|| 𝑁𝐴𝑅𝑅𝐴 𝐸𝐿 𝑂𝑀𝑁𝐼𝑆𝐶𝐼𝐸𝑁𝑇𝐸 ||

PELEA ; todo comenzó con el golpe de kumiko.
                      Al parecer el pelirrojo estaba mas que asombrado, nunca se imagino que kumiko fuera así de fuerte pero a la vez mentirosa. ¿Porque lo había engañado de esa forma? ¿Porque no dijo que ella podía hablar desde el principio?.

Muchas preguntas inundando la cabeza del pelirrojo, tanto que se quedo paralizado y no se dio cuenta que detrás de el estaban ANBU que tenían armas para tratar de acabar con su vida por OTRA orden de su PADRE. Kumiko noto esto y no dudo en golpear a otro contrincante en el estomago con un sello, haciéndolo dormir y volar hacia los que estaban atrás de Gaara. Estos consiguieron moverse antes de que el cuerpo les cayera encima.
Ella rápidamente los miro con sus ojos brillantes ámbar y de la nada, pude ver como unas serpientes salían de su vestimenta, un escalofrió recorrió mi espalda.... pues había unas serpientes largas enredándome y atrayéndome rápido hacia donde estaba kumiko.

Ｋｕｍｉｋｏ：
eres débil, —Dijo mientras lo examinaba de pies a cabeza y lo miraba con disgusto— ya entiendo porque se quieren deshacer de ti

El pelirrojo se empezó a sentir usado y sobre todo, triste...

 « Eres débil » 

9 letras
2 palabras
y un corazón hecho añicos.

Kumiko miro por detrás de gaara, los ANBU los miraban atravez de sus mascaras y ella podía sentir las miradas de seriedad o sorpresa. Ella estaba impaciente por irse lejos de ahí pero ACOMPAÑADA del pelirrojo...

Ella me miro de nuevo, de pies a cabeza. Me tiro a un lado, mis ojos se entrecerraron y pude ver como de las prendas de esta, salían cuantas serpientes. Demasiadas. Tantas que empece a tener mas dudas y preguntas sobre de que exactamente era ella.

«La niña serpiente » 
Así la apodo mi mente

Intente girar mi cabeza para visualizar el lugar pero una serpiente me lo impidió, estaba enroscada en mi cuello, era delgada pero su largura era preocupante. Por lo menos para mi. Yo lo único que podía ver era el otro lado de la calle, como los que estaban por ahí corrían y para mi sorpresa, no era por mi por los gritos y el susto.

Ella.
Le tenían miedo a ELLA.