Capítulo 8

En esta historia se hacen algunas referencias la ||Guía Omegaverse|| de *Letras del fanworld* y la ||Guía de Comportamiento|| de Mimmulus. Para mayor información pasar a leerlas. La imagen de portada es cortesía de la bella Patitodesu, sus dibujos son hermosos como sus fics.

Aclaraciones

Las palabras resaltadas son la voz de mando.

Las palabras resaltadas en cursiva son la voz de omega.

Las palabras en "cursiva con comillas" son pensamientos.

Y sobre todo, pase lo que pase, este fic sigue siendo Yullen, no me maten😌

Editado por maaeaca

Tercer Arco: Tragedia

-El suplicio Lavi

"Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte..." -Pierre Corneille.

Luego de tres días encerrados en aquella habitación, con sus padres y abuelo dando excusas por ambos ante su ausencia a las clases, llegó el momento para volver a la realidad, una en la que ellos debían medicarse de inmediato para evitar un embarazo por sus imprudentes impulsos instintivos.

Allen aún se sentía débil pero feliz, ahora su sueño de ser el omega de Lavi había pasado a la historia para volverse realidad, el escozor punzante en su cuello por la mordida aún fresca y el remolino de sensaciones a cada segundo que pasaba olfateando la mezcla de sus feromonas ahora más leves, lo traía en las nubes desde hacía rato. Lavi podía notar la felicidad de su albino no solo en sus feromonas esparcidas inocentemente en su vehículo estando de camino a su casa, sino por la sonrisa embobada en su rostro y como cada cierto espacio de minutos sus dedos se deslizaban casi de manera inconsciente sobre la marca de sus incisivos en su piel. Pasarían por mucho de ahora en adelante y el alfa estaba preparado para ello desde hacía mucho, solo que no era el momento indicado y aún seguía sin serlo.

Tan pronto abordó la casa de sus ahora suegros, pudo apreciar a Mana salir rápidamente a recibir a su hijo con una sonrisa amable y comprensiva, acercándose despacio para no alterar al omega interno del joven recién reclamado, esperando hasta ser correspondido por Allen que le abrazó y rompió en llanto entre sus brazos, al sentir su cercanía y la esencia del lazo familiar ahora roto. Entraron los tres a la casa con Lavi cerrando la marcha, y no había dado ni dos pasos dentro cuando se detuvo abruptamente al sentir la presencia de dos alfas más en la casa, sus sentidos entraron en alerta máxima y se apresuró a quedar frente a Allen en una clara muestra de protección y alerta, soltando un rugido de advertencia y mostrándole los colmillos a los dos alfas presentes en la sala de estar, que lejos de intimidarse o responder ante la muestra de clara posesión y recelo, los observaban con rostros serios pero tranquilos, sabiendo de antemano que aquella era un actitud inevitable en Lavi al haber reclamado y marcado a su omega, y que solo estaba respondiendo ante los instintos que le dictaba su alfa interno ante el enlace que ahora tenía con Allen, Gregory no era un hombre de muchas expresiones, por lo que solo observó a su nieto sin decir nada esperando la oportunidad adecuada para intervenir, y Nea, por otro lado, se sentía celoso y ligeramente herido porque Allen ya no sería más su lindo y querido "bebé.

Ambos permanecieron sentados en silencio hasta que el mayor de los Bookman decidió hablar para calmar las tensiones, sabiendo que si no lo hacía Lavi les saltaría encima en cualquier momento.

―Siéntense, los estábamos esperando. Lavi, puedes dejar de estar a la defensiva con nosotros. ―espetó por el fuerte aroma de su nieto inundando la estancia, causando que tuviese un leve mareo en su persona a causa de su edad avanzada y que claramente estaba incomodando a Mana por ser omega.

―Abuelo no... ―la voz de Lavi fue interrumpida de inmediato por los alfas mayores.

―No pretendemos separarlos si es lo que se temen ―Gregory cierra sus ojos como quien medita lo que está por decir, pero permaneciendo en silencio para dejar hablar a Nea que se notaba ansioso.

―Pero tampoco permitiré que dejen sus estudios de lado para jugar a la casita, ambos son muy jóvenes para tener cachorros, al menos deben esperar dos o tres años... quizá cinco ¡ouch! ―exclama sobando sus costillas por el codazo que Mana acaba de asestarle, estaba desviando el tema con sus pataletas de padre sobreprotector.

―Lo que este par de amargados quiere decir cariño, es que comenzaremos a planear su boda para cuando estés por graduarte y que esperamos que no tengan prisa por tener cachorros antes ―dijo Mana dirigiéndose a su hijo con su gesto siempre cálido, haciendo sentir tranquilos a ambos jóvenes en el proceso y logrando emitir los deseos de los presentes para con su relación.

Tan solo dos años después Allen se graduó terminando así la secundaria, con la opción de poder continuar sus estudios universitarios si lo deseaba, ya que a pesar de ser omega se le reconocía el derecho a ser un profesional y no solo ama de casa, y Lavi que ama a Allen por sobre todas las cosas y solo desea que sea feliz, lo apoya incondicionalmente, siendo un alfa comprensivo y cariñoso como lo es no fue algo que se sometiera a discusión. Lavi llevó a Allen a cenar luego de la graduación, a solas claro está, quería a su omega para él solo, y todo estaba fríamente calculado...

― ¿A dónde vamos? ―preguntó un impaciente Allen, tanto misterio del parchado pelirrojo se le hacía sospechoso, Lavi podía ser atento, amoroso y comprensivo, pero así mismo adoraba molestar y hacer la vida imposible a quien fuera el desafortunado que se cruzara en su camino, y eso lo volvía un reverendo dolor en el trasero.

―Es una sorpresa, no espíes. ―casualmente, el albino iba con los ojos cuidadosamente vendados por una cinta de seda roja lo bastante ancha para cubrir desde su frente hasta la punta de su nariz impidiéndole ver su entorno en su totalidad.

Lavi conducía a velocidad media con las ventanas arriba, con una suave melodía de fondo la cual venía tarareando, poniendo más ansioso de la cuenta al albino que juntaba todas sus fuerzas para no desatar la venda y arruinar la sorpresa mientras jugueteaba con sus dedos posados sobre el cinturón de seguridad. El auto se detuvo y Lavi se desmontó para rodear y abrir la puerta del copiloto de su nuevo convertible rojo ―regalo de su padre por las buenas noticias―, ayudar a bajarse a Allen y guiarlo. Allen a ciegas podía sentir que el suelo cedía con facilidad a sus pisadas, la brisa nocturna refrescante sumado al olor en el aire y el sonido del agua chocando contra las rocas lo hicieron descubrir que estaba cercano a la orilla del mar, lo cual reiteró cuando las manos grandes y suaves de Lavi le removieron aquel paño que no soportaba llevar más tiempo.

Sus ojos grises de matices violetas se nublaron por las lágrimas que amenazaban con salir a borbotones; en medio del panorama que era el mar de fondo y la arena, una mesa de playa con velas y vajillas cubiertas por tapas de plata estaba instalada en medio de una superficie de madera, era una cena para dos a la luz de la luna y las velas, un carrito metálico cercano contenía champagne en un recipiente con hielo esperando a ser servido en las finas copas sobre la mesa; Lavi lo llevó hasta la mesa y antes de mover la silla para que se siente le robó un beso fugaz, bueno, lo habría sido si Allen no se le hubiese tumbado encima para continuar el beso entre risas y palabras de agradecimiento, a la vez que liberaba en sus feromonas ese dulce aroma afrutado y dulce de albaricoque que hacía alusión a la felicidad y plenitud que lo embargaban ante la sorpresa dada por su alfa.

Cuando al fin se pusieron de pie y Allen esperaba a que Lavi se moviese para comenzar con la cena, este propuso un brindis. Por lo que se acercó a tomar la botella, y se dispuso a servir el líquido burbujeante en ambas copas dándole la espalda al albino para luego darle la copa sosteniéndola de manera extraña, justo por la parte gruesa de la copa, algo que llamo la atención de Allen, pero lo dejó pasar creyendo que eran nervios.

No estaba tan equivocado.

Luego de su pequeño brindis dio un buen sorbo a su copa para descubrir que algo caía a su boca, metió un par de dedos a su boca buscando aquel objeto duro bajo la atenta mirada de Lavi, era un anillo.

―Lavi... ¿esto es...?

―Allen, bebé, q-quiero... ¡Oh cielos estoy muy nervioso! ―dijo entre risas temblorosas por el claro gesto de shock visible en el omega―, iré al grano, amor cásate conmigo. ―Lavi rascaba su nuca exageradamente, preso del nerviosismo y hasta del miedo, pero todo se esfumó y se sintió confundido y hasta algo molesto cuando Allen estalló en risas en su cara con el anillo entre los dedos para finalmente preguntarle qué es lo que le causa tanta gracia.

―Ha ha, es-esperaba... ¡esperaba que esto fuera más romántico! ―dijo entre carcajadas con lagrimillas resbalando de sus orbes, luego de un par de minutos apreciando las mejillas sonrosadas del alfa, le dio una respuesta― claro que quiero tonto, eres mi alfa ¿Por qué no querría?

Lavi sintió como le crecía el pecho a causa del orgullo que sintió ante las palabras de Allen, su alfa le gritaba que lo tomara ahí mismo, que lo hiciera suyo para reafirmar sus dichos, Allen era adorable hasta el extremo de no saber lo que sus reacciones provocaban en su cuerpo en ciertas ocasiones, ya que es tan despistado que puede perderse de su casa al centro comercial aun si va a menudo. Pronto ambos se pusieron uno frente al otro para profesar su amor con un apasionado beso que se extendió tanto como sus pulmones lo permitieron.

―No quiero arruinar el momento, pero... La cena se enfría ―dijo Allen separándose, preso en un sentimiento extraño que volcaba su estómago, una especie de nervios sumado a confusión.

―Cierto, sé que tienes hambre bebé, no voy a presionarte nunca, ven, te encantará lo que te preparé...

―Espero que sea comestible. ―susurró más para él mismo, pero al ser escuchado solo recibió un resoplido molesto y un tierno mohín del pelirrojo; simplemente adoraba ese lado infantil que tenía para con él en momentos románticos.

La boda estaba plasmada para dentro de ocho meses, muy a pesar de que Allen deseaba una boda más sencilla, Lavi insistió en hacerla por todo lo alto, para él sería un evento único en la vida y quería restregarle al mundo en la cara que amaba a su omega casi con devoción; para celebrar ―nuevamente y por separado, ya que el auto que recibió vino después de la petición de mano a sus suegros―, decidió ir con Allen al lugar dónde solían pasar más tiempo en su infancia, a Froi's Patisserie.

Al llegar al local el aroma a pan recién horneado y los deliciosos dulces exhibidos en el aparador eran un placer para sus sentidos. De detrás de la barra una chica esbelta y atractiva de cabellos verdes les recibió a brazos abiertos, era Lenalee quien prácticamente acaparó al albino de inmediato entre risas. Tomaron asiento cerca de la ventana apreciando que había menos personas por la hora y el tiempo, afuera estaba cayéndose el cielo. Lavi le pidió a Lenalee avisar a su madre y su "tío" para unirse a su mesa y por supuesto también a ella, tenía que darles el anuncio e invitarlos a su boda.

Pronto estuvieron todos sentados juntos disfrutando del café acompañado de algunos postres, Lenalee permanecía cerca de ellos moviéndose de vez en cuando para atender una de las dos únicas mesas ocupadas aparte de la que ocupaban ellos en su celebración. Entre risas y felicitaciones ya llevaban una hora reunidos, era como el tercer hogar de la pareja, un lugar que era testigo del tiempo que pasaban juntos desde pequeños.

― ¿Y dónde está Yu? quiero pedirle que sea mi padrino de bodas, Allen debes conocerlo, parece un amargado, pero es muy divertido molestarlo ―indicó con una sonrisa tonta en la cara, los demás le miraban con gracia, Lavi nunca cambiaria.

―Debe estar por llegar del trabajo, pero si te ve seguro no entra ―aseguró la china tapando con su mano la risa burlona que amenazaba con salir.

― ¿Acaso es el mismo Yu del que te la pasas escribiendo? ―preguntó Allen con curiosidad, logrando que los demás fijaran su vista en el alfa de cabellos rojos.

―Ah sí, ese mismo. Verán, estoy escribiendo una guía de supervivencia para convivir con personas como Yu basado en nosotros, ¡será todo un éxito! ―exclama levantando sus brazos al aire mientras los demás solo revientan en risas.

Allen empezaba a sentirse agotado, había vivido muchas emociones en los últimos días, primero su graduación, luego la pedida de mano y ahora la organización de la boda, eso sin mencionar que aún no escogía a la madrina de boda o más bien aún no se lo pedía...

―Lenalee... Sé que es algo repentino, pero no sé, si quieres claro está... Yo...

―Acepto ser tu madrina, Allen ―respondió sonriente, el albino era tan fácil de leer a sus ojos, o tal vez sería el tiempo que llevaba de conocerlo lo que hacía que pudiese ver a través de él.

― ¡¿Cómo sabías que diría eso?! ―exclamó sorprendido sin recibir más respuesta que las risas de los presentes a la mesa.

En algún momento sus ojos sintieron la necesidad de fijar su vista en la calle, ahí, al frente de la pastelería la silueta de alguien caminando lentamente bajo la lluvia captó toda su atención; pudo distinguir sus cabellos negros y largos pegados a su espalda y de pronto se sintió desfallecer. Cerró sus ojos conteniendo un leve mareo y llevó una mano a su cabeza queriendo mantener el equilibrio, su rostro enrojeció en segundos y se sintió fuertemente acalorado, no podía haber llegado su celo, faltaba al menos un mes para eso.

Lavi de inmediato notó el cambio en sus feromonas y una punzada que le contrajo el corazón; vio cómo su Allen estaba a punto de entrar en celo así que actuó como consideró mejor, se levantó pidiendo disculpas, le suplicó a Tiedoll le permitiera volver a pagarle otro día y recibiendo aceptación inmediata levantó al albino en brazos como si fuera una princesa para correr al coche, sin importar la lluvia ni los abrigos abandonados en el perchero de la entrada del local.

Debía sacar rápido a Allen de ahí.

Manejó a velocidades que solo usaba cuando eran pasadas las doce de la noche o cuando iba sin compañía en el vehículo, sin pensárselo mucho aparcó en la mansión, sacó a Allen tal cual lo había subido y sin mediar palabras con el personal se abrió paso a su habitación; una de las criadas era omega y percibió las feromonas dulces de Allen descontroladas llamando al alfa, sin duda no necesitaba preguntar nada, una sola mirada del pelirrojo y un leve asentimiento fue lo único necesario para que corriera a la biblioteca principal a avisar al mayor de los Bookman lo que sucedía.

― ¡Amo Bookman! ¡El amo Lavi ha regresado con su prometido y no se encontraba muy bien! ―exclamó en tono preocupado la mujer de castaños cabellos y acento poco notable al hombre que leía un libro con pipa en mano.

―Lo noté, lo olí tan pronto entraron a la casa, no los molesten, prepara sus alimentos y déjalos en un carrito justo frente a la puerta, si lo necesitan lo tomarán y si no solo lo cambias en la siguiente hora de comida. ―las instrucciones salían de sus labios con una media sonrisa en su rostro, que no fue avistada gracias a que la mujer miraba al suelo por respeto―. Asegúrate de que nadie más que tú ronde por su puerta hasta que ellos salgan ¿entendido?

―Como ordene, amo. ―pronunció realizando una reverencia.

―Ah... Lavi... ―las palabras salían casi arrastradas de sus labios rojizos por los violentos besos que su alfa le robaba entre caricias.

―Shhh... Despacio amor, no quiero lastimarte. ―Susurró con voz ronca, ocupado en lamer con dedicación y toda la lujuria del mundo el pecho de Allen, tentándolo, torturándolo y haciendo que el omega se retorciese entre sus brazos, con la vista y los sentidos nublados por completo en el calor provocado por el celo.

―H-hazlo... ¡Maldición hazlo ya! ―Lavi le miró con sorpresa y luego sonrió con malicia, Allen jamás utiliza palabras como esas en su vocabulario, pero claramente su omega estaba descontrolado. El adelanto de su celo, al parecer, le había afectado más fuerte que lo usual.

No sabía los motivos para que a su omega se le hubiera adelantado el celo y Allen tampoco podría explicarlo, pero en esos momentos lo único importante era complacer al omega, porque Allen es su omega y él es su alfa, y sus instintos, su corazón y el lazo que comparten lo haría así por siempre. Sin poder explicarse a sí mismo sus acciones, giró al omega hasta dejarlo sobre sus rodillas con el pecho sobre la cama y se acercó a su cuello donde estaba la marca de su mordida para clavar sus crecientes incisivos en ella con fuerza, arrancando un sonoro gemido de Allen para segundos después penetrarlo con algo de rudeza sin previa preparación, aunque con la cantidad de lubricante natural que el cuerpo del albino expulsaba por el precipitado celo, no era algo realmente necesario.

Los gemidos y las frases inentendibles inundaron la estancia, Allen ronroneaba de placer con cada embestida que recibía y su corazón no paraba de latir desbocado; la dulce fragancia de albaricoque y jazmín se arremolinaba y mezclaba con la canela, la mandarina y el pachulí, esparciéndose por cada rincón de la habitación y llegando más allá de los confines del cuarto, logrando que cualquiera que oscile y ronde por los alrededores y cercanías del cuarto de Lavi, se espantasen y diesen la media vuelta al oler y escuchar los ruidos que traspasaban las puertas.

Comparado a su primera vez, en esta ocasión sus instintos son los que los mueven y una sola anudada no basta para cansar sus cuerpos, no es sino hasta después de la tercera que ambos caen rendidos sobre la cama llena de sus fluidos corporales ya muy entrada la noche y permanecen así hasta la mañana siguiente.

El primero en abrir sus ojos es Lavi, ha dormido bastante, pero se siente agotado, el escozor en su espalda y costados lo hace levantarse para buscar su imagen en un espejo; los cabellos rojos revueltos caen sobre su frente dándole un aspecto salvaje y atractivo, a sus costados y la parte alta de la espalda corren sendas líneas hinchadas y algo rojizas producto de los arañazos recibidos la noche anterior y siente frío por el aire acondicionado ya que aún está desnudo. Gira sobre sus pies de regreso a la cama, está hecha un desastre, sábanas rasgadas y notablemente manchadas, y entre ellas los blancuzcos cabellos de Allen sobresalen, su expresión es relajada y aun estando dormido tiene la mueca de una sonrisa dibujada en sus rosados labios.

Lavi desliza sus dedos delicadamente por los cabellos ajenos disfrutando su suavidad y sin querer despierta al bello durmiente de su sueño; se estira sin borrar la sonrisa y vuelve a extenderse sobre el colchón para fijar su vista en el orbe verde de su alfa.

―Buenos días dormilón. ―Lavi deposita un beso en su frente y seguidamente une sus labios con los contrarios con suavidad.

―Buenos días... ¿Qué te hice anoche? Luces fatal ―se sinceró algo sorprendido, apreciando el estado de su novio a su lado.

―No te preocupes por mí, fui algo rudo anoche ¿tú estás bien? ―pregunta con preocupación, la piel nívea del albino presenta leves moretones y sus dedos se notan dibujados en su espalda baja y piernas.

―Me mordiste... De nuevo, pero, se sintió placentero. Aunque ahora duele como el demonio ―dijo comenzando a reír, recordó como antes de perder el autocontrol maldijo al alfa por tanto juego previo para provocarlo, aunque nunca había dicho un insulto de ese grado frente a nadie.

―Lo siento amor. ¿Quieres...?

―Esto es extraño... ―Allen interrumpe la pregunta de Lavi habiendo entendido el mensaje, pero es extraño que ya no siente la fiebre de anoche ni la fuerte necesidad de ser tocado―. No sé cómo explicarlo, pero creo... Que mi celo se fue.

Ambos se miran un poco perplejos, era cierto que las feromonas de Allen estaban bajo control y Lavi tampoco sentía que fueran a volver a alocarse, decidieron que consultarían a un médico, ya que no era normal que algo así pasase y era la primera vez que ocurría de todo el tiempo que llevaban juntos.

La cita les fue otorgada para diez días después ―dicho médico es alguien muy reconocido y buscado en su campo por sus diagnósticos acertados―, asistiendo en compañía del pelirrojo muy a regañadientes, Allen prefería ir solo.

Al llegar se anunció y tomó asiento en la sala de espera luego de brindar sus datos; por alguna razón se removía nervioso en su asiento y Lavi le miraba de reojo, parecía que Allen escondía algo y por lo que sea que fuera es que no quería ser acompañado a su cita. Luego de veinte minutos que le parecieron eternos al albino lo hicieron pasar, muy a su suerte Lavi renegó de quedarse afuera y entró con él. El hombre de bata blanca era un beta, un poco bajo de estatura pero no tan mayor como se lo imaginaba la pareja, podría tener cuanto mucho unos treinta y cinco años, su cabello es rubio y sus ojos color miel, aunque está algo bronceado para ser inglés.

―Bienvenidos ¿Cuál de ustedes será mi conejillo de indias está mañana? ―dice con una enorme sonrisa que es cálida, pero no acompaña a sus palabras que les producen un escalofrío a ambos jóvenes―. Es broma, es broma, me gusta romper la tensión con mis pacientes nuevos, soy el doctor Ilich García ¿Qué les trae por aquí hoy?

―Yo soy Allen Walker y él es mi prometido Lavi. La razón por la que estamos aquí es por algo que ocurrió hace unos diez días y que nunca antes había pasado...―explica el albino con las mejillas rosadas, sintiendo algo de vergüenza por contar sus intimidades a una persona extraña, por muy médico que este fuese―...es sobre mi celo, de pronto se adelantó, pero al día siguiente había desaparecido...

―Entiendo, joven Walker de casualidad ¿Ustedes intimaron por este "celo" repentino? ―indaga serio al albino, haciendo énfasis en la palabra que se le hace clave de este caso.

―Dígame Allen... y pues...

―Sí doctor, como mínimo tres veces en un aproximado de cinco horas, tal vez seis ―interrumpe Lavi con lujo de detalles, ganándose un codazo de parte de Allen que no sabe dónde meter la cara por la pena.

―No se preocupen, es necesario saber esos detalles, soy su médico y esto es algo confidencial entre médico-paciente, creo que tengo un posible diagnóstico para la desaparición de su celo Allen, pero no para la aparición repentina, le realizaremos unos cuantos exámenes de rutina y los tendremos máximo en media hora, pase con mi asistente para que le guíe hasta la sección de inyectables y luego pueden dar una vuelta hasta que estén listos los resultados. ―con esto ambos se encaminaron a la puerta y luego hicieron todo lo que él médico les indicó, incluso dar el paseo, Allen moría de hambre según él.

Mientras degustaban de un par de chocolates calientes recibieron una llamada al número de Allen, era de la clínica ya que la asistente se ofreció a avisarles cuando estuvieran listos los resultados, la misma les indicó que debían volver cuanto antes y esto puso de los nervios al albino, creyendo que algo había salido mal. Lavi conducía lo más calmado que se lo permitían sus nervios, compartidos a través del lazo con Allen que denotaba algo de angustia que deseaba que sea innecesaria. Al llegar fueron ingresados derechito al despacho donde el beta les esperaba con otra enorme sonrisa.

―Parecen agitados, espero que no hayan corrido hasta aquí ―dijo el doctor Ilich invitándolos a tomar asiento para darles un diagnóstico―. Pues, luego de ver los resultados encontré mucha lógica en la desaparición de su celo, el mismo pudo haber llegado antes por la adaptación al de su pareja, eso puede producir que se descontrole un par de veces en el transcurso de sus primeros tres años de relación, ya saben, es el mecanismo de su cuerpo acoplándose al celo de su pareja y a veces no es exacto.

―Qué alivio... ―suspiró Lavi liberando el aire que ni había notado que estaba comprimiendo en su pecho.

―Pero... doctor García, eso no explica cómo es que se fue tan rápido ―Allen se llevó una mano al mentón en pose deductiva, tratando de encajar las piezas de su propio rompecabezas.

―Eso es aún más sencillo de explicar, dígame Allen ¿Se ha sentido diferente los últimos días? ¿Deseos de comer a deshoras? ¿Náuseas o vómitos? ―interrogó con semblante amable y sin perder la sonrisa.

―Allen siempre ha comido a deshoras... ¡auch! ¡Amor! ―Lavi se cubría la cabeza con ambas manos, el coscorrón que le propinó Allen le había dolido mucho y se preparaba para asestar otro.

― ¡No es gracioso Lavi!

―Tranquilos, no le recomiendo que se altere Allen, lo que le voy a decir puede ser algo un poco emocionante así que recomiendo tome asiento ―el doctor esperó a que el albino siguiera su consejo y retomó la palabra― señor Lavi ¿no? De casualidad ¿Ha notado un cambio en las feromonas de su pareja?

―Pues ahora que lo dice, últimamente huele como algo...

―Lácteo, lo sé, no puedo sentirlo, pero es lo común, sucede simplemente que ustedes van a ser padres, felicidades a ambos.

El corazón de Lavi comenzó a latir desbocado, su respiración se detuvo por microsegundos y sentía como su alfa interno se llenaba el pecho de orgullo con deseos de rugir y llevar a su omega de regreso a casa para estar a solas, consintiéndolo. Allen sonreía con sendas lágrimas recorriendo sus mejillas, pero de pura felicidad, no sabía cómo se sentiría cuando este momento llegara, pero no creyó que sería tan feliz por escuchar la palabra "padres" refiriéndose a ellos. Se levantó para de un brinco y darle un abrazo al alfa que lo atenazó entre sus brazos con euforia.

La noticia tomó desprevenidos al resto de la familia ―a excepción de Gregory que siempre lo sospechó―, pero todos estaban tan felices por la pareja que decidieron celebrarlo en una cena familiar en la mansión. Por supuesto que tuvieron que posponer la boda, sería mucho estrés para Allen y además Mana no deseaba ver a su hijo en su boda luciendo como un barril, o al menos esa era su excusa. Además, los controles médicos recomendaban nada de situaciones estresantes durante el embarazo.

Tres meses más tarde el pequeño vientre de Allen era acariciado suavemente y con ternura por el albino con rostro sonriente, su cachorro estaba creciendo con normalidad y tenía un muy buen tamaño ya notable ganado por la abundante alimentación del albino, quien seguía luciendo esbelto en cuanto al resto de su figura se trataba, ya que el bebé consumía todos los alimentos y energías del albino. Hace poco habían decidido mudarse a su propio departamento en el centro de Londres, quedaba cerca de la empresa del abuelo de Lavi donde este último permanecía trabajando unas nueve horas por día para poder estar ausente unos tres meses para estar siempre al lado de Allen a quien aún le faltaban de cuatro y medio a cinco meses para dar a luz.

Allen se hallaba sentado en una mecedora del que será el cuarto de su bebé acariciando su vientre cantando una nana para su cachorro, desconoce el sexo del mismo porque aún es muy pequeño para saberlo, esta noche tiene un compromiso junto a Lavi y eso lo tiene un poco nervioso, asistirán a una fiesta de la empresa en un hotel vacacional un poco apartado que cuenta con estación de esquí estando en plena montaña. Su ropa está lista y solo faltan minutos para que Lavi llegue por él, cuando su celular suena se apresura a tomar la llamada, es Lavi.

―Ya bajo amor... ―responde y enseguida cuelga para tomar sus cosas y descender por el elevador― bien bebé, papi ya llegó a buscarnos.

***

El camino es algo largo mientras Lavi conduce colina arriba con el parabrisas activo por las abundantes gotas de lluvia, un poco de música alegran sus oídos a volumen bajo mientras conversan sobre su día, pronto Lavi nota que Allen se queda en silencio largo rato y se aventura a preguntar el motivo.

―Cariño ¿estás bien? Estás muy callado. ―le mira de reojo un segundo, antes de volver la vista al camino.

―Sí, estoy bien amor, solo algo mareado y con un poco de náuseas, lo normal, no te preocupes ya se me pasará ―responde forzando una sonrisa, la verdad desde que arrancó el vehículo su estómago se descompuso rápidamente y ya no lo soporta, quiere llegar cuanto antes.

―Mentira, puedo sentir tu angustia, iré un poco más rápido.

Próximos a una curva unas luces cegadoras seguidas del estridente pitido de un camión articulado provocan que Lavi desvié el volante un poco, y con la calle mojada por el torrencial el vehículo patina en círculos sacándolo de su trayectoria, el camión avanza lo más rápido que puede para evitar que el convertible choque con él y este pasa justo por detrás, pero se va directo a la vía contraria, Lavi logra estabilizar el auto y detenerse, de inmediato se libera del cinturón de seguridad y revisa a su omega, Allen llora aferrándose al asiento como puede aunque está utilizando el cinturón ya que teme lastimar a su cachorro con este, el auto ha quedado atravesado en la vía contraria y el camionero se baja para verificar el estado de los jóvenes con suma preocupación, desde el asiento de Allen este puede apreciar al hombre alto y robusto que se aproxima subiendo en su dirección aún algo lejano al auto, cuando sus orbes violetas devuelven la mirada a Lavi entra en pánico; otro auto ha salido de la curva y tomado por sorpresa no logra frenar a tiempo, causando que impacte contra ellos con fuerza.

Su único ojo se abre con pesadez y dificultad, trata de enfocar el lugar donde se encuentra, pero estando tan aletargado se le hace imposible, desvía con lentitud su mirada hacia su costado derecho y logra apreciar la figura borrosa de su pareja, que se encuentra inconsciente y respirando pausadamente, un alivio le baña el cuerpo al verle, y sabiendo que está a su lado, se deja llevar nuevamente por la bruma de la inconsciencia que lo busca y envuelve, no sin antes, usando la poca fuerza que tiene en esos momentos, tienta con su mano su costado hasta dar con la de Allen, que pequeña y algo fría, se pierde rodeada por la suya.

Luego todo se vuelve negro...


Holis holis mis queridos y queridas lectoras, aquí lo prometido de cada viernes, porfa, no me maten aún, sé que tod@s están desesperados por el Yullen y sé que el próximo capítulo puede crearles emociones encontradas, así como alegría en algunas y tristeza en otras.


Solo espero que no olviden el kokoro de mi Allen.

Comentarios del capítulo ―>

Teorías ―>

¿Amenazas?😳 ―>

PD. Los quiero invitar a un concurso donde participo, hay muchos cupos en diversas categorias, el concurso es el Green Bubble Awards, primera edición, la organizadora es SarcasticaXox y también lo pueden encontrar en mi biblioteca en la sección concursos, esta historia participa en la categoría LGBT/Yaoi, ¿que esperas para participar? ¡Te esperamos!


Próximo capítulo: El sufrimiento de Allen.

¡Los quiero de gratis con TODO mi kokoro!

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