Capítulo 9

En esta historia se hacen algunas referencias la ||Guía Omegaverse|| de *Letras del fanworld* y la ||Guía de Comportamiento|| de Mimmulus. Para mayor información pasar a leerlas. La imagen utilizada en la nueva portada pertenece totalmente a Miyukiko, pueden seguir su cuenta de DevianArt en el enlace: https://miyukiko.deviantart.com/, sus dibujos son preciosos.

Aclaraciones

Las palabras resaltadas son la voz de mando.

Las palabras resaltadas en cursiva son la voz de omega.

Las palabras en "cursiva con comillas" son pensamientos.

<< Recuerdos de Lavi >> y "Pensamientos de Allen"

Narrativas en cursiva son dentro de memorias. El sueño de Allen va en completa cursiva.

Advertencias:

Los pañuelos están por aquí a su izquierda, las botellitas de cloro a su derecha y los muchachos del fondo traen camisas de fuerza cortesía del manicomio para la que enloquezca. Las amenazas por Facebook (textualmente como Kändä Wälkër Märlënë-shän), los comentarios al final y las palabras bonitas por Instagram (@marlene-shan). Este capítulo toca temas sensibles, leer bajo su propio riesgo. Ahora sí, empecemos...

[La autora y la editora se meten a su bunquer... llorando como mocosas de cinco años mientras ven el mundo arder...]

Editado por maaeaca

Tercer Arco: Tragedia

-Promesas rotas.

Los níveos cabellos de Allen se pegaban a su rostro por la humedad; Lavi le miraba sentado desde el pasto en medio del jardín de la mansión con una sonrisa divertida, Allen estaba completamente mojado y lleno de lodo hasta el cuello.

Esto tiene que ser tu culpa ―le apuntó acusatorio con su pequeño y delgado dedo, de alguna manera había pasado desapercibido aquel absurdamente enorme charco de lodo cuando el alfa pelirrojo le llamó con prisas.

¿Mía? Pero si yo no he movido un solo dedo, Allen ―a leguas, se notaba como contenía las burlas hacía él. Lavi había tapado ese charco con muchas hojas secas.

¡Mentira! ¿A ver qué te parece si igualamos las cosas? ―actuando más rápido que Lavi, Allen se le lanzó encima, cubriendo de lodo sus ropas y parte de su rostro, logrando que quedaran en las mismas condiciones.

En medio de risas ambos se revolcaban sobre el pasto como un par de cachorros, era normal que una pareja recién enlazada compartiera a todo momento mimos y sutiles caricias, pero ellos en especial tenían siempre ese aire infantil rodeándoles. Allen, apoyando su peso sobre el pecho de su alfa, le miró con una ternura que logró erizar la piel del pelirrojo.

¿Sucede algo bebé? ―era bastante tierno cada vez que usaba apelativos como "cariño" o "bebé" para referirse a él junto con una mirada preocupada, eso solo le demostraba cuanto le importaba su bienestar a Lavi, y en ese momento, no pudo sentirse más que satisfecho del alfa que tenía debajo suyo, con el rostro y las ropas llenas de barro y una que otra hoja.

Nada. Solo estoy feliz de tenerte a mi lado, si algún día dejarás de estar aquí, yo... creo que moriría... ―muerde sus labios ligeramente, la sola idea hace a su omega interno removerse inquieto, y el alfa lo siente a través del lazo.

Tonterías, yo jamás te dejaría solo ―con una estúpida sonrisa adornando su rostro, le besa dulcemente en lo que apenas es un ligero roce de sus labios―. Te lo prometo...

Se removía entre sueños, con sus pestañas humedecidas por las lágrimas que intentaban colarse entre ellas; susurrando cosas algo inentendibles para cualquiera que no supiera lo que en su sueño pasaba. De un momento a otro despertó, desorientado y con una sed terrible, con el cuerpo sumamente pesado y adolorido, solo era capaz de abrir uno de sus ojos violetas, y cuando quiso llevarse la mano a su rostro fue que lo notó, su brazo izquierdo estaba completamente vendado, escocía y al moverlo le llegó un dolor que antes no había notado, soltó un pequeño quejido y movió su otra mano, la que estaba libre de toda venda y trató de palpar sobre su ojo izquierdo y reconoció que también estaba bajo gazas y que al mínimo roce dolía horrores, tanto, que casi suelta un grito.

¿Qué le había pasado?

Miró a su alrededor; por el olor a fármacos en el ambiente y lo blanco de la habitación podía reconocer que estaba en un hospital. En su brazo libre, justo en el dorso de su mano, había una intravenosa que arrancó casi por reflejo, así como los electrodos que llevaba pegados al pecho, se incorporó ignorando los escandalosos sonidos que salían de la máquina que medía su pulso unos segundos atrás y del propio dolor que recorría todo su cuerpo, así como la fina línea de sangre que fluía de su mano donde antes estaba la vía, con una sola idea en mente; buscar a Lavi.

Sentía una fuerte necesidad de verle, de estar a su lado, de asegurarse de que estaba bien. Su cabeza empezaba a doler, recordando lo que había sucedido y se repetía mentalmente cada acontecimiento.

"Íbamos en el auto camino a esa reunión; llovía y no me sentía muy bien, luego aquel camión articulado*, y después... un auto. Eso... aquel vehículo nos impactó."

Con dificultad por lo débil que estaba, logró abrir la puerta, pero pronto un par de enfermeras le retuvieron por el brazo sano y el torso para devolverle a la cama.

― ¡Dios! No puede levantarse así ―habló la beta mayor de las dos que lo devolvían a la cama, horrorizada al verle de pie en su condición y con la sangre fluyendo de su mano. Moviendo sus manos para limpiarle la herida y buscar un nuevo sitio para volver a canalizarlo.

―Tengo que verlo, necesito ver a Lavi, por favor ¿dónde está? ―sus súplicas sonaron tan desesperadas que ambas mujeres se vieron entre sí con pesar y duda, no sabiendo si decirle la verdad ayudaría dada su condición delicada.

―El doctor vendrá de inmediato a revisarlo y ponerle al tanto de la situación. ―dijo con tono seguro la beta que le colocaba la vía con manos firmes y cálidas, diciéndole con esa frase que no les correspondía decir nada.

― ¡Pero...! Un momento, ¿cuál situación? ―su cerebro comenzó a trabajar, naturalmente, su omega interno le advirtió que algo estaba muy mal, y un repentino dolor en su bajo vientre lo hizo abrir sus ojos con mesura―. ¿Mi cachorro está bien?... ―el silencio de las enfermeras solo lo exasperó―. ¡Díganmelo!

Importándole poco el pudor y la presencia de las enfermeras, se levantó aquella bata de hospital que llevaba encima, buscando con desespero aquello que le producía cierto grado de dolor en su bajo vientre, encontrándose otra gaza, la cual arrancó sin pensárselo a pesar del escozor, para encontrarse con la imagen más desgarradora posible para él... una cortada fina con algunas puntadas al final de su abdomen.

―No... No... ¡No, no, nooo! ¡MI BEBÉ NOOO! ―su grito por si solo podía reflejar todo el dolor que sentía, y fue lo suficientemente sonoro para atraer al médico encargado de su cuidado hasta la habitación―. ¡Digan que es mentira!

"Todos están equivocados, mi cachorro está bien, ¿verdad pequeño? Yo te protegeré... mamá te protegerá"

― ¡Allen, cálmate, estás muy débil y te puedes lastimar! ―su atención se dirigió al hombre de bata blanca que entró corriendo hasta llegar a su lado, siéndole familiar su rostro de algún lado―. Soy Komui Lee, estoy encargado de ti. Comprendo que esto no es nada fácil, pero necesito que te calmes o tendré que sedarte. Soy el hermano de Lenalee, ya nos conocíamos de antes, confía en mí, por favor.

―Mi cachorro está bien ¿verdad? Ellas están equivocadas ―su voz salió casi en un susurro, arrastrando cada letra con dolor, negando la realidad con una mirada digna de un maniático.

―Lo lamento Allen, la colisión fue demasiado fuerte para el feto, tuvimos que sacarlo, fue aborto espontáneo. ―a Komui le dolía decir todo con palabras tan directas, pero su condición de médico le dictaba dar a sus pacientes toda la información de manera concreta y versátil. Por otro lado, conoce al albino desde pequeño, y le duele como persona, como amigo y como omega lo que está ocurriendo con el chico asustado que tiembla a su lado mientras toma asiento para envolverle en un protector abrazo.

"Eso no es posible, jamás permitiría que algo así pasara, mi bebé es muy fuerte, tal y como su padre, Lavi nos protegerá de todo..."

― ¡NO! ¡ESO ES MENTIRA! ¡¿DÓNDE ESTÁ MI BEBÉ?! ¡DEVUELVEMELO! ¡LAVI! ―grita al borde de la locura, empujando a Komui de su lado y tocando su vientre por sobre la tela con desespero, angustia y un gran vacío en su corazón. Komui con el corazón adolorido, decidió administrarle un tranquilizante que tenía preparado, previendo que esto podía suceder.

Con ayuda de las enfermeras, lo inmovilizaron lo suficiente para poder inyectarle, teniendo que sostenerle por debajo de ambos brazos cuando comenzó a perder el apoyo en sus piernas y, aun así, luchando con todas sus fuerzas por liberarse.

―Sobre Lavi... él está en el quirófano en estos momentos Allen, no es fácil lo que te voy a decir, pero como su pareja tienes el derecho de saberlo... es probable que no sobreviva, recibió la mayor parte del impacto.

"Mentira, ambos están bien... ¿cierto? ..."

Su cuerpo se tensó aún más, pero antes de que pudiera protestar su suerte, su vista se nubló y todo se volvió negro; cayó inconsciente.

Mana y Nea se encontraban con Gregory y Marian en la sala de espera; el alfa pelirrojo acababa de regresar de la cafetería con vasos de café para todos, desde horas de la madrugada se encontraban ahí esperando noticias de sus hijos. Mana se comía las uñas por la angustia, sus ojos estaban hinchados de llorar y quería correr hasta estar al lado de su hijo en esos momentos; ya estaban enterados de la pérdida del bebé, y dolía pensar en cómo se lo tomaría Allen.

Nea ya les daba la enésima vuelta a los sillones de espera, furioso, triste y con el corazón desgarrado de pensar en cómo se sentiría su hijo cuando supiera la mala noticia. Harto de la situación, Marian estuvo a punto de cogerlo por los hombros y sentarlo al lado de su omega, pero Gregory, intuyendo lo imprudente e insensible que su hijo podía llegar a ser, le tomó del brazo antes de siquiera impulsarse a ponerse de pie, captando su atención y negando con la cabeza en una clara indirecta de "ni siquiera lo intentes".

Las malas noticias no acababan ahí; Lavi se encontraba entre la vida y la muerte desde hacía unas cinco horas en el quirófano, y lo peor de todo no era aquello, sino que tenía pocas posibilidades de sobrevivir.

El Bookman mayor notó la presencia del médico que atendía a los chicos, por su olor supo que era omega, y al inhalar otro poco pudo distinguir el leve aroma afrutado de Allen pegado a su ropa, dándole a entender que había despertado y que quizá ya sabía lo que había ocurrido con su cachorro y Lavi. Cuando lo tuvo más cerca confirmó sus sospechas; el aroma de Allen que se distinguía en la ropa del omega era ligeramente más ácido que su aroma natural.

―Familiares de Allen Walker. ―habló con rostro firme el omega, observando como rápidamente un alfa y un omega se aproximaban apresurados seguidos de dos alfas más.

―Doctor, ¿cómo está él? ―la voz de Mana sonaba temerosa, y sus feromonas lo demostraban sin que pudiera realmente controlarlo.

―Reaccionó hace algunos minutos, pero seré sincero, la noticia del cachorro, así como del estado de su pareja fueron demasiado, tuve que administrarle un tranquilizante, y perdió la conciencia por la debilidad. Sin embargo, cuando despierte va a necesitar todo el apoyo que puedan darle, pueden pasar a verlo, solicité que les permitan acompañarlo de tiempo completo.

― ¡Gracias!

―Les advierto que es posible que se niegue a aceptar la realidad e incluso que delire, tienen que ser fuertes por él. ―sentenció con expresión firme, antes de retirarse a verificar el estado del pelirrojo, que aún permanecía en la mesa de operaciones.

No dudaron en prácticamente correr hasta la habitación, al entrar pudieron notar como su hijo parecía dormir, aunque sus ojos hinchados y con los bordes rojizos obviaban que había llorado mucho. Luego de algunos minutos observándolo, Mana notó como aún en sueños sus lágrimas salían trazando sendas líneas de humedad en sus mejillas y que se removía muy intranquilo...

"Cuando abrí los ojos, lo primero que noté fue la blancura del lugar, no era la habitación del hospital, pues este blanco es más puro y brillante y parecía rodear todos los rincones... ¿dónde estoy? El lugar me es familiar, pero luce tan pulcro que dudo de saber a ciencia cierta donde es. Miré a mí alrededor a medida que caminaba para tratar de saber dónde estaba, hasta que de pronto distinguí un cabello rojo vivo a lo lejos que logró sacarme una sonrisa; es mi Lavi. Con pasos firmes y rápidos llegué a su lado y antes de hablarle, el mismo se giró en mi dirección, con una cálida sonrisa, extendiendo sus brazos fuertes para abrazarme cálidamente.

―Lavi... ¿dónde estamos? ¿Cómo llegamos aquí? ―pregunté algo desorientado observando a mí alrededor las mesas y sillas blancas de lo que parece una cafetería.

― ¿No reconoces este lugar cariño? ―niego con la cabeza, sus palabras me han confundido un poco más porque, si bien me es familiar no logro saber de dónde. Él río―. Este lugar es muy importante, ¿sabes? Aquí fue al primer lugar al que te lleve a comer golosinas después de la escuela cuando nos conocimos, cuando aún éramos un par de cachorros despreocupados...

―Froi's Patisserie... claro, ¿cómo no lo noté antes? Además, tú aún eres un despreocupado total ―reí sonoramente y Lavi se contagió de mí.

―Tal vez tengas razón, a excepción de ti claro, tú siempre me preocupabas ―él cierra su único ojo visible a la vez que me sonríe y podría jurar que me parece lo más cercano a un ángel―. Y no solo eso pasó aquí, también fue aquí donde tuvimos nuestra segunda cita de novios, aunque trajiste polisones ese día, en serio no esperaba que tus padres nos siguieran hasta ese punto...

Solté una risa ―sí, eso también me tomó por sorpresa ―Lavi se aproximó a mí y me envolvió en un abrazo, tibio y suave, como si fuera solo un roce.

―Pero lo más memorable para mí, fue como entraste en celo el día que vinimos a invitar a los chicos a nuestra boda, ese día concebimos a nuestro cachorro...

Sus palabras de pronto calaron hondo en mí, y me removí de su abrazo, que de pronto se sentía algo frío y distante.

"Nuestro cachorro..." oír esas palabras me hicieron sentir vacío a un punto inentendible. Una profunda tristeza me invadió y sin poder contenerme ni entender porque lo hacía comencé a sollozar.

―Mi Allen, no llores bebé... ―su voz dulce y relajada parecía buscar darme consuelo mientras con la yema de sus dedos acariciaba mi nuca, puedo sentir como traza con ellos la marca de nuestro lazo y eso me pone inquieto, es como si él quisiera borrarla de algún modo.

―Lavi ¿qué está sucediendo? ―su semblante se volvió algo triste, y pude sentir como se apartaba de mi lado con lentitud.

―Esto no es tu culpa cariño, prométeme que seguirás caminando pase lo que pase ―una estela de luz le rodea, como si cientos de luciérnagas volaran a su alrededor, y tengo miedo por sus palabras que suenan como una despedida―. Prométemelo Allen.

―L-lo prometo, pero, ¿por qué? no entiendo nada Lavi... duele...―llevo una mano a la marca de la mordida de Lavi, siento que quema y duele, y eso me angustia.

―Yo cuidaré de nuestro cachorro ahora, pero tú debes seguir adelante... hazlo por nosotros Allen. No lo olvides, siempre estaremos contigo y te amaremos..." ―me dedicó una suave sonrisa, una de esas sonrisas que logran desestabilizar mis piernas por lo preciosas que eran, y yo, por reflejo y porque siempre me contagiaba, le imité, se acercó y me dio un beso en la comisura de los labios, y así, tan de pronto y como si nunca hubiese estado allí, se desvaneció.

Y así como él desapareció, yo caí en la oscuridad, sintiéndome temeroso, inútil... y vacío."

― ¡Lavi! ¡Lavi! ―Allen despierta abruptamente soltando gritos de pánico y gemidos llamando a su alfa, su brazo sano se mueve a su pecho, donde aprieta entre sus dedos su bata, intentando aplacar el miedo que lo baña y angustia, su respiración se vuelve errática y sus ojos se mueven de un lado a otro con desesperación, buscando. Sus padres se sobresaltan al escucharle y se apresuran a su lado con la preocupación bañando sus semblantes.

―Allen cálmate, Lavi va a estar bien ¿sí? ―Mana le apresa entre sus brazos con algo de fuerza, quiere evitar que Allen se haga daño de algún modo, pero el albino forcejea con ímpetu.

― ¡No está bien, lo siento aquí! ―señala su marca con manos temblorosas―, se está desvaneciendo ¡estoy seguro! No puede dejarnos solos, ¡nuestro cachorro lo necesita! ¡Yo lo necesito!

Un joven alfa de elegante porte se dirige camino a un hospital de la localidad; ¿la razón? Simple y sencillamente ha venido a petición de su familia ―aunque lo habría hecho sin que lo pidieran―. Cuando era un cachorro, solía jugar por horas y horas con su pequeño primo cinco años y medio menor, al cual le tomo un cariño sobreprotector desde bebé, pero cuando cumplió sus doce años, sus padres junto a él y su pequeño hermano debieron regresar a Portugal por el estado de salud de su madre.

Pero su enorme cariño hacía su primo jamás se desvaneció, y siempre estuvo al tanto de él. Ahora, había recibido la devastadora noticia de lo que le había sucedido, y salió en el primer vuelo con rumbo a Inglaterra.

Debía ayudar a su primo... debía ayudar a Allen.

Entre Nea y Mana se tomaron casi diez minutos tratando de convencer a Allen de que Lavi estaría bien, de calmarlo y asegurarle que debían ser ideas suyas ―refiriéndose a que su marca se desvanezca―, aunque no tuvieron las fuerzas para contradecirle al hablar del cachorro perdido; la entrada algo súbita de Komui exigiendo hablar con ambos padres con urgencia logró desfigurar el rostro de Allen mucho más que antes.

Apenas llegaron a salir de la habitación acompañando a Komui y cerrando tras de sí, cuando este negó con la cabeza con la mirada triste contándoles el infortunio que había pasado, sintiéndose fuera de posición para decirle aquello al desafortunado omega; pero no fue necesario, Allen desde su habitación les había visto por las rendijas de una persiana a la que se aproximó veloz, y cayó de rodillas al suelo, en shock, con el corazón devastado y la mirada perdida ante la confirmación del mayor de sus temores.

Lavi había muerto.

Su corazón se estrujó, se rompió y casi podía sentir como cada pedazo de este se partía en miles y miles de pedazos, perdiendo todo motivo para vivir.

<< Espero que se parezca a ti, así será más adorable... >>

Los recuerdos en torno a su cachorro y su alfa se empezaron a arremolinar en su cabeza como flashes, tan rápidos que no podía asimilarlos del todo. Primero pierde a su cachorro, luego a su pareja. Piensa que es un completo inútil que no pudo proteger a su cachorro, que es culpable de que tuvieran ese accidente por no soportar un tonto malestar.

<< ¿Cómo deberíamos llamarlo Allen? ¿Te parece Megan si es niña? ... >>

La voz y los recuerdos con Lavi, ahora que ya no estaba a su lado, cobraron un significado diferente al que tenían, se sentían dolorosos, horribles y angustiantes, es que ¿Por qué? ¿Por qué él? ¿Por qué su Lavi? ¿Su carrocho? ¿Por qué ellos y no él? ¿Qué haría sin ellos en esta vida? Ellos eran su todo, eran su familia, su omega interno se retorció en dolor, un dolor agudo y profundo, quiso gritar, romper sus cuerdas vocales para liberar todo el dolor que le bañaba y que con cada segundo se hacía más y más insoportable, ya no quería más dolor, no más, vivir duele, saber que tendrá que seguir viviendo sin su Lavi y su cachorro dolía, el solo hecho de seguir vivo dolía, la marca en su cuello ardía, ardía de un modo que le provocaba un tormento a su ser y a su omega, porque el ardor le decía que el alfa que le había provocado la mordida ya no estaba, y si no estaba no tendría sentido que siguiese en su cuerpo, y eso lo estaba rompiendo por dentro, porque sería un omega sin alfa, y un omega sin alfa no era nada, y si era nada ¿Para qué seguir con vida? no tenía más razones para vivir, sus razones ya no existían. Se levantó del suelo, en silencio, con lágrimas surcando cada espacio de sus mejillas y la mirada perdida, fijó sus ojos en la ventana corrediza que daba vista a la ciudad ―Es perfecto ―susurró.

<< Ya lo verás Allen, ¡será el cachorro más amado y consentido del mundo! ... >>

Se acercó a la ventana a paso lento, con la mirada perdida en sus pensamientos y una sola idea en su cabeza ― "No merezco vivir... ya no tiene sentido seguir con vida... ellos debieron vivir y yo... sin ellos aquí... yo debí morir... yo debo morir... de ese modo..." ―. Abrió la ventana que emitió un chirrido casi inaudible hasta dejar espacio suficiente para sentarse en el borde de esta y contemplar el vacío, podía estar al menos en un quinto piso.

"... si muero podré estar junto a ellos..."

No lo pensó, simplemente lo hizo, se lanzó al vacío.

― ¡Allen! ―un sonoro grito cargado de temor inundó sus oídos, además de un agudo dolor en su brazo derecho.

Su cuerpo chocó con fuerza contra el concreto de la cornisa, pudo escuchar como algo crujía, tal vez algún hueso, y sus orbes violetas enfocaron hacia arriba, precisamente en la mano que le sostenía con fuerza, percibió el aroma a tabaco mezclado con una esencia desconocida para él, pero que gritaba alfa y alertaba sus sentidos poniéndolo a la defensiva a pesar de la posición en la que se encuentra.

― ¡Lo tengo! ―grito el joven de cabellera oscura y ondulada―. Te tengo Allen, confía en mí.

Despertó removiéndose entre las sabanas, miró a su alrededor, se hallaba en una habitación diferente, esta tenía barrotes en las ventanas, y a excepción de su brazo izquierdo ―nuevamente vendado y sensible por la operación que le realizaron hacia unas horas―, estaba completamente atado a la cama. La puerta se abrió, dando paso a un alfa alto, fornido y delgado, vestido de forma casual, demasiado para estar de visita en un hospital; era quien había evitado que se quitara la vida días atrás.


―Te vez mejor chico.

―No sé si lo estoy, Joyd ―responde con voz apagada, triste y arrepentida, no solo había intentado quitarse la vida, le había importado muy poco la promesa que le hiciera a Lavi, porque para él, el que Lavi se le apareciera en sueños fue su modo de despedirse.

<< Prométeme que seguirás caminando, pase lo que pase... >>

"Lo prometo..."

Estuvo a punto de romper esa promesa, así fuera o no un producto de sus delirios, para él era real, era Lavi quien se lo había pedido, y no le podía fallar, aunque sintiera su alma desagarrada desde lo más profundo de su ser, tenía que vivir por su alfa y su cachorro, sabía que necesitaba ayuda.

Y mucha.

― ¿Has tomado una decisión ya?

―Lo he hecho ―respondió con un poco de inseguridad en su voz― solo espero no arrepentirme de esto.

~ {Flashback} ~

Recién llegaba del hotel donde había dejado sus maletas cuando encontró a sus tíos llorando en el pasillo acompañados de un médico, por su dulce aroma dedujo que sería un omega; observó con detenimiento la puerta frente a la que se encontraban estos y divisó en perfecto inglés el nombre "Allen Walker", a su vez, notó a través de los delgados espacios de las cortinas como Allen se tabaleaba de camino a la ventana, abriéndola y comenzando a subir a esta, preparándose para saltar, y sus instintos se dispararon, abrió la puerta y entró corriendo a alcanzarlo, llamando la atención de sus tíos.

¡Allen! ―escuchó gritar a su tío Mana detrás de él, justo cuando ya había llegado al borde. Estiró su mano con la mayor velocidad que su cuerpo le permitió.

¡Lo tengo! ―gritó, asegurándose de que sostenía lo suficientemente fuerte al omega que colgaba de su brazo, chocando una y otra vez contra el borde de la cornisa―. Te tengo Allen, confía en mí.

Su rostro fue lo último que vio Allen antes de cerrar sus ojos y dejarse caer en la inconciencia.

Lo subió de regreso a la habitación con una fuerza casi sorprendente, ― "producto de la adrenalina" dijo Komui―, luego de eso tuvo que salir de la habitación a esperar para hablar con su primo en otro momento, ya que este se hallaba muy afectado; su imagen vulnerable, descarrilada y a la vez frágil lo descolocaron, su corazón se aceleró.

En ese momento tomó una decisión, debía ayudarlo.

¿Allen? ―entró hablando suavemente y con cuidado de no lucir intimidante, Allen enseguida cruzó su mirada violeta con él―. ¿Puedo sentarme? ―consultó señalando una silla aun lado de la cama.

Allen asintió en silencio.

Me han comentado que te operarán pronto para que tus cicatrices disminuyan, eso es genial... ―silencio―. Sabes que no soy muy bueno en esto de las cursilerías, tampoco soy perfecto y soy poco afectuoso, pero puedes apostar a que lamento todo lo que te está pasando ―declaró con tono seguro, Allen había estado reprochando a todo aquel que se atrevía a decir que entendía como se sentía, cuando estaba seguro que nadie comprende todo el dolor que siente, pero la seguridad en las palabras de su primo logró llegar a él―. Por eso deseo llevarte conmigo fuera del país, estar aquí no te hará bien y lo sabes mejor que nadie, eso solo alargará tu sufrimiento y no quiero eso para ti. ¿Qué dices Allen? ¿Me dejarías ayudarte?

¿Por qué haces esto por mí, Joyd? ―mantenía la cabeza gacha, observando las finas sábanas sobre su regazo, enrollando de vez en cuando esta entre sus dedos.

Eres mi primo favorito, no necesito otro motivo, además, ¿desde cuando deje de ser Tyki para ti? ―dijo en un tono más alegre, sonriendo de lado, logrando cambiar, aunque sea un ápice, el semblante sombrío del menor.

Lo siento Tyki, no estoy de humor para nada ―sinceró viéndole a los ojos―. No prometo nada, solo... déjame pensarlo ¿ok?

Por supuesto, chico, no tengo prisa, al fin y al cabo, viaje desde muy lejos solo para estar contigo en estos momentos. Luego de tu operación podemos hablar al respecto...

~ {Fin del flashback} ~

―Decidí ir contigo Tyki, no quiero ser un inútil que preocupa a sus padres. ―sentado al borde de la cama, con el brazo inmovilizado y parte del rostro enyesado, su único ojo disponible miró con firmeza al portugués.

―No eres inútil Allen, estás atravesando un momento muy difícil en tu vida y ya está, pero me alegra que tomaras esa decisión, lo hablaré con tus padres, por cierto, escuché de un pajarito que, si te portas bien y sigue tu recuperación como hasta ahora, saldrás muy pronto... ―Tyki notó como volvía a enfocar el suelo, con claro arrepentimiento, sabía que se seguiría sintiendo culpable del accidente por mucho tiempo.

―Ya veo... ―el silencio hizo peso en la habitación, hasta que Allen sintió como su pequeño cuerpo era rodeado por los brazos del mayor. Y allí, en medio de la calidez, el olor a tabaco y las feromonas del alfa, una vez más se permitió llorar.

<< Tonterías, yo jamás te dejaría solo. Te lo prometo... >>

"Mentiroso..."

*Camión articulado: son estos camiones de carga pesada que suelen tener de 10 a 12 pares de ruedas traseras, o camiones de cuatro ejes.

Holis holis mis amores, aquí yo lloriqueando ando...

Lamento la demora de este capítulo, la verdad, no sé si llegaron a leer el aviso, pero me costó mucho escribir esto, no soy de las autoras que acostumbran matar a sus personajes a diestra y siniestra pero me estoy instruyendo para ser más dramática y poder escribir angst. Lo publico sábado a propósito, ya que ayer fue día de las madres en mi país y en muchos, y me pareció descabellado por lo que iba a suceder subirlo en esta fecha.

Además siento que hay menos lectoras que antes, sé que muchos esperan el Yullen para darse a notar pero ni comentarios veo, y eso me baja los ánimos un poco, pero no dejaré la historia, eso jamás, además el yullen está a la vuelta de la esquina... Pero en serio, no esperen ver dulces y caramelos en el aire, no va a haber amor de buenas a primeras después de todo lo que les ha pasado.... Ya, no más spoiler ;-)

El sexy Tyki ha aparecido al fin, un fic sin él sería como... un Riren sin Eren, algo así.

Ficha Técnica del Personaje: Joyd "Tyki" Mikk.

Alfa, 23 años en el fic, portugués (de Portugal) de nacimiento, su aspecto aquí es como la versión humana de la segunda temporada, cabello oscuro casi azul, de ojos azules.

Pronto vendrán más personajes... ¡Los quiero de gratis!

PD. ¿Ya vieron la nueva portada? ¿a que me quedó bella? [sé más modesta...] (gomen, Maca-sempai, me emocioné.)

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