9. EL HEREDERO CRUEL
╔════•| ༒︎ |•════╗
CAPÍTULO 9
El heredero cruel
✰•☾︎• 𝙎𝙚𝙣̃𝙤𝙧𝙖 𝙙𝙚 𝘾𝙪𝙚𝙧𝙫𝙤𝙨 ℘⁖✭
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Eris la había besado.
Si, la había besado, pero eso solo la confundía más sobre su actitud frente a él.
Durante la cena, Shade tuvo que soportar palabras insolentes sobre su persona y posición. Cómo el lord otoño había anunciado su compromiso ante sus más allegados, los susurros sobre ella se hicieron presentes. Eso incluía a Aideen, el segundo hijo mayor de los Vanserra.
Aideen era uno de los hijos más crueles y egoístas de los lores otoño. Shade siempre se había mantenido alejada de él porque su mera presencia traía desgracia, pues aparte de ser un malcriado desgraciado, había tenido altercados con él varias veces.
La primera vez Aideen intentó acorralarla en un pasillo para aprovecharse de ella, Shade le arrancó con los dientes un pedazo de carne del pecho. Por supuesto Beron defendió a su cría, como castigo hizo que le arrancarán todas las uñas de las manos, aparte de prohibirle a todo sanador del otoño curarla.
Lucien, el menor de los hermanos le curó los dedos con su propia magia. Había sido lo más generoso que un Vanserra había hecho por ella. Y lo había traicionado. Pues ella había intercambiado con su lord el secreto de la pareja de Lucien. Por su culpa, Lucien estaba exiliado de su propio hogar.
Y así como tantos otros, hubieron más altercados con Aideen. Varios de los cuales prefería olvidar. Shade lo odiaba, él le había hecho pasar muchas torturas, castigos infernales. Solo por negarse a ser abusada por él. Ella lo odiaba tanto que si tuviera que deshacerse de Beron, asesinaría a Aideen sin dudarlo al primer momento.
Kerianne pensó que sería mejor evitar a ese Vanserra, y se dedicó a mirar a los músicos contratados para ambientar está noche. El violista usaba notas bajas y suaves, verlo interpretar la melodía le dejaba a ella el deseó de querer tocar una melodía con su propio violín, una que ella quisiera, pues ya no era más la esclava del lord.
Presintió a Eris tras ella, había ido a hablar con Zeren. La presencia de Eris le hizo ponerse en guardia, tanto mental como emocional. Se sentía un poco incómoda con la situación, pues jamás se le había pasado por la cabeza besarlo. Y tampoco se le había pasado por la cabeza que le gustaría aquel beso. Eris se posicionó a su lado para ver junto a ella a los músicos.
—Puedo ordenarle que te entregué su violín, si es lo que deseas —dijo él.
Kerianne sonrió, Eris intentando ser un buen prometido falso era de los más extraño en su día. Aparte de que Zeren la había convencido para que volviera.
—Por favor, no hagas eso —respondió ella.
HORAS ANTES
Después de que Shade asesinara a un hombre del lord, cabalgó hasta el bosque, tenía que atravesarlo para llegar a los puertos y tomar su barco. Eso la mantendría ocupada algunos días, pero apenas se alejó medio kilómetro, una bola de fuego se estrelló en el suelo cerca de las patas de su caballo. Este se puso ansioso, se cabreó y la derribó mientras huyo corriendo. Ella intentó levantarse, entonces alguien llegó a tenderle la mano.
—¿Tan rápido te rindes? —le dijo. Era Zeren, el hermano de Eris.
Pero resultaba sumamente extraño que él la siguiera. Si era otra vez un plan para asesinarla, se defendería, así que puso a la mano su cuchillo de fresno.
—No voy a dañarte, querida cuñada —dijo Zeren mirando a los alrededores. —He venido a pedirte que vuelvas.
Kerianne se levantó rápidamente por su cuenta, aquellas palabras no las habría esperado del traidor hijo del lord.
—Sabes que jamás te haré caso a nada de lo que digas —le respondió Kerianne.
—Solo quiero que sepas que lo que estoy apunto de decirte no es nada sentimental —comentó Zeren—. La cosa es está, Eris jamás enfrentaría abiertamente a nuestro padre, quiere tanto su lugar como favorito del lord, que no lo arriesgaría. Pero de repente, por primera vez Eris se opone a su padre por una simple esclava. Eso es único e intrigante.
—¿A qué te refieres? —le preguntó, aún sospechaba que Zeren guardaba una trampa para ella.
—Hoy por la mañana, Eris enfrentó a nuestro padre para obtener tu completa libertad. Eso significa que no estás huyendo, te estamos dejando escapar —contó Zeren.
—¿Completa libertad? —cuestionó.
—Absoluta. No estás nada obligada a ser la esclava del lord, eres una mujer libre del otoño.
Pero ella, presentía algo de mentira en sus palabras.
—Shade, no dejes a Eris —pidió está vez. —Eres su incentivo, si él se atreve a defenderte, entonces se atrevera a luchar contra nuestro padre.
—¿Quieres que lo manipule para asesinar a su padre? —No era necesario que lo manipulara, Eris quería hacer eso por decisión propia. Pero ella no lograba comprender los motivos de Zeren en todo esto.
Si Eris derrocaba a su padre, él tomaría el trono y controlaría a sus hermanos. Eso dejaba a Zeren sin tanto poder y reconocimiento. Indagar en las trampas de los Vanserra era algo altamente peligroso, por eso ella buscaba alejarse.
—¿Y tú? ¿Qué es lo que obtienes? —le preguntó, cautelosa.
Zeren mostró una pizca de su lado oscuro al decir —Lo que todos los herederos Vanserra quieren, pero no se atreven a hacer. Sacar del trono a nuestro padre. —Continúo Zeren —Y el único que puede hacerlo es Eris, y él necesita de su incentivo para luchar. Tú le das valor, Shade.
TIEMPO ACTUAL
—Así qué ustedes dos van a casarse —dijo la ebria voz de Aideen. Se les aproximó, junto a una mujer rubia que la miró toda la noche con unos ojos de que quería incendiarla viva.
Segun recordaba, ese mujer había estado obsesionada con Eris.
—Debería felicitarte hermano —Aideen meneó el vino en su cáliz—, te tiraste a mojigata de la corte.
—¿Estás celoso, hermano? —inquirió Eris.
—Escuche qué —le habló Selice—se tira a caballos y mujeres feas —se refirió a ella como si no estuviera ahí.
Selice jamás le había dirigido la palabra, y ahora que era la prometida de Eris, obtenía todas las ofensas por parte de ella.
Kerianne soltó una baja risa, Aideen estaba molesto porque Eris podía tenerla y él no. Y Selice era una perra celosa y cruel.
—¿Acaso desea tener un encuentro privado conmigo? —dijo dando un paso firme a Selice—, porqué tiene cara de fea yegua. Ambas características de lo que dice que me gusta tirarme.
Eris sonrió. Selice abrió la boca ofendida, tanto por lo dicho como por su atrevimiento, ya que pertenecía a una de las familias influyentes del otoño, y no podía hablarle de esa forma.
—Las damas no deberían decirse esas cosas —intervino Aideen. Alzó su mano, llamando a un sirviente.
El joven se acercó con una bandeja de dos copas de cristal, dentro había vino de bayas doradas, lo que hacía al líquido verse ambarino. El vino dorado se usaba para celebrar ocasiones especiales.
—Mejor brindemos —dijo Aideen, le entregó su cáliz a Selice, tomó ambas copas y le extendió la de la derecha, a Eris le entregó la de la izquierda. —Por su fuerte unión.
Mentía, ella sabía que mentía. Kerianne se acercó la copa, la olió brevemente. Se la poso sobre los labios, pero antes de darle un tragó, Eris se la arrebató.
—Bebe la mía, cariño —le dijo. Intercambio su copa por la de él, sin ningún aviso.
Kerianne quedó confundida, vió a Eris subir la copa hasta su boca para beberla. Pero antes de tocar sus labios, miró directamente a su hermano y bajo la copa.
—¡Tú! —señaló al joven sirviente— ven aquí.
El sirviente miró con temor a Eris, cuyo rostro se había nublado en seriedad, el joven se aproximó. —¿Si, señor?
—Bebe esto frente a mi —le entregó la copa.
—¿Perdone? —preguntó, parecía no entender.
—Bebe esto —la voz de Eris fue más firme y autoritaria.
La gente de al rededor se calló, poniendo atención a la situación.
El joven sirviente miró a Aideen, pero él lo miraba con el ceño fruncido, como si el chico hubiese hecho una terrible ofensa contra los herederos.
El chico tomó la copa y le dió un tragó corto —No tiene nada, mi señor —dijo alejándose la copa, su mano comenzó a temblar.
Eris miró directamente a su hermano, con el mentón alzado y los ojos fríos. Aideen no mostró nada, nada de duda en su semblante, encaró a su hermano de igual forma.
Fue entonces que se escuchó la copa romperse en pedazos, el joven sirviente cayó de rodillas arañandose la garganta, los labios se le pusieron verdes, intentó tomar aire, pero al hacerlo se desplomó sobre el suelo. Estaba muriendo.
—¡Hagan algo! —chilló Selice con histeria.
Kerianne alzó la vista a Aideen, y él le sonrió con completo descaró.
—Veneno —dijo Aideen—. Quien haya osado en poner veneno en nuestra comida y bebida, será ejecutado y torturado por la familia Vanserra —declaró a todos los presentes, haciéndolos temer.
La gente se vio entre ella, buscando al sospechoso.
Kerianne y Eris sabían que él lo hizo.
Eris le quitó la copa de la mano y se llevó a los labios, bebiendo todo su contenido de un solo trago. Ella intentó evitarlo, temiendo que también bebiera el veneno.
Pero Aideen solo había puesto veneno en la copa de Shade.
𝙵𝙰𝙽𝙵𝙸𝙲 𝙰𝙲𝙾𝚃𝙰𝚁
[ WRITTEN BY / 𝓐𝓷𝓷𝓪 𝓡. 𝓞. 𝓙. ]
19/09/22
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