𝑼́𝒏𝒊𝒄𝒐 𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐

𝐀 𝐋𝐚𝐬𝐭 𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭
𝑇𝑜 𝑅𝑒𝑚𝑒𝑚𝑏𝑒𝑟
















La anatomía dice que el corazón es solo un órgano. Bueno no es que esté llevándole la contraria. El estómago pide hambre con lo insignificante que parece y si no lo satisfaces entonces tus vísceras rugirán cómo si se fuesen a morir. La mente está en constante trabajo y también demanda, pero mi punto es:

A ninguno de esos órganos le préstamos tanta atención como al corazón.

Porque ese maldito es el hijo de puta de todos. Es como un gánster, todos siempre le prestan atención al gánster nunca a sus secuaces, pero este siempre te arrastra al tema más misterioso y complicado en la vida: el amor.
Sí, algo tan separado del órgano tan lejos en el exterior del cuerpo, y el bendito corazón pide a por ello. Una vez lo pide y lo experiencia puedes dar por hecho algo:

Estás jodido y jamás volverás a ser el mismo.






Fiesta de Bodas

Mew está observando desde la mesa de manjares cómo su amigo está felizmente casado con la mujer que eligió. Ambos sentados dentro de una habitación matrimonial en la que muchos novios se tiran fotos. Su animado amigo lo mira aprovechando que el camarógrafo ha hecho una pausa para salvar las fotos.

El amigo lo saluda súper feliz. Moviendo esa manita con velocidad. Mew le regresa una orgullosa sonrisa de labios apuntando la copa de champán en su dirección. El amigo asiente repetidas veces antes de volver a posar con su bonita esposa, ambos sentados en una butaca de pelaje plateado.

Mew carraspea volviendo a acercar esa copa de champán a su pecho. Mira a su alrededor aburrido de no tener a nadie con quién hablar. Hay unas cuantas damas de honor mirándolo deseosas en cada rincón. Todas vistiendo los mismos trajes rosa pastel con diferentes peinados y volúmenes de cuerpos. Todas bonitas. Unas más que otras.

La sonrisa deseosa era la misma en todos los rostros: cornisas alargadas hasta levantar los pómulos, la mayoría sin mostrar lo dientes.

Mew les dirigió una sonrisa igual de sellada solo que incómoda antes de beber de su champán.

—¿No vas a ir con ninguna de ellas? — Una voz pregunta a su derecha. Él mira pausadamente a la derecha para encontrarse a la chica baja con la que una vez decidió salir a causa de su mejor amigo. No fue lo mejor para ambos. Y cuando dice para ambos: es que ambos sufrieron la causa de su rompimiento.

La hermosa chica de baja estatura, cabello ondulado castaño largo por los hombros y caderas curvilíneas lleva puesto un vestido negro corto. Cejas delgadas, nariz de base pequeña como la de una gata, ojos ligeramente redondos sin perder su tirón asiático y boca pequeña de labios carnosos.

Viste un traje corto que le aprieta los pocos pechos que tiene con la línea divisora más exquisita que nunca. Sus piernas de modelo de masa justa y curva expuestas. Ella viste tacones negros que la hacen llegar a los hombros del mayor, tales tienen unas cuerdas similares a las sandalias griegas que culminan poco más arriba de sus destacados tobillos.

Él se le queda viendo anonado mientras que ella está llenando sus cachetes tal cual ardilla con pastelitos de dulce. Alza el cuarto pastelito antes de notar el silencio contrario. Con una mejilla aún llena mira al mayor de reojo. —¿Qué? — Exige la chica.

—¿Qué haces aquí hablándome?

—Estás solo.

—¿Qué hay de ti?

—También estoy sola.

—Únete a las chismosas damas de honor entonces.

Gracias pero ninguna me invitó.

—¿Qué a las mujeres no les gusta invitarse así mismas a cada grupo social?

—No, en serio, ¿Quién te enseñó eso de las mujeres? Porque yo no fui.

Ella gira en las suelas de sus tacones adentrándose un pastelillo más a la boca antes de retirarse. Mew se le queda viendo. Ella ha sido su único y por siempre amor. La única de todas, la última entre muchas. Van dos años desde que rompieron. Pero incluso vivir un tercer año sin ella le está costando. Todo por el maldito órgano ya mencionado.

Ella está caminando pacientemente por las puertas de la ceremonia que dan con los escalones bajo el cielo estrellado. Abrazándose ella sola del frío. Ahora que no está rodeada de nadie se le ve triste. Luce deprimida.

—Triss, espera — Mew llama desde atrás. Ella se detiene en el segundo escalón. Aún sin voltearse. No quiere que la vea triste. No quiere que la vea al borde de las lágrimas. Sin embargo más que palabras, siente como una chaqueta la cubre desde atrás. Protegiendo su pequeño cuerpo del frío. La chaqueta queda demasiado grande para su pequeño cuerpo.

Sin esperarse ese cálido gesto agranda un poco los ojos. Mew la abraza desde atrás. Su mentón gravita sobre su hombro mientras ella sigue tomada de sorpresa.

Ahora es él quién se muestra dólido.

—Perdóname — Susurra dolido. —Por mi culpa perdimos a nuestro bebé. — Él solloza. Ella cierra los ojos dólida con la mera mención. Sus labios comienzan a temblar. El mentón bajo los mismos se arruga. —Por ser egoísta, perdimos a nuestro bebé. Perdóname. — Ahora llora el mayor cerrando sus ojos.

Ella niega con la cabeza repetidas veces. Antes de ponerse cabizbaja sin detener las negaciones. —No — Dice a pesar del dolor en su garganta. Se da la vuelta rompiendo el abrazo y sostiene por sí misma en un puño los laterales de su chaqueta. Ambos se miran dólidos. Lágrimas rodando por las mejillas de ambos. —Fue tu familia. En ningún momento fuiste tú, Mew Regiller — Ella solloza. El dolor en su pecho quemando sus cuerdas vocales. —En ningún momento fuiste egoísta.

Él llora.

—Sé que intentaste hablar con tus padres. Realmente lo hiciste — Ella niega con la cabeza sin dejar de llorar. —pero ninguno quería a una campesina como yo. — Ella brinca sus hombros sonriendo con simpleza a pesar del dolor que restringe sus mejillas.

Mew cierra sus ojos con dolor ante eso. Sin dejar de llorar. Ambos se siguen mirando a pesar de los sollozos. —Tu familia jamás va a querer a una campesina como yo. — Solloza la chica.

—Pero ellos no son yo. Y estoy cansado — Mew toma los laterales de sus brazos. —cansado, de que me digan qué hacer o qué no hacer. — Ambos unen sus frentes. Sollozando. Ojos de ambos cerrados.

—Yo te amo. — Él confiesa.

Triss solloza varias veces antes de decir: —Yo también te amo. — Confiesa en el más bajo e íntimo de los susurros.

Ambos sollozando con sus frentes encima de la una a la otra. —Somos un desastre, ¿no? Mírannos, dos años y aún solteros — Gentilmente agarra un puñado de ese ondulado cabello para acariciarlo desde adentro con sus dedos. Su intento de bromear sale sollozante. Justo por eso ella ríe igual de dólida.

Distancian rostros para verse a las caras. Ambos pendiente a los ojos del uno al otro. —Al menos tenemos esta noche para recordar. — Ella sugiere.

—¿Algo así como nuestra última noche juntos?

—Si nuestro destino no es permanecer juntos, entonces — Ella toma ambas de sus gigantes manos a los lados de sus cuerpos. Entrelaza dedos con el hombre delante de ella. —hagámos que esta noche sea nuestra. — Sugiere con una bonita sonrisa de labios.

Mew sonríe poco a poco hasta bufar.

—¿Qué? — Ella ríe. —¿Suena demasiado loco?

—Eso es lo que siempre me gustó de ti. — Él dice.

—Vamos ¿Qué? — Ella insiste brincando un poco su cuerpo. Ansiosa de oírlo.

—Las ideas tan descabelladas que me recuerdan porque elegí amarte.

Eso ensancha la sonrisa de la mujer cuyos ojos aún amenazan con nuevas lágrimas, pero ella sonríe bonito magullando su labio inferior bajo el superior. Ambos ríen.

👠👞

𝓕𝓾𝓮𝓻𝓸𝓷 𝓪 la casa de Mew Regiller en el auto de tal y entraron a la habitación reconfortante del mismo. Una pequeña habitación con ventana al lado de la cama, un gabetero mármol cerca de la puerta y un póster de una banda tranquila colgando en una pared.

—No has cambiado nada. — Ella dice caminando dentro de la habitación con una sonrisa triste a la vez que admira todo.

—¿Y tú sí? — Él pregunta siguiéndola.

Ella se sienta en la cama. —Yo~ tengo~ un~ ¡perrito! — Ella deja caer sus manitas en su regazo con sus labios selladitos y ojos agrandados simplones. Mew le da una expresión aborrecida.

—Okay, no he cambiado nada. — Admite. Él vuelve a reír negando la cabeza hasta acercarse por completo a ella.

—Bueno, algo sí cambió— Mew trepa una rodilla al lado de su cuerpo y se agacha suavemente tomando esas mejillas acolchonadas en sus enormes manos. Se miran con demasiada intensidad. Mew con una pequeña sonrisa gatuna. Seductora como el diablo. Triss hipnotizada con casi la misma sonrisa, pero más bien expectante.

—¿Qué? — Ella susurra.

—Has callado tus deseos. Ahora debo ser yo quien tome la iniciativa.

Él adelanta su cuerpo haciendo el de ella caer a la cama y se besan suavemente. Poniendo todos sus anhelos deseos en el. Ansiaban besarse desde años. Ansiaban del uno al otro. Poder masticarse entre sí sin el uso de los dientes se siente exquisito. Se sienten finalmente en éxtasis.

Cada beso adhiriéndose como goma de mascar. Chasquidos sonando por demás. Mew ladea su cabeza a la derecha.

Él desplaza su mano libre por encima de su seno derecho bajando por todo el abdomen hasta la separación de sus piernas. Mete la mano ahí para tocar su clítoris sobre la tela de sus bragas.

Ella gime en un último beso antes de que él intencionalmente separe sus rostros. Viendola sutil, seductor y dominante. —Estás toda mojada — Él tentea varios círculos con la yema de sus dedos. Justo entre sus labios íntimos. Hundiendo un poco sus dedos. Ella gime bajo y lento. —¿Fue por mí? ¿Desde cuándo te mojaste? ¿Desde que te paraste solo a mi lado?

Sus preguntas solo la encienden más y ella gime más alto pues los dedos de ese hombre toman velocidad.

—Agh— Ella abre su boca con cornisas agrietadas en dolor. Dolor del desespero pues ya lo quiere dentro. Él abandona esa área exterior y decide hundir su mano en la braga que pequeña se hace sobre su venosa mano y ni los dedos enteros cubre.

Se ve explícitamente cómo él resguarda todos sus dedos menos dos de ellos para entrarlos en su apretado coño. Abriendo paso suavemente, de lado a lado, hasta hundirlo al fondo.

—¡Ah! — Triss gime. Sus gemidos solo motivan al hombre en mover rápido sus dedos. Embistiendola con eso. —¡Huh, huh! Te quiero dentro, Mew-- ¡esto es demasiado...!

Ella desvía la mirada cubriéndose la boca con una mano. Él quita los dedos suavemente entonces.

—Fue un pequeño castigo— Él restaura su mano al lado de la cabeza de la chica. Ambos volviéndose a ver mientras ella aún se cubre la boca. —por actuar tan despreocupada conmigo al principio. Y excitarme con meterte todos esos pastelillos a tu pequeña boca...

Él le acaricia el labio inferior con su pulgar. Triss alza el mentón por el tacto sugestivo. Ambos sin dejar de mirarse con deseo.

—Castígame todo lo que quieras. — Ella le dice con voz grave antes de enderezar la cabeza y besarle un lado del cuello suavemente. BeOS repetitivos, pero suaves.

Mew Regiller gime ante ellos. Cerrando sus ojos con arduo deseo.

👠👞

Cuando finalmente están desnudos, ella acostada con sus erectos senos pequeños a la disposición de él y toda la vista de abdomen a su zona V que depilada luce con la luz de la luna, él posiciona su pene casi adentro de la vagina.

Ella comienza a gemir. Ya sintiendolo.


Ambos vuelven a besarse con gentileza. Labios carnosos echándose para enfrente y para atrás, cada vez abriéndose un poco más de lo necesario para que jueguen sus lenguas. Las desplazan encima de las unas a las otras, vuelven a rotarlas, y hacen cierre a un beso. Ambos gimiendo bajo.

La mano venosa y grande del mayor atrapa la pequeña mano de la chica en la suya. Esa mano pequeña y delicada ya abierta, entrelaza dedos suavemente con el mayor.

La castaña rebota cuando el pelinegro se hunde en ella. Entrando en su húmedo, pero apretado coño.

—¡Agh! — Ella gime suave antes de tomarlo de los cachetes. Todo este tiempo sin desviar sus pequeños ojos rasgados de los suyos. Él lleva su boca a “comer” los apetitosos senos erectos de la chica. Todo esto con delicadeza y sin quitarle la mirada.

Ella no puede con el placer y tira su cabeza hacia atrás. Casi hundiéndola en las sábanas mientras arquea la espalda. Alzando sus pechos al máximo.

La sombra del resto de la habitación hace que las intimidades de ambos tanto como la intimidad en sí (que ya se han hecho una) luzcan oscuras. Apenas y se ven las siluetas.

Tomando esa reacción como iniciativa, el pelinegro comienza a balancear esas caderas de atrás al frente. Tensando y destensado sus glúteos redondos.

Todo suave. Jamás con brusquedad. Siguen tomados de las manos. Esos dedos que 10 son por la unión todos rojos por cada embestida.

Él embiste conciso, pero suave. Sabe dónde dar y cada vez que golpea en ese punto ella siente las ganas de gritar.

—Espera — Ella se da la vuelta clavando rodillas y palmas en la cama para darle su trasero. Él toma sus caderas y la acerca de un jalón a su pene antes de embestirla. Consecutivamente.

—¿No quieres verme a la cara? — Él tienta con una sonrisa. Sus manos aún entrelazadas.

—Es solo que quiero que lo hagamos por atrás. — Ella murmura.

—Mentirosa.— Él acuesta su cuerpo encima del de ella empujando su tórax a quedar acostado en la cama con el trasero alzado. La embiste suave de esa manera acercándose a su oreja. —no me quieres mirar.

Ella frunce el ceño antes de voltear a verlo sobre su hombro. Ambos mirándose. —Tienes razón, pero es porque te amo y si te sigo viendo... ¡agh!

Triss acuesta mitad de su rostro en la cama. Él acuesta mitad del suyo sobre su nuca. Ambos respirando agitados pues se acaban de correr.

—Temo que no te dejaré. — Dice como una niña pequeña aún lidiando con los jadeos exhaustos.

Mew sonríe abrazandola. —Entonces creo que haber renunciado a mi apellido no valió la pena.

—¿Qué? — Ella lo mira sobre su hombro.

Entonces Triss lo empuja a qué quede sentado mientras ella también se sienta con los ojos agrandados. —¡¿Hiciste eso?! — Ella pregunta.

—Sí.

—¿Desde cuando?

—3 meses atrás cuando mi amigo me contó que tu ibas a estar en su boda.

—¡Maldito idiota, incluso lloramos juntos--!

Ella comienza a golpearlo pero él la abraza a su pecho entre risas. Ella sin dejar sus puños.

—Te amo. — Él dice dándole un besito en la cabeza.

Triss deja de mover sus puños.


















































—Yo también.








Responde.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top