Estaban listos para dormir. Sunoo no había querido que NI-KI se quedara solo en la habitación para huéspedes, por lo que había tenido la brillante idea de ir con él a la sala e improvisar un lugar donde pudieran dormir los dos.

NI-KI siempre tenía problemas para dormir.

Sunoo siempre se dormía de inmediato.

El mayor notó que el alto no podía conciliar el sueño, así que NI-KI se mantuvo acariciando los cabellos oscuros hasta que Sunoo se durmió plácidamente. Lo observó dormir, como sus labios se habían separado ligeramente y su cabello tapaba un poco sus ojos.

No creía jamás haber visto tal belleza en un chico.

Su chico.

Podría haber pasado horas mirándolo.

Pero su admiración por Sunoo se vió interrumpida por el sonido de un auto estacionándose fuera de la casa.

NI-KI miró su celular, era bastante tarde como para que alguien viniera a visitar.

Escuchó algunos golpes en la puerta de la otra habitación y una voz que no podía reconocer.

—Sun, ¿estás dormido? Olvidé las llaves.

Se asemejaba mucho a la voz de Sunoo.

El alto intentó mover al otro, con la intención de despertarlo, pero sus intentos tardaron bastante en dar resultado. Un malhumorado pelinegro abrió lentamente sus ojos y NI-KI le indicó con señas lo que ocurría.

NI-KI tuvo un mal presentimiento.

Espero les guste el capituló
¡Besos!
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