Capítulo 6

En esta historia se hacen algunas referencias la ||Guía Omegaverse|| de *Letras del fanworld* y la ||Guía de Comportamiento|| de Mimmulus. Para mayor información pasar a leerlas. La imagen de portada es cortesía de la bella Patitodesu, sus dibujos son hermosos como sus fics.

Aclaraciones

Las palabras resaltadas son la voz de mando.

Las palabras resaltadas en cursiva son la voz de omega.

Las palabras en "cursiva con comillas" son pensamientos.

Advertencia: este capítulo contiene lemmon, quedas advertido/a. ¬u¬

Editado por maaeaca

Capítulo 6

Segundo Arco: Mi primer amor

-El primer amor de Lavi

Habiendo pasado por una pérdida siendo apenas un cachorro ―y no cualquier pérdida sino la abrupta ruptura del lazo familiar―, Lavi parecía que iba a colapsar en cualquier momento, sin embargo, por azares del destino encontró apoyo y comprensión en un niño menor que él de inocentes ojos amatistas. Su abuelo era un gran erudito en las industrias literarias, su editorial, contrario a su vida personal, marchaba de maravilla, aunque gracias a la muerte de la madre de Lavi su hijo y heredero ahora era una carga para la empresa y para la familia; se refugiaba en el alcohol, dejando de lado a su propio cachorro quien más necesitaba de él ahora, siendo que antes pasaban mucho tiempo de calidad juntos con su esposa, ahora parecía que Cross había olvidado que tenía un hijo.

Gregory Bookman estaba preocupado por su nieto, encerrado en su habitación sin comer, sin querer hablar con nadie, sin intenciones de ver la luz del sol otro día hasta que concibió la idea de que tal vez ese niño amigo suyo podría ser la clave para sacar a su nieto de ese vacío, lo cual resultó bastante bien, pero que no duró mucho tiempo debido a su despertar como alfa; Lavi comenzó a reprimirse a sí mismo, resistiendo el caer ante sus instintos y él, como su abuelo, podía ver lo doloroso que le resultaba su nieto el contenerse.

Los celos del muchacho no eran para nada normales, o por lo menos, la contención auto infringida lo estaba torturando, cada seis meses era lo mismo, por lo general coincidía con las festividades navideñas y a la mitad del año, cosa que frustró la conveniente idea de que el niño Walker pasara la noche en la mansión Bookman, su nieto se lo había rogado encarecidamente, temía lastimar al más pequeño.

No había que ser un genio para notar que su nieto estaba enamorado de Walker, eso no era un problema, el punto era si se daba cuenta de que era correspondido, porque sí, Gregory sabía que era mutuo y estaba tan seguro de que Allen se convertiría en un omega que apostaría su fortuna en ello, aunque no fuera un jugador de ocio.

Había tomado una decisión drástica para el futuro de su nieto y su negocio, pasó la herencia de todos sus bienes a su recién debutado nieto, desheredando a Cross de inmediato y confiando en que si en un futuro su nieto al fin se unía con el heredero Walker, podría llegar a haber una alianza futura de sociedades entre la Editorial Bookman y la imprenta donde Nea Walker era socio; parecía puro interés y lo sabía, él mejor que nadie podía leer a las personas, pero no dejaría ver sus intenciones hasta llegado el momento, se encargaría de asegurar el futuro y la felicidad casi robada de su único nieto.

Porque, aunque Lavi siempre entregara una sonrisa para el mundo, él mejor que nadie sabía lo falsa que era esa sonrisa y deseaba verlo sonreír de verdad, cosa que después de la muerte de Nadine, solo podía ver cuando Allen Walker revoloteaba alrededor del petirrojo que había dejado la omega para volar solo contra el mundo.

Aquella mañana de lunes salió de la cama sintiéndose dichoso y ansioso, no entendía por qué, pero su alfa rugía emocionado dentro de su pecho y le daba la sensación de felicidad que tanto anhelaba. Se sentó en el borde de la enorme cama doble de su cuarto y con una mano revolvió sus propios cabellos rojos llevándolos hacia atrás, se había quedado quince minutos más de la cuenta en cama y debía apresurarse para llegar a la esquina antes que Allen. Salió de un brinco para alistarse, y diez minutos después ya se encontraba tomando su desayuno de forma presurosa. La ama de llaves lo miraba con dulzura, la beta era bastante mayor y lo había visto en pañales y sin ellos desde antes que Lavi pudiera sentir vergüenza, notaba lo ansioso del joven alfa.

―Parece que hoy será un día especial joven amo.

―¿Eh? ¿por qué lo dices nana? ―Lavi dejó la cuchara de nuevo en el tazón de avena y volteó a mirar a la mujer algo canosa por la edad, pero bastante entera para su oficio.

―Se ve muy contento hoy, ¿Será que acaso ha conseguido confesarle sus sentimientos al amo Walker?

― ¡N-nana! ―su rostro enrojeció provocando la risa de la dama y Lavi recordó que llevaba prisa―. No digas esas cosas, el abuelo podría escuchar. Debo irme ya, estuvo delicioso el desayuno, como todo lo que me preparas.

―Que tenga buen día, estoy segura de que le irá muy bien joven amo.

― ¡Gracias nana! ―dicho esto salió a toda prisa al punto donde esperaría al albino.

En el camino pudo respirar hondo para calmar sus infundados nervios, hace ya dos años que quiso darse cuenta si sus sentimientos eran correspondidos, y a pesar de que Allen había dicho que no tenía a nadie que le gustase, eso solo había aumentado sus esperanzas en que podía llegar a colarse por el corazón del albino. El rocío matutino bordeaba las flores que empezaban a brotar y humedecen las paredes por la ausencia de sol en fuertes cantidades; divisó el poste donde suele plantarse a esperar a Allen y suspiró aliviado al ver que este aún no llegaba. Solo unos minutos después pudo divisar la melena albina y el viento que soplaba traía un agradable aroma a jazmín y albaricoque, supuso de inmediato que sería algún perfume que se habría puesto Allen. No llevaban mucho hablando cuando Lavi señaló este asunto.

―Dime, ¿cambiaste de perfume Allen? ¿alguna colonia nueva? ―definitivamente debía ser perfume nuevo, a menos claro...

―No, ni siquiera me puse. En verdad casi nunca uso.

―Vamos, no seas mentiroso, hueles riquísimo, es dulce, pero va bien contigo.

―Lavi, es en serio, no sé de qué hablas, no me puse nada especial y tampoco huelo algo más allá de tu colonia. ―las suposiciones de Lavi iban orientadas en una dirección, más prefirió guardar silencio y hacerse el ignorante.

― ¿En serio? Tal vez sean ideas mías y mi olfato me engaña, aunque yo tampoco uso colonia desde que me volví alfa ya que mi aroma las opaca, o eso dicen mis compañeros, en fin ¿almorzamos juntos hoy? ―le restó importancia al tema y notó que no hubo respuesta alguna a su pregunta― ¿Allen me estás escuchando? estás muy distraído...

―L-lo siento Lavi ¿q-qué me decías? ―las mejillas de Allen cambiaron drásticamente de color, pintando un bello tono entre rosa y carmín en ellas.

―Que si almuerzas conmigo hoy.

―Ah claro, nos vemos en el mismo lugar de siempre ¿sí?

―Claro ―ya entraban al colegio cuando el sonido de la campana marcando el inicio de las clases los hizo separarse con rapidez―. ¡Hasta entonces! ―Lavi se alejó corriendo para ir a clases agitando su mano en señal de despedida dejando a Allen un poco estupefacto y con las mejillas sonrojadas, pero no así dejando de estar preocupado por el aspecto del chico y pensando en el dulce aroma que lo acompañaba esa mañana, rogando que solo fueran suposiciones suyas.

―Él sabe que no me gusta esperar... ¿Dónde te has metido Allen? ―Lavi daba la quinta vuelta al cerezo buscando calmarse mientras esperaba por Allen y nada que llegaba.

Su pecho se sentía oprimido, algo dentro de él comenzaba a inquietarse haciendo que se removiera de un lado a otro con desespero; se hartó, algo debió haber pasado para ese retraso, tomó rumbo hacia el salón del albino, no así encontrándolo, sino enterándose de primera que el albino no había tomado las clases de la mañana al estar en la enfermería aparentemente enfermo; él lo sabía, sabía que no se veía del todo bien esa mañana y que él solo lo ocultaba para no preocupar a su familia ni a nadie, lo pudo notar en lo pálido de su rostro y sus mejillas coloreadas que se veía un poco diferente. Entró a la enfermería casi azotando la puerta importándole muy poco si el enfermero o algún profesor le regañaba, él solo quería ver a Allen. Y entonces lo sintió, ese inconfundible aroma de la mañana a jazmín y albaricoque, intensificado y atrayente, atrancó la puerta siguiendo a sus instintos y caminó guiado por tan dulce aroma, encontró en esa enfermería casi vacía en apariencia al albino desmadejado en el suelo hecho un ovillo sudando por la fiebre y con un rubor aún más intenso que le daban una apariencia apetecible, similar a una manzana lista para ser devorada.

― ¡Allen! ―gritó Lavi al instante, su rostro palideció un poco al notar lo que claramente estaba ocurriendo.

―L-Lavi... a-ayúdame... ―el pelirrojo se tapó la nariz en un esfuerzo por resistir el delicioso aroma que desprendía Allen mientras sentía como sus incisivos comenzaban a molestar y una sed se apoderaba de su garganta, la dulce fragancia aumentó exponencialmente tan pronto Allen percibió el aroma del contrario.

―Voy a buscar al enfermero. ―sí, tenía que salir de ahí cuanto antes o haría una locura.

―N-no, Lavi... n-no me dejes solo... tengo mucho miedo...

―No puedo, ¡Hueles demasiado bien Allen! ¡Me lo pones difícil!

―Lavi tú... me gustas... ―había esperado por tanto tiempo oír esas palabras, y que se las dijera en un momento como ese, ahora se sentía atado a él más que nunca―. Quiero hacerlo... contigo...

―A-Allen... ¡Demonios! lo siento, ya no puedo resistirlo más... ―gruñó frustrado antes de tirarse al suelo para quedar a la altura de Allen y posar sus labios sobre los ajenos suavemente y con delicadeza digna de algo que no quieres perder―. Lo siento Allen, en verdad tú también me gustas, pero voy a romperte...

"De todos los momentos posibles ¿Por qué me confieso ahora? Rayos."

Llevó sus labios lentamente al cuello ajeno y beso una y otra, y otra vez con calma mientras Allen entraba en desesperación, se le notaba asustado por los cambios hormonales y sus feromonas dispersas solo nublaba los sentidos de Lavi cada vez un poco más.

―L-Lavi... ―la voz débil y asustada de Allen lo hizo volver en sí.

― ¡Lo siento!

―No, está bien, solo quería decirte que... yo quiero esto... que tú seas mi primer alfa... ―su momento de lucidez estaba desvaneciéndose entre los ronroneos de su omega interno y la fiebre que se apoderaba de sus sentidos.

― ¿Estás... seguro? ―todavía tenía algo de voluntad, si se lo proponía podía huir del lugar para no lastimar a "su" Allen, pero solo de pensar que alguien más pudiera detectar su estado y dañarlo, o marcarlo en contra de su voluntad le carcomía el alma; no, definitivamente debía ser él quien aliviara los malestares del albino―. Seré suave contigo en lo posible, pero perdóname si pierdo el control llegado el momento, podría terminar por tomarte y si eso ocurre te advierto que no te compartiré con nadie.

Recibió un asentimiento silencioso.

―N-no tienes que c-contenerte... ―esa voz temblorosa y suave mandó de paseo su cordura y su alfa lo dominó nuevamente.

Su piel tersa y suave era estrujada sobre las telas de su ropa entre los dedos lujuriosos que le recorrían en una tortuosa marcha desde su rodilla hasta su cintura; el ronroneo del omega era expulsado entre sonidos guturales contenidos entre la danza que sus labios mantenían. Una mordida leve sacó un hilo de sangre de aquellos labios rojizos por las incontables veces que los había consumido y mordisqueado para ser relamida y librada de la sangre que acarreaba, un camino de marcas que iba y venía por toda la extensión de su cuello y pecho lo tenía en las nubes.

Lavi no sabía lo que hacía y ―a veces―, lastimaba un poco al albino, pero su instinto le decía que debía hacer y el omega sumiso no daba quejas por ello; por un momento se detuvo para despojar de sus prendas al albino, hasta el momento solo la camisa estaba desabotonada y desistió de quitársela al apreciar lo erótico que lucía con la camisa abierta y su pecho sudoroso y con leves marcas rojizas a causa de sus besos, estaba por volver a besar ese cuello lechoso y apetecible cuando uno de los pequeños pies de Allen llegó a su cuello y se deslizó lentamente por su pecho, bajo una indirecta obvia.

―Quítatelo ―su voz siempre dulce se oía diferente, más sensual y menos inocente―. Por favor...

Los incisivos de Lavi ardían, deseaban saborear la sangre del contrario, hincarse en su cuello y reclamarlo, la bestia rugía deseosa en su interior y los ronroneos ajenos solo lo incitaban a seguir, miró la camilla donde tenía al albino esperándole, era un espacio estrecho y nada apropiado para su primera vez, no lo deseaba así para quien consideraba su verdadero amor.

―Vamos a otro sitio ―susurró al oído del omega que se quejó de inmediato por la falta de atención―. Esperaras a que estemos en otro lugar... ―sí, había empleado su voz de mando, pero fue lo único efectivo para calmar al omega en celo lo suficiente para salir de ahí y era por su propio bien. Rápido arregló su camisa por si alguien los veía; la fiebre de Allen volvió a aumentar, debía darse prisa, hizo una breve llamada telefónica y esperó, varios minutos después, un vehículo deportivo rojo de vidrios polarizados se aparcó en los estacionamientos, y siendo que la hora de la merienda había acabado no había curiosos en los alrededores, tomó a Allen entre sus brazos y lo llevó hasta el auto, mismo que estaba abierto y con la llave pegada al volante, completamente vacío.

Lavi subió a Allen al asiento del copiloto y se subió del lado del conductor, pronto salió del colegio a velocidad prudente para no llamar la atención ―más de lo que lo hacía el auto por sí solo―, y se dirigió a un área hotelera. Ser nieto de un millonario tiene sus ventajas y esta era la primera vez que Lavi comprendía lo bueno de esas ventajas que siempre consideró insulsas.

―Aguanta un poco más ―aunque su voz era calmada y parecía ir dirigida al acalorado omega, las palabras eran más bien para sí mismo, haciendo un esfuerzo maratónico para no ceder a sus impulsos―. Ya hemos llegado.

―L-Lavi... ―Allen sudaba por la temperatura de su cuerpo y se toqueteaba sobre las prendas clamando el nombre del contrario, una imagen demasiado excitante para un alfa adolescente y, además virgen―. Tócame...

A la mierda su poco control.

Decir que llegó casi corriendo a la habitación que había solicitado era poco, prácticamente no se dejó ver ni la sombra por la velocidad casi animada con la que pasó por el vestíbulo de camino a las habitaciones. Cerró la puerta tras de sí sin reparar en si la habitación era o no lo suficientemente "lujosa" para ambos, lo que sí hizo fue encender las luces para deleitar su vista con la preciosa escena de "su" Allen de pie frente a él con las mejillas enrojecidas, la boca entreabierta respirando agitadamente y sus manos recorriendo su propia piel en busca de contacto que alivie el ardor que le produce el celo, con la mirada llorosa por la excitación. Allen puede sentir ese calor burbujeante en su bajo vientre y el líquido que corre entre sus piernas le parece viscoso e incómodo, pero la mirada dulce de Lavi le hace perder toda la vergüenza, o tal vez solo es su omega interno recién descubierto que es todo un pervertido.

Lavi lentamente comienza a despojar al albino de sus ropas mientras siente como la temperatura de su cuerpo comienza a aumentar súbitamente, sus incisivos una vez más queman y empiezan a nublarse sus sentidos, pronto siente un malestar conocido para él desde los últimos cinco años, su celo se ha adelantado. Incapaz de contenerse destroza las ropas del albino y reclama sus labios en un fuerte y demandante beso que es bien correspondido, mientras guía entre pasos torpes a Allen hacía la cama que los espera en medio de la estancia, caen con poca gracia sobre ella y Lavi, aprovechando la posición ventajosa que le da estar sobre Allen comienza a recorrer la pálida piel nívea con sus ansiosas manos, dejando alguno que otro rasguño o moretón por el agarre algo brusco. Allen fuera de quejarse ronronea complacido liberando sus feromonas en una invitación silenciosa al alfa para avanzar en su cortejo, lo ha aceptado y le hace saber al alfa que desea ese "lazo".

―Ahh... Mgh... Lavi ―los labios contrarios recorren el pecho de Allen entre lamidas, besos y sutiles mordidas mientras él solo logra tironear de su cabello rojizo y mover su cadera de forma insinuante haciendo que ambas virilidades ahora desnudas choquen entre sí provocando un leve jadeo ronco de Lavi―. Por favor, hazlo ya... ya no guanto.

―Lo que desees son mis órdenes ―el lado racional de Lavi aún puede emitir aquellas palabras sin problemas, está coordinado con su alfa interno y tiene dominio parcial de sus acciones, a pesar de las claras marcas que deja en la piel contraria se ha resistido de hacerle un daño mayor después de tantos años deseando poseer esa nívea piel―. Te amo, Allen...

No espera una respuesta ni da oportunidad de que Allen formule una cuando tres de sus dedos llenan la cavidad bucal del albino, por instinto Allen los lame y los recorre con su lengua gustoso para luego ser retirados y dejar espacio a que sean los finos y suaves labios de Lavi los que ocupen ahora esa posición, su lengua recorre toda la cavidad de Allen mientras uno de sus dedos entra lentamente al cuerpo del omega, sacando una pequeña queja que desaparece segundos después mientras entra y sale de manera rítmica, un segundo dedo inunda el estrecho espacio y haciendo movimientos de tijera con sus dedos sin dejar de besar a Allen, es que este comienza a soltar gemidos muy audibles y desesperados contra sus labios. El placer del albino llena los oídos contrarios y el alfa interno de Lavi sonríe satisfecho por las reacciones que provoca en el omega y aumentan aún más cuando el tercer dedo hace aparición en su entrada continuando el entrar y salir rodeados del lubricante que libera el cuerpo de Allen por naturaleza; una queja de protesta se hace notar cuando los dedos salen de pronto de su interior.

―Shhh... tranquilo, te daré algo mejor para calmarte, si quieres que me detenga es buen momento para pedirlo... ―su voz, ronca pero suave busca la aprobación del omega ―su omega―, para continuar con el cortejo casi a modo de alabanza a un ser divino, efecto causado por el amor y la devoción que tiene Lavi para con su pequeño Allen.

―S-sigue... ―su voz responde temblorosa, pero con confianza, ya ha tomado una decisión estando todavía lúcido.

―Intentaré ser suave. Puedes sostenerte de mí o de mi cabello, haz lo que quieras si te duele. ―se posiciona con su falo ya erecto, y de la mesa de noche contigua toma un preservativo que se coloca con dedos torpes por la poca experiencia y por los nervios que el acto en sí le provoca.

Lavi lo mira fijamente y esboza una sonrisa amable al cuerpo bajo él que le contempla jadeante y deseoso. Su miembro apunta a la entrada virgen y entra lenta y tortuosamente, temía provocar dolor, pero no fue así, el placer inundaba cada poro de la piel de Allen que gime el nombre de Lavi a voz de cuello enmarañando las sábanas a cada lado de su cabeza mientras era embestido lenta y pausadamente, su entrada dilatada y palpitante le provocaba un placer jamás imaginado al pelirrojo, se sentía pleno y dejaba escapar rugidos y otros sonidos guturales en el vaivén de su cuerpo sobre el de Allen, pronto le dio la vuelta cambiando su posición un poco, y antes de volver a sumergirse en su entrada cedió al deseo de lamerla una vez, luego dos y así hasta provocar que el albino eyaculara sobre las antes blancas sábanas de la cama de las que no había reparado en su color en un principio.

Estaba por entrar otra vez hasta que Allen se levantó con torpeza y debilidad, guiandolo a sentarse al borde de la cama, no es que supiera bien lo que hacía, pero había investigado un poco en internet llevado por la curiosidad de saber cómo una pareja donde ambos son varones se desenvuelven ―ni él escapa de ver videos para adultos―, y recordó una posición con la que buscaba darle placer a su amado. Dándole la espalda tomó el falo erecto de Lavi y lo llevó a su entrada auto penetrándose en el subir y bajar que ello implicaba, ambos gimiendo por las sensaciones y permitiendo que sus esencias se mezclaran por toda la habitación, el dulce aroma jazmín y albaricoque arremolinándose con el fuerte aroma dulzón mezcla de canela, mandarina y pachulí*, llenando sus sentidos en total sincronización, la mano del pelirrojo envolvió toda la extensión ajena suministrando caricias que subían y bajaban al ritmo que llevaban sus cuerpos, pronto el fluido blancuzco manchó su mano y sintió la opresión en su virilidad, provocando su éxtasis y un gutural gemido de puro y crudo placer.

Allen se apegó a su cuerpo con su aroma en su máxima potencia y Lavi, hipnotizado en ello tomó por el cuello a Allen acercándose a su cuerpo aún más, lamió con cuidado su glándula omega y sin contenerse más encajó sus colmillos en ella, marcando al omega y reclamándolo como suyo.

Al fin...

Al fin Allen era suyo.

El resto de la tarde pasaría reconociendo la mezcla de sus feromonas y acatando los llamados de "su" omega en cada ocasión.

Mana recorría por quinta vez la sala mordisqueando sus uñas inquieto, podía sentir como el lazo familiar que lo une a su cachorro desaparecía y aquello le provocaba angustia. Habían pasado casi dos horas desde la hora de salida del colegio y Allen no daba señales de llegar a casa, Nea no llegaría hasta la noche y el pobre omega ya no sabía qué hacer, tomó el teléfono en su última idea, golpeándose mentalmente por no pensarlo antes, y llamó a la casa de Lavi con esperanzas de que supieran el paradero de su cachorro, la llamada es respondida por la anciana que despidiera al pelirrojo en la mañana.

La angustia de Mana creció al saber que Lavi tampoco se hallaba en casa y que no sabían de él, hasta que un mayordomo habló al fondo del teléfono lo suficientemente alto para que Mana le oyera ―>>me ha pedido el auto que le compró su padre por su cumpleaños diecisiete y me ha dado la orden de dejarlo en la escuela listo para ser usado, es todo lo que sé<<―. Sin esperar una palabra más, cuelga y busca en una pequeña agenda al lado del teléfono el móvil de Lavi y lo marca con la angustia recorriendo su cuerpo esperando recibir alguna respuesta de su parte, cuando la llamada es contestada, suspira con alivio.

― ¡Lavi! ¡Por favor dime que Allen está contigo! ―es más un ruego desesperado de una madre temerosa de que su pequeño esté solo en las condiciones que presiente se debe encontrar lo que oye Lavi desde el otro lado.

―... Lo está ―contestó con voz baja y abatida, preocupando más a Mana.

― ¿Qué pasa?... Lavi dime que está bien. ―siendo un adulto lo comprende, de alguna manera sabe lo que ha pasado, pero solo tiene un temor en mente―. Dime que no lo obligaste...

― ¡No! No sería capaz... ―calma su hablar―. Yo... yo he intentado alejarme, pero él no me ha dejado y...

―Entiendo ―respondió dejando sorprendido al pelirrojo del otro lado de la línea―. Yo ya sabía que Allen te amaba hace mucho, solo estoy sorprendido de que este momento haya llegado.

―Lo siento, pero le juro que no haría nada sin que Allen lo consintiera ni me aprovecharía de su estado ―asegura mientras asimila lo dicho por la madre de Allen y le contempla envuelto sobre las sábanas durmiendo profundamente―. Lamento haberlo tomado antes de pedirles oficialmente que me permitieran cortejarlo...

―Cuídalo mucho Lavi, cuida a mi bebé, por favor.

La llamada es colgada sin permitir mediar una palabra más, el ojo verde de Lavi se posa sobre el cuerpo desnudo de Allen entre las sábanas de la fría habitación y decide encender la calefacción, al volver al lado del albino roza con la yema de sus dedos las marcas con algo de sangre cicatrizada en su cuello donde ahora se posa la marca de su lazo en la parte izquierda entre su cuello y hombro. Un escalofrío le recorre en la misma zona en su cuerpo y lo hace sonreír, ahora está conectado a Allen y todo lo que él sienta será transmitido por el bello lazo que ahora los une. Se acuesta a su lado y le abraza gozando de lo caliente de sus pieles mientras descansan antes que la siguiente oleada de calor inunde sus cuerpos en medio del ciclo ascendente por el cual están pasando y estarían compartiendo por los próximos tres a cinco días...

¡Holaaa! parezco alegre ¿verdad? lo estoy, ni puta idea de porque, pero lo estoy UuU

Casi no les dejo capítulo hoy, creímos que no tendríamos tiempo de editar pero al final pueden alabar a mi querida Maca por sacar tiempo de su ajetreada vida para editar esto (te quiero loca) [ay, tan pendeja] (QwQ)

Este capítulo es especialmente dedicado a BookmanAllen19, mujer, si no amaste esto estás loca, neta. (UwU) r

Les advierto ―todos cogen las trinches― calma pueblo, solo iba a decir que mi próximo fic no será lanzado de inmediato, mi beta será muy estricta conmigo con respecto a muchas cosas de este nuevo fandom al que voy a entrar (es su favorito, solo imaginen a una Reeborn y me entenderán), y a mi me encantan los retos ―menos los de wattpad, no tengo tiempo para esos― así que será un fic muy, muy interesante, por ahí comenzaré con los anuncios, pendientes.

También quiero que sepan que el siguiente arco argumental estará cargado de muchos feels, angs, felicidad y dolor, será una montaña rusa de sensaciones, preparen sus estómagos.

No habrá spoiler del nombre del siguiente capítulo ¬w¬ buajaja... okno.

¡Los quiero de gratis!

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