Ya habían pasado varios días desde que aquel delta había iniciado las clases en su nuevo colegio. Varios días donde Wonwoo lo observaba cuando estaba distraído.

Ya era de noche, su madre había preparado la cena y en esos momentos la estaban disfrutando. Entre ellos había un silencio para nada incómodo, pero fue el lindo omega quien decidió romperlo.

—Mami...—Canturreó Wonwoo mientras su padre ponía su atención en él. —¿Te puedo hacer una pregunta?

—Dime, ¿Qué sucede?—Dice su madre mientras colocaba los cubiertos que estaba usando hacia un lado.

El pequeño Myoui se quedó callado por unos segundos, hasta que volvió a hablar.

—¿Qué... qué opinas de los delta?—Pregunta el omega un poco nervioso por la respuesta de su madre.

—¿Los delta?—Wonwoo asintió ante la pregunta. —Pues... son seres apestosos y demasiado agresivos, pero...—Mina suspira. —No sé, nunca he conocido a uno, lo que te acabo de decir es lo que he escuchado sobre ellos... ¿Por qué me lo preguntas?

El omega observó a su madre directo a los ojos para después desviar su mirada a sus manos, las cuales movía nerviosamente.

—En mi salón hay un delta, su nombre es MinGyu, pero...—El solo recordar su nombre hace que sus mejillas comienzan a calentarse. Mina sonríe enternecido ante la tierna imagen que su hijo daba.

—¿Te gusta?—Le pregunta su madre, haciendo que se sonrojara todavía más.

—¡¿Eh?! E-este... y-yo... b-bueno...—El hermoso omega comenzó a tartamudear por lo nervioso que se sentía, haciendo que su madre riera ante esto.

—Si a ti te gusta, y a tu omega también... yo no tengo problemas con ello. —Wonwoo baja su mirada de nuevo a sus manos, para después asentir lentamente. —Pero...—Habla de nuevo Mina, por lo que el omega levanta su mirada hacia su madre. —Ten cuidado con él, no quiero perderte a ti también. —Después de decir eso, sostiene la mano de su hijo.
Wonwoo se levanta para ir a abrazar a su madre, tratando de transmitirle su cariño.

— Voy a tener cuidado, lo prometo.