𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐𝟏
─Si, Hermione. Es la cuarta vez que te digo que Snape me dijo que no lo puedo curar, es como un castigo.
─Es que no lo puedo creer. Él no tiene derecho a elegir sobre tu cuerpo. ─suspire. Ni yo puedo controlar mi cuerpo.
Ron llego y le paso el periódico que le pidió Hermione. Mientras comía la fruta del desayuno veía a Diggory comer en la mesa del frente del gran comedor.
«¿Debería disculparme?»
Después de un rato un compañero a su costado se inclinó hacia él, le susurro algo al oído y nuestras miradas se encontraron, rápidamente para cubrirme agarre el periódico de Hermione y lo jale haciendo que ella se quejara.
─A las diez.
Hermione ni bien me escucho decir eso cerro el periódico y las dos vimos en esa dirección y reaccionamos rápido otra vez abriendo el periódico casi rompiéndolo a la mitad.
─ ¿Está molesto? Tiene una cara de pocos amigos. ─suspire.
Antes que pueda decir algo Hermione inhalo de asombro muy fuerte. Dirigí mi mirada a donde ella veía y vi el artículo, bufé enojada, esa maldita me las va pagar. Hermione bajo el periódico y empezó a leer el artículo en voz alta, para que lo escuchara mi hermano y Ron. Yo no pude prestar mucha atención porque sentía su mirada así que me recosté en la mesa tapándome la cara.
De pronto llego un niño con un paquete. Ya no sentía su mirada, mire a su dirección y ya no estaba, saque todo el aire acumulado en mis pulmones aliviada. Cuando me di cuenta Ron sostenía un traje de gala, mientras todos reían.
Al terminar de desayunar nos fuimos rápido porque Minerva llamo a todos los de Gryffindor. Me detuve en el camino ya que vi a Diggory hablando con Cho, la última sonrió muy alegremente que hasta dio saltitos mientras Diggory se agarraba la nuca, ¿Estaba nervioso? Cho al verme se le borro la sonrisa en un dos por tres, el Hufflepuff al darse cuenta empezó a voltearse, pero yo ya me había encaminado afuera de su campo de visión. Caminé rápido detrás de Hermione, nos sentamos juntas y Minerva empezó a hablar, yo me perdí en la nada.
─...Dentro de cada chica duerme un delicado cisne anhelando emerger y retomar el vuelo, y dentro de cada chico hay un león preparado para saltar. Señor Weasley. ¿Me permite por favor?
Ron y Minerva empezaron a bailar al compás de la música puesta por el señor Filch, mientras algunos estudiantes se reían bajito incluyendo los gemelos y Harry.
─ ¡Todos elijan pareja!, ¡chicos! ¡pónganse de pie!
De inmediato todas las chicas se pararon en busca de su príncipe azul y yo me quede sentada. Me defendía en el baile, pero no me gustaba mucho, me quede sentada mientras tenía millones de espaldas delante de mí. Este sería un día muy largo.
─...Entonces, ¿sí aceptas ir al baile conmigo?
─No. ─pase por su costado siguiendo mi camino─. ¿Acaso todos los hombres son unos idiotas?
─La gran mayoría. ─mire a la persona que me había respondido.
─ ¿Ya se curó tu brazo? ─agarre el mentón de mi hermano y lo voltee para verlo bien ─Veo que no te quedo cicatriz en la mejilla.
─Si... Oye Ana, como hago para invitar a una chica al baile de invierno.
─ ¿A quién quieres invitar? ─le empecé a quitar su bufanda, nunca tuve una, así que siempre se la quitaba a él. Al notar que no respondía sabia a quien se refería. ─ Cho...
─ ¿Quién más va ser? ¡No ves que babea por ella! ─dijo Ron llegando a su costado.
Voltee la cara. Estaba rodeada de sus miles de amigas, volví la mirada a Harry.
─Te ayudare.
─ ¿Qu- ─antes que pudiera decir o reclamar, me arme de valor y la llame, ella me miro confundida y sus amigas con odio. Se acercó.
─Ana... ─me miro a los ojos y por un momento me puse incomoda.
─Harry quiere preguntarte algo, nos vemos.─ di media vuelta, pero me agarro del brazo, Cho se acercó a mi oído y susurro.
─Cedric me dijo que te dijera que está en el rio de esa vez. ─la mire de reojo y me fui.
¿Acaso ella es su mensajera o qué? ¿Él no me puede buscar? ¿Tiene que mandar a alguien?
Salí de la vista de mi hermano, aunque dudo que me estuviera viendo teniendo a Cho delante. A la primera esquina iba golpear la pared, faltaba poco, muy poco, si no fuera por el chico que está a mi delante agarrándome la muñeca.
─¿Qué mierda estás haciendo? Todavía no se cura tu mano y ¿ya quieres volverla a lastimar?
─Suéltame. ─me solté bruscamente e hice una mueca de dolor, pero seguí mi camino dejándolo atrás, él al instante me alcanzo y camino a mi costado.
─ ¿Por qué siempre te haces daño?
─No es tu problema.
─Pero me interesa. ─pare mi andar, gire en su dirección, nuestras miradas se encontraron.
─Eso lo dudo... Malfoy. ─me fui de ahí caminando rápido, con los llamados del rubio detrás mío.
Llegue a una ventana y llame a mi escoba, al verla venir salte y me senté empezándola a conducir, me dirigí a la sala común, no iba ir al rio ─de esa vez─, me puse en el sillón de una sola persona, con las piernas para arriba como si fuera un murciélago, tenía que pensar. En unos minutos los gemelos Weasley bajaron.
─ ¿Ana? ─dijeron los dos a la vez.
Señale a Fred─, ¿George? ─señale a George─, ¿Fred? ¿George? ¿Fred?
Ellos con los ojos entrecerrados empezaron a señalarse entre sí, me gustaba molestarlos. Era muy fácil diferenciarlos, no entendía cómo algunos se podían confundir, son parecidos, pero también son tan distintos. Resignados se empezaron a ir, pero los llame.
─Quiero que me den un consejo. ─tenía que estar realmente desesperada para pedirle un consejo a ese par─. ¿Qué harían si un chico les llama a un lugar y lo más seguro es que le confiese sus sentimientos por ti, pero tú no sientes lo mismo?
─Comenzado por el que no nos gustan los chicos...
─Iría igual... ─siguió su hermano.
─No lo puedes dejar así. ─alzaron los hombros y se fueron. Suspire, no quería ir. De pronto Fred asomo su cabeza. ─Ana, tu galán esta acá afuera
Abrí los ojos muy grandes, me pare tan rápido que casi me caigo y corrí a la puerta.
─Así que si existe un galán. No creo que hubieras venido tan rápido al saber que era yo. ─puse los ojos en blanco.
─ ¿Ahora qué quieres, Draco?
─ ¿A él si lo llamas por su nombre?
«Esto no puede estar pasando. Esto no puede estar pasando. Esto no puede estar pasando.»
─Lárguense los dos. ─trate de cerrar la puerta, pero Malfoy lo impidió.
─ ¿Cedric Diggory? ¿Es enserio, Ana? ─rodé los ojos.
¿Qué mierda les pasa? Sin querer a lo lejos pude visualizar a los gemelos, les hice una cara de, por favor sálvenme o no le digan a nadie, y escogieron el no decirle a nadie al simular abrocharse la boca para después irse. Sin remedio salí del todo de la sala común y enfrente a Malfoy cara a cara, total, teníamos casi la misma altura, aunque él me ganaba por un poco.
─ ¿Me vas a decir para que viniste Malfoy? ─él bufo con mi pregunta.
─ ¿Ahora me llamas por mi apellido? ¿Solo porque está tu noviecito? ─apretó la mandíbula sacando la vista de mí, pero al instante regreso─. Quería llevarte a la enfermería a que te curaran el brazo, pero ahora veo que ya tenías planeado quien te llevara. ─Se estaba yendo pero dijo algo más en susurro─. Hoy antes de entrar a clase quiero hablar contigo.
Mire como se iba con el ceño fruncido. Suspire mirando a otro lado del que no fueran los ojos de Cedric y su cara de pocos amigos, ya tenía suficiente con Diggory como para que venga Draco y la fastidie más.
El castaño se acercó y agarro mi muñeca. Suspiro cerrando los ojos. Él sabía lo que había pasado y yo sabía que eso lo iba molestar más. Retire mi mano vendada de su agarre.
─Ana...
─Tengo clase ahora, Diggory. En otro momento por favor.
─Pe- ─lo interrumpí, sabía que me odiaría después de esto.
─Lo siento.
Corrí cuando vi que la escalera ya se estaba moviendo y salte, se escuchó como el tejón ahogo un grito y cuando voltee se estaba agarrando el pecho con los ojos cerrados, cada vez la estaba cagando más.
Teníamos que ir al gran salón, de seguro ahí me estaba esperando Hermione, en el camino me tope otra vez con Malfoy, lo ignore y seguí caminando.
─Ana. ─me llamaron dos voces, voltee y vi a Malfoy y a lo lejos a Neville. El rubio frunció el ceño y volteo a ver al Gryffindor, este de miedo se empezó a ir.
─ ¿Ahora qué?
─Quería saber si... ¿te gustaría ir al baile conmigo?
─No. ─lo esquive y antes que dijera algo me encamine a Neville. No debería estar muy lejos, al verlo recoger sus libros del piso lo ayude. Él al verme se sorprendió. Neville era un buen chico, no merece nada malo, es un ángel.
─Ana... ─le medio sonreí, era de las pocas personas que le podía sonreír, su alma era pura.
─ ¿Por qué me llamaste? ─pregunte dándole sus libros.
─Oh... ya no tiene caso. ─dirigió su mirada al piso.
─Bueno... yo te quería preguntar algo. ─alzo la cabeza esperando mi pregunta.─ ¿Quieres ir al baile de invierno conmigo? Digo, si todavía no tienes pareja.
Su cara de sorpresa lo dijo todo: ─ ¡¿Enserio?! ¡Pensé que alguien ya te había invitado! ...Eso era lo que te quería preguntar. ─lo último lo susurro, pero lo logre escuchar.
─Varias personas me invitaron. Yo le preguntaba que cual eran los motivos por el que me invitaban y la mayoría decía que, por mi físico, o porque era la hermana de un campeón, obviamente les dije que no. Sé que tu no me invitarías por esas cosas sino porque soy yo. ─Neville asintió varias veces sonriendo.─ entonces, ¿Qué dices? ¿Sí o no?
❄︎❄︎❄︎
𝟐𝟏
Junio, 1991
─Yo ahora no lo puedo cuidar, no puedo cumplir la promesa. ─suspire─ Cuídalo por mí por favor.
─ ¿Estás segura? ─asentí y él suspiro─ ¿Quién fue?
─Nadie. ¿Vas a cuidar a Harry verdad? ─Snape alzo una ceja─ Si, lo harás. Nos vemos Snapee, cuídate.
─Pe-
No lo deje terminar y cerré la puerta de su despacho, no sabía a donde iría ni con quien así que solo camino en los pasillos menos transitados.
─La primera emoción que sintió fue la traición por alguien que apreciaba, que en este caso es el señor Diggory, él rompió una promesa, eso fue lo único que me conto.
─Entonces por eso estaba así... Severus, quiero que la vigiles y sepas donde se va quedar en este tiempo.
─ ¿Minerva ya lo sabe?
─No creo, está preocupada porque este año se va Charlie Weasley, el buscador de Gryffindor.
─Bien. Voy por Cayetana antes que se aleje de Hogwarts.
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