Cadenas
X-Men
CAPITULO 2
La luz tenue del bar parpadeaba con un brillo que apenas lograba iluminar los rincones más oscuros del lugar. El aire estaba impregnado de un olor a alcohol y cigarrillos, un aroma que Tn nunca había conocido hasta su escape. Era un mundo nuevo y aterrador, donde las risas se entremezclaban con murmullos de desconfianza. Se sentó en un taburete, su mirada perdida en el fondo de un vaso que apenas contenía un sorbo de whisky, el líquido dorado girando como una tormenta en su mente.
Tn era un chico dañado, una marioneta desgastada que había vivido toda su vida en la fría soledad de una celda blanca. Su rostro, delicado y casi femenino, contrastaba con la brutalidad del mundo que lo rodeaba. Sus ojos, de un color que desafiaba al océano, eran un faro de vulnerabilidad en un mar de prejuicio y desdén. Sentía las miradas sobre él, como dagas afiladas que atravesaban su piel y se clavaban en su corazón. No entendía por qué lo miraban de esa manera, como si fuese un ser extraño y peligroso.
La música resonaba en el ambiente, un ritmo que parecía burlarse de su existencia. Tn no quería lastimar a nadie; había aprendido a temer el dolor que sus propias habilidades podían infligir. Pero aquí, en este lugar lleno de rostros desconocidos, la desesperación y la tristeza se mezclaban con el alcohol, y cada trago que tomaba era un intento de ahogar los ecos de su pasado, de las voces que lo atormentaban.
De repente, Tn sintió la presencia de alguien acercándose. Era un tipo robusto, con una expresión que denotaba una mezcla de curiosidad y desprecio. La tensión en el aire era palpable, y Tn sabía que la confrontación era inminente. Su corazón latía desbocado, y una parte de él anhelaba volver a la seguridad de su celda, donde el miedo era predecible y el dolor, conocido.
Cuando el hombre se detuvo frente a él, el sonido de la campana que anunciaba la entrada de un nuevo cliente resonó en el bar, como un eco de esperanza en medio de la oscuridad. Tn miró hacia la puerta, sintiendo que la llegada de alguien podría interrumpir lo que se avecinaba. La campana sonó con una claridad inesperada, y por un momento, todos los ojos se volvieron hacia la entrada, olvidando al chico de los ojos llamativos y la apariencia frágil.
Borracho: ¿Qué miras, chico? -le preguntó el hombre, su voz gruesa desbordando desdén. Tn sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía, atrapado entre la memoria de su cautiverio y el deseo de ser libre, de encontrar su lugar en un mundo que lo rechazaba por ser quien era. Con cada palabra que el hombre pronunciaba, Tn se dio cuenta de cuán lejos estaba de comprender las complejidades de la humanidad, de cómo la libertad a veces se vestía de una forma que era tan aterradora como liberadora.
La campana sonó otra vez, y la atmósfera del bar cambió de inmediato. Un grupo de figuras entró, cada una con una presencia que desbordaba confianza y poder. A medida que sus ojos se adaptaban a la penumbra, Tn pudo distinguirlos con claridad.
Primero, un hombre de cabello castaño y rizado se destacó entre la multitud. Llevaba unos lentes oscuros que cubrían sus ojos, lo que le daba un aire de misterio. Su postura era erguida y decidida, como si cada paso que daba estuviera lleno de propósito. Era evidente que tenía un aire de liderazgo, y Tn sintió una mezcla de respeto y temor hacia él, sin saber realmente quién era. Su mente, aún atrapada en la confusión de su reciente libertad, no lograba recordar de dónde había oído hablar de alguien como él.
A su lado, una mujer de melena roja avanzaba con una gracia notable. Su mirada era intensa, y aunque Tn no sabía nada de su historia, la fuerza que emanaba de ella era casi palpable. Algo en su presencia le hizo sentir que era capaz de mucho más de lo que se podía ver a simple vista. La imagen de su cabello vibrante era un contraste con el ambiente gris y opresivo del bar.
Detrás de ellos, un hombre de complexión robusta y piel metálica se movía con una calma impresionante. Su figura era imponente, y parecía tener una fuerza que desbordaba cualquier medida. Tn sintió un escalofrío al pensar en las historias que había escuchado a través de las paredes de su celda, sobre mutantes que podían cambiar su forma y utilizar su poder para proteger a otros. Pero él no sabía si esos relatos eran ciertos, o si eran solo fantasías de aquellos que lo habían encerrado.
Finalmente, al fondo, una figura más pequeña y ágil, con una sonrisa casi juguetona, se adelantó. Su actitud desinhibida contrastaba con la seriedad del grupo, y aunque Tn no podía entenderlo, había algo en su mirada que le daba la impresión de que sabía cómo pelear y enfrentarse a cualquier adversidad.
Mutante: ¿Hay algún mutante aquí? -preguntó el hombre de lentes oscuros con voz firme, como si su pregunta exigiera una respuesta inmediata.
En ese instante, todos los ojos se volvieron hacia Tn, y el silencio se instaló abruptamente. La presión de las miradas sobre él se sintió como un peso insoportable. Su corazón comenzó a latir con fuerza, y una oleada de ansiedad lo inundó. La vulnerabilidad que había intentado enterrar resurgía, y sus pensamientos se enredaban en un torbellino de miedo.
Sentía que sus poderes, esos que apenas comprendía y que nunca había logrado controlar, comenzaban a desbordarse de nuevo. En su mente, la imagen de su pasado se desvanecía, y el recuerdo de momentos de caos y destrucción lo asaltaba. Cuando había perdido el control antes, todo a su alrededor había desaparecido como si se hubiera hecho polvo, dejando solo el eco de su propio grito de desesperación. La idea de que eso pudiera suceder de nuevo lo aterraba.
Las luces del bar parecían brillar con más intensidad, y su mente se llenó de imágenes distorsionadas, recuerdos de aquellos días oscuros en los que su propia fuerza había causado dolor a otros. Tn buscó la salida, el aire caliente del bar se volvió opresivo, y sintió que las paredes se acercaban lentamente, como si quisieran encerrarlo una vez más.
Tn: No, no, no... -murmuró para sí mismo, tratando de aferrarse a la realidad, de recordar que estaba libre, que ya no era un experimento. Pero la mirada de los recién llegados penetraba en su alma, y la sensación de ser juzgado lo paralizaba.
¿Sería él el mutante que buscaban? ¿Sería un peligro para ellos, o tal vez para sí mismo? En ese momento, Tn comprendió que su vida había cambiado de nuevo, y que el camino hacia la libertad no sería tan sencillo como había imaginado.
La atmósfera del bar se volvió tensa, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad. Jean Grey, con su mirada atenta, sintió un cambio en el ambiente que la hizo erguirse. Las luces comenzaron a parpadear, y el suelo temblaba ligeramente bajo sus pies. Era un fenómeno que no podía ignorar; algo estaba sucediendo con el chico de los ojos llamativos.
Jean: Scott -dijo Jean, su voz firme-. Creo que definitivamente este es el mutante que buscamos.
Cyclops se volvió hacia ella, captando la preocupación en su expresión. Al mirar a Tn, vio cómo su cuerpo se tensaba, y el brillo en sus ojos se oscurecía como si la realidad que lo rodeaba comenzara a desmoronarse. Las mesas y sillas temblaban, y una sensación de caos inminente llenó el aire.
Scott: Tn, respira. No estás solo, -dijo Cyclops, acercándose con cuidado. Su voz era un ancla en medio de la tormenta que parecía desatarse a su alrededor. Sabía que el chico no estaba haciendo esto intencionadamente; la ansiedad se apoderaba de él, y lo que parecía ser un ataque de pánico estaba a punto de desatar sus poderes de forma incontrolable.
La situación se volvió más crítica cuando Wolverine, con su característica brusquedad, gritó a todos los presentes en el bar.
Logan: ¡Lárguense! ¡Ahora! -su voz resonó como un trueno, y la gente, asustada, comenzó a levantarse y a salir en desbandada, dejando atrás las bebidas y las conversaciones interrumpidas.
Coloso se movió hacia Cyclops, su figura imponente destacándose entre el caos.
Coloso: ¿Cuál es el plan, Scott? -preguntó, su voz profunda y calmada contrastando con la agitación del entorno. Sabía que debían actuar rápido para evitar que la situación se intensificara.
Cyclops mantuvo su enfoque en Tn, intentando transmitirle calma a través de su presencia.
Cyclops: Tenemos que estabilizarlo. Jean, intenta conectarte con él. Puede que necesite que alguien lo ayude a calmarse.
Mientras Jean se preparaba para usar sus poderes, el temblor en el bar se intensificó, y Tn sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía. Era como si su mente estuviera a punto de fragmentarse, y la realidad se volvía un laberinto de sombras y ecos de su propio miedo. Cyclops y Jean eran figuras distantes en su visión, pero la urgencia en sus voces resonaba en su interior.
Scott: ¡Tn! -gritó Cyclops, intentando alcanzar su atención-. ¡Escúchame! Eres más fuerte de lo que crees. No dejes que esto te controle.
Jean extendió su mano, su mente buscando el contacto con la de Tn, intentando crear un puente que lo llevara de vuelta a la realidad.
Jean: Tn, estamos aquí para ayudarte. No estás solo, -sus palabras eran un susurro en medio del caos, una promesa de que había alguien que realmente se preocupaba por él.
El bar seguía temblando, y la tensión era palpable. Tn luchaba contra la marea de su propia ansiedad, sintiendo que el tiempo se deslizaba entre sus dedos como arena. La lucha interna entre el deseo de ser libre y el miedo a perder el control se intensificaba, y todo lo que quería era encontrar la paz en medio de la tormenta.
La presión en el pecho de Tn se intensificó, como si un peso invisible lo aplastara. Los gritos de Wolverine y las súplicas de Cyclops y Jean resonaban en su mente, pero todo parecía lejano, como ecos distorsionados en un túnel oscuro. La ansiedad lo consumía, y la lucha por mantener el control se volvía cada vez más desesperada.
Tn: No, no, no... -murmuró, sintiendo que la realidad se desvanecía a su alrededor. La luz del bar se tornó inestable, las sombras se alargaron y se retorcieron, como si el mismo espacio estuviera desgarrándose. La atmósfera se volvió densa y cargada, un preludio de lo que estaba por venir.
Jean extendía su mano, intentando alcanzar su mente, pero Tn se sentía atrapado en un torbellino de caos. Sus poderes, que había intentado contener, comenzaron a desbordarse sin control, como un volcán a punto de erupcionar. La energía acumulada en su interior era implacable, y el miedo se transformó en una fuerza que lo arrastraba hacia la oscuridad.
Con un último grito ahogado, Tn perdió la batalla. La consciencia se le escapó, como si una cortina se cayera ante sus ojos. La visión se oscureció, y en ese instante, todo el bar pareció detenerse en un silencio aterrador.
La explosión fue instantánea. Un estallido de luz y energía irradió desde el centro de Tn, un destello de poder que se expandió con una velocidad devastadora. Los cristales de las ventanas estallaron en mil pedazos, y las mesas volaron por los aires como hojas arrastradas por un huracán. Las sillas se desintegraron, y el sonido del estruendo era como el rugido de un trueno que sacudía los cimientos del lugar.
La energía liberada transformó el bar en una nube de escombros y polvo. La estructura crujió y se retorció, sus paredes de madera y metal colapsando bajo el peso de la fuerza desatada. Las luces titilaron y luego se apagaron, dejando solo la oscuridad y el eco de la explosión.
Afuera, la calle quedó cubierta de fragmentos del bar, como si un meteorito hubiera impactado en medio de la ciudad. Los pocos transeúntes que aún se atrevían a salir a la calle fueron arrastrados por la onda expansiva, cayendo al suelo mientras el aire se llenaba de polvo y escombros. Los gritos de terror resonaron, y la realidad misma parecía haberse doblado ante la magnitud del evento.
Las llamas comenzaron a brotar de lo que había sido el bar, una columna de fuego que se alzaba hacia el cielo, iluminando la noche y proyectando sombras inquietantes en las paredes de los edificios cercanos. El humo negro se elevaba en espirales, cubriendo el área con un manto de destrucción.
Sin embargo, en medio de la explosión, Tn se encontraba en una especie de limbo. Su consciencia había sido arrastrada a un abismo oscuro, donde los ecos de su ansiedad y su poder se entrelazaban. A pesar del estruendo y el caos a su alrededor, su cuerpo no sufrió daño alguno. Había aprendido, aunque de forma dolorosa, que sus explosiones no lo destruían; en realidad, lo dejaban en un estado de vacío, donde el mundo exterior se desvanecía, pero él permanecía intacto.
Mientras el bar se desmoronaba y el fuego iluminaba el cielo nocturno, Tn comenzó a emerger lentamente de su estado de trance. La energía que había liberado lo rodeaba, creando una especie de burbuja de protección a su alrededor. Las llamas y el humo se arremolinaban, pero él no sentía el calor ni el peligro. En un instante, Tn abrió los ojos, sintiendo la nueva realidad que lo rodeaba.
El caos y la destrucción estaban presentes, pero él estaba vivo, y su poder había marcado el comienzo de algo nuevo. Mientras el fuego crepitaba y el bar se convertía en cenizas, una sensación de confusión y miedo se transformó en una chispa de determinación. Tn había escapado de su tormento interno, y aunque el mundo había cambiado a su alrededor, una nueva oportunidad para encontrar su lugar en él empezaba a gestarse.
Así concluyó el capítulo, con el bar reducido a escombros y Tn emergiendo de la explosión, no como un ser destruido, sino como un mutante que había comenzado a comprender la magnitud de su propio poder y el impacto que podía tener en el mundo.
CONTINUARÁ.
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