Capituló 09: Confidence.
La reciente relación de Christopher y Félix iba de maravilla, porque sí, ellos ya eran novios.
Christopher se sorprendió demasiado cuando un Félix con sus mejillas teñidas de rojo se acercó tímidamente a pedirle que fuera su novio. En ese momento se sintió un cobarde total, pues él tenía la intención de pedírselo primero, pero sus nervios no lo dejaron.
La gonna en que el menor lo hizo fue algo increíble o memorable, pero para Christopher se convirtió en algo que jamás olvidará.
A pesar de que todo parecía ir de maravilla, algo andaba mal. Christopher desaparecía en las tardes. Aunque siempre acompañaba al menor hasta su casa, no estaba en línea por el resto de la tarde. A las siete recién regresaba, pero sólo para hablar un poco con el menor y luego volver a desaparecer, para hacer sus tareas o para ir a dormir si estaba muy cansado. Félix no quería preguntar, tal vez era algo personal y él, a pesar de ser su novio, no tenía derecho de invadir su privacidad, pero aún así le era difícil soportar el rechazo del mayor cuando lo invitaba a salir, o a tomar un simple helado.
—¿Y si Christopher ya se c-cansó de mi?
—Mi niño... Claro que no. Ni Christopher ni nadie se podría cansar de ti. Además se siguen viendo en los recesos, si realmente no te quisiera más, te ignoraría incluso ahí.
—Está bien... Tal vez debería ser un poco más cariñoso con él, ¿me ayudarías a prepararte galletas? Christopher ama las galletas— la mujer sonrió enternecida y asintió.
—Por supuesto, cariño.
Félix podía jurar que jamás se había esforzado tanto en preparar algo. La mayoría de las veces lo hacía sólo para él, pero esta vez era para alguien más, y no cualquier persona, sino alguien muy importante, su preciado novio.
Con las galletas detrás de la espalda esperó a su novio en la puerta de su propia casa como siempre lo hacía. Al llegar, el mayor le dedicó una de sus hermosas sonrisas, las cuales sólo aparecían cuando lo veía a él.
—¿Qué tienes ahí?— miró con las cejas alzadas al menor, refiriéndose a lo que escondía tras él.
—E-Es algo para ti...
—¿Algo para mí?— el rubio asintió —. Wow, ¿que hice bien?
—¡Todo!— el mayor rió avergonzado—. T-Ten— estiró sus brazos dejando a la vista una bolsita llena de galletas decoradas con diversos glaseados.
—¿Las compraste para mí?— el manor negó, bajando la mirada al sentirse avergonzado.
—L-Las hice para ti.
—Las hiciste... Lix, precioso, no tenias que hacerlo— caminó hasta el manor posando ambas manos en sus mejillas, mirándolo con ternura.
—Pero quise. No tengo muchas formas de demostrarle cuanto te quiero, pero soy bueno con la repostería, y recordé que amas las galletas— completamente conmovido, Christopher juntó sus labios con los del menor, ganándose una sonrisa del contrario en medio del beso.
—Eres completamente adorable, precioso, increíble y todo lo bueno que pueda existir en este mundo— el rubio soltó una risita sintiendo sus mejillas calentarse.
Christopher tomó con fuerza— no demasiada — y seguridad la mano de su novio, caminando junto a él con una sonrisa enorme en el rostro, sintiéndose el chico mas afortunado del planeta.
—Estoy esperando el momento en que me ofrezcas una.
—No. Félix las hizo para mí, con todo su esfuerzo y amor.
—¡Sólo son galletas!
—¡Retráctate animal!— volvió a guardar sus galletas, que por cierto estaban increíblemente deliciosas, más de lo que esperaba, y salió de su salón en busca del menor. Su sorpresa fue enorme al verlo hablando animadamente con otra persona. Reconoció al chico como WooJin, pues lo había visto cuando fueron por la foto.
No se preocupó demasiado, confiaba en Félix y hasta donde sabía, WooJin era heterosexual, pero tampoco podía descartar la idea de que el pelinegro terminara enamorándose del menor, es decir, ¿quién no terminaría sintiendo algo por Félix después de conocerlo?
Se acercó al par con la mirada seria. Cuando finalmente estuvo ahí rodeó la cintura del rubio con su brazo, apegándolos a su cuerpo.
—¡Channie!— el manor sonrío al notar que se trataba de su novio.
—¿Qué hacías aquí? Bebé— aumentó su tono en la última palabra.
—Estaba hablando con WooJin Hyung sobre unirme al club de canto. Tengo mucho tiempo libre en las tardes, así que pensaba aceptar— el mayor pareció meditarlo un poco, ya que Félix estaba esperando una opinión. Terminó por sonreír y besar la mejilla del rubio.
—Me parece perfecto. Es momento de comenzar a sacarle provecho a esa voz tan hermosa que tienes— tanto Félix como WooJin sonrieron, ambos con distintos pensamientos sobre la entrada del menor de los dos al club de canto.
La verdad, el club de canto estaba cayendo en picada. Necesitaban nuevas voces y alguien que se encargara de las notas altas. Una de las reclutadas, Kang SeulGi, ya había aceptado, pero una voz masculina no venía para nada mal.
Finalmente Félix terminó aceptando asistir los martes y jueves en las tardes, ademas así podría evitar tanto en las desapariciones del mayor.
Iba a ser una tarde tranquila, si segundo día en el club de hecho, pero la llamada de un número desconocido —lo sabía, pues el sonido era distinto— lo perturbó un poco.
—¿Puedo contestar?— WooJin asintió.
La voz de una mujer se hizo presente al otro lado de la línea.
—¿Lee Félix?
—Sí, soy yo.
—¿Es usted algún pariente, amigo, o cercano del joven Christopher Bang?
—Lo soy, u-un amigo.
—Llamó del hospital. El joven se desmayó en medio del trabajo y éste número estaba marcado en favoritos. Me imagino que debe ser importante para él, ¿podría venir?
—S-Si seguro, gracias. Ahora mismo voy.
Asustado corto la llamada, guardó su celular en su bolso y caminó a toda velocidad, pero con cuidado, procurando no sufrir algún accidente en el camino. Poco le importó haber dejado el club sin decir nada, en ese momento sólo pasaba por su mente el bienestar de su novio.
Una amable enfermera lo acompañó hasta la sala que la mujer al teléfono había indicado. Ahí estaba Christopher, aparentemente bien, pues se encontraba hablando con el doctor a cargo.
—¿L-Lix? ¿Qué haces aquí?
—Una mujer me llamó diciendo que te habías desmayado... En medio del trabajo, ¿estás bien Channie?— se acercó a la camilla acariciando el cabello del mayor. El doctor se retiró entendiendo que debía darles un momento a solas.
—Estoy bien. Perdón por no decirte nada... Te conozco y sé que te hubieras preocupado de más. Al final fue contraproducente, acabó peor.
—No te disculpes, Channie, lo importante es que estás bien. Pero, ¿por qué trabajas? Aún eres joven y no necesitas mantener a alguien, o a ti mismo.
—Hace mucho quería comprarme un amplificador, ya sabes, amo la música, pero costaba demasiado. Entonces decidí comenzar a trabajar porque pedirle dinero a mis padres me hace sentir terrible. Además lo disfrutaré mucho más si lo obtengo por esfuerzo propio.
—Wow, eso es tan maduro. Pero aún así, no me agrada que estés exigiéndote demasiado.
—Solo un día más de trabajo y tendré justo lo que necesito para pagarlo.
—¿Solo uno?
—Solo uno. Lo prometo.
—Bien... Pero con moderación, Channie. Me asusté demasiado cuando recibí una llamada del hospital. Además, WooJin Hyung se enojara porque deje el salón sin avisar.
—Claro que no. Nadie en su sano juicio podría molestarse con alguien tan lindo como tú— Félix sonrió mientras se inclinaba para besar suavemente la mejilla del mayor.
—Me quedaré aquí hasta que te sientas mejor.
Y tal como había dicho, esperó al mayor hasta qué le dieron de alta. A pesar de todo, Félix seguía estando increíblemente preocupado, pero Christopher le había prometido que sería sólo un día más y él confiaba plenamente en su novio.
Ellos me encantan, son tan tiernos, me causan mucha diabetes.
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