Los planes de mis abuelos para festejar su aniversario ya están en marcha. Están muy emocionados, especialmente porque estamos a solo un par de días del Día de Muertos. A pesar de que estarán organizando su fiesta de aniversario, también quieren que esta celebración esté relacionada con estas fechas en las que nuestros antepasados regresan para estar con nosotros. Estas festividades siempre han sido muy significativas para mí; me encanta el aroma de mi casa con incienso y copal, el pan de muerto y las hermosas flores de cempasúchil. La emoción en el aire es palpable. Mis abuelos han estado preparando detalles especiales para la fiesta, como un altar decorado con fotografías de nuestros seres queridos que ya no están. Ellos creen firmemente que estos momentos son una oportunidad para recordar y honrar a quienes nos han dejado, y quiero asegurarme de que su aniversario sea un reflejo de ese amor y respeto.

En la cocina, el aroma del pan de muerto recién horneado se mezcla con el de las flores frescas. He estado ayudando a hacer las ofrendas, eligiendo cuidadosamente cada elemento para que resuene con nuestras tradiciones. Las velas brillan con una luz suave, mientras que los cuentos y recuerdos de nuestras raíces familiares fluyen entre risas y lágrimas.

Además, he pensado en preparar algunas sorpresas para ellos, quizás un pequeño video con mensajes de todos los miembros de la familia. Me gustaría que sintieran todo el amor que hemos acumulado a lo largo de los años, así como la conexión que todos compartimos a través de estas tradiciones. En estos días previos, cada momento se siente como una mezcla de celebración y nostalgia, y estoy decidido a hacer de este aniversario algo que mis abuelos nunca olvidarán.

Estábamos en la cocina, rodeados de papeles de colores y materiales de manualidades. Josh y yo estábamos trabajando en las invitaciones para el aniversario de mis abuelos, decorándolas a mano con un estilo que me encantaba, similar al papel picado. Cada vez que un trozo de papel brillaba con los colores vibrantes, no podía evitar sonreír, especialmente al ver la expresión de concentración en su rostro.

—Esto se ve increíble, Nico —dijo Josh, levantando una invitación en la que había dibujado una calavera sonriente—. ¿Siempre hacen esto para el Día de Muertos?

Asentí, sintiendo que la emoción me invadía.

—Sí, es una tradición muy importante para nosotros, especialmente porque coincide con el aniversario de mis abuelos. Celebramos a nuestros seres queridos que han partido y, al mismo tiempo, honramos el amor que mis abuelos han compartido durante tantos años. Las invitaciones son una forma de invitar a la familia y amigos a unirse a la celebración. Cada detalle cuenta una historia.

Josh se reclinó hacia atrás, sus ojos brillando con curiosidad.

—Nunca he experimentado algo así. Diría que no tenemos tradiciones parecidas, aunque nosotros conmemoramos el Día de los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, que son días para recordar y honrar a los seres queridos que han fallecido. Estas fechas suelen incluir misas y visitas a los cementerios, pero las costumbres varían según la región. Algunas comunidades también tienen sus propias tradiciones que pueden involucrar rituales y celebraciones para honrar a los muertos. Me gustaría saber qué hacen ustedes...

Mientras hablaba, podía ver su interés genuino y eso me hacía sentir aún más conectado con él.

—Es hermoso —respondí—. Creamos altares con fotos y recuerdos de nuestros seres queridos, y les ofrecemos sus comidas y bebidas favoritas. También hacemos pan de muerto y decoramos con flores de cempasúchil. La idea es que ellos regresen a visitarnos, así que queremos asegurarnos de que tengan un lugar acogedor. Y este año, queremos que mi abuelos sientan todo ese amor en su aniversario.

Josh escuchaba atentamente, asintiendo con la cabeza.

—Eso suena tan especial. Me encanta la idea de honrar a los que hemos perdido de una forma tan vibrante mientras celebramos el amor de tus abuelos. ¿Puedo ayudar en algo más para la celebración?

Me sonrió y su entusiasmo era contagioso.

—Claro, sería genial. Estamos planeando hacer algunas decoraciones para el altar, y siempre es mejor hacerlo en grupo. Además, podrías compartir un poco sobre lo que tú hacías en Colombia para estas fechas, así todos aprenderíamos un poco más.

—¡Perfecto! —exclamó, visiblemente emocionado—. Puedo traer algunos materiales típicos y explicarles. A todos les va a encantar.

Mientras continuábamos decorando las invitaciones, la conversación fluyó entre risas y anécdotas. A veces, me detenía a mirar a Josh, atrapado en sus ojos y en su risa, sintiendo una oleada de felicidad al saber que estábamos juntos en esto. Tener a Josh a mi lado en este proceso hacía que cada momento fuera aún más significativo, y sabía que estábamos construyendo nuestros propios recuerdos, uno colorido y vibrante a la vez.

Mientras terminábamos las invitaciones, una idea surgió en mi mente, y no pude evitar sonreír mientras la compartía.

—Oye, Josh, ¿te importaría traer una o dos fotos de tus familiares o personas queridas que han fallecido?

Josh frunció el ceño, confundido.

—¿Fotos? ¿Para qué?

Me sentí un poco nervioso, pero seguí adelante. Sabía que esto era importante.

—Quiero que la familia de mi novio forme parte del altar este año y en los siguientes. Creo que sería bonito honrar a aquellos que han sido importantes en tu vida y compartirlo con mi familia. Es como si nuestras familias pudieran unirse, aunque sea en espíritu.

Josh se quedó en silencio por un momento, sus ojos brillando con sorpresa y emoción.

—No sabía que eso significaba tanto para ti —dijo finalmente, su voz suave—. Nunca había pensado en hacer algo así.

—Es porque eres importante para mí —respondí, sintiendo que el corazón se me aceleraba—. Mis abuelos siempre han hecho esto para honrar a quienes amamos, y me gustaría que tú y tu familia sean parte de ello. Quiero que todos estemos juntos en esta celebración, incluso si solo es a través de recuerdos.

Josh sonrió, y en su mirada había una mezcla de gratitud y felicidad.

—Eso significa mucho para mí, Nico. Definitivamente traeré algunas fotos.

—Genial —dije, aliviado—. Así podemos hacer un altar realmente especial este año.

Mientras continuábamos con las invitaciones, sentí que un lazo más fuerte se formaba entre nosotros. No solo estábamos creando decoraciones y celebrando a nuestras familias, sino que también estábamos entrelazando nuestras vidas de una manera que nunca había imaginado. Era un recordatorio de que el amor trasciende el tiempo y el espacio, y que, aunque nuestros seres queridos puedan haber partido, siempre encontraríamos maneras de mantenerlos presentes en nuestros corazones.

Mientras seguimos decorando las invitaciones, una cálida sensación de satisfacción me envolvía. La idea de que las familias de Josh y la mía pudieran unirse de esta manera era simplemente hermosa. Cada vez que miraba a Josh, con su sonrisa iluminando la habitación, sabía que estaba haciendo lo correcto.

—¿Qué más crees que deberíamos incluir en el altar? —le pregunté, intentando llevar la conversación hacia nuestras tradiciones.

Josh reflexionó un momento, jugando con un trozo de papel de colores.

—Bueno, quizás encender velas en honor a nuestros abuelos y tus familiares.

Me encantaba esa idea. Encender velas tenía un simbolismo profundo, y podía imaginar cómo la luz danzante crearía un ambiente especial alrededor del altar.

—Eso sería perfecto. Las velas pueden simbolizar la luz que ellos traen a nuestras vidas, incluso después de que se han ido —respondí, emocionado.

Mientras hablábamos, Josh se acercó a mí y tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos. Su toque era cálido y reconfortante, y me sentí más cerca de él que nunca.

—Gracias por incluir a mi familia en esto, Nico. Significa mucho para mí.

—No hay de qué —le dije—. Quiero que nuestras familias se conozcan y que ambas puedan compartir su amor.

Josh sonrió, y su mirada se iluminó con una chispa de alegría.

—Estoy seguro de que mis abuelos estarán encantados de estar en el altar, aunque sea en espíritu. Ellos también valoran mucho la familia.

A medida que continuábamos trabajando, la atmósfera se llenaba de risas y anécdotas. Hablamos sobre nuestras experiencias con el Día de Muertos y cómo habíamos crecido con estas tradiciones, cada uno aportando algo único a la conversación. Josh compartió historias sobre sus abuelos, lo que me hizo sentir aún más conectado con él.

Al final de la tarde, habíamos terminado un montón de invitaciones, y el resultado era un despliegue de colores y amor.

—¡Mira esto! —exclamé, levantando una invitación recién decorada—. Esta es una de mis favoritas.

Josh se acercó para admirarla, y en ese instante, nos miramos y, sin pensarlo, nuestras manos se encontraron de nuevo.

—Realmente eres un gran artista, Nico —dijo Josh, su voz suave—. Estoy agradecido por todo esto.

—Y yo por ti —respondí, sintiendo el calor en mi rostro—. No solo por ayudarme con las invitaciones, sino por ser parte de mi vida.

Nos sonreímos, y en ese momento, supe que esta celebración del amor y la memoria sería aún más significativa, porque la compartíamos juntos.

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Dedicatoria

A la mujer que me ha hecho sentir el chico más afortunado del mundo,
a ti, que siempre estás a mi lado y me llenas de felicidad. Este capítulo es un homenaje a nuestro amor, un reflejo de las sonrisas, los momentos compartidos y el cariño que crece día a día. Gracias por ser mi apoyo incondicional, mi inspiración y mi razón de sonreír. 

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