𝐅𝐎𝐔𝐑
Tal y como había dicho, Jihyo visitó la escuela de Sunghoon con la compañía de su esposo, tuvo que esperar una semana para poder reunirse con uno de los padres de Jaeyoon, pues según el director de la escuela, el señor Felix no podía pasar todos los días por Jake gracias a su trabajo. Afortunadamente, hoy Jihyo pudo conocer de lejos al padre del destinado de Sunghoon cuando lo pasaba a dejar en la escuela y ahora que ya era el horario de salida había podido volver a verlo.
— Espero pueda entender y me ayude a evitar alguna consecuencia que afecte a nuestros hijos — terminó de decir Jihyo.
El omega no había esperado que hablara sobre un tema así con los padres del destinado de su Jaeyoon, en verdad se había sentido un mal padre por no haberle puesto tanta atención a su hijo. Si antes Felix sospechaba de que la relación de su hijo y su alfa "estaba bien", ahora se daba cuenta que su instinto nunca le fallaba.
¿Negar a su destinado había dicho? No lo podía creer, el omega sentía muchísima tristeza por el hijo se la señora Park, se imaginaba todo el dolor que tuvo que haber pasado. Un chico de doce años no debía experimentar esa clase de dolor; además de que no era lo ideal en la vida de cada persona, tampoco lo era para su salud física y mental.
— Nos preocupa mucho lo que pueda pasarle a Sunghoon y a Jake, queremos que ellos vivan felices — habló esta vez Jimin, el alfa de Jihyo.
— No estaba enterado de esto... Yo me encargaré de hablar con Jaeyoon — afirmó decidido — Ahora compartimos la misma inquietud, cooperaré en todo lo necesario para que se evite una desgracia —.
— Muchas gracias, de verdad — dijo Jihyo sintiendo su mirada aguarse, le alegraba mucho el hecho que tenía el apoyo que necesitaba y no se molestó en expulsar una pequeña cantidad de feromonas que expresaban su alegría.
Jimin y Jihyo intercambiaron números con Yongbok para estar en contacto e informarse y había alguna novedad.
— ¿Tendrá el número de su alfa? — preguntó curioso el alfa.
Esa pregunta incomodó un poco a Lee, quien intentó disimular lo afectado que estaba con la palabra "alfa".
— Y-Yo... No tengo alfa... — respondió, no queriendo dar más detalles.
La pareja comprendió la situación, haciéndose una pequeña idea en su cabeza de lo que pasaba dentro de aquella familia, sería un tema que el matrimonio discutiría luego.
— Lo lamento, no sabía — se disculpó Jimin realmente apenado.
Los tres adultos se despidieron luego de que se pusieran de acuerdo para que Felix y Jake fueran a cenar en casa de los Park, una vez dentro del auto el matrimonio quedó en total silencio, su plan empezaba ahora.
— ¿Está todo bien? — preguntó Jimin a su esposa cuando sintió por medio del lazo la preocupación de su omega.
— De verdad quiero que Jake acepte a nuestro hijo, no quiero que les pase lo mismo que Nayeon y Jeongyeon — ese comentario hizo que el estómago de Jimin se revolviera.
La historia de aquellas chicas se había vuelto muy popular entre los jóvenes. Era una de esas historias que se te venían rápido a la cabeza si te pedían que contaras alguna historia de amor trágico, siempre causaba pena y dolor a todo quien lo escuchara.
Jeongyeon era una alfa tan hermosa como fuerte, muchas y muchos omegas le deseaban como compañera de vida y madre de sus cachorros. La alfa adoraba mucho la música y era una artista en crecimiento, siempre atenta con los demás, a donde sea que fuera siempre formaba nuevas amistades gracias a lo sociable que era, educada, incluyente, tenía unos hermosos ojos verdes que eran un toque encantador en ella, en pocas palabras: la alfa perfecta.
Nayeon por su parte era una hermosa omega, deseada por muchos alfas y envidiada por muchas omegas. Su belleza la tenía tanto afuera como dentro, siempre dispuesta a ayudar a todos, a pesar de ser muy tímida tenía muchos amigos, su voz al cantar era igual a la de un ángel, su presencia era bastante notable, ella era inigualable.
Y como era de esperarse, sus lobos se encontraron, reconociéndose al instante como destinados.
Pero había un detalle...
Nayeon por alguna razón comenzó a rechazar a su alfa. A muchos les desconcertó el porqué no estaba feliz por encontrar a su destinada.
¿Que no esa es la mayor felicidad?
Jeongyeon había hecho de todo para poder acercarse hasta ella, desde darle flores hasta dedicarle una hermosa canción que actualmente era un himno para las parejas, pues su letra capturaba exactamente lo que era amar a alguien con todo tu ser.
Jihyo era la mejor amiga de Jeongyeon, aún recordaba todas esas veces en las que la alfa había acudido a ella para poder soltar las lágrimas y el sufrimiento que le ocultaba a la gente.
Ella quería ayudarla, quería que ella fuera feliz con quien amaba.
Pero un día, Jeongyeon dejó de insistirle a Nayeon. Ya no la volteaba a ver, ya no le daba ningún regalo, nisiquiera se le acercaba...
Jeongyeon parecía morir poco a poco.
Comenzó a alejarse de todos, ya no transmitía esa energía positiva a la gente, sus ojos que antes eran verdes como el color de la esperanza parecían haber perdido su toque, su aroma se iba haciendo cada vez más amargo, incluso las letras de sus canciones comenzaron a hablar acerca de desamor, del rechazo, de tristeza....
Jihyo estaba furiosa con Nayeon, pues mientras Jeongyeon moría lentamente, ella estaba como si nada.
Sucedió lo inevitable.
Unas semanas después, llegó la noticia de que Jeongyeon había sido encontrada en su estudio de música en un estado de intoxicación, los médicos habían hecho de todo para salvarla... Pero era demasiado tarde, ella se había ido.
Resulta que su lobo ya no aguantaba más el rechazo de su omega, estaba tan lastimado que poco a poco se dejó consumir por todo lo negativo hasta el día que ya no aguantó más, Jeongyeong no soportaba ese sentimiento de dolor que compartía con su lobo, por eso había decidido terminar con su vida.
Cuando Nayeon se enteró de todo, pareció darse cuenta de su error, pero ya era demasiado tarde. Jimin que era amigo de la omega, le tocó verla llorar por un amor que no había sabido valorar, un amor que pudo haber sido hermoso si ella no hubiera actuado de esa forma, lloró por todo el amor incondicional que Jeongyeong le había dado y que ella ignoraba, Jeongyeong no se merecía ese mal trato cuando lo único que ella pedía era tan siquiera que su omega la volteara a ver.
Porque ese era el problema de los destinados, cuando lo encuentras dependes bastante de esa persona, tu alma se entrega a esa persona sin importar cómo sea.
Ahora a Nayeon le tocó sufrir ese hueco en su corazón a causa de la pérdida de su alfa. Al poco tiempo, el lobo de la omega tampoco aguantó más toda esa culpa y tristeza, decidiendo terminar con su vida un mes después.
Jihyo había visto cómo la familia de Jeongyeong lloraba por la muerte de su hija, ella solía cuidar de Kihyun, el -único- hijo que ahora le quedaba la familia Yoo, podía ver cómo sus padres peleaban debido a la muerte de su hija, veía como la culpa los invadía y hacían a un lado a ese pequeño niño por estar estancados en el dolor.
Y ella, bueno, la culpa también se estaba apoderando de su ser... Porque no había podido salvar a Jeongyeong.
Le había costado mucho superar aquel trágico capítulo de su vida, no deseaba repetirlo... Y menos que su propio hijo, un ser amado para ella, sea el protagonista de la misma historia. Por eso iba a hacer lo que fuera para que Jake y Sunghoon pudieran ser felices.
— Verás que esta vez todo saldrá bien, ten fé... — reconfortó el alfa tomando la mano de la omega para acariciar el dorso de su mano — Intentemos animarnos, recuerda que ya tenemos el apoyo del señor Lee —.
— Tienes razón... Las cosas pueden ir más fácil — respondió la chica un poco más aliviada.
— Además, tenemos que ir por nuestro otro cachorro al aeropuerto, hace mucho no lo vemos— recordó, en segundos los ánimos de Jihyo parecieron subir notablemente — Hay que animarnos por eso también —.
— Cierto... vamos, no hay que hacer esperar a Jongseong — cómo si esa fuera su última palabra, el coche emprendió camino hacia su destino.
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