Capitulo ocho.

08. malos momentos.

—Violeta, Violeta, Violeta— los gritos se hacían cada vez más fuertes a través de la ventana, parecía que toda España había decidido venir al club en Ibiza a esperar afuera.

—Creo que deberíamos irnos— comento miguel preocupado por el nivel de gente que habia.

Todos parecían querer tirarse arriba de Ester y Violeta.

—Quisiera saber mejor quien coño les dijo que estaríamos aquí— murmuro un molesto alejandro al ver a toda aquella gente.

Violeta debia admitir que habia demasiada gente afuera, pero era un club privado y habian hablado con la gerencia para asegurarse que todo estuviera bien.

—Yo opino que nos quedemos, no habra tanta gente adentro, es por lista— opino Tati tomandose una foto con Ester.

—Es nuestra ultima noche, si vemos que esto se pone peor podemos simplemente irnos— le resto importancia Ester.

Miguel miro a su amiga quien no habia opinado dudoso, conocia su opinion sobre las fiestas, no le gustaban. Su vida social se basaba en su circulo cercano haciendo fiestas entre ellos y viajando cada vez que podian, no en ir a lugares publicos.

—Vilu— llamo su atencion.

—¿si?— contesto distraida.

—¿queres irte?— le susurro, si los demas querian quedarse no los ibaa obligar a volver a la casa pero no iba a dejar a violeta en un lugar donde no se sientiuera comoda.

La noruego sintio su pecho apretarse, Miguel estaba dispuesto a irse de alli para evitar ponerla en una situacion donde no queria estar.

—no, podemos entrar ver como va la cosa y luego si no nos gusta el ambiente nos vamos— le sonrio para calmar su preocupacion, pero vio la duda en sus ojos asi que tomo la mano del español y la apreto ligeramente.


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Cuando pudieron entrar al club, con ayuda de la seguridad, notaron un ambiente no tan incomodo. Tati y Ester rapidamente encontraron conocidos suyos, con alejandro siguiendolas tomado de la mano de su novia.

—Yo digo que le pide matrimonio en seis meses— los señalo la noruega tomando de su trago.

—Y yo digo que en ocho— canturreo miguel— si Ester no hace lo mismo que con todos.

Ester tenia un mania muy criticada por sus amigos, conocia a un chico, comenzaban a salir y cuando las cosas se iban a algo mas serio, corria.

—Creo que por eso sois amigas las tres, odiais el compromiso— rio ligeramente miguel.

—Hey, Giorgia no es asi — le recordo, recibiendo una mirada de "¿en serio?" por parte del actor— no digo que tenga una situacion mejor, pero no es asi.

—Te apuesto a que si se decide a dejar de ser la otra del italianito vais a ser cuatro.

—Odio como juega con ella— bufo viendo como toda la gente bailaba desde arriba.

Estaban en una sala privada que les permitia poder hablar con toda aquella musica y ruido.

—Todos lo odiamos.

Hubo un segundo de silencio, o bueno, un segundo en el que se podia escuchar solo la musica ligeramente y las voces de las otras siete personas en el salon privado.

Violeta identifico a sus dos amigas gritandole que fuera a bailar desde el primer piso, nego riendo.

—Ve y disfruta, aprovecha que estas en un lugar seguro— la animo su amigo.

Y lo dudo, habian razones en especificas por las que no se sentia segura en fiestas con desconocidos, razones que guardaba bajo llave.

Se emborrachaba solo si estaba con Ida en una fiesta o sus amigos, jamas sola en un lugar, jamas en un sitio como este.

Llevaba un solo trago y podia asegurar que ese seria el ultimo de la noche, pero no debia beber para disfrutar.

—En cualquier momento te acompaño a la casa si quieres irte— le prometio.

Eso la hizo sentir algo mas segura.

Se levanto, arreglando su hermoso vestido azul brillante y camino decidida con aquellos tacones que probablemente la matarian la mañana siguiente.

Los gritos de sus dos amigas se volvieron todavia mas altos cuando la noruega se fue acercando.

Bailaron un buen rato, rieron y bebieron, sorprendentemente la estaba pasando relativamente bien o al menos hasta que se acercó al bar.

—Un gin and tonic— pidió al bartender quien asintió girándose para prepar su trago.

—Estoy frente a una estrella — una voz masculina habló a su lado.

Violeta se giró con una sonrisa amistosa falsa que había conseguido a través de los años.

—Andrés García— extendió su mano.

—Violeta Larsen— la tomó algo insegura.

Era un chico apuesto claro que si pero no le apetecía estar con nadie aquella noche, había venido a disfrutar con sus amigos y solo a eso.

—Claro que lo sé cariño, eres demasiado hermosa para no reconocerte— le dio una sonrisa coqueta.

Violeta miro al chico del bar pero este preparaba otros tragos de personas que habían llegado antes que ella, le tocaba esperar junto al chico raro.

—¿Y qué haces por aquí? Yo trabajo en uno de los hoteles más famosos de Ibiza, gerente— le ofreció una tarjeta que había sacado de su bolsillo— puedo conseguirnos una habitación si quieres— le guiño un ojo— es chiste, o bueno todo depende de cómo va la noche.

Asco recorrió todo el cuerpo de la noruega por aquel comentario tan desagradable y salido de lugar— estoy con mis amigos, debería irme con ellos— le sonrió algo incomoda cuando consiguió su trago.

—Pero cariño, apenas comenzó la diversión— se acercó un poco más a la cantante.

—No, gracias— se alejó rápidamente yendo a donde estaban las chicas quienes no le dieron tiempo de decir nada pues la invitaron a bailar otra vez.

¿Y quien era violeta para decir que no? Conocería mil idiomas atrevidos en su vida, no iba a dejar que uno dañara su noche.

—¡Alejandro y yo vamos al baño!— grito ester riendo mientras tomaba la mano de su novio.

—Uff van a follar duro—sonrió tati— necesitamos chicos para llevarnos a viajes.

—Miguel está disponible— le recordó divertida violeta.

—Oh Vilú, ya quisiera pero esta coladito por vos— canturreo riendo mientras comenzaba a bailar otra vez.

¿Por ella? No, Miguel era su amigo y jamás haría un movimiento— voy al baño— se alejo pensativa.

Miguel no podía estar colado por ella, era un chico bueno, lindo y amable carajo, podía conseguir a cualquier chica.

Rubén atravesó su cabeza, joder el también era demasiado para ella pero la verdad era que casi todos los chicos que conocía eran mucho.

Ella no se merecía el amor de nadie y su padre se había encargado de recordárselo toda su infancia.

—Aquí estas hermosura— otra vez la molesta voz del chico del bar se hizo presente.

Se acercó acorralando a violeta en una esquina del baño y tapándole la boca para que no pudiera gritar.

La rubia trató de gritar y moverse para que la soltara, pánico entrando a su cuerpo.

—no, no— susurró el chico para lanzarse a besarla agresivamente.

El sabor a alcohol muy presente, Violeta cerró su boca con fuerza para que no pudiera besarla completamente mientras trataba de empujarlo, pero el chico era más alto y fuerte que ella.

—No te resistas linda, sólo quiero una noche con la cantantesita— señuelo subiendo una mano dentro de su vestido mientras tapaba su boca otra vez.

Pero violeta lo mordió, lo suficientemente fuera para que quitara la mano molesto.

—¡Suéltame!— grito lo más fuerte posible.

—Maldita zorra— la empujó contra la pared causando que su brazo izquierdo chocara con esta.

Alguien tocó a la puerta del baño.

—Ocupado— respondió el chico pero violeta vio su oportunidad para conseguir la manera devolver a gritar.

—¡Ayuda!

Y en segundos la puerta se encontraba abierta por un gran golpe de parte de Alejandro.

—Voy a jodidamente matarte — hablo el mexicano acercándose a quitarle el chico de arriba a violeta.

Ester corrió hacia la chica para abrazarla— ¡oh por Dios!— repetía en shock al ver como el chico salía corriendo.

—Voy a matarlo— aseguró Alejandro listo para ir tras de el.

—no— susurró la noruega para terminar en el piso desmayada segundos después.

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