𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐𝟎
Salí de la carpa rápido y Hermione al verme me agarro de la mano y empezamos a correr, muy rápido, Harry ya debería haber empezado la prueba. Ella ni yo dijimos nada, pero ni bien llegamos a las gradas y nuestras miradas se encontraron sabía que ella necesitaba una explicación y yo sin poder evitarlo tenía que dárselo.
Ron ni se dio cuenta que habíamos llegado porque estaba más pendiente de Harry que de nosotras, aunque después de un rato que Harry esquivaba al dragón que lo quería atacar Ron se dio cuenta de nuestra presencia y nos hizo preguntas, felizmente Hermione las esquivo todas como una profesional. Enserio tenía que agradecerle.
Se me puso la piel de gallina al ver a Harry volar por los aires por el golpe con la cola de dragón. Tenía permiso de Dumbledore para intervenir en caso que Harry estuviera en grave peligro y pensaba hacerlo en ese momento porque el dragón se estaba aproximando a donde había caído su hermano.
Se paró y Hermione la siguió preocupada al no ver incorporarse a Harry, ya estaba sacando la varita, pero Hermione le agarró del brazo para bajarla: ─Espera, espera.
En aquel momento Harry se paró y escapo, haciendo que Hermione obligara a Ana sentarse para que las personas de atrás no sigan quejándose, era eso o que Ana les callara la boca a todos con un hechizo. Que ya saben cuál es *guiño*
Se sentó tranquila ya que Harry pudo escapar del dragón, este seguía corriendo tratando de burlar al dragón, ¿a qué hora se suponía que iba a poner en práctica lo que practicamos?
Entonces mientras se hacia esa pregunta en la cabeza el dragón logro alcanzar a Harry haciendo que el cuerpo de Ana se ponga rígido, trato de actuar rápido, estaba decidida a hechizar al colacuerno, pero alguien fue más rápido que ella y esa era la chica de su costado.
─Lo siento Ana, Harry me dijo que lo hiciera. ─ «Vaya...»
Estaba inmovilizada totalmente, solo el iris de sus ojos se movían, vi a Hermione que me veía con pena y no tuve tiempo de intentar nada porque en ese momento Harry por fin había llamado a la Firebolt. Habíamos hecho un trato, se la prestaba cuando él tenía partidos de Quidditch y en las pruebas.
Sabía lo bueno que Harry era con la escoba y volando, aunque no se le había ocurrido la idea de llamar a la escoba con un Accio en medio de la prueba, fue idea de Harry. En ese momento ya estaba tranquila, si Harry estaba junto a su escoba era capaz de todo y eso incluía escapar del dragan.
De tanto confiar en Harry, por ya tener la escoba, no vio venir el que el dragón se soltara, gracias a la multitud de las personas asombradas y gritando se cayó de costado en el regazo de Hermione que con una risa nerviosa la volvió a poner en donde estaba. No tenía tiempo para verla con ojos fulminantes, ni siquiera podía hacerlo.
Solo se concento en su hermano que salió de su campo de visión yendo en dirección al colegio. Intento gritar, aunque sabía que no lo iba lograr. Necesitaba ayudar a Harry, no lo podía dejar solo, pero ese maldito hechizo la había inmovilizado por completo.
Dos minutos con cincuenta y tres segundos exactos, fue el tiempo que Harry estuvo fuera de su campo de visión y ya se estaba muriendo, sus ojos dolían porque todo ese tiempo intento hacer señales con sus iris a Hermione para que le lance el contra hechizo, pero ella en ningún momento se fijó en ella, más bien la ignoraba por completo.
Después de que Harry consiguiera el huevo y que todas las personas paradas celebraran y gritaran el logro de Harry, Hermione se acordó de ella y quito el hechizo de inmediato, ni bien pudo moverse le dio calambre en la pierna por lo que alzo la mirada para mirar mal a Hermione.
Los gritos se escuchaban cuando ya iba llegando a la sala común. Desde que Harry salió del ruedo fue acompañado y no tuvo tiempo de hablar con él, aunque era mejor que no se cruzara con él ni con Hermione porque estaba molesta por el hechizo, aunque igual en cualquier momento hablaría con él sobre eso. Dije el código, la puerta se abrió y el ruido se intensifico, Harry estaba que la pasaba muy bien junto con los demás Gryffindor, por lo que di media vuelta yendo hacia las escaleras.
─No volviste.
Se sobresaltó cuando de la nada a su costado escucho una voz, a lo que el Hufflepuff se disculpó. Con lo que había pasado con Harry no tuvo tiempo de pensar en él. Suspiro, y antes que hablara, Diggory se le adelanto.
─Entiendo que estas agobiada con lo de tu hermano. Vi lo que paso, lo de Hermione... ─miro a la nada, no entendía como Hermione le había hecho eso, estaba realmente enojada con ella─. ¿Sabes?... los chicos de mi casa están tan felices que ni siquiera notaron que ya no estoy ahí.
Empecé a caminar y Diggory me siguió.
Bufe: ─Festejan el cumpleaños sin el cumpleañero.
Cedric sonrió. Prefería pasar tiempo con ella a estar celebrando por encontrar un huevo, si, estaba feliz por pasar la prueba, pero más feliz de estar a su lado. La verdad era que sus amigos si le preguntaron a donde iba y lo trataron de convencer a que se quedara, pero sabía que si le decía eso a Ana le iba decir que se fuera a festejar.
La miro otra vez y al recorrer su rostro la detuvo para verla mejor, con una mano volteo su cara, sus ojos estaban muy rojos, las venas de este estaban de un rojo vivo, como si se hubiera esforzado mucho por algo o estuviera muy estresada.
─Fue por lo del hechizo, tranquilo. ─Ana agarro su mano y con el simple tacto se tranquilizó de lo inquieto que estaba por tratar de ayudarla─. Por cierto ¿tú ya estás bien?
La rubia imito lo que hizo el hace instantes para verle la herida del dragón, este ya se había curado un ochenta por ciento y aunque le seguía ardiendo, tenía que decir que más le ardían las mejillas por ver como Ana también se preocupaba por él.
─Oye y ¿el pequeñín? ─se acordó de esa misma tarde.
─Hay que ponerle nombre. ─dijo alcanzando la mano de Ana que antes había estado en su mentón, la empezó a balancear despacio, mientras la miraba con una sonrisa.
─No hay que encariñarnos, sabes que se tiene que ir.
─Oh, Vamos. ¿Qué tal... Thomas? ─dijo entusiasmado empezando a caminar sin soltar su mano.
─Yo creo que Blue sería bonito. ─hablo Ana siguiéndole el juego con una sonrisa en la cara que al instante se desvaneció por el inesperado beso en la mejilla de Diggory.
─Blue será. ─sonrió radiante.
Ya habían caminado un montón y Ana al darse cuenta donde estaban se asombró, pero se le paso, entonces dijo: ─ ¿Hoy te liberas de tus obligaciones como prefecto? ─Cedric asintió─. Entonces entremos.
─¿A dónde? ─pregunto cuando Ana se paró al frente de una pared.
De pronto esta se fue convirtiendo en una puerta. Ana paso tranquilamente, al no sentir el calor de la mano del chico volteo, encontrándose con este y su boca abierta de la sorpresa aun afuera.
─No hay tiempo para explicaciones, la verdad es que yo tampoco lo entiendo. Vamos. ─no mentía del todo, a veces no sabía cómo la puerta encontraba los momentos exactos para aparecer.
Cedric salió de su transe y empezó a caminar, sin antes mirar a los costados para asegurarse que no hubiera alguien que haya mirado eso también. Al cerrar las puertas una dulce melodía empezó a sonar, conocía la canción y también los acordes, esa canción...
─¿Qué hace eso aquí? ─dijo mirando la guitarra─ Eso no estaba la última vez que vine.─ lo único que había siempre que venía era su cuaderno y la radio. Cedric sonrió y se encamino a ella.
─Es el destino. ─la agarro, se sentó y empezó a tocar al ritmo de la canción, se preparó para cantar.
Close your eyes, give me your hand, darling
Do you feel my heart beating
Do you understand
Do you feel the same
Am I only dreaming
Is this burning an eternal flame
I believe it's meant to be, darling
I watch you when you are sleeping
You belong with me
Do you feel the same
Am I only dreaming
Or is this burning an eternal flame
Say my name sun shines through the rain
A whole life so lonely
And then you come and ease the pain
I don't want to lose this feeling
Mientras tocaba la guitarra la miraba a los ojos, se sabía los acordes de memoria, por eso había dicho que era el destino y más por la letra de la canción. Ana esta estaba inmóvil mirándolo a solo unos metros de él. Antes de que acabara la canción Cedric se paró y se empezó acercar a la chica, dejo de tocar para acercarse más y dejo la guitarra en su espalda como si la quisiera esconder.
─Ana, hace años que nos conocemos. La primera ve...─Miro a la nada. Sabía a donde llevaría todo esto, y no quería que pasara, si él seguía hablando y terminaría diciendo lo que Ana pensaba, todo se iría a la basura. ─ Ana, ¿me estas escuchando?
─ ¿Ah? ─reacciono─ Lo siento estaba pensando en la segunda prueba y como poder ayudar a Harry.─ mintió.
─Yo-, Yo estab-, Olvídalo. Todo siempre es tu hermano. ─dio media vuelta y se fue.
Al llegar a la puerta Diggory volteo, me miro de reojo y frunció más el ceño. Sabía que quería que lo detuviera, pero no pudo, no podía detenerlo, Diggory la distraía y Ana no podía permitirse eso. Golpeo fuerte el piso.
─Maldita sea. ─se había cortado con algo puntiagudo y ahora su mano estaba choreando de sangre. ¡AGH! Quería gritar, pero no lo haría porque si no Diggory vendría corriendo preocupado. La herida era como de unos cinco centímetros y ardía demasiado.
Mientras veía su mano sangrar se acordó de como la costumbre de golpear algo con su puño se lo saco de Dumbledore; Un día cuando era niña vigilo una pequeña discusión de él con Snapee, en donde el director de Hogwarts estaba muy enojado tanto que golpeo el escritorio con la palma de la mano y la chica no le quería copiar del todo al viejo así que la cerró haciéndola un puño.
Gracias a eso no tenía una mano de princesa delicada, en vez tenía unos nudillos llenos de pequeñas cicatrices que siempre se hacía.
─Una más, una menos. ─se recostó en el piso y miro el techo.
No podía ser que todo le saliera mal... Ni si quiera sabía si esto estaba mal o bien. En parte le dolía, pero como ya había dicho no quería distraerse.
Toco la puerta lentamente, Snape sabía que era yo, era la única que se atrevería a tocar su despacho a las once de la noche.
─ ¿Ahora qué hiciste, Ana? ─dijo cuándo la puerta se abrió.
También sabía que cada vez que tocaba la puerta es porque había hecho algo malo. Alce la mano mostrándola llena de sangre Snape se paró rápidamente, vino a mí, la observo y me miro mal.
─Siempre es lo mismo. ─baje la cabeza. Siempre que me hacía algo que tuviera sangre, acudía a él. Si iba con Minerva me daría una charla muy larga y me preguntaría muchas cosas, lo mismo con Dumbledore.
─La costumbre. No lo puedo evitar. Lo pienso después de hacerlo. ─Se acercó, saco alcohol y lo echo en su mano, antes que pudiera reaccionar─. A-
─Ni se te ocurra quejarte. Esto lo causaste tú. Atente a las consecuencias.
─ ¡Pero puedes usar la varita! ─me miro mal y yo hice lo mismo. Hizo que me sentara y se fue, cuando regreso traía unas pinzas con él, trague fuerte.
Se sentó a mi costado y se acercó a la herida, desde donde yo estaba se veía la astilla, era grande pero no dolía mucho. Ese pensamiento me duro poco porque cuando Snape la saco casi me desmayo del dolor, la mano me palpitaba y ardía. Cuando me incorpore vi como Snape había alzado la pinza para verla mejor y aproveche para también verla, parecía un vidrio puntiagudo y a la vez parecía de metal.
─Tu mano sangro mucho porque no solo se incrusto si no también corto tu piel... ─frunció el ceño─. ¿Viniste de frente? ─me miro alzando una ceja esperando mi respuesta.
─Puede que dibuja- ─me calle al ver lo enojado que estaba─. Lo siento.
Después de un rato de sufrimiento por el alcohol en mi herida, Snape vendo la mano para que no se infectara la herida. Se aprovecha porque sabe que no quiero curarme sola, de que podía, podía, con los raspones o golpes pequeños, otra cosa es que no lo hiciera bien, era muy torpe en ese aspecto, por eso acudía a él, y como castigo él lo curaba de forma muggle, para que me doliera más.
Encima no le dio tiempo de leer el libro de sanación por estar leyendo libros de dragones y hechizos avanzados. Sí que había tratado de leerlo, como unas cinco veces, pero el libro le pareció de lo más aburrido que cada vez que lo intentaba se quedaba dormida.
Antes que me fuera, Snape dejo bien en claro que si alguien me curaba la herida antes de que se curara por si sola me iba ir mal, me lo puso como castigo y ahora tendré que aguantarme la dolorosa herida.
❄︎❄︎❄︎
𝟐𝟎
Junio, 1990
Debía estar leyendo en su cuarto, pero estaba en una de las tribunas junto con Percy y Cedric que la apoyaron para que ella pueda ver su primer partido de Quidditch.
─Si atrapa la snitch dorada gana Gryffindor.
─O Hufflepuff. ─Gryffindor versus Hufflepuff, Percy y Diggory a sus costados, hace rato los dos estaban que le decían que escogiera una casa, pero ella no sabía que decir.
Así que apoyo a Gryffindor, pero: ─ Te prometo que seré Hufflepuff. ─le susurro a Cedric y este con una sonrisa y las mejillas sonrosadas siguió viendo el partido ilusionado.
Cayetana todavía no sabía lo que verdaderamente significaba una promesa, ella pensaba que era algo tan irrelevante que lo dijo sin pensar. Los tres siguieron viendo el partido, de pronto vio como un par de escobas iban para arriba, tan arriba que ya no se veían por las nubes. Paso un buen tiempo en el que Hufflepuff ganaba puntos y puntos, la única esperanza era que Charlie ─buscador y capitán de Gryffindor─ atrapara la snitch.
Los tres seguíamos mirando para arriba, de pronto se vio como caía un cuerpo, Percy se paró y Cedric también, la multitud gritaba de desesperación, el cuerpo ya iba llegar al piso y a último momento se detuvo, pero ya era tarde porque ya le estaba faltando el aire, como pudo corrió para las escaleras donde no había nadie, al segundo los chicos fueron detrás de ella, pero de nuevo ya era tarde, Cayetana se había desmayado.
Al despertar se encontró con la cara de Minerva y de Percy. Dumbledore no se enteraría, pero Cayetana recibiría un castigo. Ni bien se pudo levantar de la cama y que Madame Pomfrey le diera de alta fue a ver a Cedric junto con Percy y les hizo prometer que, si eso le volvía a pasar no la llevarían la enfermería, ya que solo se podía levantar oliendo un poco de alcohol. Los chicos no tuvieron otra opción que aceptar y abrazar a Cayetana.
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