• CAPÍTULO 14 | VIAJE A POLONIA.
Los aviones eran máquinas que aún eran algo desconocidas para los magos. No obstante Polonia no había permitido las apariciones en sus tierras por parte del equipo del ministerio inglés, ya que habían muchos antecedentes en contra de Draco para dejarlo arribar así nada más.
El mismo ministerio polaco envió un avión privado para trasladar al grupo inglés a sus tierras y poder tener el control del asunto. Parte de la idiosincrasia del polaco era ser directo y desconfiado, esta no sería la excepción teniendo en consideración que uno de los miembros del grupo, fue parte de quienes echaron por tierra la paz en el mundo mágico.
La suma de los aurores ingleses fue de último minuto, pues no consideraron el hecho de que los polacos pusieran tantos peros y tuvieran una seguridad extrema. Kingsley decidió enviar aurores para demostrar que todo lo que estaban haciendo estaba en regla y que también tenían un sistema de seguridad eficiente y reforzado a partir de los hechos pasados.
—Mira nada más—resolvió Harry cargando las maletas de él y de Hermione—, otra vez juntos en una aventura. Me hace recordar cuando solíamos meternos en problemas.
Hermione se sentía muy feliz por volver a realizar una actividad con su mejor amigo. Si bien trabajaban juntos en el ministerio, estaban en distintos departamentos y eso provocaba que no se vieran seguido, Harry debía viajar mucho debido a su trabajo, por lo que ella solía estar en comunicación con él por medios no presenciales.
—Estoy feliz de que nos acompañes— declaró Hermione—, cuando me enteré de que debía haber un grupo de aurores, inmediatamente pedí que pudieses estar en el equipo. Sé que ir como un guardaespaldas no es a lo que estás acostumbrado, pero tu mejor amiga exige tiempo contigo aunque sea en un vuelo.
Harry se sonrió y asintió, manteniendo una conversación amena y grata, pues el tiempo no les era ningún inconveniente. Aunque pasaran semanas sin verse, ambos tenían una confianza única, donde podían reencontrarse con facilidad y las palabras fluían sin ninguna traba.
—¿Cómo va todo con Ginny?¿Ha avanzado el tratamiento?
—La verdad es que todo está bastante bien—respondió algo sonrojado—, hemos decidido tomarnos las cosas con calma y sabemos que tarde o temprano el tratamiento hará lo suyo y podremos dar la dichosa noticia de que tendremos a un bebé.
Hermione se sintió tranquila y feliz por las noticias que su amigo le mencionaba. Harry Potter siempre tendría un lugar valioso en su corazón y cada cosa que hiciera en su vida, le parecía importante, por ende; ella siempre le apoyaría y su lealtad estaría puesta para con él.
En ese momento, el ministro apareció y les hizo señas para que se reunieran antes de subir al avión. El viaje no sería tan largo, sin embargo estaba puesto en él, la primera piedra del proyecto que tan ambiciosamente habían ideado.
—Colegas— mencionó—, confío plenamente en cada uno de ustedes por lo que me siento tranquilo y dejo en sus manos el proyecto. Una vez que los avances estén adelantados, viajaré personalmente con ustedes, no obstante en este momento, hay otros asuntos igual de importantes que requieren de mi atención.
Kingsley Shacklebolt sabía que podría confiarle su vida a Harry Potter y a Hermione Granger, por lo que realmente se sentía tranquilo y no preocupado de no poder viajar a Polonia en esta ocasión.
—Mencionar que el grupo de aurores que va en este viaje, no interferirá en nada, solamente va para garantizar los protocolos de seguridad y que estos se adecúen a lo pactado en las reuniones que tuvimos anteriormente—declaró —, si alguno de los miembros del equipo ve algo que le no está en regla o se siente incómodo ante algún acontecimiento, no duden en recurrir a ellos.
Harry iba en compañía de dos aurores más que eran de su total confianza. Por lo que estaba seguro que durante el viaje no sucedería ningún imprevisto y serviría como un tiempo de relajación para ellos, quienes estaban acostumbrados a ir a misiones mucho más riesgosas.
—El proyecto está en manos de Granger y Malfoy, a quienes les pido total entrega y compromiso con este viaje. Ambos son muy profesionales y podrán llevar a cabo las negociaciones necesarias para que esto avance rápido—comentó orgulloso—. Confío en que también sortearán cualquier inconveniente que se presente.
Ante aquella mención ambos magos intercambiaron una fugaz mirada, sin embargo no la mantuvieron debido a que la última conversación que mantuvieron no había estado exenta de dificultad y tensión. Al parecer a ninguno de los dos les estaba siendo fácil de llevar el hecho de haber cortado de manera abrupta aquella especie de vínculo que habían formado.
Ahora la incomodidad entre ellos era palpable ante cualquiera que fuera lo suficientemente atento, inteligente o perspicaz.
—¡Buen viaje!—señaló el ministro al momento en que los magos comenzaron a abordar al avión.
Hermione y Harry se sentaron en dos asientos frente a frente, dispuestos a charlar bastante durante las horas de viaje. El avión era blanco y tenía butacas de cuero negro, habían pantallas, como si fuera un avión muggle. Decidieron sentarse junto a la ventana para poder observar el paisaje una vez que estuvieran cercanos a aterrizar.
Unos asientos más allá, Draco se sentó en compañía de su jefe y su asistente, dejando a Draco en un asiento visible a los ojos de Hermione. Esta no pudo contenerse y le dio una mirada detenida durante un minuto. Se veía algo incómodo, su expresión estaba algo ensombrecida, no obstante se veía muy guapo; el rubio siempre se preocupó por si aspecto personal, mantenía el corte de cabello y estaba prolijamente afeitado, sus ojos grisáceos intentaban denotar orgullo, lograndolo con creces.
El traje gris que llevaba le quedaba a la perfección, por supuesto debía ser de algún diseñador que lo hizo a su medida. Pues de lo contrario era imposible que le quedara tan bien. Decidió apartar los ojos de su cuerpo, pues no quería comenzar a fantasear con otros pensamientos indebidos, mirar a Draco de manera descarada no era una buena opción en ese viaje de negocios.
Las preguntas de Harry tampoco lo eran, pues la pilló volando bajo y totalmente desprevenida.
—¿Qué tal ha sido trabajar con Malfoy?— dijo observándola sin ninguna malicia—. De hecho jamás pensé que pudieran llevar a cabo este proyecto, no me malentiendas, eres genial— susurró Harry—, pero siempre se llevaron tan mal, incluso peor que él conmigo...
Hermione sintió que las mejillas le ardieron y fue imposible no echar otra mirada en su dirección. Lamentablemente este la observaba, también de manera disimulada; la bruja se sintió avergonzada, pues sentir los grises ojos del rubio sobre ella la hacía sentir vulnerable y expuesta.
—¿Me estás escuchando?
—Oh, sí— respondió al volver en sí—. La verdad no hemos tenido ningún inconveniente, ha sido todo estrictamente profesional.
Se había convertido en una mentirosa.
Sus pensamientos gritaron esa mentira de cien maneras diferentes.
Profesional, ¿a qué se refería con que tenían una relación profesional?
Acostarse con su compañero no era profesional, mucho menos cuando eso se hacía reiterado y debía admitir que lo disfrutaba bastante. Follar con su compañero no era nada profesional y querer seguir haciéndolo tampoco lo era.
Si Harry supiera...
—¿Y porqué luces tan tensa?
—¿Qué?
—Pareciera como si ustedes se ignoraran completamente, creo que jamás los he visto hablar sin insultarse, no sabía que eso fuera posible, la verdad de las cosas.
—Hay cosas que cambian, Harry. Ahora somos adultos.
—Vaya... realmente eres muy adulta.
—No tienes idea cuánto...
Hermione volvió a recordar la última conversación que mantuvieron, recordando el sarcasmo en la voz del rubio, haciéndole notar que lo sucedido entre ellos no era tan importante como para que él se ausentara de sus actividades. Eso, aunque no lo creyera, había causado una espina incómoda en su interior, pues para ella, aquella aventura había dejado una inexplicable huella, no sabía qué significaba, no quería saberlo. Pero sin duda, Draco Malfoy había sido el hombre con el que más había disfrutado del sexo y no podía hacer como si nada pasara.
—Harry— volvió a preguntar, pues ya no quería que la atención estuviera puesta en ella—, ¿cómo han llevado Ginny y tú el hecho de llevar tiempo separados? Viajas bastante y tu trabajo es exigente, ¿cómo lo llevan?
—Ginny viaja tanto como yo, después de sus vacaciones en el Quidditch, está pensando seriamente en realizar bastantes temporadas— sentenció—, la apoyo, pero eso dista mucho de los planes que supuestamente haríamos a partir de ahora...
—Dime algo, sinceramente ¿están bien?
La bruja no podía sacar de su mente aquella noche en que salieron de fiesta, en donde la pelirroja mantuvo esa extraña y arisca actitud cuando ella preguntó sobre su amigo. Hermione era muy perspicaz, y esas palabras habían rondado por su cabeza a pesar de que tenía a otra persona merodeando y coronandose como su principal dolor de cabeza.
—Quiero que Ginny sea feliz, si quiere continuar su carrera en las Arpías de Holyhead puede hacerlo, yo no lo voy a impedir, pero me gustaría que lo dijera.
—Se han casado muy jóvenes, creo que es normal que estas cosas pasen. Probablemente debieran darse un tiempo para una conversación después de este viaje.
—Sigues dando esos buenos consejos, Herms.
El viaje no estuvo pesado, ambos amigos conversaron y se sintieron en libertad de platicar de sus problemas, de sus aspiraciones y recordar vivencias pasadas.
De un instante a otro, el avión comenzó a descender, pudiendo observar más que nubes, pudieron empezar a ver las tierras polacas en todo su esplendor, quedaban pocos minutos para realizar el aterrizaje en Varsovia.
Una vez que el avión quedó en tierra firme, las azafatas hicieron los trámites de rigor y los magos dentro del avión, aguardaron bajar a las indicaciones de las brujas a bordo. Cuando las puertas de abrieron, las escaleras descendieron, logrando que la luz penetrara dentro del avión.
Cuando Hermione colocó los pies en las escaleras, notó la presencia del mago polaco al cual había estado viendo durante todo el proyecto. Jedrell Kroll yacía aguardando bajo las escaleras y saludó a todo el equipo al momento de descender, pues su equipo los esperaba para conducirlos al hotel donde se hospedarían y pudieran descansar después de las horas de viaje.
—Hermione Granger, qué placer volver a verte— le saludó besando su mano, dando un toque diferente a como saludó al resto de los pasajeros.
—Lo mismo digo, Jedrell.
•
Las instalaciones ya empezaban a tomar forma y Draco no encontraba la manera de decir que todo le parecía una real mierda. El trabajo que Jedrell Kroll llevaba realizando junto a su equipo era inmejorable, se estaba preocupando de los detalles y el profesionalismo con el que hablaba y contestaba las dudas, provocaba que le ardiera la sangre.
Eso porque no tenía derecho a reclamar, sin embargo la única forma que se le ocurrió de fastidiar la idílica manera en que observaba a Granger, fue haciendo preguntas absolutamente de todo, sin darles ningún momento a solas o para que platicaran de otro asunto diverso al proyecto.
—Jedrell, ¿cuánto estimas que la escuela estará finalizada? Veo que tus hombres llevan muy avanzadas las instalaciones principales—murmuró Draco—, debe haber ayudado el hecho de que la infraestructura ya estaba construida y sólo había que reforzarla ¿no es así?
—Pues he buscado a los más eficientes, la idea es que seamos pioneros en la construcción propia de nuestras escuelas, estamos muy contentos por el hecho de que nos escogieran—señaló—, me gustaría que vinieran a ver las catacumbas, tienen pintadas algunas pinturas rupestres que serían ideales para algún espacio común, no teníamos en consideración ese espacio.
—Será un placer— correspondió el rubio, llamando al equipo en dirección a donde Kroll ya caminaba junto a Hermione.
Detestaba el hecho de que hablara con ella como si no existiera nadie más.
La construcción escogida para la escuela, fue una edificación gótica ubicada en pleno centro del mundo mágico. Se percibió esto de manera positiva, favoreciendo la accesibilidad y el camuflaje, pues era un antiguo convento e iglesia abandonados, que tenía conexión al mundo muggle y a los principales edificios de gobierno mágicos.
—Es una elección favorable— siseó Draco en dirección a su jefe—¿no lo cree señor?
En ese instante el mago aludido asintió y volcó toda la conversación para Jedrell, donde este tuvo que dejar de lado la atención que tenía puesta en Hermione para contestar a las preguntas del jefe de departamento de economía.
Draco caminó en dirección hacia donde Kroll lo hacía y Hermione no supo que más hacer que seguirle en silencio, sintiendo la absoluta tensión que había en medio de ambos.
—¿Siempre es así de minucioso y prolijo?—habló Draco en dirección a ella—, ¿o se está esforzando por impresionarte?
Hermione sintió que un cosquilleo en su estómago se pronunció inmediatamente. No hablaba con él hace bastante, sólo se limitaban a asentir o hablar pequeñeces sin verse a los ojos, sobretodo porque él no daba tregua a la lejanía que manifestaba en el espacio laboral.
—¿Disculpa?
—Eso— afirmó con vehemencia—, ¿siempre se muestra tan profesional o sólo lo hace para que veas el gran potencial que tiene?
—Podría jurar que tienes un poco de envidia, no entiendo a qué viene aquel comentario.
Draco evidenció una sonrisa llena de ironía. La presencia de Jedrell lo irritaba y no podía ocultarlo, lo observó caminar con desplante y esa forma de hablar tan resuelta que deseó empujarlo por las escaleras.
Avanzó antes de Hermione, observando los diseños en los adoquines y las pinturas que el hombre anteriormente había mencionado. Sin duda eran hermosas y cautivaban la atención, la bruja mencionada estaba absorta en ellas, por lo que no vio el peldaño siguiente.
Draco se percató y sus brazos hábiles tomaron el cuerpo de Hermione entre ellos. El corazón de ella estaba acelerado y el rubio sintió los latidos traspasar su piel, la cercanía no les hacía nada bien, pues sus ojos inmediatamente se conectaron sin pensar en que habían más personas a su alrededor, entre ellos Harry, quién los observó en silencio, esperaría el momento para preguntarle a qué se debía tanta cercanía.
Sentir las manos de Draco en su cuerpo, logró que un escalofrío en su espina dorsal fuera intenso, pues hace ya bastante tiempo no sentía su roce y anhelaba percibirlo.
—Debes tener más cuidado—pronunció al notar la atenta mirada de Harry observándolos desde atrás—. ¿Te encuentras bien?
—Sí... —declaró sin dejar de mirarlo, sintiendo evidentemente las ansias que poseía por él.
Avanzó dejándole atrás, sintiendo el rostro arder. Draco por su parte se limitó a observar desde atrás a partir de ese momento, sin pensar había actuado y probablemente puesto en evidencia sus sentimientos.
Sus intensos sentimientos.
Obvió por completo las palabras de Jedrell, las imponentes construcciones y las habladurías sobre la escuela y el proyecto fantástico que Hermione ideó. Pues en ese caso sólo era capaz de sentir dos cosas, el aroma de la castaña que quedó en su atuendo y la voz irritante del mago polaco que sólo quería mantener la atención de la inglesa puesta en él.
Tras terminar el recorrido por la escuela y finalizar los últimos acuerdos, el grupo de magos decidió que era prudente ir a comer en conjunto. Draco por su parte asintió y dejó que su jefe hablara y llegara a acuerdos en lo que dinero implicaba.
Se dirigieron a un restaurante y ambos tuvieron la sensatez de sentarse alejados, lo que no impedía que sus ojos se rozaran, causando sensaciones que buscaban ocultar. Los meseros atendieron con esmero a los invitados y por arte de magia empezaron a aparecer los pedidos de los comensales en la mesa.
—De verdad estoy encantada con todo lo que hemos visto hoy—siseó Granger—, espero que pronto veamos terminado lo muy avanzado que está la construcción.
—El próximo año ya estará lista para recibir estudiantes, de eso estoy seguro.
Jedrell le otorgó una mirada cargada de intención a Hermione, Draco fue consciente de ello y habría seguido sintiendo rabia de no ser por una desafortunada interrupción.
—Miren quien está aquí, los ingleses mugrientos que derrocaron a nuestro señor.
De pronto, un hombre apareció con la varita apuntando hacia Hermione.
—¿Creen que haciendo malditas escuelas van ser honorables? ¿Ustedes grupo de asquerosos? Mi señor debió matarlos a todos.
Draco fue el primero en ponerse de pie y apuntar al hombre con su varita, poniendo su cuerpo entre Hermione y el hombre.
E
n Polonia, durante el tiempo de la Segunda Guerra Mágica, se instauró un partido político nacionalista que defendía los privilegios de la sangre, que si bien no estaban ligados directamente con los mortífagos, apoyaban sus ideales y sembraron el terror en las calles cuando Lord Voldemort llegó a su apogeo.
—¡Ella es la heroína no, la impura!
—¡Desmaius! —Harry y el equipo de aurores intervinieron y Draco se abalanzó contra Hermione, colocándose delante de ella en el instante preciso en que el hombre desconocido quiso blandir su varita en su dirección.
Harry lo redujo rápidamente y Jedrell junto a sus hombres los ayudaron para poder realizar los trámites necesarios para su encarcelamiento. Ese tipo de comportamiento no estaba permitido en Polonia y desde que el grupo surgió, se mantuvo a raya.
Jedrell llegó hacia donde la bruja y el rubio. Se sentía sumamente culpable, debido a que jamás pensaron que alguno de los magos mediocres aparecería en ese instante. El proyecto escuelas era muy famoso, nunca se imaginó que podrían salir a la luz ese día.
—Les llevaré a otro hotel, es mejor que se hospeden en un lugar muggle, no estoy dispuesto a que vuelvan a presenciar otro incidente como el de hoy— susurró, tomando una de las manos de Hermione—,lo siento, enserio. Me siento muy avergonzado.
—No es tu culpa, Jedrell. Pero si me disculpas, en este momento me gustaría dar por terminada la comida.
El mago asintió y reunieron al equipo para que trasladara las pertenencias de los magos en cuestión.
El lugar escogido era uno de los mejores lugares del país y el mejor de la capital. Contaba con mucha seguridad y el cónsul ya estaba informado acerca de la naturaleza de los visitantes y el propósito.
Jedrell acompañó a Hermione hasta su habitación y se despidió muy a su pesar, pues no era para nada como imaginó este viaje. Pretendía invitarla a dar un paseo por la ciudad en la noche, y los acontecimientos habían echado por tierra sus intenciones.
—De verdad, no dudes en enviarme un vociferador o memo si requieres lo que sea, aunque sea mínimo— dijo en tono de disculpa.
Hermione sonrió, pues sabía que el hombre no tenía culpa alguna en lo sucedido durante la tarde. Los ojos de Jedrell centellearon y sintió el impulso de besarla, no obstante se contuvo, pues no sería apropiado en vista y considerando lo sucedido.
—Descansa—dijo besando su mano—, mañana podríamos ir a dar un paseo— ofreció, sintiendo expectativas altas.
Hermione era una mujer espectacular y se sentía totalmente asombrado con ella.
—Ya veremos, ahora solamente quiero descansar— murmuró pensando en los últimos acontecimientos.
Tras despedirse de él, sus ojos se volcaron hacia las luces de las calles Varsovianas, sin duda se veían hermosas. Su tranquilidad fue perturbada por alguien que golpeó a su puerta, con intensidad y apremio.
Se sobresaltó, tomando su varita de inmediato.
¿Qué haría si fuera otro personaje como el del restaurante?
No sentía miedo, ella era totalmente capaz de enfrentar a cualquiera.
Sigilosamente se dirigió a la puerta y abrió de golpe, sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo.
La imagen de Draco afuera de su puerta la sorprendió, dejándola exasperada. Bajó la varita y lo observó desconcertada. El rubio la observó y ella dejó de lado todas sus defensas.
Sin que hubieran hablado, Draco dio un paso hacia ella y Hermione echó sus brazos alrededor de su cuello. El mago sostuvo con su mano el cuello largo de la chica mientras sus labios se unían en un fogoso beso.
Mañana podrían echarle la culpa a la adrenalina.
O al instinto de peligro.
Sin embargo hicieron caso omiso a aquello y mientras las manos de Draco se fueron a la cintura de la chica, mientras la besaba, cerró la puerta tras de sí.
—Merlín... —susurró por encima de sus labios.
—¿Qué estamos haciendo, Malfoy?
—No lo sé, pero Hermione, porfavor...
Oírlo suplicar por sus besos, por su calor, por su cuello, por ella.
La desarmó completamente.
Ambos aterrizaron encima del suave colchón, ella sintiendo el cuerpo de Draco encima de ella, él sintiendo que su corazón iba a estallar.
Necesitaba estar dentro de ella.
Necesitaba ese momento.
Su cuerpo clamaba por ella.
Ya era tarde, era tarde para ambos.
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Hola hermosxs, espero se encuentren muy bien.
El fin de semana no es día de actualización de Así como pecas, pagas; sin embargo hoy está de cumpleaños el rubio y quise darle un homenaje con un capítulo de la historia.
Estoy segura de que Hermione se encargará de complacerlo.
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