Due.

NI-KI amaba bailar.

Era su segunda pasión aparte del dibujo. Claro está. Pero el creía que aún no lo hacía tan bien como debería, por ello no dejaba que nadie le viera hacerlo. Sunoo sabía que NI-KI dedicaba tiempo a ello, y pensaba que alguien que practicaba diariamente no podía bailar tan mal como NI-KI decía.

"Si supieras lo asqueroso que me veo bailando, hyung..."

Pero Sunoo logró verle.

Había una sala de ensayo dentro de la escuela, en el gimnasio, para ser más precisos. Y NI-KI escapaba hasta allí cuando no tenía nada más que hacer.

Sunoo era un alma curiosa y cuando vió a su amigo correr con su bolso hasta perderse en aquella puerta color marrón, decidió seguirlo. A paso lento, el mejor tomó su mochila y ajustó su abrigo antes de dar marcha a su plan.

La música resonaba hasta afuera de la sala, y Sunoo lo notó a medida que se acercaba cada vez más.

Abrió la puerta sigilosamente, asomándose apenas, y grata fue su sorpresa al ver a NI-KI moviendo su cuerpo a lo largo de la pista, con gracia y armonía, como si él mismo fuera parte de la melodía. Entró y se apoyó en la pared cercana para seguir mirando, hasta que la canción finalizó y NI-KI por fin notó su presencia.

—¡Oye, tú!— exclamó NI-KI con un leve rubor en sus mejillas, Sunoo no podía distinguir si era por la agitación de haber estado bailado o simplemente tenía vergüenza.

—Eres un tonto NI-KI, bailas jodidamente bien.

Espero les guste el capituló
¡Besos!
♡︎

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