Twenty two

Llegaron esa misma noche de nuevo a la manada Lee.

Todos habían estado sorprendidos ya que no esperaron que llegaran tan rápido, además de que tampoco esperaban al humano, pues él había dicho que no pensaba volver.

Sin embargo, el ambiente se había sentido pesado, como si algo malo había sucedido y no tuvieron que averiguar demasiado, pues Rosé les había contado la mala noticia.

—Hyunjin... Él intentó suicidarse poco después que ustedes se fueron... Y Seungmin está cuidándolo, aunque tampoco se encuentra bien.

Felix había sentido pánico al imaginarse a sus primos en tales situaciones, Minho también, por lo que casi corrieron a casa de los Betas, donde ya estaban el Alfa de la manada y la curandera, que era la mismísima abuela Lee.

—Me alegra por fin conocer al Omega de mi nieto. —Dijo la anciana aunque su sonrisa era triste.

—Pero en estos momentos debemos enfocarnos en otra situación.

Todos vieron hacia donde estaban los hermanos, Hyunjin acostado y con semblante pálido mientras que Seungmin tenía los ojos rojos y sólo observaba a su hermano mayor.

—Minnie. —Le llamó el Omega suavemente al poner su mano sobre el hombro del Beta.

Seungmin rápidamente lo miró y no pudo evitar que sus lágrimas se escaparan. Se lanzó sobre el mayor y lloró en su pecho. Felix enrolló sus brazos alrededor de este y compartió su sentir. Podía oler la
tristeza que venía del rubio, escuchar el lento palpitar del corazón de Hyunjin y sintió sus ojos arder, esa situación se había salido de control.

—Intentó ahogarse en el río, Lixie... —Murmuró contra el cuello del Omega. —Si mi Lobo no me hubiese avisado que algo malo estaba sucediendo con él... Y-yo... —No pudo evitar sollozar más fuerte.

Felix abrió sus ojos llorosos con sorpresa y observó a su Alfa, ambos sabían que Seo había hecho exactamente lo mismo.

—Abuela, necesito hablar contigo. —Dijo el pelinegro acercándose a la mujer.

—Seguro, querido.

Ambos salieron de la casa, Felix se quedó y el Alfa de la manada también. Minho llevó a la anciana hacia Seo, que se encontraba con Rosé.

—Hyung, ven conmigo por favor.

Los tres se fueron hacia la entrada del bosque donde ellos corrían.

—Abuela. Supongo que ya sabes quién es él. —Dijo el Alfa cuando ya se hallaban sentados sobre unos troncos.

La anciana observó fijamente al de tez pálida.

—Seo Changbin, ¿cierto? Hijo de Seo Taehyun y Lee Yeri. Tienes 23 años y eres originario de Daegu.

Seo asintió. Levemente sorprendido, pues eso se lo pudieron haber contado. Aunque él nunca mencionó a sus padres.

—Están aquí porque tú también intentaste suicidarte, aunque fue en contra de tu voluntad. Lo hiciste de la misma forma que Hyunjin.

Esta vez, Seo sí estaba incrédulo. Pero Minho no, pues su abuela tenía esa capacidad.

—Hay algo que lógicamente no sabes. Y por lo tanto, todo esto te resulta extraño. —Tomó las manos del menor suavemente y cerró sus ojos. —Tus padres... Al igual que los padres adoptivos de Felix, son cazadores. —Dijo firmemente.

Seo hizo una mueca. ¿Era eso cierto?

La anciana lo miró a los ojos y Changbin se sintió extraño. —No lo sabías. Mucho menos sabías que ellos experimentaban contigo.

—¿Qué dice? —Cuestionó perplejo.

La mayor suspiró. —Cuando cumpliste un año de edad, empezaron a inyectarte sangre de los Lobos que capturaban porque querían saber si era posible que un humano se convirtiera en uno. —La anciana hizo una mueca. —No eras la única persona con quien lo hacían.

Changbin vagamente recordó que sus padres tenían una especie de laboratorio al que él no tenía permiso de entrar bajo ningún motivo. Siempre pensó que era por las investigaciones que ellos hacían, pero más de una vez observó algunos tubos de ensayo llenos de un contenido rojo... ¿Habrá sido aquello la sangre de los Lobos?

—Nunca supe que ellos hayan capturado a un Lobo. —Dijo aturdido.

—Ellos siempre te tuvieron al margen, eras un niño, pero eso no los detuvo de experimentar contigo. A raíz de ello, la sangre de Lobo que corre por tus venas mezclada con la propia, fue la que recibió el llamado de su pareja... No eres un Lobo como tal, pero llevas la sangre de uno. Lo
que provoca que puedas sentir levemente lo que un Lobo completo experimenta. Dime, ¿has sentido en algún momento un insano deseo por consumir carne cruda? ¿Un insano deseo por olfatear a Felix? Que era la persona que vivía contigo 24/7. Además de ser demasiado posesivo
con quien fue tu novia...

Changbin lo pensó. Y sí. A veces él veía la carne congelada en el supermercado y sentía hambre, quería comer esa carne ahí mismo, cruda y con sangre. Él por un momento pensó que era un pensamiento psicópata, pues ningún humano normal comería carne cruda y ensangrentada, era
repulsivo. Pero ahora... Ahora eso podía tener un poco de sentido. Y si lo pensaba mejor, más de una vez se descubrió con la nariz enterrada en el cuello de Felix. El que en ese entonces era pelirubio, siempre le decía que se comportaba como un perrito, olfateándolo... Pero Seo decía que era
porque siempre le gustó el aroma natural de Felix. Y ni se diga de su lado territorial con Jennie, varias veces pelearon por eso.
Dios... ¿Era aquello posible?

—Sí... Me pasó, las tres cosas... —Respondió sin saber qué pensar.

—Tu sangre de Lobo, reconoce a aquellos dos como tus parejas pues estamos influenciados por la Luna que es la que decide nuestro destino. Es por eso que puedes sentir sus emociones, pero sigues siendo humano, por lo que a ti no te afecta aquella insoportable necesidad de estar con ellos, tú no te enamoraste a primera vista como sucede con nuestra gente cuando conoce a su destinado, sin embargo; Seungmin y Hyunjin si están sufriendo por el rechazo.

—¿Me van a obligar a estar con ellos? —Cuestionó confundido.

—No. Nunca. Esa es cuestión tuya. Al ser humano, como repito, no sientes dolor como tal. Sólo las leves emociones de los Betas, por lo tanto, si no los quieres, nadie te obligará a que estés con ellos. Pues el rechazo es algo con lo que un Lobo debe lidiar, por más destinados que sean, si uno
de los involucrados no acepta al otro, se debe resignar aunque corra el riesgo de morir. —Explicó con pesar. —También se debe a qué tan fuerte puede ser nuestro Lobo ante las adversidades.

Seo no sabía qué decir. ¿De verdad tenía sangre de Lobo corriendo por sus venas? Eso explicaría algunas cosas que para él, que en su momento fueron demasiado extrañas.

El comportamiento frío de sus padres, las bolsas negras que a veces veía cuando las sacaban por la parte trasera de la casa y cuyo contenido nunca supo. Los viajes a las montañas, que para él siempre fueron incongruentes, pues ¿qué hallarían en unas montañas sin vida? Pero vaya
sorpresa, eran las mismas montañas en las que se encontraba en esos momentos.

Él recordaba sentirse seguro y a gusto con Felix desde que lo conoció, era inevitable el querer olerlo y tocarlo. Como si fuese una necesidad primitiva que él había asociado a la falta de cariño en su
hogar, pues Felix nunca le negó un abrazo o una caricia.

—¿Qué se supone que debo hacer ahora?

—Decidir. ¿Quieres aprender las costumbres lobunas o quieres seguir viviendo como humano? En cualquier caso, no habría mucha variación. Lo que si debes hacer, es decidir con el corazón, y
decidir porque así lo quieres, no porque estés bajo presión. De eso depende tu bienestar mental y emocional.

Seo simplemente asintió.

—¿Hyunjin y Seungmin están mejor? —Preguntó con un deje de preocupación.

—Lo estarán, eventualmente. —Respondió la Omega.

Eso no había sido muy alentador. Pero ahora que sabía el por qué de sus acciones... Necesitaba acostumbrarse a su nuevo ser. Si bien seguía siendo humano, el saber que tenía ciertos instintos de Lobo, no era algo para dejarlo pasar a la ligera. Y luego...

Él quería darse una nueva oportunidad, los Betas estaban bien, pero él necesitaba sanar primero.

¿Será qué aquellos dos lo entenderían?

—Sólo lo sabrás hablando con ellos. —Dijo la anciana con una pequeña sonrisa. —Tómate tu tiempo, haz pasado por acontecimientos difíciles. Como bien piensas, primero debes curarte. Aunque estoy segura que esos chicos esperarían por ti, toda la vida.

Changbin en cierta parte creía que eso sí podía ser posible... Y se sintió bien.

—Ahora debo interrogar a cierto Omega que llevará a mis bisnietos en su vientre muy pronto. —Dijo casualmente mirando con picardía a su nieto.

—¡Abuela! —Gritó el Alfa avergonzado mientras la seguía.

Y Seo sonrió, él quería pertenecer a ese cálido círculo al que llamaban manada.

Pero también quería ver a los Betas...

Necesitaba asegurarse que estaban en sintonía.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top