Quaranta.

NI-KI había encontrado un collar precioso para el gatito. Y le habían agregado una inscripción con su nombre.

Sunoo dejó que NI-KI eligiera una bolsa de comida para el minino y él se fue a otra tienda en el centro comercial donde vendían joyas.

Lo único que consultó fue la búsqueda de un anillo para hombre, tamaño 9.

Y salió de allí.

El de mechas grises ya tenía todo lo que quería en su poder, así que estaban listos para volver a casa y poder disfrutar del descanso en un bello día Domingo nublado como lo era.

Decir que NI-KI estaba emocionado era poco, porque realmente había amado al pequeño
Lucky.

Y Sunoo estaba igual o peor que él.

Eran tal para cual.

Vieron varias películas mientras su "hijo" se acurrucaba en medio de ellos donde tenían sus manos entrelazadas.

Ambos lo miraban con ternura cada cierto tiempo, y Sunoo no tardó en dormirse.

NI-KI se paró con cuidado y tomó algunas fotografías de su novio con el gato, durmiendo plácidamente.

Genial, ahora tenía un nuevo fondo de pantalla de por vida o hasta que sacara más fotos del mayor.

Dejó un pequeño beso en la frente de Sunoo y lo cubrió con una manta.

El se dirigió al cuarto de sus pinturas, aquel que tenía llave. Y retrató un bello dibujo sobre su atril.

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