❛ ──prólogo.

𝖱𝖾𝖼𝗎𝖾𝗋𝖽𝖺 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗅 𝖿𝗎𝖾𝗀𝗈
𝖾𝗌 𝗍𝗎 𝖺𝗋𝗆𝖺 𝖼𝗈𝗇𝗍𝗋𝖺 𝗅𝗈𝗌
𝖽𝖾𝗌𝖼𝗈𝗇𝗈𝖼𝗂𝖽𝗈𝗌, 𝗉𝖾𝗊𝗎𝖾𝗇̃𝖺.





























──────═━┈┈━═──────

ARTEMISA
la protegida

──────═━┈┈━═──────









Corte del Invierno.

──Ella estaba sola ──la mujer de hebras plateadas hablaba con él a susurros, pero la joven podía oírlos mientras acariciaba aquel bulto escondido entre su ropa.

«Los Terragon escuchan, nunca callan», le dijo una versión femenina de su padre, se levantó de aquel oscuro rincón para rozar por al lado al verdadero lord de tan abandonada corte.

── ¿A dónde vas? ──la voz de Viviane la mantuvo cautiva, ya no. ── ¡Por favor, espera!

Ella no se detuvo, siguió dando pasos en la profunda claridad reconocida como nieve, y aun más cuando era lo único que notaba a kilómetros. Sintió unas manos detenerla con algo de fuerza, ni siquiera se dio vuelta para saber que era un hombre quién le detenía.

──He dicho, gracias.

──A mí esposa si ──contestó sereno ──. Ni siquiera yo te he visto.

──v¿Y planea dejarme en un repertorio? ──ella preguntó.

── ¿Así le dices a tu hogar? ──el hombre albino simplemente la observo.

La muchacha carcajeo con fuerza.

── ¿Hogar? ──se dio la vuelta mientras dejaba libre a ese lagarto al cual los faes le tendrían miedo ──. ¿Tú le dices hogar a un lugar lleno de...?

Kallias le observó con tal atención que pretendía entender a la joven que tenía a su delante, cosa que era más difícil porque no lograba convencerla con palabras justas, ella parecía estar atrapada en su propio témpano. Sin embargo, algo brillante habitaba en su interior.

Dirigió su vista hacia el pequeño animal, lejos de tener intentó acercarse al notar que el propio no parecía tenerle medio.

──No se acerque a él.

Kallias la miró.

── ¿Cómo se llama? ──insistió con curiosidad.

──Claramente no como tú.

── ¡Oye! ──Viviane los había alcanzado, se colocó al lado de su compañero y sonrió ──. Venga, cuéntale, te aseguro que debajo de esta apariencia encontrarás un copo de nieve.

──Viviane ──le llamó la atención el mencionado.

Ambos se miraban con amor, sin embargo, la chica solo cargó con determinación a su amigo para avanzar aun más por aquel camino escarpado.

── ¿No vas a decirme tu nombre? ──Kallias volvió a detenerla, ella se giró para encontrarse cara a cara con su vista azulina.

──Aingeal.

«Aun atrapado es insoportable», pensó la joven mientras sonreía observando el camino.




















CORTE DEL AMANECER

Galería del Templo de Piedra.

─ ¿Qué te dije sobre andar allí? ──la joven se dirigió a su compañero dragón, sin embargo, el propio hacía de las suyas jugando con el reflejo que entraba desde el gran ventanal.

Aingeal Terragon iba a darle una patada o seguramente echarle un poco de roca volcánica para que se comportara, en cambio, solo logró abrir el ventanal para salir junto con él. Kallias, idiota”. Pensó en voz alta, negó recordando como se había hecho "amigo" al líder de la corte, aunque ella debía admitir que abrazar a uno de esos osos polares era lo más reconfortante del mundo.

Pero tenía el acceso denegado cada vez que el albino la veía, en su defensa, solo había robado una sola vez esa gran nube blanca.

¡Y había sido lo mejor! Ahora el oso siempre se acercaba a la zona de su hogar en busca de comida o mimos. Lo malo era que Kallias siempre iba para intentar llevarse a Edda, debido a que los niños añoraban ver las constantes visitas del lagarto ladrón.

── ¿Tú que opinas Edda? ──le preguntó en un susurro a su dragón ──. Sobre la guerra, sobre todo esto.

Edda, el pequeño dragón, se dio vuelta intentando aventarse a sus brazos pero la presencia de varios más le hizo ver hacia atrás como si fuera un escuincle curioso.

──Oh, así me traicionas ──ella levantó su mano mientras dramatizaba tal acto seguido de ver a un dragón recostado en el suelo ──. Era broma, para que lo sepas.

Edda, la vio divertido mientras se levantaba para toparla reiteradas veces indicando que debían ir por algo de comer.

──Comimos antes de venir, ¿en serio quieres que ese pequeño estómago tuyo resulte más enorme de lo que ya es?

El dragón asintió complacido.

──Saliste glotón, ¿por qué será?

Negándose a llevarlo en brazos, ambos volvieron a ingresar al hogar de Thesan que fue capaz de encariñarse rápidamente con el reptil, dándole a entender a la pobre chica extranjera que eso no era una buena señal. «Ya era suficiente uno», pensó mientras caminaba.

── ¡Una serpiente! ──exclamó una voz chillona del fondo, Aingeal se tuvo que tapar la boca para no reír, adoraba los pocos momentos divertidos que tenía con su dragón, aunque al pobre le llamaran serpiente.

─Nesta, eso no es una serpiente ──siguió escuchando la chica mientras iba llegando, sus orbes encendidos se detuvieron en la trágica escena.

Edda. Comida. Mesa. El Alto Lord de la Corte de la Noche intentando atraparlo.

Ouch, eso iría a la lista de regaños.

──Edda, ven aquí dragón glotón ──le llamó ella haciendo que Nesta se girara al verle con el ceño fruncido, poco le importó ──. Y pide disculpas, anda.

El dragón aún con la boca ocupada decidió bajar la cabeza para quedarse en una esquina y seguir su comida.

──Oh chiquito, tienes que dejar de comer tanto ──mencionó negando.

── ¿Es tuyo esa serpiente? ──Nesta le preguntó algo asustada pero digna de mostrar su enfado.

──Es un dragón, ogro ──le llamó con una sonrisa. Rhysand se rió por el vínculo, haciendo que Feyre le diera un golpe verbal.

──Es una... ──repitió, pero Aingeal le detuvo ──. Es un dragón de clase alta, y por si no lo has notado, es más indefenso que un dakkörg bailando en un pie.

── ¿Un dakkörg? ──preguntó sin entender.

Aingeal sonrió como lo haría una niña malcriada.

──Si, un dakkörg ──le sonrió. ── ¿No sabe lo que son? ──Nesta negó ──. Oh, mis disculpas, se me olvida que no pertenezco a Prythian. Los dakkörg les encanta las presas pequeñas, su única tortura es que le enseñen a bailar, sin embargo, cuando lo intentan aplastan a sus... Nesta ya no estaba. Aingeal sonrió, hasta que se giró a contemplar a la mujer que se encontraba a su delante.

──Tú eres Feyre.

La joven castaña asintió, dejando ver una sonrisa contagiosa. Ya se conocían. Observó a Rhysand que insistía aún en atrapar a la criatura escamosa que tampoco abandonaba su mirada en él.

──Edda no le hará daño, es demasiado curioso y quisquilloso para dañar a otro ser que tiene alas similares a él.

── ¿Entonces Edda siente respeto por mí? ──preguntó sonriendo el alto lord.

──Algo así, si ──respondió ella mientras estudiaba la situación ──. No pienso disculparme por lo de hace rato, no me gusta cuando tratan a mí amigo de serpiente.

Edda niega, a él poco le importaba.

── ¿Desde cuándo lo tienes? ──preguntó Rhysand quién había levantado al animal con cuidado.

──Desde que logré rescatarlo de lo que vendieran como bestia de carga en mi nación.

Feyre se acercó a ella, apoyo una mano en su hombro.

──Ahora si me disculpan, ese dragón glotón y yo debemos volver al lugar en donde se nos permitió quedarnos ──soltó con pesadez mientras se retiraba.

De a pasos cortos —totalmente lentos— llegó a su lugar para sentarse cerrando la puerta, ya quería ver la cara de Kallias al contarle sobre su conversación con Edda.

Pero sabía que debía esperar todo lo contrario.





















NACIÓN DE SEFNIES

Campo de concentración Dracaena.

La pequeña niña sollozaba, estaba atada en el rincón mientras su espalda estaba los finos retazos de su piel se desprendían de par en par, ocultando su vergüenza por haber desobedecido la regla. estaba sola, ¿que más podía hacer?

─ ¿Escuchaste, Nynshide? ──le preguntó el hombre mientras alzaba sus cabellos con fuerza ──. Nadie tendrá tu cuerpo, porque eres una niña buena y adoras que te den latigazos.

«Malditos»

Ella sollozaba, tapando su boca de la cual brotaba sangre oscura, levantó su cuerpo al sentir que se retiraba junto a las posibles risas de sus compañeros. Hijo de perra, maldito...

Su mente tembló ante los posibles casos en donde ese abuso empeorara. Aingeal Terragon a pesar de tener pocos conocimientos del exterior, tomó lo que pudo para aferrarse a la manta que cubría su destrozado cuerpo, y huyó.

Porque sin mirar a atrás, se aferró a un nunca más.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top