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Su mente se canso de pensar tanto en las palabras de Harry dónde mencionaba lo ocurrido en sus sueños. La chica al recostarse en su cama no pudo pasar por alto aquella pesadilla que le traía una y mil preguntas, estaba confusa y con la curiosidad a flor de piel pero parecía que nada le traía respuestas que podían calmar esa ansiedad.
A la mañana siguiente despertó al oir algunas voces, era navidad y muchos se encontraban emocionados por ello. Samantha recibió un obsequio de su tía, también de Angelina, un suéter de Molly Weasley, una carta de Oliver deseandole feliz navidad y por último un regalo que no venía con el nombre de quién lo envío pero si una nota. Por esa razón lo abrió en su habitación.
— Este reloj pertenecía a tu madre y es momento que lo tengas, por favor no lo uses hasta que sea el tiempo adecuado — Leyó la pequeña nota —. Guárdalo con cuidado y no se lo menciones a nadie, es un secreto.
La pelinegra quedó confusa y tomo con sumo cuidado aquel reloj tratando de descifrar su función pero prefirió divagar en los libros de la biblioteca donde tendría una mejor información.
Agradeció al no ver muchas personas por allí, sería más fácil encontrar el libro y leerlo con calma.
— Aquí estás — Dijo con cierta alegría luego de haberlo buscado un largo rato y pensando que no lo hallaría por ningún lado.
Aquel reloj que alguna vez perteneció a su madre, era un reloj giratiempo. No era muy fácil de conseguir y muy poco fueron fabricados ya que traía consigo un poder que podría alterar el futuro y ocasionar grandes catástrofes si no era utilizado adecuadamente y con gran cuidado.
Samantha no tuvo ni la menor idea de porque había caído a sus manos y quién lo había enviado.
— Sam! — Dijo George.
— Es hora del almuerzo — Dijo Fred junto a su hermano y enseñando una sonrisa.
— Ya voy — Dijo la pelinegra ocultando su reloj —. Debo ir a mi habitación y luego los alcanzo.
La chica guardo aquel libro y se apresuró a subir, no quería que nadie descubriera lo que llevaba oculto entre sus manos.
En la hora del almuerzo tomo asiento junto a Ron y sus hermanos, pero el menor de estos parecía estar distraído y algo preocupado por su amigo quien estaba apartado viendo el fuego de la gran chimenea.
— Que ocurre con él, Ron? — Se atrevió a preguntar.
La chica sabía que algo más había no solo aquella pesadilla por eso le pregunto al pelirrojo quien se puso algo nervioso al no saber que decir pero tuvo la confianza de contarle lo sucedido a Samantha.
— Harry encontró un espejo y en el reflejo vio a sus padres — Susurro Ron para que nadie más que solo ella pudiera oírlo.
Samantha quedó algo sorprendida pero recordó aquel espejo y entendió a qué se refería el pelirrojo. Aún que se oía algo lindo pero triste al mismo tiempo no tenía las intenciones de acercarse allí después de lo que pasó.
Se mantuvo callada pero observo como el niño se acercaba a su amigo para intentar animarlo a pesar que esté prefería estar solo.
— Has recibido algún regalo de Oliver? — Pregunto Fred llamando la atención de Samantha.
— Oliver? Te envío un regalo? — Pregunto Percy quien estaba junto a la pelinegra ya que su hermanito se había marchado.
— Acaso no lo sabes? — Pregunto Fred.
— Oliver está loquito por Sam — Termino George provocando que Samantha casi se atragantara con su propia saliva.
— Eso no es cierto, no los escuches Percy solo imaginan cosas que no son reales — Dijo Samantha tratando de convencer al mayor de los pelirrojos —. Oliver y yo solo somos amigos.
— Aja y Percy no es nuestro hermano — Dijeron los gemelos con burla.
El otro pelirrojo solo enseño una pequeña sonrisa burlesca al saber que su amigo estaba interesado en una chica, sabía que luego tendría la oportunidad de molestarlo como él lo hizo cuando su interés por Penelope fue descubierto.
[...]
Los gemelos y Samantha estuvieron toda la tarde jugando en la nieve o al ajedrez mágico con Ron, la pelinegra hizo equipo con el menor y ambos ganaron algunos dulces ante la apuesta que hicieron los cuatro. Pero luego se mantuvo en su habitación escribiendo algunas cartas para su tía agradeciendo por el obsequio y deseándole un gran día, también mencionando que la extrañaba, algo dentro suyo quería mencionarle sobre el reloj que recibió esa mañana pero prefirió esperar y descubrir quién la había enviado.
Dándole las cartas a su lechuza y dejarla ir para que las llevase con su tía, la pelinegra fue a la sala común con la intención de hacer su rutina, leer hasta que el cansancio se apodere de ella.
— Harry? — Vio como el niño salió de la sala común.
Ni siquiera lo pensó simplemente fue detrás de él, su camino fue complicado ya que Harry se cubrió con su nueva capa de invisibilidad sin que Samantha lo supiera.
— Procura que ningún niño esté fuera de su cama — Dijo Mcgonagall a Filch.
Samantha comenzó a buscar un lugar para ocultarse pero de pronto sintió como una manta la cubría, al ver hacia un costado Harry le hizo señas que hiciera silencio dejando que los dos adultos se marcharán.
— Es una...— El niño la interrumpió.
— Una capa de invisibilidad — Dijo Harry con una sonrisa —. Me estabas siguiendo?
— Lo siento pero sí, ya es tarde y pensé que podrías meterte en problemas — Respondió la pelinegra algo avergonzada —. Por cierto a dónde ibas?
— Ven — Dijo Harry tomándola del brazo para avanzar sin ser descubiertos.
Apresuraron sus pasos para evitar cruzarse con Filch. Butler reconoció el camino y se arrepintió de haberlo seguido, cuando quiso detenerse ya era demasiado tarde estaban por entrar a esa habitación que alguna vez soño. No quería avanzar pero Harry parecía estar muy contento ante lo que sus ojos veían en aquel reflejo de ese espejo antiguo.
— Intente que Ron los vea, pero al parecer solo puedo verlos yo — Dijo Harry con una sonrisa entristecida.
La chica supo que hablaba de sus padres y sintió pena por él, intento ver de lejos pero no le enseñaba nada hasta que Harry le dijo dónde posicionarse.
— Y tú que ves? — Pregunto el niño con curiosidad.
Samantha levanto su mirada viendo el espejo y por un momento tuvo miedo pero esa sensación se esfumó al ver a sus padres allí.
— A mis padres...— Susurro dejando salir una lágrima.
Ver sus sonrisas le dio alegría al corazón de la pelinegra pero luego vio como otra pareja se les unía, eran los padres de Harry. Los dos niños se miraron con asombro y se pusieron junto a sus padres.
— Veo que lo han descubierto — Se sobresaltaron al oír la voz de Dumbledore.
El director se había percatado de la presencia de Harry continuamente en esa habitación y sabía el motivo por esa razón tuvo la obligación de darle la advertencia sobre ese espejo que parecía ser algo fantástico pero que era peligroso al mismo tiempo.
— Deja ver los deseos más desesperados del corazón — Explico el hombre viendo el espejo.
Menciono que lo ocultarian nuevamente antes que trajera la demencia que le otorgaba a todo aquel que le pusiera atención dejándose llevar por lo que sus ojos veían.
— Es peligroso por qué se olvidan de vivir la realidad — Dijo por último.
Y claramente tenía razón, los niños querían ver a sus padres por siempre pero sabían que si hacían eso tendrían grandes consecuencias en el futuro.
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