NI-KI paseó por los alrededores del hogar de Sunoo.

Debía reconocer que era un lugar bastante grande.

El alto observó las fotos colgadas en la pared, las flores que replegaban el lugar y los múltiples discos musicales en las repisas y mesas.

Había una foto casi escondida detrás de un libro, NI-KI se sintió mal por ser tan curioso y no poder evitar sacarla de allí.

En la fotografía, aparecía Sunoo y una chica bajita, de cabello castaño. Ambos riendo, tomados de la mano.

—NI-KI, ¿estás bien?— el mayor notó que el rubio tenía algo entre sus manos, algo que reconoció con facilidad—. Oh, ya veo. Encontraste eso, es de hace muchos años. Ella era mi mejor amiga, se fue a otro país cuando cumplimos dieciséis.

—Es muy bonita— dijo NI-KI.

—Sí, y era muy simpática también.

—¿Te gustaba?

Todo se quedó en silencio.

NI-KI suspiró y dejó aquello en su lograr otra vez.

—Tú deberías salir con alguien como ella. Yo no valgo la pena, ni siquiera soy bonito.

Rió al decir lo último y Sunoo lo tomó de los hombros para que NI-KI lo mirara.

—NI-KI eres precioso. Vales la pena completamente, incluso si alguien quisiera separarnos, yo lucharía por ti.

NI-KI se sonrojó y cubrió su rostro con sus manos. No tardó en ser rodeado por los brazos del mayor.

Espero les guste el capituló
¡Besos!
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