↻⊲ Capítulo 15⊳↺
Nico
Creo que no hace falta decir que ese día fue magnífico. Habíamos formalizado nuestra relación, y eso me hacía sentir muy feliz. La verdad, también estaba nervioso por cómo manejaría la situación con mi mamá y mis abuelos. Oli ya sabía que Josh me gustaba mucho, pero, aun así, tenía cierto temor de hablarlo con el resto de mi familia. ¿Qué se suponía que les diría? Aún no tenía definida mi orientación o, ¿tal vez sí? Bueno, había salido con algunas chicas antes y también había tenido crushes por chicos, pero nunca pensé en etiquetarme. Solo era una persona amando a otra persona, o sintiendo atracción por alguien más. Sé que la palabra "amar" es muy fuerte, y en este contexto tal vez sea demasiado intensa, aunque yo soy así.
A veces me pregunto si de verdad es tan importante etiquetarse, si es algo que realmente necesite hacer. Al final, lo único que sé con certeza es que me siento bien con Josh. Me hace sonreír, y eso debería bastar, ¿no? Pero, claro, la sociedad siempre tiene algo que decir. Siempre están esas preguntas incómodas, las miradas que buscan una explicación, como si todo tuviera que entrar en una categoría predefinida. Con mi familia, la cosa es complicada. No es que sean personas cerradas, pero tengo miedo de decepcionarlos. Tal vez es una tontería, pero a veces me siento atrapado entre lo que esperan de mí y lo que realmente soy. No quiero que me miren diferente, o peor, que piensen que no encajo en la idea que tienen de mí. Aun así, tarde o temprano tendré que hablar con ellos. No puedo seguir evitando el tema, y si hay algo que me ha enseñado estar con Josh, es que no debería esconder lo que siento.
Supongo que mi mayor miedo es que ellos no lo entiendan. ¿Cómo explicarles que no busco definirme por una etiqueta, sino simplemente por lo que siento? En el fondo, creo que ya sé lo que soy, pero admitirlo en voz alta es lo que realmente me asusta. Me he pasado tanto tiempo intentando encajar en lo que se espera de mí, que nunca me di el tiempo de entender mis propios sentimientos. He leído sobre la bisexualidad, sobre la pansexualidad, y muchas veces me he preguntado si alguna de esas etiquetas me define. Tal vez no se trata solo de chicos o chicas, sino de personas. ¿Eso me hace pansexual? ¿O bisexual? La verdad es que ni siquiera sé si necesito una palabra que lo explique todo.
Siempre pensé que las etiquetas eran para otros, para quienes las necesitaban. Pero ahora que estoy en esta situación, me doy cuenta de que quizás encontrar una me daría algo de paz. No para los demás, sino para mí. Para entenderme mejor. Me he sentido atraído por chicos, por chicas, y también por personas que no encajan en lo que la sociedad considera "normal". Entonces, ¿por qué debería limitarme? Quizás soy bisexual, porque me atraen tanto chicos como chicas. O tal vez soy pansexual, porque la atracción que siento no tiene nada que ver con el género, sino con quién es la persona. Lo que importa es que Josh me hace feliz. Me gusta su manera de ser, cómo me hace sentir, y no importa si es chico o chica. Creo que esa es la verdadera respuesta. No sé si necesito elegir una etiqueta ahora mismo, o si simplemente tengo que seguir sintiendo lo que siento. Al final, las etiquetas solo son palabras, pero lo que siento por Josh es lo que realmente importa. Creo que lo que necesito es aceptar que está bien no tener todas las respuestas ahora mismo. Estoy aprendiendo, descubriéndome, y eso también está bien.
★
La cena transcurría como cualquier otra noche, con el ruido de los cubiertos y las voces de fondo. Mi mamá hablaba con mi abuela sobre la terraza, mientras mi abuelo leía su periódico con el ceño fruncido, como siempre. Oliav, mi hermano, jugaba con el teléfono bajo la mesa, seguramente esperando a que le llamaran la atención, pero en ese momento nadie parecía notar nada fuera de lugar. Todo parecía normal, pero dentro de mí, no lo estaba. Tenía que decirlo, y solo pensar en eso hacía que mi corazón latiera más rápido.
Respiré hondo. No podía seguir postergando esto.
—Tengo algo que decir —las palabras salieron antes de que pudiera detenerme, y de inmediato todas las miradas se clavaron en mí. La mesa quedó en silencio. Mi mamá levantó la vista con curiosidad, Oliav dejó su teléfono y mi abuelo, hasta él, bajó el periódico.
—¿Qué pasa, cariño? —preguntó mi mamá, notando algo en mi tono. Sabía que estaba nervioso.
Sentí como si una bola de plomo se formara en mi estómago. Pensé por un segundo en cambiar de tema, inventar cualquier excusa para no enfrentar esto, pero no. Ya no había vuelta atrás.
—Bueno... —traté de mantener la calma, pero las palabras apenas salían—. Hay algo importante que quiero contarles. No es fácil para mí, pero creo que ya es hora de decirlo.
Miré a Oliav, y él me sonrió, como dándome la fuerza que necesitaba para continuar. Esa pequeña sonrisa me dio el último empujón.
—He formalizado una relación... con Josh —solté, sintiendo el peso de cada palabra. El silencio que siguió fue abrumador. Podía escuchar mi propio corazón martilleando en mis oídos. Respiré hondo y continué—. Me gusta mucho. Lo he estado pensando mucho, y creo que es la persona adecuada para mí. No sé cómo definir lo que siento, ni necesito una etiqueta para esto, pero... él me hace feliz.
Esperé. En mi mente, ya había anticipado lo peor. Que me mirarían con decepción, con sorpresa o, peor, con enojo. Imaginaba a mi abuelo frunciendo el ceño, a mi mamá desconcertada, y a mi abuela soltando algún comentario incómodo. Esperaba el rechazo, el típico "no era lo que esperábamos de ti". Temía que Oliav se burlara o que alguien se levantara de la mesa.
Pero nada de eso pasó.
—Nico... —la voz de mi mamá fue la primera en romper el silencio, suave y firme a la vez—. Estoy tan orgullosa de ti.
La miré, sin poder creer lo que acababa de escuchar.
—¿Qué? —mi voz salió más como un susurro, confundido.
—Sé que no fue fácil para ti decir esto —continuó, con una sonrisa cálida—. Pero lo hiciste, y eso requiere mucho valor. Estoy orgullosa de que seas tan valiente.
Sentí como si me hubieran quitado un peso de encima, pero aún no estaba seguro de si lo había escuchado bien.
—Lo importante —intervino mi abuelo, dejando el periódico a un lado— es que seas feliz, Nico. Si Josh es alguien que te hace sentir bien, entonces nada más importa. La vida es demasiado corta para no buscar lo que te hace feliz.
Parpadeé, completamente desconcertado. Esperaba tantas cosas de él, pero nunca esas palabras. ¿De verdad me estaba apoyando?
—Sabía que ibas a decir algo así —Oliav soltó una pequeña risa, mirándome con una mezcla de orgullo y diversión—. Te conozco mejor de lo que crees.
Quise decir algo, pero no encontraba las palabras. Había estado tan preparado para el rechazo, para las miradas de desaprobación, que no sabía cómo reaccionar a lo contrario.
—Gracias... —susurré, sintiendo que mis ojos se llenaban de lágrimas que me negaba a dejar caer. No era el momento de llorar—. De verdad, gracias.
Mi abuela, quien había permanecido callada todo el tiempo, se levantó de su asiento y se acercó a mí. Me abrazó con una ternura que me hizo sentir más seguro que nunca.
—Siempre serás nuestro Nico —me dijo en voz baja, su mano acariciando mi espalda—. Y te apoyaremos en lo que decidas.
En ese momento, sentí un alivio tan grande que casi me dolió. Había pasado días, semanas incluso, preocupándome por cómo iban a reaccionar. Me había imaginado todas las formas en que podrían enfadarse o decepcionarse. Pero nunca pensé que la reacción sería esta, llena de amor y comprensión.
—Lo único que queremos —dijo mi mamá, rompiendo el abrazo con una sonrisa— es que seas feliz. Y si Josh te hace feliz, entonces nosotros también lo estamos.
Asentí, sin poder dejar de sonreír. Por primera vez en mucho tiempo, me sentía completamente en paz. Había hablado. Y todo había salido mucho mejor de lo que jamás hubiera imaginado.
La cena continuó después de eso, pero algo había cambiado. Todo el miedo y la tensión que había sentido en el pecho parecía disiparse. La conversación en la mesa volvió a ser casual, como si no acabara de soltar una bomba que había estado cargando por semanas. Mi mamá seguía charlando con mi abuela sobre la terraza, mi abuelo volvió a leer su periódico, y Oliav miraba su teléfono de nuevo, pero de vez en cuando me lanzaba una sonrisa de complicidad. Todo era tan... normal.
Y eso, más que cualquier cosa, fue lo que me sorprendió.
Había esperado que todo cambiara después de contarles, que la dinámica familiar se volviera incómoda, que hubiera miradas nerviosas o palabras a medias. Pero lo contrario fue lo que sucedió. Mi familia me aceptaba tal como era. No importaba si había salido con chicos o chicas, ni si tenía una etiqueta para definirlo todo. Me apoyaban no por lo que sentía, sino por haber sido lo suficientemente valiente para decirlo.
—Nico, ¿cómo es Josh contigo? —preguntó de repente mi abuela. Su voz era suave y cálida, como siempre cuando quería saber más sobre nuestras vidas. Me miraba con genuina curiosidad, como si simplemente quisiera conocer más de alguien que significaba tanto para mí.
La pregunta me tomó por sorpresa. Al principio me sentí expuesto, pero luego, al pensar en Josh, una sonrisa apareció en mis labios sin que pudiera evitarlo.
—Es... increíble —dije, sintiendo el calor subirme al rostro—. Es amable, muy inteligente, y tiene un sentido del humor que me encanta. Siempre sabe cómo hacerme reír, incluso en los peores momentos. Me hace sentir especial, como si realmente le importara todo de mí.
Oliav soltó un pequeño "aww" burlón, pero antes de que pudiera decir más, mi abuelo le lanzó una mirada rápida, seria, pero llena de cariño, y Oliav se calló al instante.
—Eso es lo que importa —dijo mi mamá—. Que te haga sentir bien y te respete.
—Sí... —dije, todavía algo nervioso, pero más seguro de mis palabras—. Lo hace. Nunca me había sentido así con nadie. Sé que es algo nuevo, pero me gusta mucho cómo son las cosas entre nosotros. Me hace sentir en paz.
Mi abuela me sonrió, y fue la clase de sonrisa que te envuelve en calidez, como si todo fuera a estar bien.
—Eso es el amor, Nico —me dijo ella con suavidad—. No importa cuánto tiempo llevas con esa persona. Lo importante es cómo te hace sentir, y si esa persona saca lo mejor de ti, entonces vale la pena.
Sus palabras me hicieron sentir un nudo en la garganta. ¿Cómo no lo había visto antes? Josh realmente sacaba lo mejor de mí. No era solo la atracción o lo que sentía por él. Se trataba de cómo me ayudaba a ser una mejor versión de mí mismo, alguien más libre y feliz.
—Gracias, abuela —susurré, un poco más emocionado de lo que quería mostrar.
Fue entonces cuando mi abuelo, que había estado en silencio casi todo el tiempo, se aclaró la garganta. Todos volteamos hacia él.
—Si te hace feliz, entonces nosotros estamos contentos —dijo con su tono grave pero firme—. Eso es lo que importa al final. —Hizo una pausa y me miró con un brillo en los ojos, algo que no solía ver en él—. Ahora, ¿cuándo vas a volver a traer a ese muchacho?
Reí, sorprendido por su comentario, pero más aliviado que nunca. No esperaba que llegaran a ese punto tan rápido.
—Pronto... —sonreí por ver que mi familia estaba cómoda con la idea de que mi novio viniera a casa nuevamente, aunque ahora como algo mas formal.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top