•Dos•
Llamé al timbre un par de veces seguidas y escuché un "ya voy" que seguro provenía de la planta de arriba. Porque cuando Han estaba en su casa, la mayor parte del tiempo se la pasaba en su habitación. En ese sentido era como yo, sólo que él sí era sociable y si había alguna salida se apuntaba la mayoría de veces. También tenía muchos más amigos y era popular en la universidad. Bueno, al menos en la sección que él estaba.
Abrió la puerta de golpe, observé cómo su pelo estaba levemente despeinado y sus expresivos ojos estaban un poco entrecerrados.
—Déjame adivinar— pase sin pedir permiso, este era mi segundo hogar—, estabas durmiendo, ¿verdad?
—Vaya, Félix, no sabía que eras vidente.
Rodé los ojos y me quité los zapatos. Él me ofreció las zapatillas que siempre usaba para estar en su casa, me las coloqué, cerré la puerta y nos encaminamos a su habitación.
—¿Estás solo?— pregunté al percatarme de que no había ningún ruido en su casa.
—Mis padres están trabajando al igual que mi hermano. Y mi hermana ha ido a casa de una amiga— respondió mientras estábamos en su cuarto y él se lanzaba a la cama.
Me senté en esta y miré las pintas que llevaba mi mejor amigo. Se notaba que estaba cansado, así que inmediatamente supe el porque de ello.
—Anoche saliste de fiesta— afirmé, ni siquiera fue una pregunta.
—¿Tanto se nota?— elevó una ceja.
—Te veo muy cansado, así que es lo primero que se me ha pasado por la cabeza— me encogí de hombros.
—También podía haber sido que he pasado una mala noche, ¿no crees?
—Entonces estarías quejándote el doble, Han.
Mi amigo rodó los ojos y pasó su mano por su suave pelo de color castaño.
De repente, recordé el motivo principal por el que me había dignado a salir de mi casa e ir a visitarlo. Estaba molesto con él por la mentira que se inventó y había venido a reclamarle.
—¿Sabes?— comencé a hablar de nuevo—, eres un idiota— solté con molestia.
—¿Por qué?— me miró desconcertado.
—¡Me mentiste!— alcé la voz—. ¡Dijiste que si llamaba obtendría juegos gratis y lo único que conseguí fue pasar vergüenza porque era una jodida línea erótica!— agarré a mi amigo y comencé a moverle como si fuese saco de patatas.
El empezó a reír como un loco mientras intentaba parar mis brazos. Tenía menos fuerza que yo, así que por mucho que intentase ambos sabíamos que en cosas de este estilo él siempre perdía.
—¡Para, por favor!— pidió—. ¡Si paras te explico todo!
Al escuchar aquello decidí dejar de sacudirle y prestarle atención.
—Venga, quiero mi explicación.
Han se reincorporó para sentarse y ambos nos miramos fijamente. Yo todavía con ganas de matarme y él evitando soltar una carcajada.
—Tú vida es muy aburrida, Lix. Así que se me ocurrió un plan con MinHo.
MinHo era mi otro amigo. Tenía la misma edad que Han y como los dos eran y seguían siendo muy cercanos, un día él me lo presentó y acabamos siendo muy unidos. Ambos eran mis únicos amigos verdaderos, aparte de ellos no había nadie más y tampoco me sentía en confianza con ninguna otra persona que no fuesen ellos o mis padres.
—Decidimos engañarte con lo que más te gusta, en este caso los videojuegos. Sabíamos que ibas a caer en la trampa si te decía que podías conseguir juegos sin tener que pagar. Solamente te engañé para que hicieses algo distinto y te interesases por probar algo nuevo— explicó.
—¿Y tenía que ser algo sexual?— bufé—. Han, podía probar otro tipo de cosas, pero, ¿por qué tiene que ser una línea Erótica? ¿Estás loco?
Bueno, mejor dicho, ¿están locos? Porque MinHo estuvo de acuerdo en todo esto— me crucé de brazos, muy molesto—.
—Tampoco ha sido para tanto, seguro que Christopher te ha tratado de manera educada y ha sido amable contigo. ¿O me equivoco?— ladeó la cabeza.
Sí, no podía negarle eso. Christopher había sido amable desde el principio a fin y me había respondido a todo lo que le pregunté en esa corta llamada. No tenía quejas sobre su trato conmigo, pero eso también era parte de su trabajo, él debía ser amable con todas las personas que le llamasen.
—Sí, me ha tratado bien, pero eso es parte de su trabajo, ¡no me vale!— repliqué—. ¿En serio te crees que voy a probar eso de tener sexo telefónico? Estás mal de la cabeza si piensas que eso va a ser posible.
—¡Pero deberías intentarlo— levantó sus brazos—. A lo mejor te gusta.
—No me gusta, me da asco esas cosas— hice una mueca.
—Félix, tú vida sexual es prácticamente nula— me recordó—. Y y qué apenas eres sociable, ¿por qué no intentas satisfacerte de esa manera?— insistió.
—¡Porque existen otras maneras! Puedo ver porno o simplemente imaginarme una situación en mi cabeza. No me hace falta llamar a nadie para que me facilite las cosas— medio grité—. Además, no voy a desperdiciar mi dinero en eso.
Han puso los ojos en blanco y suspiró. Era una persona terca y por mucho que él insistiese no iba a lograr convencerme.
—¿Te vas a excusar con desperdiciar tu dinero cuando cada dos por tres compras cosas innecesarias?— dijo indignado—. Eres rico, literalmente tus padres cagan dinero. Me parece increíble que no quieras gastarlo para disfrutar un poco.
—¡No compro cosas innecesarias! Son cosas que me gustan y ya está— me defendí—. Y no voy a disfrutar, por eso no pienso gastar nada.
—Hace poco compraste un exprimidor de naranjas en forma de pato. Y te recuerdo que ya tienes otros tres exprimidores y ninguno lo usas.
—¡Es que era demasiado lindo!— me excusé.
Mi mejor amigo se levantó exasperado y salió de su habitación, comenzó a bajar las escaleras y con prisa le seguí, ¿qué estaba haciendo?
—¿Qué haces?— pregunté detrás de él.
—Me a preparar algo de merendar, me ha entrado hambre. ¿Quieres algo?
Negué, ya había comido en mi casa.
—Félix, pienso que deberías de llamar a Christopher otra vez. No sé, intenta hacer un amigo nuevo y de paso aprovecha y disfruta de sexo telefónico con él. A lo mejor te hace haga descuentos— me guiñó un ojo.
—¿Quién te ha recomendado a este chico?—ignoré sus palabras.
—Un amigo que no conoces— sacó unas galletas de chocolate del estante.
—¿Y ese amigo te lo recomendó porque frecuenta el servicio de Christopher?— seguí preguntando, me daba curiosidad.
—Exacto. Él es más atractivo sexualmente que tú, pero también le gustan las llamadas calientes— río—. Me dijo que era muy bueno en su trabajo y que siempre le llamaba a él, nunca ha probado con ninguno de los otros trabajadores— contó.
—¿Y qué cosas hacen?— me senté en una de las sillas de la cocina.
—No lo sé, para eso deberías de probar.
Algo que no le gustaba nada de mí era lo cotilla y curioso que podía llegar a ser. Siempre que algo me llamaba la atención acababa necesitando saber mucho más sobre ello, así que investigaba todo lo que podía.
No me interesaba tener ningún tipo de sexo, pero sí me interesaba lo que Christopher podía llegar a hacer. Si a Han le había comentado su amigo que ese chico era muy bueno en su trabajo, por algo sería.
¿Hasta qué nivel podía llegar Christopher Bang?
Era la una de la madrugada, me encontraba en mi cama mirando hacia la nada y pensando en si era buena idea o no llamar a Christopher. Me apetecía hablar con él. Sabía que tenía un tiempo límite, ya que a estas horas sea seguro que los clientes le llamaban mucho más, por lo que no podía interrumpir sus horas de trabajo.
Después de pensar y dar vuelta como una croqueta, decidí que iba a llamarle. Agarre mi móvil y busqué el número en el chat de Han. Agregué a mi lista de contactos poniéndole de nombre:
Christopher (erotic line). Con un poco de vergüenza y nervios, pulsé el número. Directamente me saltó una voz femenina comunicándome que la línea estaba ocupada.
Lo sentimos, en estos momentos el número al que está llamando se encuentra ocupado. Si desea mantenerse en espera pulse cinco, sino pruebe con llamar más tarde. Gracias.
Pulsé cinco y una música tranquila comenzó a soñar. Christopher sabía que tenía una llamada pendiente o en espera, justó ayer me colgó al ver que le estaba llamando, así que él en estos momentos bais que le estaba esperando, aunque no sabía si encordaba mi número, lo más seguro es que no, solamente le había llamado una vez.
Pasaron diez minutos en los que ya mi paciencia se estaba agotando. Mientras esperaba a que mi llamada fuese atendida, estaba navegando por las redes sociales para no aburrirme, pero me desesperaba el esperar tanto, así que decidí que lo mejor era colgar y llamar mañana más temprano.
Pero justo cuando iba a darle al icono rojo, una voz profunda se escuchó.
—Erotic line, buenas noches. Está hablando con Christopher Bang, a su servicio.
—Christopher— solté sin más, esperando a que me reconociese.
—Así es, ¿qué tipo de servicio desea?
—¿En serio no me reconoces? ¡Hablamos ayer!— de alguna extraña manera me sentía decepcionado, cosa que era absurda.
—Lo siento, hablo con muchas personas durante mis horas de trabajo, por eso es que no...
—Soy Lee Félix— le interrumpió con un tono borde.
—Oh, ¡recuerdo quien eres! El chico de los videojuegos gratis, ¿verdad?
Me sonrojé al escuchar esa respuesta, tragué saliva con dificultad. Esa situación que viví ayer fue tan patética.
—Exacto.
—¿Has cambiado de opinión?— sonó algo desconcertado.
—¡Por supuesto no no!— respondí—. Te he llamado porque sigo teniendo dudas— confesé.
—Ah, de acuerdo. Ahora mismo no tengo ninguna llamada en espera, así que puedes preguntarme.
—Genial— sonreí—. Pero, antes de hacerte alguna pregunta... Prométeme que no te vas a reír de mí. No sé apenas nada sobre tú trabajo, pero me causa mucha intriga— admití.
—No te preocupes, Félix. Puedes preguntarme lo que quieras y no me reiré de ti— su voz sonó convincente, así que eso me bastó para soltar la primera pregunta.
—¿Cuántos minutos te llevas con cada cliente?
—Depende de lo que duren. El máximo que ofrecemos es cuarenta y cinco minutos— comentó.
—Entiendo, y si yo un día quiero recibir el servicio de alguien, ¿cuánto dinero sería?
—como te acabo de decir, ofrecemos como máximo cuarenta y cinco minutos de servicio. Las personas llaman y dependiendo de lo que tarden ya se les comunicarían el precio. Pero para que te hagas una idea, cuarenta y cinco minutos es el máximo, serían unos 40.000 won— finalizó.
—Oh, pues no es tan caro— opiné.
—Hay líneas eróticas que son más caras, pero esta tampoco es la más barata. Aún así los trabajadores de este lugar son todos mugs profesionales y nunca suelen haber quejas, por lo que pagar el dinero que sea es bien recompensado.
—No intentes convencerme, de verdad que no quiero sexo telefónico— fruncí mis labios.
—Lo sé, pero puedes recomendarle la línea a amigos y amigas.
—No tengo amigos, sólo un par y ambos tienen una vida sexual activa, por lo que no les interesa nada de esto— aclaré.
—¿Y tú no tienes una vida sexual activa?— preguntó con total normalidad, como si fuésemos amigos de toda la vida.
—¡Christopher!— me quejé avergonzado.
—Lo siento por mi atrevida pregunta— rió un poco.
—La respuesta es no— hablé con timidez.
—¿Eres virgen?
—No.
—Creí que sí lo serías— soltó con sorpresa.
—Tengo veintidós años, no soy un niño— dije indignado.
—Yo tengo veinticinco.
—Eres mi hyung.
—Sí, pero no es necesario que me digas hyung, a no ser que te guste.
—Lo diré entonces cuando me salga. ¿No tienes ninguna llamada pendiente?— alcé una ceja.
—Ahora mismo no, y es extraño, siempre suelo tener llamadas a estas horas.
—¿Sobre qué hora te llaman menos?
—Entre las cuatro y cinco de la tarde es cuando menos me llaman. ¿Por qué? ¿Me quieres llamar a esas horas?— preguntó con un poco de picardía.
—Idiota— susurré y él rió en respuesta.
—Me agradas, Félix.
Sonreí ante aquello, no me esperaba para nada que fuese a decirme algo así. A la mayoría de las personas con las que tenía de vez en cuando algún tipo de conversación no les solía causar nada. Y saber que le había agradado era algo que me hacía sentir bien.
—Gracias, tú a mi también.
Hi ;)
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