𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟕


─Cedric apaga la cocina, hijo.─ Amos y su señora ponían la mesa para el desayuno, en una casa linda y amplia.

─Tienes que ser amable con las personas cariño. ─tenía a su mamá, la señora Diggory, agarrada de la mano.

─¡Hufflepuff! ─la casa de los tejones comenzaron a gritar de emoción por el nuevo integrante.

─Soy Cedric, y ¿tu? ─se quedó callado esperando que la rubia le respondiera, pero ella no dijo nada. 

─ ¿Lo podrás hacer? ─hablo Dumbledore.

─Sí señor.

─Gracias. ─dijo Ana─ Por apoyarme en esto. ─ella volteo a verlo y él ya estaba viéndola desde hace rato─. Tus ojos brillan como la luna.

─Entonces... ¿me dirás tu nombre?

─ ¿No le dirás a nadie? ─negó con entusiasmo─ Me llamo Cayetana..., Cayetana... ─se calló un rato─ Potter.

─Tú le haces algo, y te las veras conmigo, ¿Entendiste?─el tejón tenía a Malfoy contra la pared controlándose a darle un golpe.

¡Cayetana! ¡Yo no le dije! ¡Te lo prometí!

─Pues no lo cumpliste. ─dijo Ana caminando hacia el lado contrario de donde él estaba.

─¡Espera! ─de pronto de cayo y se dobló el tobillo.

Cayetana volteo y vio el chico en el piso, agarrándose el pie con una mueca de dolor en la cara, volvió y cargo al chico en su espalda, fue en dirección a la enfermería.

─Cayetana, tienes que creerme, yo no fui.

─Palalingua. ─hechizo al chico, hasta que llego a la enfermería, en la entrada la enfermera cargo al niño y lo echo en una camilla, Cayetana se quedó en la puerta viendo como atendían al niño, hasta que cerró la puerta y se fue.

Al terminar el hechizo se fue para atrás y cayó en el asiento al igual que Diggory.

─ ¿Ahora lo ves? Yo no le dije a nadie, fue Malfoy, él escucho nuestra conversación, yo le advertí que no se lo dijera a nadie, pero fue demasiado tarde, perdóname.

La rubia solo agarro sus cosas y se fue, en buen momento ya habían llegado a su destino, tenía que procesar lo que en años había estado creyendo, creyendo en algo que recién se había enterado que no era verdad.

Después de unas horas ya habían llegado a Hogwarts, el recorrer un solo pasillo le da tantos recuerdos. Iba ir al despacho de Dumbledore si no hubiera sido por Snape que me lo encontré en el camino, ni bien lo vi salí corriendo hacia él.

─Snapee ─lo abrace ni bien llegue donde él.

─Ya, ya, ya ─dijo dándome unas palmadas en la espalda, después lo solté y me acomode el uniforme para empezar mi actuación, agarre mi capa e hice que tomara vuelo.

─Te extrañe, rubia teñida ─dije con voz grave como la de él, después me reí entre dientes, lo había extrañado.

─Cayetana ─dijo con tono de advertencia─. Si sabes que mi casa es Slytherin ¿verdad? ─dijo con una ceja alzada.

─¿Qué? ─dije por la repentina aclaración,,, y lo mire confusa.

─¡Ana! ─voltee y mire a Hermione llamándome y haciendo señas para que fuera con ella.

─Cierto, dime Ana. ─dije yéndome caminando.

─Te diré así cuando tu pronuncies bien mi nombre ─volví a reír un poco.

Llegue junto  a Hermione y esta me jalo para que siguiera su paso.

─¿Qué hacías hablando con Severus Snape?

─ ¿Dumbledore ya va hablar? ─no quería decirle lo que pase para que después me haga un millón de preguntas, algún día se lo contare todo.

Hermione se quedó mirándome y se sentó, yo me iba sentar a su lado, pero ella lo evito.

─Tú tienes que ir a que te pongan el sombrero y que te digan en que casa vas a estar.

Miro a Harry y él le dijo un "suerte" inaudible. Camino y se puso en una esquina de todos los niños de primero, Dumbledore al darse cuenta de que la pequeña estaba ahí se encamino hacia ella.

─Sabes que no te puedo dar muestras de afecto enfrente de todos los alumnos, pero me alegra que por fin hayas decidido estudiar en Hogwarts.

─Yo también te extrañe. ─lo último lo dije susurrando.

Dumbledore solo sonrió y asintió, se encamino a su lugar hasta que todos los estudiantes se acomodaran en sus asientos. Ana dirigió su vista a la mesa de los profesores y todos la saludaron con la mirada y con la mano en lo bajo, a lo que ella asintió dándoles a saber que había visto su saludo.

Después de un rato en el que todos los alumnos llegaran y se acomodaran en sus asientos Dumbledore se paró y empezó a decir unas palabras, cuando termino Minerva paso al frente con el sombrero seleccionador, los de primero fueron llamados uno a uno, hasta que no quedo ninguno, por un momento se puso nerviosa y Minerva iba llamarla sin leer el pergamino.

«Espera... Minerva no sabe que ahora se hacía llamar Ana»

─Ca-

─¡Ana!, Ana Potter. ─susurro audible solo para ella.

Minerva entendió al segundo.

─¡Ana Potter!, adelante por favor. ─dijo con una sonrisa.

Ana paso enfrente de todos los estudiantes y se sentó, de niña una vez se preguntó cómo sería sentarse aquí, ahora lo estaba experimentando... no tenía palabras para expresarlo.

─Uhmm ¡Oh! ¿Ella es?

─Ella es. ─susurro minerva.

─Uhmm pues al parecer tienes todas las características de un Gryffindor, de un Hufflepuff y un Ravenclaw ─estas tres casas, en la mesa de profesores, al escuchar el nombre se emocionaron y se pusieron hablar entre ellos─ pero ¿sabes dónde quedarías mejor?, en Gryffindor, definitivamente no perteneces a Slytherin.

Cuando dijo eso se escuchó un gruñido de parte de Snape, al momento el sombrero se incorporó.

─ ¡Me equivoque! también puedes ir a Slytherin, tu escoge. ─lo último me lo susurro.

─¿Qué?─dije extrañada con lo que dijo─, ¿no se supone que eso lo escoge usted? ─susurre mirando para arriba tratando de verlo.

─Bueno...

─Cayetana solo escoge una casa. ─susurro Minerva entre dientes.

Ella solo se quedó en blanco, miro al frente, y vio que todos estaban atentos a que el sombrero hablara. Suspiro.

Slytherin, sabia de por sí que en esa casa no iba a encajar, sabía que la iban a recibir bien, pero después se iba a pelear con media casa, podría servir para el plan que tenía contra Malfoy, pero... y Snape quería que ella estuviera en su casa, de seguro.

Ravenclaw, ahí estaba su pequeña amiga Luna, definitivamente hablaríamos a cada rato y llevaría una vida muy bonita en esa casa, pero en la misma estaba Chang Cho ─sabía que era al revés, pero le quiso decir así─, ella era la que más traería problemas.

Hufflepuff, Diggory, Cedric Diggory un idiota que no le dijo la verdad, a consecuencia lo odió por tres años y ahora no sabía cómo reaccionar, si seguir como antes o... ignorarlo, rompería una promesa si de su boca no decía Hufflepuff, pero la situación no es la misma. 

Gryffindor, resumido, Harry.

─Ana rápido. ─susurro minerva son un poco más de apuro, lo tenía claro, rompería una promesa pero cumpliría un deseo.


❄︎❄︎❄︎
𝟕

Septiembre, 1989

Nuevo año escolar de Hogwarts y por primera vez le daban la oportunidad de ver como escogían las casas de los alumnos nuevos, aunque no podía ser vista por Filch. Los alumnos ya estaban en el gran comedor y Minerva ya estaban dictando nombre para que cada uno se sentara en la silla y con el sombrero seleccionador les dijera cuál es su casa.

Curiosa. volteo tranquilamente a ver a su primer amigo Percy. Percy le sonrió y ella le correspondió también Mira ellos son mis hermanos, son los gemelos. Iré a recibirlos, lo más probable es que también estén en Gryffindor, nos vemos.

Se despidió con un beso en la mejilla, Percy abrió un poco más la puerta del gran comedor y se fue a sentarse en la mesa de su casa. Cayetana en los dos años que paso conoció a Percy y para ella se volvió alguien común en su vida. Presto atención en el sombrero.

¡Gryffindor! el gemelo que esperaba a su otro gemelo celebro que estuvieran en la misma casa, Percy y los demás Gryffindor celebraron recibiéndolos.

Cedric Diggory. llamo Minerva, esperando que el niño pase, cuando él se sentó Ana pudo ver su cara pálida y de lejos sus ojos grises brillantes.

¡Hufflepuff! de inmediato el sombrero dijo la casa del castaño. Él, con una sonrisa muy grande en su cara fue a sentarse, Cayetana con la mirada lo seguía, hasta que el castaño encontró sus ojos, pero no por mucho tiempo porque Cayetana fue jalada para atrás por el señor Filch.

Noviembre, 1989

¿Estás segura que quieres ir a sacar mandrágoras?

Si.

Pues, vamos.

Después de la última vez que escucho a las mandrágoras e ir al hospital por ellas, nunca las volvió a ver, nunca volvió al invernadero, por decisión de Dumbledore, pero hoy le ha dado la oportunidad de volver. Ese día en el hospital no le dieron un diagnóstico de porque le faltaba el aire, lo que probablemente sea el asma, pero no es seguro ya que no tuvo ningún síntoma.

Primero ponte esto. le tendió unas orejeras y ella se los puso.

¡Profesora Sprout!

De pronto se escuchó una voz que entro al invernadero, de inmediato lo reconoció, era el niño con los ojos grises llamado... Cedric. Él al verla se quedó inmóvil, ese día que la vio por primera vez le causo mucha curiosidad la niña de ojos verdes y cabellera rubia. Averiguo de ella, pregunto, pero nadie sabía nada, ahora meses después y tenerla enfrente de sus ojos no sabía cómo reaccionar.

¿Señor Diggory? Cedric reacciono y empezó a tartamudear, diciéndole a la profesora Sprout que el director Dumbledore le estaba llamando y que de paso quería que le firmara unos papeles que le dio el profesor Filius. Ok, espérame aquí y acompaña a... Cayetana negó rápidamente, no quería decir su nombre y que la vieran como la niña que sobrevivió Ya vuelvo.

Ni bien se fue la jefa de los Hufflepuff hubo un silencio incómodo para Cedric y Cayetana solo esperaba que ya la profesora vuelva.

Hola... 

¿Podría tener una amistad igual a la que tiene con Percy?

Pe- Digo Hola. Cedric quedo un poco confundido, pero no quería arruinar la oportunidad que tenía con ella.

Soy Cedric, y ¿tu?

Hasta el día de hoy después de dos años de amistad con Percy, todavía no le había dicho su nombre, así que no le diría a él. Percy mayormente le llamaba por Ey, pero últimamente no le decía nada y solo le hablaba.

¿Eres Hufflepuff no?

Si, y ¿tu? ─mala idea sacar el tema.

¿Cuántos años tienes?

Doce... y ¿tú? Cedric ya se estaba dando cuenta que era lo que estaba haciendo así que antes de que ella preguntara otra cosa él se apresuró. ¿Te ayudo con la mandrágora?

El castaño se puso unas orejeras y le ayudo, le enseño a Cayetana como trasladar una mandrágora bebe de una maseta a otra, a la vista de la profesora Sprout que los miraba de lejos.

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