𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎
El pequeño se encontraba caminando por los pasillos con los nervios a flor de piel, una de sus pequeñas manitas sostenía el ramo de florecitas que había arrancado del patio de la escuela para dársela a su enamorado.
Después de haberle pedido permiso a su madre si podía tener pareja y esta dijera que si, un Sunghoon de once años buscaba con la mirada al omega bonito que había conquistado su corazón. No tardó mucho buscando, pues apenas salió al patio pudo divisar al niño de grandes ojos y regordetas mejillas sentado en uno de los árboles en busca de sombra.
El corazón de Sunghoon revoloteó en su interior, Shim Jake es el niño más bonito que ha visto en su corta vida.
Jamás le había hablado y por esa razón se sentía algo nervioso, pero su instinto de alfa le decía que debía ser valiente, y eso iba a hacer.
Así que comenzó a caminar en dirección a Jake, llevando su mano con las flores a su espalda para que su enamorado no pudiera verlas.
— ¡Hola! — saludó Sunghoon con una sonrisa tímida cuando llegó al frente del chico australiano.
Los grandes ojos de Jaeyoon se cruzaron con los de Sunghoon, eso hizo que Park sintiera un tipo de atracción a los ojos de Shim, se veía más bonito de cerca.
— ¿Necesitas algo? — preguntó directo el chico.
— Oh.. bueno, yo... eh.... — comenzó a tartamudear, su plan no estaba resultando, así que optó por el plan b — ¡Tu me gustas! — dijo y rápidamente extendió el ramo de flores hacia Shim.
Si antes Sunghoon estaba nervioso, ahora se sentía morir de los nervios. Su corazón golpeaba tan fuerte su pecho que incluso sentía que en algún momento iba a salirse.
Jake por su parte tomó el ramo de flores que Sunghoon le había dado, lo examinó muy bien y se dió cuenta que eran de esas florecitas blancas que crecían en el campo de la escuela, aquellas que le gustaba olfatear por el dulce olor que desprendían. No obstante luego reaccionó a las palabras del chico y rápidamente lanzó el ramo directo al suelo.
— ¡No quiero! — gritó para luego salir huyendo del lugar.
— P-Pero... — Sunghoon no pudo terminar de hablar, pues Jaeyoon ya se había ido.
El lobo de Sunghoon se sentía rechazado, y su parte humana también lo estaba... Jake lo había rechazado y fué muy cruel al lanzar su regalo al suelo.
Con lágrimas asomándose en sus ojos, Sunghoon se agachó para recoger cada flor del suelo para llevarlas a su pecho, esa amarga sensación no le estaba gustando nada...
Lastima que esa sensación se volvería una costumbre para Sunghoon muy pronto.
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