El amor a primera vista de Sunoo.

Había llegado temprano al Instituto porque no quería parecer un tonto si se perdía en los pasillos.

Fue al salón que creía correcto con un papel en la mano, donde tenía escrito su nombre, edad y cédula de identidad para comenzar el curso.

Se sentó en el primer asiento que encontró disponible, estaba enojado. No había dormido nada.

Se puso sus audífonos dispuesto a esperar que la clase comenzara sin que nadie lo molestara.

El tiempo pasó, casi media hora, un chico de cabellos negros y sonriente entró en el salón justo cuando las clases iban a comenzar. Estaba algo despeinado y Sunoo alcanzó a ver como este lo saludó pero no correspondió el gesto.

Primero, porque su aspecto natural y brillante le pusieron nervioso. Y segundo, porque seguía enojado.

Así que buscó una canción que le relajara y empezó a dibujar.

Miró a un lado disimuladamente y observó como el chico de al lado se apoyaba en la mesa para mirar mejor su obra, paseaba su lengua por sus labios cada cierto tiempo mientras fruncía el ceño y tomaba el lápiz con su mano contraria.

Y en definitiva, dibujaba excelente.

Se quitó los audífonos y dejó de lado su lápiz.

—Me gusta como dibujas.

—Gracias.

Sunoo se encontró con que aquel chico curioso quería hablar más con él, se vio en la obligación de pedirle disculpas por no haber aceptado su saludo. Descubrió que se llamaba NI-KI, tenía tres años menos que él y era el primer chico que hacía latir tan rápido su corazón con sólo una sonrisa.