Kim Seokjin no se siente intimidado mientras se planta frente al escenario, siente frustración al ver todos los asientos vacíos.

¿Es que no valia la pena observar toda su belleza?

Se aclara la garganta y regala su mejor sonrisa al público imaginario, caminando en círculos sobre el centro del escenario.

Canta, baila, habla, todo sintiéndose el centro de la atención, siendo el reflector su único observador. Al notar la falta de comentarios, buenos o malos, se detiene, sintiendo el pesar.

Y se esconde entre las sombras.