↻ ⊲ Capítulo 3 ⊳ ↺
Estaba en mi habitación terminando de escribir y revisar algunas cosas para mi siguiente clase. Aún no podía dejar de pensar en lo que había pasado con Josh en el camión. Era un poco raro, pero me sentía feliz de haber tenido el valor de iniciar una conversación con un chico que acababa de conocer. Estaba bien, pero también me sentía extraño. ¿Me había visto muy intenso? Esperaba que no fuera así, pero solo tendría que esperar a que esa dosis de valentía regresara a mi maldito cuerpo para escribirle. Después de todo, yo le había pedido su número, y lo más adecuado sería que fuera yo quien también tomara la iniciativa de escribirle. Tiene sentido, ¿no?
Seguía escribiendo en mi computadora cuando mi teléfono comenzó a vibrar. Al tomarlo, pude ver un mensaje de Josh, y me sorprendí. Claro que dejé todo de lado para leer ese mensaje que decía:
"Gracias por haberme mostrado el camino a la escuela. Me gustaría invitarte a tomar un café o tal vez invitarte a desayunar, algo para agradecerte todo lo que hiciste por mí. ¿Te parece bien vernos en estos días en la cafetería? Bueno, si es que no me pierdo en el campus."
Okay, esto era una cita. Era una maldita cita, y eso me emocionaba bastante. ¡Era una maldita cita! Una cita. ¡Carajo, una cita! Bueno, tal vez no es una cita, pero podría serlo, ¿verdad? Ay, no sé a qué santo le recé, pero al menos todo funcionó... creo. O alguien hizo algo. No, a ver, estoy siendo paranoico... creo.
Tomé aire antes de responder el mensaje de Josh en WhatsApp. Intenté sonar relajado, aunque mi corazón estaba acelerado. Le escribí: "Me encantaría ir. No te preocupes, aquí te dejo las instrucciones para llegar a la cafetería de la universidad. Es bastante fácil, solo sigue las indicaciones y nos vemos allí."
Le envié las instrucciones detalladas y, justo después, me quedé mirando la pantalla, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. No podía evitarlo; algo en Josh me hacía sentir una especie de emoción que no experimentaba muy a menudo.
Por un momento, pensé en contarles a Luis, Anyelin y Noemí. Ellos siempre habían sido mi grupo de confianza, pero sabía perfectamente que si les decía algo, se armaría un escándalo. Esos tres eran unos chismosos de primera, y no estaba listo para que me sacaran toda clase de historias y rumores antes de que siquiera supiera cómo iba a salir esta especie de... ¿cita?
Sonreí para mí mismo, aún sintiendo ese cosquilleo en el estómago, mientras guardaba mi teléfono. Me prometí que, por esta vez, iba a mantenerlo en secreto. Solo Josh y yo. Al menos por ahora.
★
Después de enviar el mensaje, sentí que necesitaba hablar con alguien, así que fui a buscar a mi hermano, Oliav. Tenía 15 años, y a pesar de la diferencia de edad, siempre había sido alguien con quien podía contar. Cuando llegué a su habitación, lo encontré acostado en su cama, acariciando a Mochi, nuestra cachorrita pintita, que se veía feliz recibiendo tanto cariño.
Sin decir nada, me tiré en la cama junto a él, mirando al techo. Oliav, sin dejar de acariciar a Mochi, me miró de reojo y preguntó:
—¿Qué te pasa? Te ves como si estuvieras en otro planeta.
Suspiré, todavía un poco nervioso. —Pues... conocí a alguien hoy.
Eso captó su atención. Se giró hacia mí, con curiosidad en los ojos. —¿Alguien? ¿Quién?
Le conté todo. Cómo me había encontrado con Josh en el centro, cómo habíamos terminado hablando en el camión, y finalmente, cómo me invitó a salir para agradecerme por haberle mostrado el camino a la universidad. Oliav me escuchaba atentamente, asintiendo de vez en cuando mientras seguía mimando a Mochi.
Cuando terminé, Oliav se quedó en silencio por un momento, como procesando toda la información. Finalmente, me miró y sonrió levemente.
—Bueno, suena interesante. Está bien que lo conozcas. Solo... ten cuidado, ¿vale?
—¿Ten cuidado? —repetí, un poco desconcertado.
—Ya sabes, por si acaso. No lo conoces bien aún, pero por lo que me cuentas, parece buen tipo. Solo te lo digo porque soy tu hermano y... bueno, es mi trabajo preocuparme, ¿no?
Me reí un poco y asentí, sintiéndome agradecido de tenerlo. —Gracias, Oli. Lo sé. Y sí, lo voy a conocer mejor. Prometido.
Oliav volvió a sonreír, satisfecho con mi respuesta, mientras seguía acariciando a Mochi, que ya estaba casi dormida en sus brazos. Me sentí un poco más tranquilo después de hablar con él, como si las cosas tuvieran más sentido ahora.
Me quedé un rato más en la habitación de Oliav, sintiendo la calma que solo un momento así podía traer. Mochi seguía acurrucada en sus brazos, y parecía que sus suaves suspiros habían contagiado la tranquilidad del ambiente. Después de un día tan agitado, estar ahí con mi hermano, sin necesidad de llenar el espacio con palabras innecesarias, me ayudaba a despejar mi mente.
Oliav rompió el silencio después de un rato, su voz suave pero firme.
—Nico, me alegra que estés conociendo gente nueva. No es algo que hagas a menudo, y menos desde que empezaste en la universidad. ¿Crees que Josh es alguien con quien te gustaría salir de nuevo?
Me quedé pensando en su pregunta. Era verdad que no solía acercarme a la gente tan fácilmente. Nunca había sido el más sociable, y menos desde que comencé a enfocarme en la carrera. Pero había algo en Josh, algo que me había hecho sentir una conexión casi instantánea. No era solo su acento, ni la manera en que me miraba con curiosidad, sino la comodidad con la que habíamos hablado, como si nos conociéramos desde hace más tiempo.
—No lo sé, Oli. Es decir, claro que me gustaría seguir conociéndolo. Es agradable, divertido y... no sé, hay algo en él que me hace sentir bien. No es solo la atracción, aunque es obvio que me parece lindo. Pero, no quiero apresurarme. Es raro... porque normalmente me tomaría más tiempo confiar en alguien así.
Oliav asintió, dándole a Mochi un último rascado detrás de las orejas antes de dejarla que se acomodara en su cama. Luego me miró, con esa mirada madura que a veces me sorprendía viniendo de alguien de 15 años.
—Eso es bueno, Nico. A veces, cuando conoces a la persona adecuada, las cosas se sienten... diferentes. Y no tiene que ser malo. Solo, asegúrate de seguir tus instintos. Si algo te dice que está bien, entonces confía en eso. Pero si en algún momento no te sientes cómodo, recuerda que puedes hablar conmigo o con cualquier otro amigo. No tienes que lidiar con todo solo.
Sonreí, agradecido por su apoyo. A veces olvidaba que Oliav, a pesar de ser mi hermano menor, tenía una capacidad increíble para entender las cosas. Quizás era porque habíamos pasado por mucho juntos, o porque siempre había sido más observador que la mayoría de las personas. De cualquier manera, me sentía afortunado de tenerlo a mi lado.
—Tienes razón —respondí, sintiendo que un peso se levantaba de mis hombros—. Y lo haré, prometo no guardarme las cosas. Aunque, a decir verdad, tengo un poco de miedo de contarle a Luis, Anyelin y Noemi... ya sabes cómo son.
Oliav rió entre dientes, sabiendo perfectamente a lo que me refería. —Sí, ellos pueden ser unos chismosos de primera. Pero también son tus amigos, y seguro que se alegrarán por ti... aunque probablemente no te dejen en paz con las bromas.
Suspiré, resignado a lo inevitable. —Eso es lo que me preocupa. No quiero que se hagan ideas raras solo porque estoy conociendo a alguien.
—No te preocupes tanto por eso. Si realmente te importa Josh, lo demás no importa. Y si ellos son realmente tus amigos, lo entenderán.
Asentí, sintiendo que sus palabras tenían sentido. Era verdad, si realmente Josh resultaba ser alguien importante para mí, no debería preocuparme tanto por lo que pensaran los demás. Lo importante era lo que yo sentía y lo que decidiera hacer con eso.
Me levanté de la cama, dándole a Oliav una palmadita en el hombro. —Gracias, Oli. De verdad. A veces olvido que eres más sabio de lo que aparentas.
—Lo sé —respondió con una sonrisa juguetona—. Es uno de mis encantos.
Nos reímos juntos, y sentí que la tensión en mi pecho se aflojaba un poco más. Sabía que no estaba solo en esto, que podía contar con mi hermano y mis amigos para apoyarme, sin importar lo que pasara.
—Voy a mi cuarto. —dije, despidiéndome de Oliav y Mochi, que ya estaba completamente dormida—. Nos vemos en la cena, ¿vale?
—Claro, Nico. Y no te preocupes tanto. Todo saldrá bien.
Regresé a mi habitación con una sonrisa en los labios, sintiéndome un poco más seguro de lo que estaba haciendo. Me senté en la cama y abrí mi teléfono, leyendo de nuevo el mensaje de Josh.
★
Mientras caminábamos hacia la parada del camión, me puse mis audífonos y busqué algo para escuchar. Encontré "Sabor a Chocolate" de Elefante y no pude evitar sonreír. Era una de esas canciones que siempre me relajaban, una mezcla perfecta de nostalgia y alegría. Comencé a cantarla en voz baja, casi como un susurro para mí mismo:
— "Tienes unos ojos que me invitan a probarte, piel de duraznillo, corazón de chocolate..."
La melodía suave y la letra me envolvieron mientras seguíamos caminando. Oliav, a mi lado, iba inmerso en su teléfono, leyendo uno de sus mangas favoritos. De vez en cuando, lanzaba una carcajada o hacía un comentario en voz baja, completamente ajeno a lo que ocurría a su alrededor.
— "Alma de manzana que me invita al paraíso, y un par de melones porque Dios así lo quiso..."
Mientras cantaba, me di cuenta de que la canción resonaba más en mí de lo que esperaba. Era como si, de alguna manera, las palabras estuvieran hablando de mi propia confusión con Josh. Estaba emocionado por nuestra próxima "cita", pero al mismo tiempo, nervioso y un poco asustado.
Oliav, sin apartar la vista de su manga, comentó de repente:
— ¿Estás cantando de nuevo? Parece que alguien está de buen humor.
Sonreí, un poco avergonzado por haber sido atrapado.
— Sí, un poco. La canción me pone de buen humor, supongo.
— Te escuché todo el camino, aunque no dijera nada. Está bien, me gusta escucharte cantar. Es mejor que las cosas horribles que pasan en mi manga.
— ¡Oh, por favor! No creo que mi canto sea tan bueno como para competir con tus mangas, Oli. — dije, riendo un poco.
— Tal vez, pero no está mal. Y oye, hablando de eso, ¿estás pensando en cantar algo esta noche en la clase de guitarra?
Me encogí de hombros; la idea no era mala, pero...
— Tal vez. Aunque solo si me siento con ánimo. ¿Y tú? ¿Vas a tocar algo nuevo?
— Quién sabe. — respondió Oliav con una sonrisa traviesa. — Tal vez te sorprenda.
Llegamos a la parada del camión y nos subimos, tomando nuestros asientos habituales en la parte trasera. Mientras el vehículo se deslizaba por las calles, me apoyé en la ventana, viendo cómo las luces pasaban a toda velocidad. El sonido de la música en mis oídos y la compañía de mi hermano me daban una sensación de paz, algo que necesitaba después de todo lo que había pasado ese día.
Cuando llegamos a la casa de nuestro tío, bajamos del camión y caminamos las pocas cuadras restantes. Oliav guardó su teléfono y, con una sonrisa, me miró.
— ¿Entonces, qué vas a tocar esta noche? ¿Algo de Elefante, tal vez?
— Quizás. — respondí, sonriendo de vuelta. — Aunque todavía no lo he decidido.
— Lo que sea, solo asegúrate de disfrutarlo. Esa es la única regla que el tío nos ha dado, ¿verdad?
— Exacto. Disfrutarlo.
Nos reímos juntos mientras llegábamos a la puerta. Sabía que la noche estaría llena de música, y aunque los pensamientos sobre Josh seguían rondando en mi mente, al menos por un rato, pude dejarlos de lado y concentrarme en disfrutar del momento.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top