O1O; rumores en la universidad
Jungkook se ajustó los pendientes plateados que colgaban de sus orejas mientras revisaba por última vez su reflejo en el espejo de cuerpo completo de su habitación.
Llevaba una camiseta negra ajustada que delineaba perfectamente sus hombros y su torso, combinada con unos jeans de mezclilla rotos en las rodillas y botas negras de cuero. Encima, una chaqueta de cuero con detalles metálicos le daba el toque final a su estilo rebelde pero impecable.
Suspiró al ver la hora en su móvil y salió de su habitación con su cabello oscuro ligeramente desordenado pero perfectamente peinado de esa manera que parecía natural.
Cuando llegó a la cocina, lo primero que escuchó fue el sonido de algo chocando contra una sartén y la voz inconfundible de su hermano mayor.
—¡Maldita sea! ¡Esto no tiene ningún sentido! ¿Cómo demonios hace Taehyung para que esta porquería quede perfecta? —la voz de Jimin sonaba frustrada, casi al borde del colapso.
Jungkook se detuvo en el marco de la puerta, observando a su hermano mayor con los brazos cruzados sobre su pecho mientras batía algo en un bowl con demasiada energía. Una nube de humo salía de la sartén sobre la estufa.
—Buenos días para ti también, hyung —saludó Jungkook con una sonrisa burlona.
Entró a la cocina y, sin perder tiempo, barrió el lugar con la mirada, buscando a Taehyung. Sin embargo, la figura alta y elegante que siempre veía en las mañanas no estaba por ningún lado.
Jungkook frunció el ceño, sintiendo un pequeño vacío extraño en el ambiente. Desde el día en que había comenzado a vivir con ellos, esa era la primera vez que no veía a Taehyung en la cocina por la mañana, preparando el desayuno mientras Jimin merodeaba alrededor suyo, o dándole pequeñas tareas inútiles solo para molestarlo.
—¿Dónde está Taehyung hyung? —preguntó directamente, girándose hacia su hermano.
Jimin apagó la estufa con un chasquido exasperado y dejó el bowl de mezcla a un lado. Se quitó los guantes de cocina y el delantal, tirándolos sobre la encimera como si fueran culpables de todos sus problemas.
—Primero, buenos días, Jungkook. Segundo, ¿por qué me preguntas eso a mí? ¿Parezco su niñera? —replicó, girándose para enfrentar al menor, con una expresión de fastidio en el rostro.
Jungkook levantó las cejas, ignorando el tono malhumorado de su hermano.
—Solo pregunté, como eres su mejor amigo... Es raro que no esté aquí —insistió con voz calmada que ocultaba lo que realmente sentía ante la ausencia repentina de Taehyung.
Jimin suspiró pesadamente, caminando hacia el refrigerador y sacando una manzana roja. Le dio un mordisco antes de responder.
—Salió temprano. Fue a ver a su madre, pero dijo que nos vería en la universidad.
Jungkook asintió, sintiendo una punzada de decepción que rápidamente intentó ignorar. No era como si Taehyung le debiera explicaciones de cada cosa que hacía, pero había algo reconfortante en verlo allí todas las mañanas.
Era una constante que ahora, sin razón aparente, faltaba.
—Ah, ya veo —murmuró, jugando con los bordes de las mangas de su chaqueta.
Jimin terminó de masticar su bocado y señaló hacia la sartén con un gesto vago.
—De todas formas, no habrá desayuno hoy. Los panqueques decidieron rebelarse contra mí y yo ya me di por vencido.
Jungkook parpadeó, siguiendo la dirección de la mirada de su hermano. Sobre un plato, había cinco panqueques completamente negros, carbonizados hasta el punto de parecer trozos de carbón. La imagen era tan trágica que era casi cómica.
—¿Qué demonios es eso? —preguntó Jungkook, reprimiendo una carcajada.
—¡Ni lo intentes, Jeon Jungkook! —Jimin lo apuntó con el cuchillo para frutas que tenía en la mano, como si pudiera leer la burla en los ojos del menor antes de que saliera de su boca—. No estoy de humor para tus comentarios. Desayuna en la cafetería de la universidad si tienes hambre.
Jungkook alzó las manos en un gesto de rendición, aunque la sonrisa divertida seguía en sus labios.
—No dije nada, hyung —hizo un gesto sobre sus labios como si cerrara una cremallera—. Pero en serio, ¿qué hiciste para que terminaran así? ¿Los quemaste por despecho o qué?
—¿Quieres que te deje aquí y camines hasta la universidad? —amenazó el mayor, señalando las llaves del auto que descansaban en la mesa.
—Relájate, relájate —respondió Jungkook, aún riendo mientras tomaba su mochila que estaba sobre el sofá cercano—. No tienes por qué ponerte así solo porque Taehyung hyung no está aquí para salvarte de tus desastres culinarios.
Jimin rodó los ojos y le dio otro mordisco a su manzana.
—Eres insoportable. Vamos, no quiero llegar tarde por tu culpa —agarró las llaves del auto y se dirigió hacia la puerta.
Jungkook lo siguió, ajustándose la mochila en el hombro y pensando en lo vacía que había parecido la cocina esa mañana sin Taehyung.
Aunque no lo mencionó en voz alta, esperaba que al menos pudiera verlo en la universidad al llegar o en los tiempos de descanso. Porque por mucho que se esforzara en ocultarlo, cada día que pasaba, la idea de estar cerca de Taehyung era lo único que lograba hacerlo sentir un poco más vivo.
El auto se detuvo frente al edificio principal de la universidad, y Jungkook se quitó el cinturón mientras Jimin apagaba el motor. Antes de que Jungkook pudiera siquiera decir algo, su hermano mayor ya estaba fuera del auto, sujetando las llaves y ajustándose la chaqueta.
Jimin se giró hacia él con su típica expresión despreocupada.
—Nos vemos luego. Tengo que encontrarme con los chicos. No hagas nada estúpido, ¿sí? —dijo el mayor con tono serio, aunque la media sonrisa en sus labios traicionaba cualquier intento de parecer autoritario.
Jungkook rodó los ojos.
—Sí, sí, hyung. Lo que digas.
—Y come algo decente, ¿quieres? No quiero que termines desmayado en mitad de clase porque decidiste saltarte el desayuno —añadió Jimin mientras comenzaba a caminar en dirección al área de recreación.
—Entendido, mamá —respondió Jungkook con sarcasmo, pero Jimin ya estaba lo suficientemente lejos como para escuchar. Con un suspiro, el menor se ajustó la mochila al hombro y se dirigió hacia la cafetería.
El lugar estaba casi vacío, como era de esperarse. No muchos estudiantes madrugaban tanto como para desayunar en la universidad, pero aun así, había algunas personas repartidas en las mesas. Jungkook caminó directo al mostrador y repasó el menú antes de decidirse por un bagel tostado con queso crema y un café americano bien cargado. No era el desayuno más elaborado del mundo, pero lo mantendría en pie hasta el descanso.
Cuando le tendió el dinero a la chica del mostrador, sintió de repente un empujón fuerte en la espalda que lo hizo dar un paso hacia adelante, casi tropezando.
—¿Qué demonios? —murmuró, girándose con el ceño fruncido, listo para lanzar una maldición a quien sea que hubiera sido tan torpe.
Sin embargo, su expresión se relajó al instante al reconocer al culpable.
—¡Tranquilo, Jeon! ¿Qué te hice yo para que me mires así? —dijo Jake, uno de sus compañeros de clase y amigo, con su eterna sonrisa burlona.
Jungkook resopló, reprimiendo una risa mientras giraba de nuevo hacia la chica para tomar su cambio.
—Nada. Solo pensé que eras alguien más —dijo con indiferencia, aunque una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
Jake se acercó al mostrador, revisando las opciones de desayuno mientras Jungkook daba el primer bocado a su bagel.
—¿Bagel y café? ¿Esa es tu idea de desayuno? Creo que te falta mucha creatividad, amigo —comentó su amigo, pidiendo un croissant de jamón y queso junto con un jugo de naranja.
—Perdón por no tener el paladar sofisticado que tú tienes —respondió Jungkook con sarcasmo antes de tomar un sorbo de su café—. Yo al menos yo no empujo a la gente cuando está formada en la fila.
—Exagerado," replicó el contrario, negando con la cabeza mientras le entregaba su dinero a la chica del mostrador. Luego, giró hacia Jungkook con una mirada casual—. Por cierto, ¿hiciste la tarea de economía?
La pregunta hizo que Jungkook se detuviera a mitad de su segundo bocado. Sus ojos se abrieron de par en par, y casi se atraganta con el bagel.
—¿Qué tarea? —preguntó con urgencia.
Jake estalló en carcajadas al ver la expresión del más alto.
—¡Oh, Dios! Sabía que te olvidarías. La del profesor enano y malhumorado. Nos pidió que analizáramos el impacto de la inflación en un producto cotidiano el primer día. ¿No te acuerdas?
Jungkook cerró los ojos, tratando de hacer memoria. Y ahí estaba: el recuerdo fugaz de su profesor de economía con su voz chillona y su expresión severa dando las instrucciones la semana anterior.
—¡Mierda! —exclamó, volviendo a cerrar los ojos con fuerza ante su frustración—. Lo olvidé por completo.
Jake recibió su desayuno y le agradeció a la chica del mostrador antes de caminar junto a Jungkook hacia la salida de la cafetería.
—Relájate, hombre. No es el fin del mundo. Podemos hacerlo rápido en el descanso. Yo tampoco lo hice —confesó con una sonrisa más que despreocupada.
—¿En serio? ¿Y me estás molestando a mí por olvidarlo? —replicó Jungkook, tomando un sorbo de su café mientras ambos salían al aire fresco del campus.
—Obvio. ¿Qué clase de amigo sería si no me divirtiera un poco a costa tuya? —respondió Jake, encogiéndose de hombros. Luego añadió: —Y, en todo caso, siempre podemos pedirle a Sunghoon que nos preste su tarea para copiar.
Jungkook negó con la cabeza.
—No creo que Sunghoon nos deje copiar. Ese chico es demasiado estricto con esas cosas.
Jake sonrió de manera traviesa y le guiñó un ojo. —Déjamelo a mí. Tengo mis métodos para convencerlo.
Jungkook soltó una risa suave, negando con la cabeza mientras seguían caminando.
—No quiero saber qué métodos son esos, pero haz lo que quieras.
Jake rio junto con él, tomando un sorbo de su jugo de naranja.
—Confía en mí, Jeon. Tengo esto bajo control.
Mientras continuaban charlando y burlándose el uno del otro, Jungkook no pudo evitar relajarse un poco. Ahora solo esperaba que el día no le trajera más sorpresas. Aunque, con su suerte, eso parecía poco probable.
Jungkook nunca imaginó que su ingreso tardío a la universidad se convertiría en una experiencia mucho más llevadera de lo que había previsto. Para empezar, no habría logrado matricularse a tiempo si no fuera por Jimin y su madre. Jimin lo había convencido de que no importaba si las clases ya habían iniciado hacía casi tres semanas.
Él, en un principio, no estuvo convencido. La idea de ser "el nuevo" cuando todos ya habían establecido sus grupos y rutinas lo inquietaba más de lo que quería admitir. Pensaba que lo verían como el "raro", el tipo que "llegó tarde a la fiesta". Sin embargo, sus temores se disiparon rápidamente cuando cruzó las puertas de la universidad y de su primer salón en donde experimentó algo que no esperaba: un recibimiento cálido y amigable.
Sus compañeros lo aceptaron con sorprendente facilidad, y fue entonces cuando conoció a Jake y Sunghoon, quienes rápidamente se convirtieron en sus amigos más cercanos.
Jake, tenía una personalidad extrovertida y energética, él había sido el primero en acercarse a él. —¡Woah! Tu estilo es... ¡colosal! Pero en el buen sentido, ¿sabes? —le había había dicho Jake con su particular mezcla de entusiasmo y una palabra rara que Jungkook no entendió del todo pero decidió tomar como un cumplido.
Sunghoon, por otro lado, era diferente. No tan ruidoso ni hablador como Jake, pero tampoco era un introvertido que se mantuviera al margen. Era equilibrado, divertido y, sobre todo, muy responsable. De hecho, a Jungkook le sorprendía lo meticuloso que podía llegar a ser Sunghoon en comparación con el desordenado pero divertido Jake.
En ese poco tiempo conociéndolos, Jungkook también descubrió algunas cosas curiosas sobre ellos.
Jake, por ejemplo, era coreano-australiano y su nombre coreano era Sim Jaeyun, aunque insistía en que todos lo llamaran Jake porque "sonaba más genial." Además, Jake era muy, pero muy gay, algo que él mismo confirmaba con comentarios despreocupados y gestos afectuosos hacia otros chicos que lanzaba sin vergüenza alguna. Sunghoon, por otro lado, tenía una extraña costumbre de tomar la mano de Jake mientras caminaban. Al principio, Jungkook asumió que eran pareja, pero cuando les preguntó, Jake solo carcajeo y lo negó diciendo que solo son mejores amigos desde hace años.
Después de su desastroso desayuno improvisado en la cafetería, Jungkook llegó al aula junto con Jake.
Su café seguía caliente en su mano mientras seguía los pasos de su amigo, que no dejaba de hablar sobre alguna novedad del campus. Al entrar, ambos divisaron rápidamente a Sunghoon sentado al fondo del salón, concentrado en la pantalla de su teléfono.
—¡Sunghoonie! —exclamó Jake antes de correr hacia él. Con su típica falta de delicadeza, Jake saltó sobre el chico más tranquilo, abrazándolo por los hombros como si no hubiera un mañana. —¿Qué estás jugando? ¿Acaso es League of Legends? Porque si no es eso, no cuenta como un juego de verdad.
Sunghoon lo miró sin inmutarse, como si estuviera acostumbrado a los arrebatos de su amigo.
—Es Genshin Impact, y cuenta como un juego real más que tu patético intento de ganar en Among Us —respondió con voz serena, sus ojos brillando con algo que parecía diversión oculta.
Jungkook sonrió ante la interacción mientras se acercaba y tomaba asiento junto a Jake, que quedó en medio de ambos.
—Buenos días, Sunghoon —saludó Jungkook, tomando un sorbo de su café a medio acabar.
—Buenos días —respondió Sunghoon, alzando la vista por un momento antes de volver a su teléfono.
Mientras esperaban a que comenzara la primera clase, Jungkook se dio cuenta de lo cómodo que se sentía con ellos. Lo que al principio había temido como una experiencia incómoda y solitaria se había convertido en algo completamente distinto.
Con Jake y Sunghoon, todo parecía más llevadero, incluso divertido. Aunque no iba a negar que le gustaría tener a Hoseok y Yunjin acompañándolos.
El ambiente en el aula era relajado, simplemente charlando mientras esperaban a que el profesor apareciera. Jake, como en la mayoría de las veces, llevaba la batuta de la conversación, saltando de un tema a otro con una energía desbordante. Jungkook, aún con su café a medio terminar en la mano, asentía ocasionalmente, más por cortesía que porque estuviera realmente prestando atención. Sunghoon, por otro lado, tenía la mirada fija en su teléfono, aunque de vez en cuando lanzaba comentarios que dejaban en claro que, a pesar de su aparente distracción, seguía el hilo perfectamente.
De pronto, Jake golpeó su mesa con ambas manos, llamando la atención de sus amigos.
—¡Chicos, casi lo olvido! ¿Ya escucharon el nuevo chisme que está rondando la universidad? —exclamó, sus ojos brillando repentinamente.
Jungkook levantó la mirada de su café, no muy interesado, pero aun así decidió seguirle el juego.
—¿Qué chisme, Jake? —preguntó con voz neutral, tomando otro sorbo de su bebida.
Jake sonrió como si estuviera a punto de revelar el secreto mejor guardado del mundo.
—Pues resulta que la pareja más popular de toda la universidad... ¡terminaron! —dijo, alargando la última palabra para darle más dramatismo.
Sunghoon, que hasta ese momento parecía más interesado en su videojuego, hizo un leve sonido de sorpresa y finalmente guardó su teléfono.
—Ah, eso —comentó con calma—. Escuché algo al respecto, pero no lo creí. ¿De verdad terminaron? —preguntó, dirigiendo una mirada curiosa hacia Jake.
Jake asintió con la cabeza un par de veces.
—¡Claro que es verdad! No soy de inventar chismes, Sunghoonie. Esto lo escuché de una fuente confiable —aseguró, poniendo una mano en su pecho como si estuviera ofendido por la insinuación.
Antes de que Sunghoon pudiera responder, Jungkook, que no entendía absolutamente nada, interrumpió con el ceño fruncido.
—¿De qué están hablando? ¿Qué pareja? —preguntó, sintiéndose completamente perdido en la conversación.
Sunghoon suspiró y se giró hacia él.
—Se refiere a Han Seungwoo y Kim Taehyung —explicó con tranquilidad—. Eran como... no sé, la pareja estrella de la universidad. Seungwoo es guapo, talentoso y muy popular, y Taehyung... bueno, ya sabes, es básicamente perfecto, en todos los sentidos. O al menos así los veía la gente —añadió con un leve encogimiento de hombros.
Jake asintió con entusiasmo.
—Exacto, eran como los protagonistas de un k-drama romántico, y todos aquí los idolatraban. Pero ahora... ¡pum! Se acabó —dijo, haciendo un gesto exagerado con las manos para enfatizar su punto.
Jungkook dejó el café sobre su mesa y parpadeó, procesando lo que acababa de escuchar. Su mente se quedó atascada en un nombre: Kim Taehyung. Su Taehyungie. La mención de su nombre lo dejó completamente congelado, sin saber cómo reaccionar.
Jake, ajeno al estado de su amigo, continuó hablando con la misma emoción.
—Se rumorea que terminaron porque Seungwoo se acostó con una chica en la fiesta de bienvenida de este año. ¿Pueden creerlo? ¡El idiota engañó a Taehyung! Y para colmo, Taehyung se enteró por terceros. ¡Qué patético! —dijo, sacudiendo la cabeza en señal de desaprobación.
Sunghoon, con una mueca en em rostro, dejó escapar un comentario breve.
—Bueno, si eso es cierto, es lógico que hayan terminado. Nadie aguantaría algo así —opinó con calma.
Jake asintió vehementemente.
—Obvio no, pero... ¿quién en su sano juicio traicionaría a alguien como Taehyung? Quiero decir, es amable, talentoso, inteligente y es hermosísimo... ¡lo tiene todo! Si yo estuviera con él, nunca haría algo tan bajo como engañarlo —dijo, soltando un suspiro exagerado y apoyando la barbilla en una mano, como si estuviera soñando despierto.
Sunghoon frunció el ceño ante las palabras de su amigo.
—Jake, es mayor que tú por cuatro años —señaló, intentando sonar lógico, aunque su tono contenía un deje de irritación.
Jake se encogió de hombros con una sonrisa despreocupada.
—¿Y acaso eso importa realmente? —respondió, guiñándole un ojo a Sunghoon.
Jungkook, por su parte, mantenía la mirada clavada en sus botas. Su mandíbula estaba tensa, y una sensación de enojo burbujeaba en su interior. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Ese imbécil, Han Seungwoo, se había atrevido a engañar a su hyung? ¿Cómo alguien podía lastimar a Taehyung, que era la persona más increíble que Jungkook conocía?
Mientras Jake y Sunghoon seguían discutiendo sobre la relación y las razones de la ruptura, Jungkook intentó calmarse. No quería que sus amigos notaran su enojo, pero era difícil. Cada palabra que decían sobre la traición de Seungwoo solo hacía que su furia aumentara.
—De verdad, ese tipo es un completo idiota —dijo Jake, rodando los ojos—Si ya no quería estar con Taehyung, ¿por qué no simplemente terminar antes de hacer algo tan asqueroso?
Jungkook apretó los puños bajo la mesa, pero forzó una sonrisa para ocultar su molestia.
—Sí... es un idiota —murmuró, sin atreverse a añadir más.
Jake, por supuesto, no notó nada y siguió hablando.
—¿Sabes qué es lo peor? Taehyung todavía tiene que verlo en las clases que comparten. Yo no sé cómo lo soporta. Si fuera yo, ya le habría lanzado un café caliente en la cara —dijo, cruzándose de brazos.
Sunghoon dejó escapar una pequeña risa.
—Eso sería demasiado dramático, incluso para ti, Jake.
—¡Drama es mi segundo nombre! —exclamó Jake con una sonrisa, haciendo que Sunghoon negara con la cabeza, divertido.
Jungkook apenas escuchaba lo que decían. Su mente estaba llena de imágenes de Taehyung, de lo herido que debía sentirse después de lo que había pasado. La sola idea de que alguien pudiera lastimar a su hyung de esa manera le revolvía el estómago.
—¿Jungkook? ¿Estás bien? —preguntó Sunghoon de repente, notando lo callado que estaba.
—Sí, sí, todo bien —respondió rápidamente, levantando la cabeza y esforzándose por parecer relajado—. Solo estoy... procesando todo esto.
Jake lo miró con una sonrisa traviesa.
—¿Te impactó tanto como a nosotros, eh? Lo entiendo. Taehyung es simplemente maravilloso —dijo, apoyándose en la silla con aire soñador.
Jungkook sonrió forzadamente, aunque por dentro lo único que quería era golpear algo. O a alguien. Preferiblemente a Han Seungwoo.
Mientras la conversación continuaba, Jungkook no podía dejar de pensar en Taehyung y en cómo se sentía, pero una cosa estaba más que clara y era que no iba a permitir que ese imbécil lo lastimara más.
Ni él ni nadie.
Jake y Sunghoon
(Enhypen)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top