces lograba presenciar como Jungwon apenas se estaba reponiendo de sus propias responsabilidades, cuando venía alguien y solicitaba su ayuda.
Probó si era cuestión de qué tan cercano eras, y cuando consideraba que ya eran amigos, le pidió ayuda en el tema de "Romanticismo", y Yang, como era de esperarse, le explicó sin problema.
Lo peor de todo, era que siempre les sonreía, no se quejaba.
Meses antes, Yang se levantó de su mesa para tirar basura, pero cayó al suelo. Se paró al instante y aseguró que había tropezado, pero pareció que solo Heeseung notó lo pálido que estaba, pues, hasta el profesor le creyó y no tuvo siquiera el profesionalismo de enviarlo a enfermería.
La fe volvió en el momento que observó como, después de la caída, Sunoo le tendió una botella de agua, la cual ayudó a que recobrara parte del color en sus mejillas.
Unió hilos y en un descuido habló con él, Sunoo aceptó, no le habló demasiado de Jungwon pero confesó también sentirse mal y querer regresar un poco de todo lo que su mejor amigo había hecho por él.
El plan era simple, dejaban las notas por todo el instituto, a modo de advertencia; después, Heeseung aprovecharía los beneficios de ser el capitán del equipo de futbol americano y usaría las llaves que se le otorgaron para los entrenamientos extras. Entraría al instituto, y frente a dirección pegaría carteles con quejas del trato de los maestros, propuestas rechazadas y miles de aspectos más en los que la preparatoria debía mejorar.
Y cuando Sunoo se enteró de todo, se olvidó de disimular hasta que punto le desagradaba dicho plan.
Lee lo notó y al instante habló con el alumno de primer año que sabía que estaba necesitado, le ofreció una gran cantidad de dinero a cambio de que siguiese a Kim, solo para asegurarse de que no hacía nada extraño.
Para su mala suerte, no le dijo qué hacer en caso de descubrir que no obedecía. El chico de cabellos rojos, solo quería el dinero de Heeseung, su padre no soportaría mucho sin recibir medicación. Simplemente no podía fallarle a Lee, por lo que se fue al extremo y actuó por impulso.
Tomó sus clases entre bajos sollozos, sabía que lo que hizo estuvo mal, pero no perdería ese dinero por nada del mundo. En cuanto el timbre que anunciaba el inicio del receso sonó, corrió en busca del mayor para contarle lo ocurrido, él se sorprendió y asustó demasiado, cumplió con su parte del trato y le entregó el dinero.
Avanzó velozmente hacia donde Sunoo se encontraba, pero observó desde lejos como Ni-Ki lo cargaba en brazos por el pasillo, Jungwon y Jake estaban uno a cada lado, procurando que el resto de alumnos no viera el estado de Kim.
Al final del día, Heeseung no deja de ser un chico de dieciséis años. Y como buen chico, frente a una situación tan catástrofica como lo era esa, no supo cómo reaccionar.
Y huyó.
Ni siquiera tomó su mochila, directamente fue al lado del jardín que más abandonado estaba y saltó la barda.
Una vez que se alejó lo suficiente de la preparatoria, cayó en cuenta de la falta de acceso a su propia casa y decidió entrar a la de Jake, le pediría disculpas y explicaría todo después, en ese momento estaba desesperado y necesitaba dónde refugiarse.
Y era así, como se encontraba sumamente arrepentido por todo lo que había sucedido y no sabía por dónde, o mejor dicho, por quién, comenzar a disculparse.
Tan apenado que en todo su relato, no pudo ver a Jake a los ojos.
Pero cuando no recibió respuesta del menor al terminar de hablar, se encontró con Jake con las cejas cómicamente alzadas y la boca y ojos muy abiertos.
-E-entiendo si no p-puedes o no quieres ayudarme, yo so- -No pudo terminar de hablar cuando Shim comenzó a negar con sus manos y cabeza.
Al momento, el timbre fue tocado y un:
-Jake, soy yo, Sunghoon. - Se escuchó.
Heeseung palideció, era su final
-¡Ya voy! ¡Estoy desnudo, espera! -Gritó Shim para ganar tiempo.
-Te ayudaré. -Afirmó en un susurro. -Sólo que ahora no puede verte nadie, sube las escaleras y la última puerta es mi habitación, quédate ahí y no hagas ruido.
Heeseung obedeció al instante y despareció por el pasillo.
Jake abrió la puerta mientras simulaba estarse acomodando la playera. -¡Hoon! No esperaba verte aquí, ¿pasa algo? -Preguntó sonriendo abiertamente, muriendo de los nervios por dentro, Park Sunghoon siempre lograba intimidarlo.
-¿Está Heeseung contigo? La policía lo está buscando.
(3/3)
Último capítulo del mini maratón, espero les haya gustado ^^
¡Nos leemos pronto!
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