Tres
Aquella Slytherin marchó hacia su primera clase, pociones que compartiría con los Gryffindor.
—Mi querida hermanita.—Sirius se acercó algo nervioso, no quería que se distanciaran.
—¿Ahora que?—Murmuró algo agotado.—¿Vas a pedirme que hagamos pareja para la clase?
El Black sonrió, ese era su plan inicial, pero sabía que si mencionaba algo así haría que su relación empeorara.
—¡Nooo!—Volteo a ver a sus amigos quienes dieron un paso atrás.—¡Lunático!
—Pero-
El azabache sujetó la muñeca de su amigo obligándolo acercarse, Adhara sonrió por primera vez, de los merodeadores ese siempre había sido su favorito.
—Bien, estamos haciendo un progreso.—Regresó su vista a sus apuntes.
Sirius le lanzó una mirada de advertencia a su amigo antes de regresar a su lugar algo frustrado.
—No tienes que hacer pareja conmigo si no quieres.—La rubia habló sin muchas ganas de mirarlo.
—Pero si quiero.—Su voz tenía un tono relajado.—La ultima vez que hice pareja con Peter termine con amortentia en toda la cara.
—Oh Merlin, entonces te he salvado de ser víctima de otro de tus amigos.—Una risa callada salió de la chica.—De acuerdo, esta clase será divertida teniéndote a ti.
Pronto llegó el profesor, comenzaron a trabajar en una poción realmente simple para ellos pues se caracterizaban por ser cumplidos con las tareas además de leer una que otra vez libros sobre la magia o pociones que practicarían pronto.
—¿Adhara?—Remus detuvo la mano de la misma quien al parecer iba a echar algo incorrecto al caldero.
—Si, lo siento.—Dio un paso atrás permitiéndole continuar.
—¿Qué sucede?—Cuestiono al verla distraída.
—Nada, solo me distraje un poco. No importa.—Negó.
—Últimamente no hemos hablado como en primer y segundo año, pero aún así puedo reconocer cuando algo te molesta.—Comentó dando por finalizada la poción.
—Es todo este tema de Sirius... Me duele la cabeza al recordar que se ha marchado de casa así nada más, mis padres lo borraron del tapiz que tiene el árbol genealógico.—Explicó bajito.
—¿Han hablado del por qué?
—Sus ideales han cambiado, pero todo inicio cuando lo seleccionaron en Gryffindor.
—Tiene buenas razones.—Justificó.—El estatus por la pureza de la sangre es algo tonto, sin ofender.
Adhara lo observo de reojo, que estuviera en desacuerdo con la manera en que Sirius se había enfrentado a sus padres y huyó no le gustaba para nada, pero no lo culpaba, algo dentro de ella sentía la misma rebeldía ante las reglas que se les habían impuestos.
—No me ofende.—Se sinceró.—Tampoco estoy de acuerdo, pero no puedo decepcionar a mis padres... Ni dejar a mi hermano menor solo con ellos.
—Entonces huye.—Aconsejó.—Llévate a tu hermano contigo.
—¿Y a donde iría?—Negó con burla.—No tengo a nadie.
Remus regresó su cabeza hacia ella mirándola con serenidad, sentía algo de pena por la situación de la primera amiga que alguna vez había tenido pero tampoco sabía cómo ayudarla, ofrecerle posada en su casa no era una opción. Al llegar la luna llena no podría decirle acerca de su condición, temía que lo repudiara y se alejara de él como ya muchos lo habían hecho.
—Mi destino está en manos de mis padres, las cosas son así.—Hizo una pequeña mueca.
Durante el resto de la clase ninguno volvió hablar, Remus por su timidez ante la hermana de Sirius y Adhara se hundía cada vez más en sus propios pensamientos, tan pronto como pudo huyó del aula de pociones no tenía ganas de conversar con nadie, últimamente disfrutaba mucho de su soledad pues solo así podía sentir paz.
—Entonces... ¿Por qué tienes esa cara de querer morir?—Una voz familiar le habló en la sala común.
—Hasta que te apareces.—Regañó a su hermano.—Uno me respira en el cuello y el otro parece ignorar mi existencia.
—Tengo cosas que hacer, tú deberías estar "haciendo" lo mismo.—La miró severamente.
La rubia levantó su mirada, sabía a lo que se refería y le estaba echando en cara que había estado faltando a las reuniones de los futuros mortifagos.
—Ven, siéntate aquí un momento.—Palmeó el espacio que había en el mueble.
El menor se lo pensó antes de ceder, al estar junto a su hermana sintió un poco de paz, ella era la única familiar cuerda que tenía al parecer.
—¿Crees que estamos haciendo lo correcto?—Cuestionó con un suspiro.
—Es lo que mamá y papá quieren.—Aseguró.—No podemos ser otra decepción.
—¿Y si Sirius tuvo razón al escapar? Siempre ha visto el mundo de una forma distinta.
—El es un idiota, no dejes que sus palabras influyan en ti.—Entrecerró sus ojos.—Es nuestro destino, no hay forma de evitarlo.
—Quizás exista una manera...
Ambos miraron a la chimenea, el fuego subía y bajaba con intensidad generando el calor que evitaba a los hermanos congelarse en aquella fría sala, definitivamente habría una forma de escapar del destino.
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