O14; conquistar
El bullicio de la cafetería universitaria se mezclaba con el sonido de bandejas golpeando contra las mesas, risas dispersas y murmullos de conversaciones simultáneas.
Jungkook, que estaba sentado frente a Jake y Sunghoon, removía distraídamente su batido con la pajilla mientras Jake hablaba sin parar, gesticulando con entusiasmo. Sunghoon, por otra parte, con su postura relajada y su mirada afilada, asentía de vez en cuando, como si estuviera evaluando la situación con más calma a diferencia de Jake.
—Escucha, Jungkook, esto es muy simple —dijo Jake, apoyando los codos en la mesa y señalándolo con el tenedor—. Tienes que hacerle saber que te importa.
Jungkook suspiró, llevándose una papa frita a la boca.
—¿Y cómo se supone que haga eso sin parecer desesperado?
Sunghoon alzó una ceja, bebiendo de su café antes de intervenir.
—Si realmente te gusta tanto como dices, no hay nada de malo en que lo sepa. Lo importante es cómo lo haces.
Jake asintió con vehemencia.
—Exacto. No se trata de ir y decirle ‘oye, hyung, me gustas, sal conmigo’, porque eso lo va a asustar. Tienes que hacerlo con estrategia, bro.
Jungkook hizo una mueca, apoyando la barbilla en su mano.
—No sé si quiero escuchar lo que vas a decir…
—¡Déjame terminar! —Jake rodó los ojos y señaló a Sunghoon distraídamente—. Mira, el genio de las relaciones y yo estuvimos analizando esto durante las clases. Lo primero que tienes que hacer es empezar a estar más presente en su vida.
—¿Más de lo que ya estoy? —preguntó Jungkook, confundido.
Sunghoon asintió.
—No es solo estar presente, sino demostrar que te preocupas por él. ¿Has pensado alguna vez en regalarle algo?
—¿Regalarle algo? —Jungkook parpadeó—. ¿Qué se supone que le dé?
—Algo significativo —intervino Jake, señalando el punto con obviedad—. No tiene que ser un gran regalo costoso, solo algo que le haga pensar en ti.
Jungkook frunció el ceño, pensativo.
—¿Como qué?
Jake chasqueó la lengua, apoyándose contra el respaldo de la silla.
—No sé, tal vez una bebida que sepas que le gusta. O un llavero bonito. O un libro si es que le gusta leer. Lo que sea que le haga darse cuenta de que piensas en él.
—Podrías comenzar con café —sugirió Sunghoon—. ¿Bebe café?
—Sí… —Jungkook entrecerró los ojos—. No mucho, realmente. Pero a veces lo compra antes de llegar a la universidad.
—Entonces cómpraselo tú un día antes de que él lo haga. Y cuando te pregunte por qué, solo dile que pensaste que lo apreciaría —Sunghoon sonrió con suficiencia—. Sutil, pero efectivo. Muy efectivo.
Jake chasqueó los dedos, señalándolo con aprobación.
—Eso es lo que digo. Pequeñas cosas que se van acumulando hasta que, cuando menos lo espere, ya estará pensando en ti más de lo que se da cuenta.
Jungkook dejó caer la cabeza sobre la mesa con un quejido.
—Esto parece más difícil de lo que pensaba…
Jake le dio un golpe en la cabeza con su tenedor.
—No lo es, solo tienes que hacerle ver que te importa. Y no solo con regalos, también con acciones.
Sunghoon asintió.
—Puedes ayudarlo con cualquier cosa que necesite. ¿Está ocupado con trabajos de la universidad? Pregúntale si necesita ayuda. ¿Tiene algún problema en el trabajo? Escúchalo.
Jake chasqueó la lengua.
—La clave es que se acostumbre a tenerte cerca, que te vea como alguien en quien puede confiar.
Jungkook levantó la cabeza lentamente, mirándolos.
—¿Están diciéndome que me convierta en su asistente personal?
Jake resopló.
—No, tonto. Te estamos diciendo que seas alguien a quien valore.
Sunghoon miró a Jungkook con una sonrisa.
—Bueno, si realmente te gusta, hacer esto no debería ser un problema para ti.
Jungkook suspiró, rascándose la nuca.
—No lo es, pero… quiero hacerlo bien.
Jake y Sunghoon se miraron y sonrieron.
—Entonces sigue escuchando, porque aún no terminamos con nuestras ideas.
Y Jungkook, con el corazón latiendo rápido en su caja torácica, hizo nota mental de cada palabra de sus amigos.
Jake dio un último sorbo a su jugo y dejó el vaso en la bandeja con un golpe sordo.
—Bien, ahora que entendiste el punto, pasemos a la siguiente estrategia.
Jungkook, que había comenzado a remover su batido distraídamente con la pajilla, parpadeó.
—¿En serio hay más?
Sunghoon lo miró con algo de lástima.
—Bro, conquistar a alguien no es cosa de un solo paso.
—Exacto. Esto es un proceso —Jake asintió, cruzando los brazos—. No puedes confiar solo en los regalos o en estar presente. También tienes que invitarlo a salir de vez en cuando.
—¿Salir? —Jungkook frunció el ceño—. Pero ya pasamos tiempo juntos.
Jake suspiró, apoyando la frente en su mano como si de repente Jungkook lo estuviera agotando.
—No es lo mismo pasar verse de lejos en la universidad o pasar tiempo con él en casa, a invitarlo tú porque quieres verlo.
—Es verdad —secundó Sunghoon, alzando una ceja—. Y antes de que pongas excusas, no tiene que ser una cita. Puedes empezar con algo casual.
Jungkook se quedó pensativo, mordiendo su pajilla.
—¿Cómo qué?
—Fácil —Jake levantó un dedo—. Algo como: ‘Hyung, me encontré un restaurante que seguro te gustará, ¿vamos?’
Sunghoon asintió.
—O si no quieres que suene tan obvio, podrías decirle que gustaría probar un lugar nuevo y preguntarle si te acompaña.
Jungkook se mordió el labio, inseguro.
—No sé… no quiero que se sienta presionado.
Jake puso los ojos en blanco.
—No va a sentirse presionado si lo haces natural. Si no quiere, dirá que no, y ya. Pero si dice que sí, es un paso adelante.
Sunghoon sonrió de lado.
—Y si dice que no, te inventas otra excusa la próxima vez.
Jungkook suspiró, jugando con una servilleta entre sus dedos.
—Ustedes lo hacen sonar tan fácil…
—Porque lo es, pero tú eres un caso perdido —Jake negó con la cabeza, fingiendo decepción—. Menos mal tienes a los mejores consejeros cuando de conquistar se trata.
Jungkook rió entre dientes.
—Eso es debatible.
—Oye, ¿qué te pasa? —Jake lo señaló con una papa frita antes de comérsela—. A ver, dime, ¿te están sirviendo nuestros consejos o no?
Jungkook suspiró con resignación.
—Sí…
Sunghoon sonrió satisfecho.
—Bien. Entonces, ¿qué harás?
Jungkook se quedó en silencio por unos segundos antes de responder, con un destello de determinación y emoción en los ojos.
—Voy a intentarlo.
Jake chocó su puño contra el de Sunghoon y sonrió triunfante.
—¡Ese es mi chico!
La conversación siguió durante el resto del descanso, con Jake y Sunghoon dándole más ideas, cada una más creativa que la otra.
Desde ‘haz que te vea con otra persona para que se dé cuenta de que siente algo por ti’ hasta ‘préstale tu chaqueta un día que haga frío para que asocie tu olor con algo reconfortante’. Jungkook descartó algunas —muchas, realmente—, pero anotó mentalmente las que sí podrían funcionar y las que sí podría llevar a cabo.
Antes de que se diera cuenta, el descanso había terminado y los tres se levantaron con pereza de la mesa.
—Volvamos antes de que nos maten por llegar tarde —dijo Sunghoon, estirándose perezosamente.
—Urh, ya no quiero entrar a clases —se quejó Jake, tomando su bandeja.
—Eso dices todos los días —respondió Jungkook con una sonrisa antes de seguirlos a dejar las bandejas en el mostrador para luego salir de la cafetería.
El regreso a clases se sintió eterno.
Jungkook intentó concentrarse en la pizarra, en los apuntes, en la voz del profesor que iba y venía con explicaciones que apenas registraba. Pero su mente seguía atrapada en la conversación con sus amigos.
Cada pequeño consejo, cada idea, cada posibilidad, daban vueltas en su cabeza sin descanso. ¿Regalarle algo? ¿Invitarlo a comer? ¿Ayudarlo en la universidad? ¿Invitarlo... Invitarlo a salir? Todo sonaba bien en teoría, pero llevarlo a la práctica era otra historia.
‘¿Y si me rechaza?’ se cuestionó a sí mismo.
Sacudió la cabeza, regañándose mentalmente. No podía pensar así. Si no lo intentaba, nunca sabría la respuesta.
Las horas avanzaban a paso de tortuga, y Jungkook se removía en su asiento, impaciente. Cuando finalmente el profesor dio por terminada la última clase del día, casi sintió que el alma le volvía al cuerpo.
Con rapidez, recogió sus cosas en su mochila, ni siquiera se preocupó por ordenarlas bien.
—Wow, wow, ¿a dónde va tan apurado nuestro amigo enamorado? —se burló Jake, apoyando un codo en el hombro de Sunghoon mientras observaban a Jungkook luchar por cerrar la cremallera de su mochila.
Sunghoon sonrió con diversión.
—No hace falta preguntar.
—Oh, por supuesto que no —Jake rió, cruzándose de brazos—. Vamos, bro, dínoslo. ¿A dónde corres con tanta prisa? ¿Alguna damisela en apuros?
Jungkook se colgó la mochila y les lanzó una mirada exasperada.
—No tienen que hacer esto tan obvio…
—¿Obvio? ¿Nosotros? —Jake puso una mano en su pecho, fingiendo indignación—. No haríamos algo así.
Sunghoon solo sonrió.
—Buena suerte.
—Ve y conquístalo, tigre —añadió Jake con dramatismo, moviendo las cejas.
Jungkook rodó los ojos, pero no pudo evitar reírse antes de salir del salón a toda velocidad.
Casi tumbó a dos personas en el proceso.
—¡Oye, cuidado!
—¡L-Lo siento!
Pero ni siquiera se detuvo a mirar. Tenía un objetivo en mente y nada lo frenaría.
Jungkook prácticamente voló fuera del edificio de su facultad.
Esquivó a los estudiantes que salían en grupos, riendo y hablando entre ellos, sin prestarles la más mínima atención. Su único objetivo estaba claro en su mente: encontrar a Taehyung.
Corrió por el campus, con la mochila golpeando contra su espalda, sin importarle lo ridículo que probablemente se veía.
—Por favor, que no se haya ido todavía…
Cuando llegó al edificio de la facultad de Taehyung, su mirada se movió de un lado a otro, escaneando la multitud de estudiantes que salían por las puertas. Personas conversando, algunas revisando sus teléfonos, otras caminando solas con audífonos puestos, ignorando lo que ocurría alrededor de ellos.
Nada.
Su respiración estaba algo agitada, pero no se rindió. Dio un par de pasos más, buscando entre las cabezas de la gente, hasta que lo vio.
De espaldas, con su postura recta, relajada, casi elegante, el cabello rubio suavemente despeinado por el viento, con su mochila colgando de un solo hombro.
Jungkook no tuvo que pensarlo dos veces y sin dudarlo, se lanzó a correr hacia él.
—¡Hyung!
Taehyung se giró ante el llamado y la conocida voz, con los ojos ligeramente sorprendidos al ver al menor acercarse a toda velocidad.
—¿Jungkook?
El menor se frenó justo a tiempo para no chocar contra él, respirando algo agitado por la carrera.
—Te encontré —murmuró, como si hubiera estado buscando un tesoro perdido. Y vaya tesoro más hermoso.
Taehyung lo miró con una ceja alzada.
—¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en tu facultad?
Jungkook carraspeó, tratando de sonar relajado, aunque su corazón latía con fuerza que creía se le saldría en cualquier momento.
—Terminé mis clases y… pensé en venir a verte.
El mayor ladeó la cabeza con curiosidad.
—¿A verme? ¿Por alguna razón en especial? ¿Pasó algo?
Jungkook abrió la boca para responder, pero de repente sintió que toda su determinación se evaporaba.
¿Por qué era tan difícil decirlo cuando Taehyung lo miraba así?
—Yo… —se aclaró la garganta y decidió soltarlo de una vez—. ¿Quieres almorzar conmigo?
Taehyung parpadeó, ligeramente sorprendido por la pregunta.
—¿Almorzar?
—Sí, ya sabes, comer juntos.
—Sí, sé lo que es almorzar, Jungkook —Taehyung rió entre dientes, sus ojos brillando—. Solo me sorprende que me invites así de repente.
Jungkook rascó su nuca, tratando de parecer despreocupado.
—Bueno, es que… pensé que sería agradable.
Taehyung hizo una mueca pensativa.
—No estoy seguro… Tengo que ir al trabajo en un par de horas.
El menor no se rindió.
—No nos tomará mucho tiempo, hyung. Lo prometo. Podemos ir a un lugar rápido y luego puedo acompañarte al trabajo.
El mayor entrecerró los ojos.
—¿Quieres acompañarme al trabajo también?
Jungkook se encogió de hombros.
—Si no te molesta…
Taehyung lo observó en silencio por un momento, sopesando la idea.
Jungkook, por su parte, rezaba internamente.
Di que sí, di que sí, di que sí…
Los segundos se sintieron eternos.
Y entonces, Taehyung sonrió.
No cualquier sonrisa, sino aquella misma sonrisa cálida que le había dado esa mañana.
—Está bien. Almorcemos juntos.
Jungkook sintió que su corazón iba a explotar de la felicidad. Su rostro se iluminó en una sonrisa que no pudo ocultar.
—¡Genial!
Taehyung rió suavemente al ver su entusiasmo.
—¿A dónde vamos?
—Ya lo pensaré en el camino —dijo Jungkook, aún sonriendo.
Porque en ese momento, lo único que importaba era que Taehyung había aceptado.
espero que la historia les
este gustando... 💗
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top