7. DE ESPÍA A FUTURA LADY
╔════•| ༒︎ |•════╗
CAPÍTULO 6
De espía a futura lady
✰•☾︎• 𝙎𝙚𝙣̃𝙤𝙧𝙖 𝙙𝙚 𝘾𝙪𝙚𝙧𝙫𝙤𝙨 ℘⁖✭
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Alguien la movilizó insistentemente a que se despertara. Ella lo hizo, alarmada por lo que había sucedido la noche anterior. Eris la intentaba despertar, él estaba vestido impecablemente, como siempre, sin una sola arruga.
—Llamé al sanador personal, ha venido a verte —le dijo.
Kerianne se talló los ojos para acostumbrarse a la iluminación de la mañana.
—¿Sanador personal? —preguntó ella al ver al hombre extraño parado frente a la cama.
—Aprendes a tener un sanador personal cuando todos tus hermanos intentan asesinarte por poder —explicó Eris.
Él se alejó de la cama para permitirle espacio al sanador.
—Mi nombre es Khol, señorita ¿Cual es su malestar? —dijo el sanador.
Se aproximó con un cajón de medicinas, herbajes y ungüentos.
Kerianne se apartó la sábana de encima, no pensó en que el camisón de dormir se le había subido y mostraba tanto de sus piernas como se podía.
La vista del sanador se fue ahí, se sonrojó al instante y se puso un poco nervioso. Kerianne se acomodó.
Eris dijo con esa voz gélida que aterraba a cualquier ser vivo —Sea profesional, señor Khol.
—Asi será, mi señor.
—Es mi tobillo —explicó ella. —Ayer se me torció, pero ya no me duele demasiado.
—Ya veo, está hinchado —buscó en su cajón de medicinas.
—Esa herida en tu cara ya no está —le dijo Eris.
—Se sanó —respondió Kerianne. La parte de su sangre fae había hecho el trabajo.
—¿Me permite colocarle este ungüento? Aliviará su dolor durante algún tiempo, por lo que tiene que aplicarlo mínimo dos veces al día.
Kerianne asintió al sanador, pero antes de que se le acercará a untarselo, Eris intervino.
—Es suficiente, mi prometida puede colorcarselo por si sola —dijo haciendo un enfasis en lo de prometida. —Si eso sería todo, puede retirarse.
El sanador asintió, le colocó la tapa al ungüento y se lo entregó.
—Mientras se lo pone tiene que masajear la zona en movimientos circulares —tomó su cajón y se fue de la habitación.
—Estaba ayudándome, no debiste ser tan grosero —le dijo Kerianne.
—Estaba siendo descarado.
—¿Descarado respecto a qué?
—Sera mejor que te vistas, almorzaremos con mi madre. Quiere conocerte.
—Ella ya me conoce.
Lady otoño la conocía desde siempre, era la única persona que la había tratado con amabilidad en el hogar Vanserra.
—Ella no sabe que nos hemos comprometido —Eris estaba ojeando sobres de cartas que le habían llegado.
—En ese caso préstame un arma, quiero ir preparada si volveré a mi habitación —Kerianne intentó levantarse, se apoyó con firmeza para saber si su tobillo aguantaría el esfuerzo.
—No vas a volver a tu habitación —dejó sus cartas en el escritorio y caminó hasta la puerta.
—¿Y como se supone que me vestire, sino me dejas ir a mi habitación?
—Los vestidos pueden venir hasta tí, una ventaja siendo la prometida del heredero otoño.
Cuando abrió su puerta, tres sirvientas ingresaron. Cada una llevaba un bonito vestido para mostrarlo.
—Escoge —le dijo Eris.
En definición, todos eran rojos.
—¿Te gusta mucho ese color, no?
—Escoge o escogeré por ti.
—Eso no sería nada caballeroso —le dijo Kerianne.
Los vestidos eran del tipo que se utilizaba en la corte, la falda pomposa y el escote con decoraciones de piedras preciosas. Ella escogió el de en medio, no tenía piedras llamativas y el diseño era elegante y bonito, el escote y los puños bordados en hilo dorado.
—Ayuden a mi prometida a arreglase —les ordenó Eris. —Y si intentan cometer algún acto que busque afectar la vida o salud de mi prometida, sus cabezas rodarán por el piso de mi habitación. ¿Quedó claro?
Las sirvientas un tanto temerosas asintieron.
Eris había salido de la habitación mientras se arreglaba. Por supuesto, no le dijo a dónde iba, así que cuando se fueron las sirvientas, ella buscó en su habitación un arma para poder llenarse de valor y salir. Y mientras buscaba, Eris tenía lugares muy peculiares para esconder sus armas, en rincones dónde nadie pensaría, excepto ella, pues los encontró.
Había sido un objetivo fácil la noche anterior, porque no tuvo demasiado con que defenderse, a excepción de un cuchillo. Siendo la espía de Beron, una de sus principales reglas era no poseer armas a menos que el lord le diera el permiso.
En el pasillo fuera de la habitación, guardias vigilaban. No estaba segura si eran los de la noche anterior, pero si fuese el caso, sus cuervos los habrían dejado marcados. No sé movieron, ni dijeron nada.
Y mientras bajó las escaleras, Zeren esperaba en el último escalón. Tenía esa misma sonrisa astuta de todos los Vanserra.
—La futura esposa de mi hermano, luciendo radiante y portando las telas de la realeza. Que rápido ascendió una espía.
—¿Acaso perdiste tus telas reales, Zeren?
—Tan encantadora, Shade —dijo él. —Quiza un día te deje mostrarme el placer que le diste a mi hermano para volverte su futura lady.
—Quiza un día te muestre mi placer, al arrancarte los ojos con una cuchara y hacer que te los tragues.
—Para ser la prometida de mi hermano, piensas como él —dijo él. —Lo que me resulta extraño es porqué te eligió a tí como su compañera, ¿Porque querría casarse con la esclava de mi padre? Cuando tú no eres más que la sirvienta eterna de esta corte, eres la zorra que...
—Y tú eres el bastardo más estúpido, grosero y repulsivo que jamás hayan tenido nuestros padres —llegó a decirle Eris.
—Me familiarizaba con tu prometida, hermano.
Pero Eris lucía bastante peligroso, tan amenazador como podría resultar un gran señor.
—No vuelvas a dirigirte así jamas a ella—dijo—, de lo contrario tendré que adentrarme una noche a tu habitación y cortarte la lengua para que no vuelvas a mencinar más blasfemias, hermano.
—Ya comprendo, hermano —dijo Zeren. —La cuervo te tiene entre sus garras.
—A la próxima que te encuentres con mi futura señora —Eris la tomó de la cintura, aproximandola a él con suavidad. —Ten más respetó, o sabrás cómo hago pagar a los que no me agradan.
La guío hacía la salida del castillo, mientras paseaban por el jardín otoñal, Kerianne le dijo —No tenías que defenderme, puedo hacerlo yo misma. —De hecho, había pensado en un insulto muy creativo para Zeren.
—Lo sé —le respondió Eris—, pero ya es hora de que todos aprendan a respetarte, y que sepan que voy a defenderte.
Caminaron hasta encontrar una edificación parecida a un templó, pilares de marmol blanco de dónde se colaba la luz otoñal adentro. Una mesa redonda había sido colocada con platillos de frutas y emparedados. Lady Otoño estaba de espaldas, parecía estar concentrada en el bosque frente a ella, tan enigmático como un misterio.
—Muy bien Shade, estando ahí tendremos que actuar como unos completos enamorados, el uno del otro ¿Entiendes? —mencionó él.
—Es más factible que ella piense que tú estas completamente enamorado de mi, a que yo de tí —dijo ella.
—Es más factible que ella piense que tú estas locamente enamorada de mí.
—Esta bien, interpretarse el papel que quieres. Pero por favor no me llames Shade frente a ella.
—¿Y porque semejante cambio?
—Porque ese fue el nombre que tú padre me dió como su espía. Dime Kerianne.
—Bien Kerianne —le ofreció su brazo como un caballero. Avanzaron hasta la mesa de la alta lady otoño.
La señora se giró, presintiendo su llegada.
—Buen día madre —Eris se separó de ella para darle un beso un beso en la mejilla.
—Buenos días, señora —Kerianne le inclinó la cabeza como una reverencia.
—No tienes que hacer eso, querida. Después de todo las circunstancias nos harán familia —le dijo.
—Madre, ella es Kerianne, mi prometida.
—Nuestra violinista —dijo ella. —¿Quién diría que la música enamoraría a mi hijo, no es así?
Le hizo una seña para que se sentarán. Eris le ofreció su silla cortésmente.
—De hecho él odia mis melodías —dijo Kerianne sentándose.
—De hecho, tus melodías me encantan, cariño —Eris se sentó a su lado—, pero jamás me atrevería a admitirlo.
—A Eris le encantaba la música de niño, era un gran intérprete del piano —dijo la lady.
—No lo sabía.
—Fue hace muchos años —se excusó él, poniendo la servilleta en su regazo.
—Aunque siempre quiso aprender a tocar el violín —dijo su madre, tomó la tetera para servirles. —Terminó aprendiendo a usar una espada y todo eso que los hombres consideran correcto para su especie —respartió una tasa de té para ella y otra para Eris.
—No sabía tampoco sobre eso, pero qué bueno que lo menciona, ¿No te gustarían clases particulares de violín, cariño? —le preguntó en broma.
—Por su puesto, cariño.
Y sin embargó era tan extraño que se dijeran eso, sin una pizca de cariño.
—Así que las cosas van serías entre ustedes, ¿Tienen el lazo? —inquirió lady otoño.
Por primera vez en la vida, Eris parecía un poco avergonzado.
—Es complicado, madre —respondió él.
—En tal caso, es mejor comprometerse por decisión propia, que a que te roben de tu hogar sin ningún permiso —dijo ella, bebió su té.
Por lo que había escuchado de los habladores de la corte, lady otoño había sido robada de su hogar porque lord Beron descubrió que compartían lazo de apareamiento. Otros decían que su familia la había vendido a la corte. Lo que las hacía casi parecidas, pues Beron había hecho de sus vidas un infierno.
Kerianne tomó sin cohibiciones un pedazo de tarta de naranja, se lo sirvió en su plato.
—Está deliciosa—admitió al primer bocado.
—¿Y qué planes tienen a futuro?—dijo la lady— ¿Casarse y después tener un heredero o tener un heredero y después casarse?
Eris se atragantó con su té. A Kerianne casi se le atoraba el bolo alimenticio de tarta.
«Primero muerta antes que tener a un mini Eris corriendo por todo el casitillo»
—Solo espero que sea una mini Kerianne —mintió ella. —¿Tú que dices, cariño?
Eris se tensó —Por supuesto, una niña... sería tan hermosa como su madre —le acarició suavemente el rostro con los nudillos.
Para ser algo falso, ambos actuaban muy bien.
Un guardia se aproximaba, hasta que llegó a ellos se presentó en una reverencia.
—Un mensaje para usted —le ofreció un pedazo de pergamino a Eris.
Él lo leyó en silencio y momentos después se levantó de la mesa.
—Tengo que atender un asunto, pero volveré pronto —le dijo a ambas. —Madre, por favor podrías cuidar de Kerianne hasta que vuelva.
La señora otoño asintió con tranquilidad —Estara en buenas manos.
Eris estaba decidido a irse, en cambio se detuvo y se aproximó hasta ella. Le tomó la mano y le dió un beso suave en el dorso.
—Te veré después, querida.
Kerianne aceptó.
—¿Qué es eso? —le reclamó su madre. —Son prometidos, no seas un tonto avengonzado y dale un buen beso.
Eris parecía querer volver a su faceta discordiosa y egoísta. Pero eso lo dejó atrás en un parpadeó. Les sonrió a ambas y se le acercó para depositarle un beso en la frente, duro pocos momentos y se alejó.
—No la dejes sola con Beron —le advirtió Eris a su madre antes de irse.
Al menos la señora no les había hecho besarse en la boca. Pero si ese hubiese sido el caso, Kerianne no sabía si estaba preparada para recibir ese tipo de beso de él. Discutirían eso más tarde, a solas.
𝙵𝙰𝙽𝙵𝙸𝙲 𝙰𝙲𝙾𝚃𝙰𝚁
[ WRITTEN BY / 𝓐𝓷𝓷𝓪 𝓡. 𝓞. 𝓙. ]
12/05/22
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