"Mami

Hice bien en subir de peso.

Después de ver mi peso en la balanza y recibir un 'felicitaciones' por parte de la enfermera.

Fui a escabullirme a mi habitación —sin puerta—, y a esconder mi cabeza entre mi piernas, cubrí mis oídos para que Ana no pudiera recriminarme nada.

Pero no pudo hacerlo ya que Samuel cogio mis muñecas mientras me repetía, una y otra vez, que lo mirara a los ojos.

Sin embargo no podía, no quería, era gordo, feo, asqueroso.

'No lo eres' me gritó.

'pero' no podía para de llorar, de asquearme por mi mismo, de repugnar mi existencia.

Y antes de poder seguir soltando sollozos me besó.

Sin previo aviso, de imprevisto.

Me sorprendí demasiado y mi estómago se rebalsó de mariposas.

Él me besó, beso mis fríos y secos labios, los que apenas tenían color.

Ana no me dijo nada esta vez.

Ya que mi corazón me gritaba que aprovechará y metiera mi lengua.

Sabía que los besos no serían suficientes en un par de semanas.

Y no podía seguir luciendo como una calavera.

Madre tengo anorexia, y te dije que podía controlarlo”.

🥀