CAPÍTULO 7

Narrador omnisciente.

A la mañana siguiente tras unos raros sueños y susurros horribles, Zane le había despertado por eso de las seis de la mañana cuando el sol aun no había nacido y una espesa neblina los había cubrido por completo.
Los brillantes ojos azules de Zane alumbraron el camino, se deshicieron de cualquier rastro y fueron hasta donde estaba la prisionera, ella ya estaba despierta.

— Zane, has más delgadas las paredes, para que pueda escucharnos. — pidió Cole.

Zane asintió he hizo mas delgado el hielo de toda la orilla de la esfera. Fue cuando con mucho cuidado la castaña se acercó un poco mas ellos, sabia que si podía al menos negociar con ellos la podrían liberar.

— ¿Ustedes quienes son, qué son?. — preguntó la joven.

— Nosotros somos ninjas, Ninjago es nuestro hogar, ¿has odio hablar de ahí?. — preguntó Zane a lo que ella solo asintió con la cabeza —. Mi nombre es Zane, y mi compañero se llama Cole, ¿cuál es tu nombre?.

— Ustedes me quieren llevar con el señor Vanger y Erina. — dijo entre dientes, molesta —. Pero no lo voy a permitir, quiero regresar a mi hogar con mis padres.

Zane y Cole se miraron entre si, no entendían nada, había dos versiones y debían saber ahora la versión de la chica que tenían capturada.

— Dejenme aquí por favor, dejenme ir. — les pidió comenzando a llorar de nuevo —. Por favor.

— No podemos hacer eso. — dijo Cole —. Este lugar es muy peligroso incluso para gente como nosotros que tenemos años de entrenamiento. Necesitó que me digas la verdad, para que podamos saber que hacer y poder llegar a un acuerdo.

Ella les miro no muy segura, pero si quería irse de ahí cuanto antes debía al menos contarles algo y ellos habían sido amables con ella pese a que la estaban cazado por razones obvias. Con mucho miedo aun en su interior, se decidió.

— Si, les contare todo. — dijo —. Pero dejenme salir se aquí, no mas jaulas por favor.

Zane deshizo la esfera de hielo por completo y la convirtió en una ventisca de nieve que callo sobre el caballo largo de la joven haciéndola sentir una sensación extraña al sentir también pequeñas gotas de agua helada en su rostro.
Cole se colocó frente a ella y Zane a su lado, tenían la guardia en alto pues podría escapar de nuevo.

— Gracias. — dijo apretando ligeramente aquella zona, ya no aguantaba mas el dolor de su brazo roto.

La reacción de Cole hizo sostenerla con rapidez antes de que se estampará contra el suelo, ella no estaba desmayada pero no podía sostenerse por si sola.
Cuando Cole la toco de su rostro, miro preocupado a Zane.

— Esta hirviendo. — dijo cargándola con ambos brazos sin nada de esfuerzo —. Zane, ¿qué hacemos?.

El de blanco la analizó de inmediato, al revisar sus signos vitales todo estaba bien a excepción de su temperatura. Paso a los músculos y nada, hasta ir mas a profundidad donde encontró en problema al enfocarse en su brazo izquierdo.

— Tiene fractura en su brazo izquierdo. — informo mientras que de su botiquín sacaba una venda de diez centímetros —. Habrá que llevarla a ....

Antes de que pudiera continuar un temblor les había echo caer al suelo, se miraron entre si confundidos y al levantar la vista hacia las montañas ahí ya les estaba observado un gigante que había nacido de una pequeña colina de no mas de seis de metros de altura.
No fue necesario si quiera armar un plan con palabras, Cole le entregó a la joven a Zane y les pidió que se alejaran. Al ser Cole el único que poseía el elemento tierra era también el único que podía hacerle frente, por que de un solo golpe en ambas piernas tiro al gigante haciendo retumbar la tierra.

Los otros dos se ocultaron a lo lejos en una cueva, donde la castaña miro asombrada el gran poder y fuerza de aquel joven, que estaba arriesgado su vida por la de su compañero y una simple desconocida, pero no se hizo ilusiones, ella sabia que tenían que cuidarla bien para poder así entregarla a esa bruja y ese monstruo.
Zane la colocó en el suelo y ella se sentó apoyando su espada en la pared.
Zane debía ayudar a Cole, pues no bastando con eso cuando otro gigante había llegado casi del mismo tamaño que el anterior.
La castaña trato de tranquilizarse, afuera era un campo de guerra y había mucho ruido. Por mas que tratará de recuperarse no podía, ella misma sabía que su cuerpo no estaba en condiciones para hacerlo. No le quedó de otra que esperar a que esos dos terminaran. 

Tras unos cuantos minutos mas, ambos habían regresado victoriosos aunque no intactos.

— El les advirtió que toda esta isla llena de bosques hay peligro en cada esquina y rincón. — dijo la fémina aun sentada —. ¿Estan bien?.

— Hay cosas mas peligrosas a las que nos hemos enfrentado. — dijo Zane también sentándose por ahí —. ¿Cómo es que tu pudiste sobrevivir entonces?.

— La verdad es que no me encontré con nada, supongo que fue pura suerte. — dijo a la vez que Zane se levantaba y ahora si le ayudaba a vendar su brazo —. Si, solo fue suerte.

Cole se apresuró y salió en dirección a la laguna para traer agua.

— Eres muy valiente. — dijo el androide —. Ni siquiera te quejas por el dolor, mis compañeros son unos llorones.

— Dijiste hace un momento que ustedes habían atravesado cosas peores, y les creó. — respondió —. Y también es mi caso, con respecto al dolor.

Tras colocar fomentos con agua fría, ya era hora casi de comer.
Mientras Zane cazaba, Cole se dedico a colocar una gran barrera a la cueva, no sabían que podía entrar y no se iban a confiar ahora que sabían que de ese bosque no iban a salir ilesos.
La joven solamente le miraba en silencio, aquel joven tenía una pequeña herida en su rostro cerca de su ojo derecho, estaba lleno también de tierra y moretones, supuso que enfrentar solo a dos gigantes mientras su compañero llegaba no era fácil.

— ¿Cómo me dijiste que te llamas?. — preguntó no muy segura desde su lugar. Este se volvió a verla, dejando lo que estaba haciendo.

— Cole. — respondió —. ¿Y el tuyo?.

—Yo soy ___________. — dijo haciéndole señas con su mano para que se acercara.

Cole se acercó hasta ella y se sentó de frente.
Con su brazo sano llevó uno de sus dedos hasta su ojo y sano su herida de inmediato y sin dejar cicatriz. Cole no se había visto el rostro, pues no tenía espejo pero si que sintió un pequeño tirón en este en el momento en que ella lo toco y al sentirlo se dio cuenta de que ya no tenía nada.

— No le hice lo mismo a Zane, ya que el me dijo que no es un humano como tu. — dijo —. Pero, por lo menos puedo ayudarte aunque sea con esto.

Y entonces Cole, no pudo evitar sonreír tras escuchar decir eso de boca de la joven.

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