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✿⠀· ᥲ fιᥱrყ romᥲᥒᥴᥱ ᥕιth Tojι
Fᥙshιgᥙro ᥲᥒd Hιᥒᥲtᥲ Hყᥙgᥲ
Un millón de suposiciones en el mundo y nunca habría predicho que pasaría así la noche del sábado.
El único sonido en el salón era el tic tac del reloj de pared y su ocasional intranquilidad. Sus vaqueros se rozaban por el rebote de su pierna, una válvula de escape para su nerviosismo. Hinata Hyuga jugaba con las mangas del jersey, balanceándose hacia adelante y hacia atrás.
No sabía a qué achacar su nerviosismo, si a la ansiedad o al frío. Quería optar por lo segundo, pero sabía que lo que estaba haciendo ahora significaba que tenía que ser lo primero ¿Quién si no estaría esperando a que un puto escolta fuera a su casa?
Volvió a mirar el reloj y puso los ojos en blanco ante sus propias payasadas. Aún faltaban diez minutos para que llegará ¿Por qué ya se encontraba tan húmeda y nerviosa? Eso era patético. Bueno, conseguir un acompañante ya era demasiado patético de por sí.
Sinceramente Hinata no esperó encontrarse en esa situación. Cuando un acompañante se había quejado de que su agotadora profesión y sus largas jornadas laborales no le dejaban espacio para tener una vida personal, ella había estado de acuerdo con entusiasmo. Era algo con lo que había estado luchando durante años, fue la razón por la que su último novio había roto con ella, diciendo que su trabajo la consumía demasiado y que se sentía ignorado.
Hinata trabajaba más horas que nadie, incluso más que otra persona que conociera.
Aunque le encantará su trabajo hasta el punto de no cambiarlo por nada del mundo, sabía que eso significaba sacrificar relaciones, el amor y la intimidad, incluso el simple contacto físico, tanto que ahora se encontraba bastante hambrienta de caricias que dolía.
Una de sus compañeras de trabajo le había recomendado un servicio de acompañantes, diciéndole que literalmente le había salvado la vida. Una exageración por su parte, estaba segura, pero cuando había husmeado en esa página se quedó bastante sorprendida al ver lo sistemático y profesional que era todo. El sitio web era limpio y organizado, tenía todo en cuenta, incluso le hicieron rellenar un formulario de consentimiento de casi seis páginas, con todas las opciones sexuales y perversiones conocidas por la humanidad.
La página web afirmaba que el servicio contaba con un sofisticado algoritmo para asegurarse de que cada cliente se encuentre en su zona de confort que mejor se adapte a sus necesidades sexuales, incluso la animaba a ser totalmente sincero al rellenar todo eso. Sintió su cara arder al llenarlo, pero pensó largo y tendido en cada opción que marcaba con un si o un no. Estaba pérdida, en serio estaba pérdida, porque Hinata tenía muchas fantasías en la cabeza que jamás ha probado en su corta vida, ni siquiera con sus anteriores parejas. La hizo dudar, preguntándose si eran cosas que quería probar por primera vez con un completo desconocido.
Oh, créeme, lo sabes.
Mei, su compañera de trabajo, cuando platico acerca de sus penas simplemente balanceo la pierna y le dio un trago a su café echándose hacía atrás mientras le dedicaba una sonrisa burlona:
⠀─⠀Cuando digo que estos hombres saben lo que hacen, es que saben lo que hacen. Yo digo que es la mejor opción si quieres una aventura entre las sábanas. Porque no importa cómo respondas, el tipo sabrá cómo manejarlo.
Y así es como después de muchos días de releer su formulario cuidadosamente y elegir si en cada opción que quería probar, Hinata respiró hondo y lo envió. Sintió arrepentimiento instantáneo en cuanto lo hizo, preguntándose que coño estaba haciendo. Era una mujer con mucho éxito pero ahí estaba, contratando a un hombre para que la follara de forma indecente y pecaminosa.
Dios ¿En donde se metió? Si su ex pudiera verle ahora...
Durante los días siguientes, realizó el proceso de pago y concretó una cita. Habló por teléfono con una señora de mediana edad que tenía un tono de voz perfecto para el servicio. Le contó todos los detalles que necesitaba conocer y las horas que le iban a dar, le envió un número así pudiera comunicarse con la agencia después y un montón de cosas más.
Fushiguro Toji.
Trago saliva mientras anotaba el nombre en el papel, sin prestar atención a sus palabras con la mirada fija en el. Así que ese era el hombre con el que se acostaría ¿Estaba bien? Tal vez ya estaba mal de la cabeza.
Cuando finalmente colgó, medito en la opción de cancelar la cita, pero la idea simplemente la hizo molestarse. Vamos Hinata ¿Cuál era el problema? La señora del teléfono dijo que era una agencia grande, de ámbito nacional, que tenía miles de clientes, así que probablemente estén haciendo algo bien ¿Y a quién le importa ella? Era una mujer trabajadora con necesidad como todas. Sólo estaba satisfaciendo una de sus necesidades, sólo eso.
Controlate.
Y aquí estaba, un frío sábado por la noche esperando a que el tal Fushiguro Toji aparezca en su puerta. Casi se sobresalta cuando suena el timbre dos minutos antes de la hora que se había acordado. Hinata se levantó del sofá de manera torpe, respiro hondo y se dirigió hacía la puerta, miro por la mirilla y maldijo al ver sólo el pecho y los hombros sin poder verle la cara. Estaba tan nerviosa que ni siquiera se había dado cuenta de que era extremadamente alto, sólo se dio cuenta de ello cuando abrió aquella puerta.
Fue lo primero que noto, lo enorme que era.
Aunque su holgada sudadera ocultaba toda su figura, no había duda de lo ancho que eran sus hombros, ni de que era tan alto que casi la empequeñecia. Sintió que su corazón le daba un vuelco, desvaneciendose.
10/10 para la agencia de acompañantes por la opción del tamaño. Ese hombre era enorme.
Tenía el cabello negro azabache, en punta y aún así domado, parecía muy suave. La miró con una sonrisita llamándole la atención esa cicatriz que tenía en la comisura de los labios. De algún modo, aumenta lo sexy que era. Si, ese hombre era un sueño húmedo andante, lo que ocasionó en Hinata deseos de darle con la puerta en las narices.
⠀─⠀¿Hinata Hyuga?
Preguntó y la aludida asintió para confirmar su identidad. Por instinto, le devolvió la pregunta, haciendo que asintiera y que su labio se curve un poco más. La Hyuga casi se estremece al notar como sus ojos recorrían su figura, por un instante deseó haberse arreglado antes de que llegara.
⠀─⠀Entra...⠀─⠀se atragantó, haciéndose a un lado para dejarle pasar.
Entró a trompicones, con movimientos casi lentos y perezosos pero suaves. Se le cortó la respiración cuando su colonia inundó todo sus sentidos. Joder, también olía muy bien. Sus dudas aumentaron pero sacudió su cabeza, seguro ya había estado con muchas mujeres, su trabajo consiste en tener buen aspecto y ser bueno en la cama.
Por supuesto que era atractivo. La agencia le había prometido que todos sus trabajadores eran físicamente guapos. Para cuando Hinata cerró la puerta y puso el seguro, entró al salón mirando a Toji parado en el centro del mismo, mirando a su alrededor. Tenía las manos en el bolsillo de sus vaqueros mientras se mordía el interior de la mejilla. Se volvió para mirarla una vez más, mostrándole una sonrisa de lado, ella volvió a tirarse de las mangas, avivando aquel hábito nervioso.
Lo oyó resoplar.
⠀─⠀Mi jefe tenía razón, nunca has hecho esto antes.
La azulada parpadeo, no espero que le dijera eso, ni que tuviera un tono tan áspero. Casi le ofendió, como si pensará que era una de esas chicas perdedoras. Cuando Toji noto su mirada y el ceño fruncido inmediatamente levantó sus manos soltando una risita.
⠀─⠀No lo digo de mala manera, cariño. Sólo me tomaste desprevenido teniendo en cuenta la mierda que marcaste en tu formulario.
Eso la hizo inquietarse un poco. Saber que ese hombre desconocido sabía todo lo que quería en el dormitorio era algo desconcertante, y si a eso se le sumaba lo acalorada que se puso de repente su mirada, sentiría que su interior se agitaba completamente.
⠀─⠀¿Quieres un té?⠀─⠀soltó sin saber que más decir. Él levantó una ceja en respuesta, haciendo que Hinata se encogiera.⠀─⠀... tal vez café.⠀─⠀añadió.⠀─⠀o sólo podríamos... um ¿Ir al dormitorio? Yo no...
Su cara estaba tan caliente que quería llorar. Finalmente Hinata suspiró rindiéndose, sintió que sus hombros se desplomaron susurrando un no sé lo que estoy haciendo.
Eso hizo que Toji soltara una leve carcajada, caminó hacia el sofá y se dejó caer sobre él. Dio una palmadita a su costado indicando que se sentará a lo que ella obedeció rápidamente, incapaz de seguir mirándole a los ojos. Ya no podía empeorar más las cosas luego de aquel acto tan patético de hace segundos. Sin duda había tocado fondo.
⠀─⠀¿Por qué contrataste un servicio de acompañantes?⠀─⠀preguntó Toji, sacando a Hinata de sus pensamientos. Ella lo miró y vio notable curiosidad en sus ojos, bajo el barniz de aburrimiento que se extendía por su rostro.
Hinata sólo pudo encogerse de hombros.
⠀─⠀Trabajo demasiado, así que quería aliviar el estrés. Mi compañera de trabajo me dijo que tu agencia era buena, ahora estoy un poquito, muy arrepentida.⠀─⠀explicó concisamente.
Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro al oír sus últimas palabras, girándose hasta estar frente a ella. Pasó el brazo en el respaldo del sofá, apoyando la cabeza en su puño cerrado mientras la miraba fijamente.
⠀─⠀No te arrepentirás cuanto acabe contigo, cariño.
Sus palabras le cortaron la respiración, todo su cuerpo se puso rígido de pronto. Para el ojo entrenado de Toji, su movimiento fue obvio, es lo que hizo reír suavemente.
⠀─⠀¿Esto te gusta? Bueno, no me extraña, te gusta hablar sucio ¿Verdad?
Se acercaba más mientras hablaba, acercó su mano hasta que su dedo recorrió su pómulo, la mandíbula y por último su labio. Sintió como su corazón latía a mil por segundo, haciendo que Hinata abriera su boca por instinto.
⠀─⠀Me pregunto que te excita más ¿Qué te elogien? ¿Quieres que te llame buena chica? O quizás sólo eres una putilla desesperada.
Su voz era áspera, el aire estaba cargado y, a pesar del frío, el calor inundó sus venas. Sintió que apenas podía respirar, temerosa de hacer cualquier movimiento que pudiera alejar a ese hombre de su lado. Sintió el pulso cuando sólo se inclinó hacía adelante acercándose a ella.
⠀─⠀¿Conoces el sistema de colores para las palabras seguras?⠀─⠀Hinata asintió, oyendo un bien por boca del Fushiguro.
Fue ahí cuando sus labios se encontraron de una manera lenta, perezosa, como todos sus movimientos. Sus labios se deslizaban sobre los suyos de un modo casi sensual.
Su mano tomó su nuca y la inclinó a su gusto, profundizando el beso. Su lengua jugueteó con sus labios hasta que los separó. Las lunas de la Hyuga se pusieron en blanco, un escalofrío recorrió su columna vertebral y sus manos se alzaron para enroscarse en el material de su sudadera.
Él facilitaba cada movimiento de su boca, como si la incitará a seguir respondiendo con la misma fuerza, arqueandose más hacía él, apretando más fuerte sus labios, e incluso lamiendo un poco dentro de su boca, aunque fue tímido. Hinata sintió que su boca de curvo cuando se separó, un chirrido húmedo cuando sus labios se separaron.
Gimió en señal de protesta, sin reconocer su voz, y él se rió.
⠀─⠀Tenemos toda la noche, cariño. Tómalo con calma.
Sus manos se movieron hasta que la tuvo en su regazo, fue su primera prueba de la fuerza de Toji. Casi se entristecía al ver lo fácil que le resultaba tirar de ella, sintiendo opresión en su pecho. Estar sobre él le hizo sentir todos sus planos duros de su torso, Hinata por fin dejó que sus manos vagaran. Toji no se detuvo, vio cómo sus dedos desaparecen bajo su abrigo y se encontraban con su piel desnuda.
Aspiro su aroma inclinando la cabeza hacia arriba para encontrarse de nuevo con sus labios mientras sus manos comenzaban a explorar. Toji jadeo, dejándola guiar el beso está vez, había jugado sus cartas con mucho cuidado para asegurarse de que saliera de su caparazón. Esa idea logró excitarla aún más, estaba segura de que había empapado su ropa interior de encaje. Manoseo su camiseta, tirando un poco de ella.
⠀─⠀Quitatela, por favor.
Toji le mordió el labio inferior.
⠀─⠀¿Por favor, que?
Sintió que se excitaba aún más al captar su insinuación. Otra cosa que había mencionado en su formulario. El cuerpo femenino se puso rígido, pero Toji apretó sus costados y deslizó sus manos bajo sus jersey para frotar su piel.
⠀─⠀Dilo nena, y haré lo que quieras.
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