Capituló 15: Angel.
Los padres del menor le explicaron que habían reunido el dinero suficiente para pagar su operación gracias a una pequeña gran ayuda. Félix rápidamente dirigió su vista hacia su novio. Se ganó un pequeño regaño seguido de un llanto y muchas emociones juntas. Félix estaba feliz y eso para él era todo.
Christopher tenía tantas emociones contenidas que estaba a punto de explotar. Había imaginado ya tantos posibles escenarios con Félix luego de su operación que hasta podría correr hacia un estudio a montar su propia película. Miedo, emoción, tristeza, felicidad, ¿era acaso posible tener tantas emociones juntas? Aparentemente sí.
Félix tendría que pasar la noche en el hospital porque al día siguiente, a las nueve de la mañana, realizarían la operación. Christopher prácticamente le rogó al doctor a cargo para que lo dejara pasar la noche al lado de Félix.
Tanta fue la insistencia que hasta consiguió una camilla para dormir ahí.
—¿Estás nervioso? —le preguntó al menor en un susurro.
—Un poquito —reveló—. Pero estoy más emocionado.
—También estoy emocionado... Y asustado.
—¿Asustado por qué? —la verdad él también estaba asustado, aunque el doctor les explicó miles de veces que la operación no era nada riesgosa, sólo un poco difícil.
—¿Y si no te gusta mi cara? Casi todos los que me conocen piensan que soy atractivo... Pero sólo me interesa si tú piensas eso.
—Ah, eres un tonto Channie. Incluso si tu rostro no fuera el mejor, o si efectivamente fueras feo, seguiría sintiéndome igual por tí.— Eres mi novio precioso y eso no va a cambiar.
—¡¿POR OUÉ DIABLOS ERES TAN LINDO?!
—Shhhh, no grites o la enfermera vendrá a echarte otra vez.
—L-lo siento —Félix soltó una risita y acercó su mano al rostro de Christopher.
—Realmente no importa si eres atractivo o no...
Cuando acaricio tu rostro mi corazón late muy muy fuerte, y estoy seguro de que incluso después de conocer tu rostro, seguirá siendo así.
—Santo cielo Félix, me tienes peor que colegiala primeriza enamorada —ahora el menor rió con fuerza.— Ya, bonito, es hora de dormir. Mañana tendrás un día muy duro.
—Está bien Channie. Despertaré antes para que me des un gran beso de buena suerte —la sonrisa de Christopher fue grande y brillante, tanto así que sus mejillas dolieron.
—Claro mi amor, te quiero mucho —se acercó un poco y besó suavemente sus labios, Félix sonrió levemente y devolvió el beso.
—Te quiero más, Channie.
Ambos cerraron sus ojos con una sonrisa plasmada en sus rostros. Todos los nervios que Félix sentía hace unos minutos desaparecieron gracias a Christopher, aunque este último seguía demasiado ansioso.
La noche pasó bastante rápido. Christopher despertó temprano para salir de la habitación y Félix, tal como había dicho antes, despertó temprano para recibir un gran beso de su novio.
Christopher estuvo un buen rato diciéndole cosas bonitas al menor para tranquilizarlo, aún cuando ni él mismo podía con sus nervios.
—Christopher querido, pareces padre esperando a su mujer embarazada —se burló la madre de
Félix.
El azabache soltó una risa nerviosa y siguió caminando de un lado a otro. Hace sólo un par de minutos había comenzado la cirugía de Félix y Christopher ya no podía vivir más con la incertidumbre.
¿Y si algo salió mal? ¿Y si dolió? El no quería que Félix sufriera. Estaba tan ocupado pensando estupideces que no notó cuando ya había pasado una hora, sólo dos más y podría pasar a verlo. Una mezcla de ansias y miedo comenzó a inundar a Christopher.
Sólo faltaban diez minutos. Chris pasó de caminar de un lado a otro, a sentarse en las sillas junto a la habitación donde el menor estaba siendo operado, ganándose miradas fulminantes de las enfermeras. Escuchó a los doctores decir algunas cosas que desafortunadamente no logró entender, a excepción de un par de palabras.
—Despertar... Dos años... —fue lo único que logró entender y aún así acabó completamente nervioso.
¡¿Félix despertaría en dos años?! ¿Su bebé estaba en coma? Pero los doctores dijeron que todo saldría bien. Sintió como la fuerza en sus piernas se debilitaba y tuvo que regresar a su silla. Luego de unos tortuosos minutos uno de los doctores salió. Chris se levantó rápidamente de su silla y atacó con preguntas al pobre hombre.
—i¿Félix está bien?! ¿Todo salió a la perfección? ¿Podrá ver otra vez? ¿Podrá ver mi rostro? ¿Cuándo le darán de alta? i¿Félix estará en coma por dos años?!
—Wow, cálmate niño, ¿de dónde sacaste que estará en coma por dos años?
—Lo oí desde aquí...
—Santo cielo, si vas a espiar procura hacerlo correctamente. Ahora escúchame. La operación fue un éxito, las enfermeras están haciendo un par de revisiones para darle sus lentes al paciente, esos lentes tendrá que usarlos por dos años hasta que su vista se acomode. Él está despierto y tú puedes entrar ahora si sus padres lo permiten —Christopher de inmediato dirigió su vista a los progenitores del menor y estos asintieron. Después de todo Félix debería verlo primero a él —¡Pero en silencio! Y se paciente hasta que las enfermeras permitan que te acerques.
—¡Si, sí, sí! Muchas gracias doctor, es un ángel —literalmente corrió hacia adentro de la sala, pero se detuvo de golpe cuando una de las enfermeras lo miró con reproche.
La luz era, irónicamente, cegadora. La enfermera le preguntó al menos tres veces sí sentía algo cuando posaba la luz sobre su rostro y él respondía que por favor la quitara, era demasiado fuerte.
—Hum, señorita... —llamó a una de las enfermeras, aún con sus ojos cerrados.
—¿Dime?
—¿P-podría llamar a Im Jaebum? Quiero verlo.— la mujer sonrió y le hizo un gesto al azabache para que se acercara. Christopher obedeció de inmediato y caminó hasta la silla junto a la camilla —¿Channie? —el nombrado sonrió.
—Soy yo bonito, ¿por qué aún no abres tus ojos?
—¿C-cómo podría? Si abría mis ojos vería a alguien más, y al primero que quiero ver es a tí, pero v-voy a abrirlos ahora —el corazón de Chris estaba a nada de explotar de ansias y nervios. Realmente esperaba lucir atractivo ante Félix, aunque estuviera consciente de que al menor eso no le importaba.
Félix abrió lentamente sus párpados tratando de volver aún más increíble el asunto.
Primero se asustó un poco, todo era blanco y bastante luminoso, pero aparentemente era sólo el color de la habitación. Dirigió su vista hacia la ventana y casi llora de felicidad cuando vio unos hermosos árboles de un verde único. Al parecer estuvo bastante tiempo con su vista fija en la ventana, pues sintió un carraspeo proveniente del chico a su lado. Félix tragó saliva y de golpe dirigió su vista hacia la derecha.
Lo primero que vio fue un brazo, se veía fuerte, luego un par de hombros que, junto a esa chaqueta negra, lucían excelentes, luego su vista subió hasta sus labios, aquellos que tantas veces había besado y los cuales ya conocía a la perfección, siguió subiendo por su nariz hasta llegar a sus ojos y ahí quedó. Félix podía jurar que jamás en su vida había visto unos oios más hermosos, además sobre uno de ellos resaltaba un par de lunares. El cabello de Chris, al igual que sus ojos, era completamente negro y precioso. Félix finalmente consiguió una vista completa del rostro de Christopher.
No sólo había despertado con la imagen de un ángel frente a él, sino que además éste ángel le sonreía con la sonrisa más hermosa del mundo.
Con suma delicadeza acercó una de sus pálidas manos a la mejilla del azabache, acariciándola suavemente. Christopher cerró sus ojos ante el tacto y sonrió, mientras las lágrimas caían abundantes desde sus ojos.
—¿P-por qué lloras? —preguntó el mayor, quien se encontraba en la misma situación.
—Estoy feliz... Porque pude conocer tu rostro —Christopher sonrió mientras limpiaba una de sus lágrimas —¿Te habían dicho antes que eres totalmente precioso? —Christopher negó.
—Jamás como tú lo haces.
Christopher comenzó a acercar su rostro al de Félix, éste último con sus ojos muy abiertos esperando grabar permanentemente la imagen del mayor besándolo en sus retinas.
Luego de eso, cerró sus ojos, ya completamente seguro de como se veía el azabache mientras unían sus labios, y aún más seguro de que aquella imagen querría guardarla para siempre.
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