010.
—CAPÍTULO DIEZ
☾
UN GRUÑIDO BAJO SE ESCAPÓ DE LA BOCA DE MIKE cuando recuperó el conocimiento, Maeve se sentó en una silla junto a su cama. Sus ojos atentos al sonido de su despertar.
—Tranquilo, no pasa nada. Ya estás bien—,le aseguró, ayudándolo a incorporarse. Examinó su cuerpo, ahora cubierto de vendas.
—¿Dónde estamos?—,preguntó lentamente.
—En una bodega de la policía. Gracias a Dios que estás bien; me tenías preocupada—, respondió Maeve. Su preocupación era evidente.
Mike bajó la mirada.—¿Cómo llegaste aquí?—,preguntó.
—Vanessa, ella me ayudó—,explicó Maeve.
La ansiedad la consumía mientras Mike parecía más tenso que de costumbre.—¿Cómo sabías dónde estaba?—presionó Mike y la confusión frunció las cejas de Maeve.
—¿Qué son todas estas preguntas, Mike? Cálmate, aquí estás a salvo—,susurró Maeve, pero Mike negó con la cabeza.
—Pero Abby no lo está—.
Maeve levantó la cabeza y abrió los ojos.—Mike, ¿qué quieres decir con eso?—.
—Tenemos que salvarla, Maeve—,declaró él, pasándose una mano por la cara, y Maeve exhaló.
—¿Qué pasó?—
Mike permaneció en silencio, el inquietante sueño respondiendo en su mente, la familia perdida, las consecuencias de sus actos siempre persiguiéndolo. Y ahora, su hermana pequeña.
Maeve notó que se formaban lágrimas en los párpados de Mike, su rostro se ablandó mientras fruncía el ceño. Esto iba más allá de sus emociones.
Con todo lo que Mike había pasado, ella por fin entendía sus emociones, su embotellamiento, sus acciones. Mike no era sólo un hombre triste. Estaba muy lejos de serlo.
Maeve sintió que la tristeza la invadía, la devoraba. Sin pensárselo dos veces, lo rodeó con sus brazos, sorprendiendo a Mike, cuyos ojos se abrieron de par en par.
Vacilante al principio, acabó abrazando el consuelo que Maeve le ofrecía, dejando que la carga que llevaba dentro se desvaneciera por un momento.
Maeve sintió su respiración agitada; tiró de él más cerca, frotando suavemente su espalda, asegurándole que ella estaba allí. Ella lo comprendía.
Mike permaneció abrazado a ella unos instantes antes de separarse, con el cansancio evidente en los ojos. Maeve extendió las manos y las colocó a ambos lados de su cara, reconfortante.
Se oyó un carraspeo detrás de ellos y Maeve se apartó lentamente. El rostro de Mike reflejaba rabia y duda cuando Vanessa se puso delante de él.
—Intentaron matarme, Vanessa, pero supongo que ya lo sabías—,acusó mientras Vanessa se ponía nerviosa y Maeve parecía confusa.
—¿De qué estás hablando?—cuestionó Maeve.
—Ella sabe lo que está pasando y no nos lo dijo,—Mike apretó los dientes.
—Max, su hermano, también sabías de ellos, ¿verdad?—,continuó.
—Es complicado—,Vanessa negó con la cabeza.
—Sí, sí, ¿pero más complicado que robots poseídos asesinando inocentes?—.Mike se levantó de la cama, poniéndose de pie a pesar de su cojera.
—No eran inocentes—,se defendió ella, y Mike se frustró.
—¡Sí, Abby lo es!—,gritó mientras Vanessa tragaba saliva.
—Mike...—
—Viste a Abby jugando con ellos. Sabías de qué eran capaces. Y no dijiste nada!—Las palabras cortantes de Mike quedaron suspendidas en el aire, su voz como cuchillos cortantes atravesándola.
Ella cerró los ojos, tratando de recuperar la compostura.—Mike, escucha...—
—¡Abby está en peligro!—exclamó dejando a Vanessa sin aliento, ahora respirar era algo imposible de lograr para ella.
Maeve miró nerviosa a Mike.—Cuéntanos qué pasó—.
—En mi sueño...—hizo una pausa.—Me pidieron a Abby y dije que sí—.
Vanessa bajó la mirada, con las lágrimas formándose mientras Maeve negaba con la cabeza, sintiendo el peligro que la acechaba.
—Fue un error, e intenté arreglarlo, pero... ¿qué quieren con mi hermana?—.Preguntó Mike, con los ojos fijos en Vanessa.
—Quieren que ella sea como ellos—.
—Vanessa, ¿qué quieres decir con eso?—.La voz de Maeve temblaba; Vanessa se apoyó en una caja.
—En los 80, cuando los niños desaparecieron...—.
Hizo una pausa, respirando hondo.—La policía registró Freddy's de arriba a abajo. Cada centímetro. Nunca los encontraron—.
—El hombre que se los llevó, él era...—su voz se quebró, antes de ganar confianza para pronunciar las palabras.—Era muy malo, era muy cruel, pero también muy listo—.
—Sabía que los padres llorarían, y los policías buscarían, y había un lugar que nunca revisarían, porque, ¿por qué no? Quiero decir, ¿por qué iban a hacerlo?—
Explicó Vanessa, intercambiando miradas entre Mike y Maeve.
—No sólo sus espíritus están dentro de esas máquinas—.Añadió, cerrando los ojos.—Sus cuerpos—.
Los ojos de Maeve se abrieron de par en par con incredulidad, como si una repentina descarga de electricidad hubiera corrido por sus venas, dejándola atónita.
Se llevó las manos a la boca. La información le robó el aire de los pulmones, dejándola sin aliento. Su cabeza atando cabos.
—Debes entender que los niños, no quieren hacerle daño a nadie. Es... es él, él influye en ellos de alguna forma. Él les quitó todo, pero no lo recuerdan—.
—¿Quién, Vanessa?—Mike habló con la garganta seca.
—Intenté advertirte, lo intenté a mi manera—.Ella se levantó, con los brazos en alto mientras Mike la miraba fijamente.—Pero no lo hice. Ahora es muy tarde, y ya sabe que lo estás buscando. Él vendrá.—
—¿Tienes que decirme quién es él?—.La impaciencia de Mike era palpable. Vanessa metió la mano en el bolsillo trasero, con una foto en la mano.
Se acercó y le entregó lentamente la foto a Mike.—Se llama William Afton. Y es mi padre—.
Mike miró la foto del conejo amarillo y una niña pequeña que estaba a su lado. El terror corrió por sus venas al recordar el dibujo de Abby.
Maeve dio unos pasos hacia Mike, echando un vistazo a la imagen antes de que la respiración se convirtiera en un desafío.
—Vi... Vi esto antes. ¿Dónde... dónde lo vi?—.Dijo Maeve entre respiraciones, y Vanessa miró a un lado.
—A ti, Maeve, te conozco de toda la vida—.
Maeve retrocedió lentamente, negando con la cabeza. Las lágrimas de Vanessa pintaban ahora su rostro mientras miraba a Maeve.—Lo siento mucho. Fuiste la primera víctima y vi cómo te llevaban. No pude hacer nada; intenté ayudarte, pero no pude—.
—Vanessa, ¿qué quieres decir con eso?—dijo Maeve, tropezando contra la pared, con trozos y partes pasando ante sus ojos.
Vanessa dio unos pasos hacia Maeve, con el rostro desencajado.—Recuerda: '¿quieres jugar conmigo?'—.dijo Vanessa mientras los ojos de Maeve se abrían de par en par, ya sin cordura.
—Cuando te secuestró, te encerró, pero no te mató; te retuvo para poder utilizarnos a las dos para sus crímenes—.
Mike se encontró en medio de las dos chicas, con la respiración entrecortada mientras asimilaba lo que le estaban revelando. Maeve también era una víctima.
—Pero... ¿cómo? No me acuerdo. ¿Cómo conseguí escapar?—preguntó Maeve, y Vanessa negó con la cabeza, mirando al suelo.
—Porque te ayudé—.
—Aquella vez, no seguiste sus órdenes y no conseguiste que el niño que cuidaba se quedara. Él... te golpeó fuerte en la cabeza—.Vanessa hizo una pausa.—Estabas inconsciente. Cuando se fue, fui a buscarte. No sabía si estabas bien—.Vanessa admitió, sus palabras cargadas de pesar.
—Para cuando nos saqué de la pizzería, sin que él lo supiera, estabas sangrando mucho. Estaba asustada, así que...—vaciló, con el peso del pasado pesando sobre ella.
Decir que las cosas estaban a punto de dar un giro era quedarse corto. A Maeve se le nubló la vista, se le llenaron los ojos de lágrimas y se llevó las manos a la nuca. Era el moretón con el que se había despertado, una marca inexplicable grabada en su memoria.
—Detuve a un hombre que pasaba por allí y le rogué que te ayudara. Te llevó con él y yo volví a entrar. Le tenía miedo, pero sabía que ahora podía salvarte—.concluyó Vanessa, secándose las lágrimas.
Maeve se derrumbó en el suelo, con las manos agarrándose la cabeza mientras se le escapaban las lágrimas. La avalancha de recuerdos la abrumaba, y ya no se sentía como la Maeve que había levantado muros para sobrevivir.
Era la Maeve que lo había soportado todo, con cicatrices grabadas en el alma. y ya no se sentía ella misma.
alguien aun recuerda esta traduccion??
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